Por
Fernando Cibeira
Era
sabido que sería una jura de contrastes. Por un lado, estaban los
frepasistas, que venían desde el peronismo o de la militancia de
los organismos de derechos humanos. Por el otro, los del equipo económico,
que venían de ser funcionarios de la dictadura o gerentes de importantes
empresas o exegetas de las bondades de la ortodoxia económica.
Todos juntos, en el mismo salón, pero separados por la desconfianza.
Los aplausos para unos vinieron de un sector, los del otro desde el lado
opuesto. Un frágil equilibrio cuyo futuro dependerá mucho
del paquete que anuncie el ministro del Economía, Ricardo López
Murphy, quien tendrá que mostrar dotes de malabarista para conformar
a todos.
¿Habrá sido éste el mentado relanzamiento del Gobierno?
De esa forma, al menos, habían promocionado en un principio el
recambio ministerial que continuaría como onda expansiva a la renuncia
de José Luis Machinea. Para eso se suponía que el presidente
Fernando de la Rúa había pedido a todos sus funcionarios
que pusieran sus renuncias a disposición. Un eufemismo -en realidad,
las renuncias están siempre a disposición del Presidente
que funcionaba como anticipo de que habría nuevas modificaciones
y que las haría él. Luego, sólo se dieron los cambios
necesarios para tapar huecos más los que decidió el jefe
del Frepaso, Carlos Chacho Alvarez.
Ahora nadie habla de nuevos nombres aunque sí de proyectos de fusión
de ministerios que desembocarían en otras designaciones. Así
que queda la duda si lo del relanzamiento habrá sido ayer, si será
más adelante o si no será. De la Rúa no dio pistas
porque en la jura de ayer directamente no habló. Ni siquiera el
consabido agradecimiento a los funcionarios que dejaron o cambiaron su
cargo. En cuanto a presencias, se repitió lo de la jura de López
Murphy. No estuvieron ni Raúl Alfonsín ni Chacho Alvarez
-quien, según sus colaboradores, mantendrá esa costumbre
de ahora en más y sí el presidente del Banco Central,
Pedro Pou. Para qué irá, no se sabe. Porque se ubica solo,
no habla con nadie y luego se marcha sigilosamente.
Primero fue el turno de los frepasistas. Comenzó el ex vicejefe
de Gabinete y ministro de Desarrollo Social, Marcos Makón, un ex
funcionario cavallista que desde la campaña electoral viene trabajando
junto a Chacho. Según el enroque imaginado por Alvarez, el perfil
de Makón irá mejor que el de Graciela Fernández Meijide
para la conformación de la futura Agencia Social que se encargará
de centralizar toda la asistencia que distribuya el Gobierno. Después
de Makón, le llegó el turno a Ricardo Mitre, un abogado
que conoce a Alvarez desde la militancia juvenil.
Los nuevos cargos de Makón y Mitre deben interpretarse como un
renovado compromiso del Frepaso con el gobierno delarruista, pese al ascenso
de López Murphy y compañía. De la Rúa aceptó
los nombres designados por su aliado, aun a riesgo de no conocerlos demasiado.
Incluso, Mitre que asumió un cargo de estrecha relación
con el Presidente no había visto a su nuevo jefe más
que un par de veces y se las recordó cuando lo aceptó en
su puesto. La primera fue cuando me tomaste examen de Derecho Procesal
y la segunda cuando te traje la renuncia de Chacho Alvarez, le dijo
Mitre.
Lo de Fernández Meijide, en cambio, es más complicado. Irá
a un cargo sin funciones específicas, debajo del jefe de Gabinete,
Chrystian Colombo, con quien no tiene buena sintonía, cuestión
que ninguno de los dos se preocupó en disimular. Graciela también
quedó disgustada con buena parte del Frepaso porque piensa que
no la defendieron de la operación política que
entiende la terminó desalojando del ministerio. Según
contó un asombrado testigo de la escena, Graciela se cruzó
antes de la jura con una funcionaria de su partido a quien irónicamente
le dijo gracias por salir a defenderme. Durante la jura, Fernández
Meijide se mantuvo muy seria.
Tanto el juramento de Graciela como el del equipo económico podrían
haber sido celebrados en sus respectivos ministerios dado los cargos en
cuestión. Pero fue transparente la determinación de De la
Rúa de hacer del acto de ayer un gesto de unidad en la diversidad
del oficialismo. Si habíaexpectativa ante la reacción que
podían generar en el acto algunos de los nombramientos de López
Murphy, quedó sepultada. Sólo hubo algún murmullo
cuando fue nombrado el secretario de Producción, Víctor
Savanti, quien -según reveló Página/12 quedó
al frente del área donde se investigará su accionar como
vicepresidente de Loma Negra.
