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ADRIANA PUIGGROS, EN CIENCIA Y TECNICA
“Los investigadores no soportan un ajuste más”

La pedagoga Adriana Puiggrós llegó a la Secretaría para la Ciencia, la Técnica y la Innovación Productiva con el objetivo de mantener una impronta frepasista en la gestión. Apuesta al diálogo y espera que se sancione la ley para el sector.

Por Nora Veiras

“Los investigadores no pueden soportar un ajuste más”, advirtió en diálogo con Página/12 la secretaria para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva, Adriana Puiggrós. La frase cobra sentido en el nuevo escenario político-económico en el que se encontró a cinco días de haber llegado al cargo: la asunción de Ricardo López Murphy en el Ministerio de Economía. La pedagoga apuesta al diálogo y a “pelear” por logros puntuales. Dice que va a seguir reclamando por la devolución del 12 por ciento de los salarios de los empleados públicos, incluidos los investigadores, pero descree de la viabilidad del planteo. Su esperanza radica en la sanción de la ley marco de ciencia y técnica que delineó desde su cargo de presidenta de la Comisión ad hoc de la Cámara de Diputados. En esa norma se prevé el incremento de la inversión pública para el sector hasta llegar al 1 por ciento del Producto Bruto Interno en el 2005 –actualmente ronda el 0,4 por ciento del PBI– y se promuevan otras fuentes de financiamiento como los recursos provinciales, privados y el crédito externo.
–¿Cómo evalúa desde su área el desembarco de López Murphy en Economía? –López Murphy se encuentra con el presupuesto votado. En lo inmediato, le voy a pedir una entrevista porque necesitamos garantizar el flujo de los fondos –que están retrasados– para subsidios de investigación, problema que la gestión anterior no solucionó. Esperamos que la nueva gestión lo garantice. Supuestamente es un equipo muy eficiente.
–¿No teme un nuevo recorte de fondos?
–No. Los investigadores no pueden soportar un ajuste más. Estoy segura de que vamos a llegar a un buen acuerdo con Economía para que el sistema científico-tecnológico pueda funcionar. Como el objetivo es que el país salga de la recesión, ellos van a compartir que es un objetivo central darle aire a la producción científico-tecnológica.
–¿Qué va a pasar con el proyecto de ley de ciencia y técnica que supone un incremento importante de la inversión en el sector? ¿Cómo se van a lograr garantías?
–Garantías no se pueden lograr. La ley prevé una inversión por parte del Estado nacional y establece como otras fuentes de financiamiento las provincias, la iniciativa privada, el financiamiento internacional y las donaciones. Yo lo que puedo garantizar es que voy a pelear por estos objetivos. ¿Cuáles son las acciones para lograrlos? Respecto de la inversión nacional, ya le pedí una entrevista al ministro de Economía. Vamos a trabajar en el Congreso para lograr la sanción de la ley. Por otro lado, estoy hablando con los gobernadores y con el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con varios ministros de Educación que están a cargo de Ciencia y Tecnología, y cuando se reúna el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología, que depende de esta secretaría, vamos a hacerles una propuesta para que inviertan en sus propias provincias –no en una bolsa común– y que pueda haber programas nacionales mejor articulados.
–El año pasado, el recorte salarial al sector público que incluyó a los científicos generó mucho desánimo. ¿Hay alguna posibilidad de recomposición de ese recorte para el sector?
–Me encuentro con una secretaría en la cual se ha producido ya ese recorte. He dicho siempre y lo sigo sosteniendo que haré de mi parte todo lo posible para que los trabajadores cobren lo que deben cobrar. En mi sector yo voy a sostener que debe ser restituido el 12 por ciento a los científicos como a todos los trabajadores del Estado. Es una cuestión de principios. Ahora no puedo prometer qué se va a hacer porque está afuera de mi área.
–Otro problema es que la plata llegue en término...
–Lo que sí voy a tratar de hacer es que garanticen el flujo de fondos porque, si no, no puedo hacer nada directamente con respecto a que seaumenten los salarios; sí puedo insistir para que el investigador tenga por lo menos mejores condiciones de trabajo. Si cobra menos y también tiene dificultades porque no puede pagarle a la persona que contrató para que le haga una estadística, y no puede comprar la computadora que necesita... es lógico que empiece a pensar a dónde irse. Necesitamos tener una muy buena relación con Economía –que no me cabe ninguna duda de que la vamos a tener– para que sea muy aceitada la ejecución de las partidas.
–¿Cuál sería la política para lograr, como usted dijo, que se exporte investigación y no investigadores?
–Creo que la política es salir a vender lo que ellos producen. Voy a salir a buscar fondos en el exterior para proyectos conjuntos de universidades y municipalidades. Buscaremos en los gobiernos del Mercosur, Europa, Japón, Australia, Canadá. Por otro lado, tenemos que salir a vender tecnología: si se llevan a los científicos, lo que se llevan no es la persona sino los conocimientos, la capacidad de producción y lo que ha producido, el producto de su trabajo. Acá está faltando una política de motivación exterior y también en el mercado interno para que el proyecto de trabajo de los científicos sea incorporado a programas sociales, de desarrollo, económicos, a empresas. Hay que tratar de hacer una articulación entre la producción y la utilización –en el mejor sentido– de ese conocimiento.
