Por
Patricia Chaina
El
desafío no es sencillo: transmitir un mundo se sensaciones a través
de una pantalla de televisión. Pero hay que asumir el riesgo.
Si no, no hay posibilidad de crear, sostiene Gustavo Garzón,
uno de los nuevos integrantes del grupo de actores que durante el año
pasado llevó adelante ese innovador ciclo de unitarios que fue
Por ese palpitar. Rebautizado este año, y no casualmente
con otra frase sacada de un tema de Sandro, Un mundo de sensaciones,
el proyecto mantiene el mismo espíritu que animó su primera
versión. Las ganas de hacer lo que mejor sabemos hacer, que
es actuar y de hacerlo bien, sintetiza Andrea Pietra.
La actriz lidera junto a Carlos Santamaría esta compañía
de artistas empecinados en producir por fuera de las reglas básicas
del efectismo, en pos de un mayor rating. Para eso, y tras la desvinculación
de Emilia Mazer del grupo inicial integrado además por Alejandra
Darín y Antonio Birabent, se sumaron dos nombres de peso
en historias de este tenor: Valentina Bassi y Gustavo Garzón. El
ciclo deja de lado la estructura de programa dentro de programa
del año pasado para apostar al realismo de las historias de amor,
con igual rigor conceptual desde la puesta, la dirección, y los
libros. Reunidos por Página/12, Pietra y Garzón que
dejó la conducción de La centuria en Canal 13
para volver a la actuación hablaron de la propuesta que comenzará
mañana miércoles a las 23, por América.
¿De qué trata el capítulo que abre el ciclo?
Gustavo Garzón: De la fidelidad. Lo protagonizan Andrea y
Carlos. Mi parte es la de un tipo que sale con dos íntimas amigas
a la vez, y la paga caro.
Andrea Pietra: La línea central la llevamos nosotros, pero
está pensado para presentar a todo el elenco. Se llama Infidelidades.
La idea este año es, como el año anterior, ir cambiando,
pasar de la comedia al drama, del suspenso a la tragedia. Contar una historia
por semana y darle el tiempo necesario a cada paso del proceso para cuidar
el resultado final, como si fuera lo único y lo más importante
que hacemos.
¿Por qué eligieron centrarse en las historias de amor?
A.P.: Porque el amor es universal y abarca todo, no tiene que ser
sólo con las relaciones de pareja. El año pasado, el capítulo
dedicado a una historia de H.I.J.O.S. era una historia de amor, por ejemplo.
Es un recorte que elegimos para poder seguir desarrollando una línea
de trabajo ética y estética que nos interesa.
¿En qué se apoya esta línea de acción?
A.P.: En el realismo. No hacemos ciencia ficción. Las historias
de amor son sacadas de la realidad, a pleno, y pensadas para un formato
de televisión. El ciclo del año pasado tuvo ese rasgo. Y
aunque hubo programas mejores y peores, siempre se intentó hacerlo
bien. La búsqueda es interminable. Por eso me quedé con
las ganas de repetir la propuesta. Y por eso acá estamos.
G.G.: El año pasado el programa tenía una linda estética,
un tipo de actuación y un riesgo a correr evidente, y está
bien que así sea, porque sin ese riesgo la actividad artística
pierde sentido. Si todo se industrializa, pareciera que no hay nada por
descubrir. ¡Y está todo por descubrir! Pero tiene que haber
gente corajuda, talentosa y sensible que se anime a cambiar. A renovar.
¿Por eso aceptó esta propuesta?
G.G.: Sin dudas. Tenemos una buena dirección y buenos libros,
dos pilares creativos e inteligentes. Y el cuidado del unitario permite
evaluar con más severidad un trabajo que el de una tira. Por
ese palpitar y Tiempo final fueron una muestra de eso.
Y particularmente en este caso yo destaco el hecho de que todos ponen
lo mejor y hay un sacrificio al servicio de algo querido, distinto de
cuando uno trabaja para darle el gusto a otro. ¿Y qué
motivó en el grupo original la decisión de incorporar justamente
a Bassi y a Garzón?
A.P.: La seguridad de que son dos personas que suman por todo lo
que son. Suman talento, ideas, ganas. Esto último es importante
para poder pasarlo lo mejor posible. Nos pareció que compartían
con nosotros un criterio de trabajo y eso era lo que buscábamos.
Y creo no nos equivocamos. Hay armonía entre nosotros, ya lo sentimos
trabajando, nos ponemos de acuerdo.
G.G.: Uno va haciendo al otro y el otro al otro, y no se rompe la
cadena, que es peligroso porque cuando se corta en un punto quedan incomunicados
los equipos. Esto tiene una comunicación que fluye desde la dirección
al iluminador, todos van en la misma dirección, acertada o no,
pero juntos, eso es muy importante.
¿Qué sentido tiene hacer este programa, hacer televisión,
entonces?
G.G.: Para mí, con que la gente pueda ver historias descontracturadas,
donde no se falsea la realidad, es suficiente, y es importante. Lo estético
es un mensaje, no sólo lo que decís sino cómo lo
decís. Y cierta transgresión para recrear la realidad, para
no dejarla estancada en un punto, dice algo. A mí me dice algo
trabajar con ellos. Supongo que a la gente también, está
hablando de cierto inconformismo con algunas reglas y de nuestra misión
generacional que es transgredirlas.
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