Pero los aplausos fueron parejos para todos. Tanto para frepasistas como
para economistas. Pasaron el secretario de Hacienda, Daniel Artana, de
Energía y Minería, Emilio Apub, de Política Económica,
Federico Sturzenegger, de Coordinación, Jorge Sereno, y hasta el
de Modernización del Estado, Manuel Solanet, quien fuera funcionario
del ministerio en la dictadura militar. Solanet mostró una familia
numerosa pero, más allá de eso, debe reconocerse que fue
muy aplaudido. Algunos, incluso, de tanto fervor parecían haber
ido al acto exclusivamente para eso. Como Montescos y Capuletos, los frepasistas
había legisladores y funcionarios del gobierno porteño
los miraban de reojo y con los brazos cruzados. Un acto juntos no
hay problema, ahora, la privatización del Banco Nación es
otra cosa bien distinta, sintetizaba el sentimiento del grupo un
legislador cercano a Alvarez. Así que la paz depende de López
Murphy.
PROPUESTAS
QUE PREPARARON LOS ECONOMISTAS DE FIEL
Subir
la edad de jubilación
Por
Cledis Candelaresi
Si
los condicionamientos políticos que tanto inquietan a Ricardo López
Murphy no existieran, es posible que su receta para emprolijar las cuentas
públicas sería aún más drástica de
la que está elaborando junto a su flamante equipo. Según
una propuesta para estimular el crecimiento económico que elaboró
la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas,
el Estado debería encarar una nueva etapa de reformas estructurales,
que hasta podría incluir un aumento general en la edad jubilatoria.
Según el equipo de FIEL integrado, entre otros, por el actual
secretario de Hacienda, Daniel Artana sin torcer el rumbo impuesto
a la economía por José Luis Machinea, Argentina podría
crecer este año más del 3 por ciento anual. Pero ese pronóstico,
bastante optimista, podría duplicarse en los próximos años,
si se aplicara una serie de medidas, que los técnicos
de la Fundación sugirieron a fin del 2000, justo cuando el ministro
saliente estaba gestionando el blindaje.
Mantener la estabilidad macroeconómica, profundizar la apertura
y asegurar la orientación promercado de la economía,
fue la primera consigna planteada por el trabajo académico, titulado
Una Argentina posible: ¿cómo impulsar el crecimiento
económico en la próxima década?. Pero este
postulado fue seguido por otras sugerencias más puntuales y quizás
menos obvias:
Profunda racionalización
de personal en todos los niveles de gobierno, que incluya una modificación
de los estatutos de los empleados públicos, para extender sus actuales
jornadas de 30 a 40 horas semanales. Las licencias deben ser menos
generosas, y se debe introducir un sistema de incentivos, que serviría
para diferenciar a los ineficientes. Se trata de uno de los caminos para
reducir el consumo público, que en diez años debería
retroceder de 37.000 a 31.800 millones.
Modificación en el sistema
jubilatorio de reparto, con aumento en las edades de retiro y corrección
de algunas deficiencias en el cómputo de las jubilaciones,
lo que en el contexto de un plan de ajuste equivale a un eventual recorte
de haberes. López Murphy ya avaló públicamente la
propuesta de régimen previsional impulsada por su antecesor y plasmada
en un decreto de necesidad y urgencia, que incluye una reducción
de la PBU y el aumento de la edad jubilatoria femenina. Esta iniciativa
va en similar sentido a lo que recomendaba FIEL, aunque es menos drástica
aún de lo que prevé el actual titular de Economía.
Modificar el sistema de acceso
a los cargos del Poder Ejecutivo y de la Justicia para mejorar la
representación y la decisión judicial. Los cambios
institucionales también suponen disminuir la inestabilidad
normativa en todos los niveles de gobierno.
Después de un drástico
ajuste, podrían reducirse impuestos. La tasa del IVA podría
bajar al 20 por ciento en el 2005 y al 15 por ciento en el 2010. La combinación
del recorte en el gasto público y un mayor crecimiento de la economía,
también debería permitir la creación de un fondo
anticíclico.
Pero a fines del año pasado, cuando López Murphy aún
estaba firme en Defensa, los hombres de FIEL ya vislumbraban algunos escollos
para aplicar la fórmula esbozada, en particular, los institucionales:
muchos de los cambios anhelados deben ser aprobados por leyes de la Nación
o provinciales.
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