–Para lograr esa articulación se supone que tendría que existir un proyecto de desarrollo que permita una utilización de lo que se produce científicamente. A veces da la impresión de que la Argentina está relegada a un rol pasivo y exportador sólo de materia prima. En ese esquema, el desarrollo científico autónomo suena incongruente.
–En términos generales eso es así. En términos específicos, mi hipótesis de trabajo es que existen nichos en los cuales dentro y fuera del país se puede colocar el producto de los investigadores argentinos, esos nichos se pueden agrandar. No se ha construido un mercado interno de ciencia y tecnología ni la Argentina participa bien en el mercado externo. Hay demanda, pero desordenada. Voy a introducir una función que es la de articulación, esencial para esta secretaría. Pondremos en funcionamiento los organismos que prevé la ley para coordinar todos los proyectos. Y, además, hay que hacer un Plan Nacional de Ciencia y Tecnología, que es lo más difícil.
–¿Por dónde pasarían las prioridades en un Plan Nacional de Ciencia y Tecnología?
–Salvo el tema de la pobreza, el tema del empleo, que la Argentina se ponga al ritmo del desarrollo de la ciencia básica y la tecnología en el mundo, de ahí para abajo no sé. Y si creyera que lo sé, estaría muy equivocada. ¿Por qué? Porque ahí también la labor es de articulación. El secreto está en saber convocar a la gente que sabe sobre cada cosa. Por eso la idea que tenemos es formar una comisión central ad hoc, nunca una comisión permanente. Pero esa comisión tendrá a su vez que convocar a comisiones específicas también ad hoc para investigar sobre contenidos. Hay que ver las áreas. A mí me parece que no alcanza con las cuatro áreas estructuradas en la secretaría, que son Ciencias Sociales y Humanidades, Biomédica, Ingeniería y Ciencia Básica. Creo que por lo menos hay que abrir en dos las Sociales.
–Durante la gestión de Caputo se había dicho que las prioridades iban a ser Sociedad de la Información y Energía Atómica. Ahora, éstas quedaron fuera del área de Ciencia y Técnica, lo cual habla de la falta de definición de la política científica...
–Una cosa es la falta de definición de una política científica, que falta y que vamos a tratar de tenerla, de hecho el Plan va a ser una definición. Lo otro es que lo de la Energía Atómica no sólo es una definición de política científica sino que es una decisión estratégica dedesarrollo económico y político nacional. Por eso, la Conea y otros organismos que la componen, como los que dirigen el Complejo Atucha, pasaron a la Jefatura de Gabinete. La Argentina tiene que tomar una decisión en materia energética. La decisión tiene que ver con que, si nosotros queremos multiplicar las fuentes de energía, según mi modo de ver, la acción nuclear no se debe cerrar, debe orientarse hacia usos pacíficos, científicos y médicos. Me parece que el hecho de que la Conea sea estudiada es una decisión. No es que no se le da importancia a la investigación sino todo lo contrario. Se la jerarquiza, y se la ve como materia de política económica y energética. En el caso de la Sociedad de la Información, fue a la Secretaría de Comunicaciones. Ahí no hay proyectos de investigación sino emprendimientos para la instalación de Internet. Esta secretaría quiere investigación científica y tecnológica.
–¿Cómo va a ser la vinculación del área con las universidades?
–La vinculación va a ser muy buena; los rectores han estado muy amables. No hay mucho más que inventar sino que hay que incrementar lo que hay. Me parece que así como Juri hace bien en ocuparse en problemas concretos, no en buscar grandes o espectaculares modelos sino que se encarga de solucionar problemas sencillos, yo quisiera hacer lo mismo en la secretaría. No tengo el menor interés en hacer algo espectacular sino en lograr que esto funcione. Los investigadores son docentes universitarios en un 95 por ciento; entonces hagamos cosas como simplificar la evaluación. Hagamos que esa evaluación no les ocupe tres meses a los investigadores, que tengan que llenar planillas que desaparecen de las pantallas. Hagamos una cosa sencilla y pública. Seguiré defendiendo mi Ley 25.200 por la cual deben ser públicos los jurados de investigadores e investigaciones y los dictámenes. Hagamos mucha más fluida la administración de los proyectos entre las empresas y las universidades y entre la secretaría y las universidades. Esto es hasta ahora totalmente azaroso. Le doy un ejemplo: el del chico que produjo un sustituto de la nafta a partir de la soja y del girasol. El es un graduado de una escuela técnica de Tres Arroyos. Y en el laboratorio de su casa, tomando una tecnología que había conocido en una revista, tomó un modelo que se aplicaba para la soja, y él lo aplicó para el girasol. Lo experimentó en el campo de los padres, y resultó ser un sustituto de la nafta, que no sólo cuesta cuarenta centavos el litro sino que, además, no tiene desgaste con el tiempo, no es tóxico y tiene cero impacto ambiental. Alguien vio la utilidad de esto, entonces él fue a la Exposición de Materiales Agrícolas en Tres Arroyos, el intendente se interesó, se empezaron a interesar desde el Club de Leones, y ahora esto puede ser para la Argentina una fuente de ingresos impresionante.
–¿Y qué va a pasar con el Conicet? ¿Se va a reformar el directorio?
–Desde el directorio, los becarios y el personal de apoyo coinciden en que hay que cambiar algunas cosas. Entonces, vamos a avanzar en esos cambios, conversando con la gente y tomando la responsabilidad en el momento adecuado.

 

 

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