En
el equipo de Ricardo López Murphy ahora quieren bajarle el tono
al paquete de ajuste fiscal que lanzarán en las próximas
horas. Descartan que se pueda en el corto plazo dar marcha atrás
con la suba del impuesto a las Ganancias dispuesto por Machinea el año
pasado, que golpea a la clase media y media alta. No hay manera
de que el FMI acepte hoy una baja de impuestos semejante, dicen
en las cercanías del ministro. Y si bien consideran necesario impulsar
la generalización del IVA a sectores hoy exentos total (espectáculos
culturales, deportivos y libros, entre otros) o parcialmente (medicina
prepaga y la televisión por cable), temen que la negociación
política que requeriría una medida así en el Congreso
conlleve más costos que beneficios. No habrá muchas más
novedades por el lado impositivo. Del lado del gasto público, como
informó este diario, todas las esperanzas de lograr un ahorro sustantivo
están puestas en la Anses, que sería intervenida de inmediato,
y, en menor medida, en el PAMI.
Sin embargo, aun contabilizando la eliminación de reparticiones
y organismos públicos y hasta las fusiones de ministerios, el recorte
de gastos no superaría los 1000 millones de pesos. Esa cifra sería
suficiente para reencauzar las cuentas fiscales dentro del programa acordado
con el Fondo Monetario, porque los hombres de FIEL inflaron en los últimos
días la magnitud de los desvíos. Pero, como le ocurrió
a Machinea que también exageró la herencia, ahora López
Murphy corre el peligro de que las medidas que anuncie sean tibias para
los mercados, que le reclaman al dream team del
establishment un ajuste inolvidable.
¿Ministro, hará los anuncios el jueves nomás?
le preguntó Página/12 a López Murphy, mientras
se escabullía por una puerta tras la asunción de sus secretarios
en el Salón Blanco de gobierno.
Yo no los llamaría anuncios... se limitó a decir
el ministro.
Minutos antes, había explicado que vamos a cumplir con los
programas que están en vigencia: hay un presupuesto, hay un acuerdo
con los organismos multilaterales de crédito, y hay un acuerdo
con las provincias, y ése va a ser el espíritu básico
del plan.
La prioridad para López Murphy es cumplir con la meta de déficit
fiscal anual acordada con el FMI en 6.500 millones de pesos. Según
los cálculos que manejan en Economía, el desvío proyectado
por sobre esa meta, si no se hiciera nada, rondaría entre 800 y
1000 millones. Pero los hombres de FIEL dejaron trascender que superaría
los 1500 millones para ganar espacio político para el ajuste.
Sin embargo, el recorte de gastos que por estas horas evalúan en
el Palacio de Hacienda no superaría, generosamente, los 1000 millones.
El plan se basa en los siguientes puntos:
Intervención de la Anses,
por donde pasa más del 40 por ciento del Presupuesto nacional,
con la intención de depurar padrones y dar de baja jubilaciones,
pensiones y asignaciones familiares truchas. Sólo en asignaciones
familiares un funcionario calculaba ayer que existen 45.000 otorgadas
a personas que declaran ingresos inferiores a 1 peso, con valores de 500
pesos. Y consideraba que sólo por ese concepto el ahorro podría
superar los 250 millones de pesos anuales.
Redefinición del presupuesto
del PAMI, que actualmente asciende a 2350 millones, con una eventual descentralización
a nivel provincial dentro de un plan de mediano plazo. En realidad, además
de fraude e ineficiencia, tanto en la Anses como en el PAMI existen cajas
políticas, por lo que López Murphy no sólo
necesitará gestión administrativa sino también voluntad
política para avanzar.
Fusión y eliminación
de programas, secretarías, subsecretarías y organismos públicos.
Pero estas reformas no generarían ahorros netos en
el corto plazo, porque habría que pagar las indemnizaciones en
los casos que hubiera despido de personal.
Cumplimiento del techo de transferencias
a provincias acordado hace cuatro meses que, si la economía y la
recaudación empezaran a crecer, significaría un ahorro importante
de fondos para la Nación. * Ratificación por ley del decreto
de Reforma Previsional, que si bien no redundaría en un ahorro
fiscal de corto plazo daría la señal al Fondo Monetario
de que habrá ajuste de las jubilaciones en el futuro sin el riesgo
de que el esquema se derrumbe en los estrados judiciales.
Por el contrario, López Murphy cree que hoy no tiene sentido pelearse
con gobernadores y legisladores por la eliminación de partidas
tales como el Fondo del Tabaco, el Fonavi o los subsidios patagónicos,
que desde Roque Fernández a Machinea intentaron recortar y siempre
trastabillaron en el Congreso después de una dura batalla política.
El jefe del bloque de diputados de la Alianza, Darío Alessandro,
no lucía ayer en Casa de Gobierno sonrisa alguna. Sin embargo,
explicó a este diario que López Murphy sabe bien cuáles
son hoy los límites políticos, porque yo mismo los estuve
hablando con él.
En cambio, el economista más cotizado de la city, que como es su
costumbre guardó ayer un discreto segundo plano en el acto, dijo
a este diario que los mercados ya lo están corriendo
a López Murphy. Ex funcionario del FMI y amigo del ministro, este
economista considera que el ministro deberá dar una señal
clara de que corregirá el desequilibrio fiscal y, al mismo tiempo,
deberá mejorar las expectativas de la población.
Sin embargo, dado los límites políticos, el ajuste le puede
quedar corto a los ojos de los mercados. Y la población
no podrá disfrutar de una baja impositiva que le devuelva algo
de la esperanza y el ingreso perdido.
Vienen
los hombres del Fondo
La
misión del Fondo Monetario que hoy llegará a Buenos
Aires tendrá un objetivo concreto: reclamar que se concrete
el ajuste para encarrilar las cuentas fiscales. Thomas Dawson, director
de Relaciones Externas del organismo, lo dijo ayer con todas las
letras: El desvío fiscal es suficientemente grande
como para pedir que se tomen medidas. Según estimaciones
del Palacio de Hacienda, el incumplimiento del primer trimestre
alcanzaría a 400 millones de dólares. Al respecto,
Dawson manifestó que el FMI no pedirá ninguna medida
específica. Las autoridades son quienes mejor saben,
apuntó. La misión estará encabezada por el
chileno Tomás Reichmann, aunque se espera para el viernes
la incorporación de Claudio Loser, director del Departamento
Hemisferio Occidental, muestra elocuente de la preocupación
que hay en el organismo por la marcha económica. De todas
maneras, se espera que los técnicos den un fuerte aval a
la gestión de López Murphy. La pauta anual rubricada
a fines de 2000 permitía un déficit de 6500 millones
de dólares para todo este año. Difícilmente
el Fondo vaya a ampliar esa meta. En ese sentido, Dawson dejó
en claro que el incumplimiento trimestral no impedirá que
el FMI mantenga los desembolsos ya acordados y que forman parte
del blindaje.
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