Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12

PARIS SOCIALISTA EN PRIMERA VUELTA
Corazón a la izquierda

 

En la capital francesa habría ganado por primera vez el socialismo en las elecciones municipales, y la derecha en el resto del país.

 

Página/12
en Francia

Por Eduardo Febbro
Desde París

La primera vuelta de las elecciones municipales francesas concluyó ayer domingo con una cruenta derrota de la sondología, el hundimiento de la extrema derecha, el inesperado incremento de los ecologistas, un paso más hacia el abismo de los comunistas, una leve recuperación del terreno de la derecha y una sólida posibilidad de que en el ballottage los socialistas le arrebaten París a los conservadores tras un siglo de gestión municipal asumida por la derecha. Contrariamente a lo que proyectaron los sondeos, la primera vuelta estuvo marcada por una tasa record de abstención, más del 32 por ciento, y por la ausencia de la prometida “ola rosa”. No hubo una avalancha de ciudades que pasaran masivamente a la izquierda: la derecha moderada mantiene un importante nivel de influencia, sobre todo en las provincias, y parece haberse beneficiado con electores de la derruida extrema derecha.
Para la izquierda, no obstante, el panorama está lejos de ser negro. Incluso si cuatro ministros del gobierno socialista de Lionel Jospin quedaron fuera de juego desde este domingo, el hecho más significativo que focalizó la atención de esta elección no perdió su trascendencia: la lista socialista (PS) liderada en la capital francesa por Bertrand Delanoë aparece en primer lugar con un 32,5 por ciento de los votos, seguida por la lista oficial de la derecha liderada por Phillipe Séguin (25%), la del actual intendente de París, el disidente Jean Tiberi (14%), y la lista ecologista (12,5%). El PS obtiene en la capital francesa bastante menos de lo que esperaba, pero lo suficiente como para creer con firmeza en la victoria. El resultado más sobresaliente es el resultado general conseguido por los ecologistas, que alcanzaron porcentajes inesperados. En París, el conjunto de los candidatos verdes llegó al 12,5 por ciento, con picos de hasta más del 25 por ciento en algunos distritos. La misma aritmética se reproduce en casi toda Francia, creando más que una ola rosa una ola verde: el incremento les sirve para negociar en posición de fuerza entre las dos vueltas.
Las otras dos ciudades del país que catalizaron la atención porque eran tierras tradicionales del centrismo francés se encuentran en una situación pendular. Lyon y Toulouse, que la izquierda esperaba ganar, no ofrecen aún cifras capaces de confirmar la posible victoria de uno u otro campo. En ambos casos, no obstante, los socialistas acrecentaron el número de votos sin que ello aparezca decisivo. En Lyon llegaron primeros con el 32 por ciento, seguidos por dos listas de la derecha que cada una obtiene el 24 y el 23 por ciento. En Toulouse, la situación es a la vez más favorable y más compleja. Si bien el candidato de la derecha salió primero con el 41 por ciento de los votos, los socialistas, segundos con el 27 por ciento, pueden pretender llevarse este bastión conservador gracias al espectacular porcentaje alcanzado por la extrema izquierda y su lista “Los Motivados”, con casi el 14 por ciento. Este fenómeno de listas emergentes y pertenecientes a la extrema izquierda constituye igualmente un fenómeno generalizado que, en el caso exclusivo y trascendente de Toulouse, pesará en el destino final de la municipalidad.
A la hora de los balances, se puede pensar que el elector francés dio muestras de tener un pronunciado gusto por los candidatos de escasa honestidad. La clase política manifestó una desigual satisfacción por el evidente retroceso de la extrema derecha, que perdió dos de las cuatro municipalidades ganadas en 1995, entre ellas la ciudad de Toulon (más de 100 mil habitantes). Las urnas volvieron a dejar un poco más huérfanos a los comunistas. Los socialistas, más abajo de lo esperado, conservan intactas sus posibilidades de grandes victorias. Y los sondeos, a fuerzade anticiparse al resultado de las urnas, terminan viciando la democracia en vez de tornarla más transparente.

 

 

PRINCIPAL