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OPINION

Porvenires indígenas

Por Claudio Uriarte

La espectacular resurrección política del zapatismo, después de languidecer durante los últimos años en un relativo aislamiento en la Selva Lacandona, es un fenómeno político cuya proyección a futuro operará en dos dimensiones: una, la nacional, es la puja casi barroca que ocurrirá entre el subcomandante Marcos y el presidente Vicente Fox por un lado y entre los dos y los sectores más conservadores y antiindígenas del espectro político por otro; pero otra, la extranacional, puede resultar en una repotenciación de las luchas indígenas organizadas del resto del continente, notablemente en Ecuador, Bolivia y Guatemala, países donde la proporción de indígenas dentro de la población es mucho mayor que en México y donde el porcentaje de relegamiento es correspondientemente más alto.
En México D.F., el plan de juego es simple y complicado a la vez. La cuestión se centra en el reclamo de Marcos de que el Congreso apruebe la ley indígena, y en los esfuerzos de Fox para que los sectores más conservadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI, que acaba de terminar siete décadas en el poder), el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrático y su propio, católico Partido Acción Nacional venzan sus resistencias a un proyecto que busca nada menos que empezar a reparar una situación de postergación y relegamiento que data de 500 años atrás. Pero dentro de esta interna hay otra: el duelo casi personal entre Marcos y Fox por ver quién se queda con las banderas de la causa indígena, y quizás de todos los postergados en general. Las últimas encuestas dan resultados contradictorios: más de un 50 por ciento aprueba el desempeño general de Fox en el poder; sin embargo, en el plano de la guerra propagandística en torno a Chiapas, un 44 por ciento piensa que Marcos la está ganando y sólo un 22 por ciento piensa que la está ganando Fox.
En el plano regional, la resurrección del zapatismo tendrá el efecto de subrayar unas luchas generalmente soslayadas por la atención informativa convencional, pero que son el caldero de mucho de lo que ocurrirá en los próximos meses en países clave. En Bolivia, los cortes de ruta de los últimos meses le torcieron el brazo al gobierno del ex dictador Hugo Banzer; en Ecuador, dolarizado desde 1999, la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), después de derrocar a Jamil Mahuad, mantiene al gobierno de Gustavo Noboa en un jaque permanente. Estos son países mucho más frágiles que México, y el potencial de crisis es mayor. Permanezca sintonizado.


 

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