El
Papa Juan Pablo II superó ayer sus propios records al celebrar
en el Vaticano la mayor beatificación en la historia de la Iglesia
Católica. Elevó a los altares a 233 fieles muertos por persecución
religiosa durante la Guerra Civil Española y aprovechó
la homilía para pedir la intercesión a los nuevos beatos
para el fin del terrorismo en España.
Según el Vaticano, unos 10.000 católicos sufrieron el martirio
durante la Guerra Civil. Los procesos de beatificación de algunos
de estos fieles estaban abiertos desde hacía más de 50 años.
Sin embargo, los papas Juan XXIII y Pablo VI no elevaron a los altares
a ninguno de ellos para que no fuera interpretado como un signo de apoyo
de la Iglesia Católica a la dictadura del general Francisco Franco
(1939-1975).
En ninguna época de la historia de Europa, y probablemente
del mundo, se manifestó un odio tan apasionado contra la religión
y cuanto con ella se relaciona, considera el historiador británico
Hugh Thomas, especialista de la Guerra Civil. Quien por otra parte recuerda
que sólo en los seis primeros meses del levantamiento antirrepublicano,
los franquistas ejecutaron a 50.000 personas.
Tras la victoria definitiva de Franco en 1939, el catolicismo se convirtió
en religión de Estado y principal pilar del régimen. La
Iglesia se lanzó en una campaña clerical. Tras la muerte
del dictador, en 1975, varios factores impidieron el resurgimiento del
anticlericalismo: la moderación de la doctrina de la Iglesia luego
del Concilio Vaticano II y su distanciamiento del régimen en los
últimos años de vida de Franco.
En los últimos años, cuando la práctica religiosa
cae en picada en España al igual que en el resto de Europa, algunas
personalidades de la izquierda solicitaron a la Iglesia que pidiera perdón
públicamente por su apoyo al franquismo. La Conferencia Episcopal
de España se limitó a difundir en diciembre de 1999 un comunicado
en el cual pide el perdón de Dios por todos los que se vieron
implicados en acciones que el Evangelio reprueba, estuvieran en uno u
otro lado de los frentes trazados por la guerra. Con la ceremonia
de ayer, son ya 1674 los beatos y santos proclamados durante el actual
pontificado. El Papa polaco pasará así a la historia como
el que más fieles elevó a los altares.
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