Por Cecilia Sosa
La
cita era en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. El motivo
la inauguración del ciclo lectivo y la presentación de 18
aulas nuevas, un flamante patio colonial y nuevos auditorios, financiados
por empresas. Allí concurrió la plana mayor de la comunidad
universitaria. Aunque el ministro de Educación Hugo Juri faltó,
sí estaban el secretario de Educación Superior, Juan Carlos
Gottifredi, el rector Oscar Shuberoff y otras autoridades. Pero lo que
se suponía iba a ser un mero acto protocolar devino en una suerte
de happening, sintomático de los temores cruzados que atraviesa
la universidad pública, luego de la asunción del nuevo equipo
económico. En un patio flamante, iluminado por una fuente de aguas
danzantes, un grupo de estudiantes llegó para rechazar un supuesto
inminente arancel. Al calor de los bombos, a falta de funcionarios de
FIEL, las autoridades universitarias cosecharon todos los insultos. Bienvenida
la posibilidad de que en esta universidad puedan ustedes putear al rector,
se defendió, como pudo, el rector Shuberoff.
Minutos antes del escándalo, tanto el rector Shuberoff como el
decano de Económicas, Carlos Degrossi, habían negado en
conferencia de prensa la inminencia de un ajuste sobre las universidades
públicas. El presidente De la Rúa rechaza de plano
el arancel. Estamos atentos a una circunstancia de este tipo pero confiamos
en la máxima autoridad del país, había dicho
Degrossi a los periodistas. El riesgo es bajo completó
Shuberoff. Quien quiera arancelar los estudios superiores debería
reformar la Constitución nacional. Son rumores que
surgen de la fértil imaginación de los divulgadores de noticias,
remató, sin saber lo que se venía. En diálogo con
Página/12, Gottifredi también desmintió el ajuste.
Estamos en un momento muy difícil, hay un déficit
fiscal enorme, pero no van a anunciar el arancel, dijo. Aunque no
descartó que haya problemas al momento de votar el presupuesto
para el año próximo.
Así las cosas, la multitud de trajeados se trasladó al patio
de la facultad. Ya sin cámaras delante, pero escoltado por la autoridades
universitarias, Degrossi comenzó con la presentación del
acto. En ese momento irrumpió un grupo de treinta militantes al
ruido de bombos y agitando banderas. Si quieren arancelar, qué
quilombo se va a armar, fue el clásico coreado. Si
quieren arancelar, les cortamos las calles y les tomamos la facultad.
Como pudo, Degrossi, intentó seguir adelante. De la terraza se
descolgó un cartel gigante Gratuidad en Económicas.
Pagamos para poder cursar. Es que en Económicas, el temor
a la podadora se sumó al conflicto por un nuevo sistema de inscripción
que obliga a los estudiantes a pagar un arancel a los bochazos y a los
ausentes (ver aparte).
Vinimos para repudiar el arancel en la inscripción de Económicas.
Y para que quede claro que los estudiantes vamos a defendernos de la ofensiva
que prepara el Gobierno sobre la universidad pública, dijo
Joaquín Cholchi, de la Corriente Estudiantil Antiimperialista (CEPA).
El que no salta quiere arancel, gritaban los estudiantes.
De la mitad del patio para adelante solo se movía el agua danzante
de la fuente recién estrenada.
Nos reunimos con Colombo y nos dijo que están trabajando
por sostener la gratuidad ante la gente de FIEL. Si ponen el arancel,
rompemos con el Gobierno, aseguró un militante de Franja
Morada a este diario. El mismo que, minutos más tarde, miraba con
furia a los estudiantes opositores, que ya habían logrado colarse
justo al lado del estrado donde Degrossi intentaba seguir con los agradecimientos
a las empresas que habían donado el equipamiento para las aulas.
Responsables del vaciamiento de la universidad pública,
decía una pancarta escrita a mano. El rostro adusto de Gottifredi
asomaba apenas por detrás.
La sucesión de equívocos no se detenía. Cuando el
blanco indiscutido de los insultos se concentraba en el hace 15 años
rector de la UBA, Shuberoff subió al estrado. En el marco
de la más grave crisis que atraviesa elpaís, seguimos trabajando
por la igualdad de oportunidades, gritó ante un micrófono
sin retorno. Sus funcionarios, tal vez recordando su estado de salud,
lo miraban con preocupación. El rector se animó a dar cifras:
En un contexto de desocupación del 18 por ciento, entre los
graduados universitarios la desocupación no llega al cinco por
ciento. Los aplausos trataban de sepultar el ruido de bombos y la
lluvia de insultos. Gracias a todos, incluso a los que insultan,
se despidió. Un obispo y un rabino bendijeron el corte de cintas.
De
ajuste, arancel y cupos
La designación de Ricardo López Murphy al frente del
Ministerio de Economía despertó pavor en el ambiente
universitario. La fijación del nuevo ministro y de sus colaboradores,
salidos del núcleo duro de FIEL, por recortar el gasto público
hacen temer que las universidades queden expuestas a la podadora.
Y aunque el ajuste fue negado por la alta plana de la comunidad
universitaria, el temor ya está instalado. Entre los convidados
al acto, los decanos circulaban con aire de preocupación.
El panorama es negro. Yo estoy metido 100 por ciento en mi
facultad, confesó uno de ellos a este diario. Una importante
autoridad de la UBA agregó: El equipo económico
debería reflexionar sobre la experiencia que fue el arancel
en México. El costo político es muy alto. Una de las
opciones viables es que intenten limitar el ingreso. Vía
cupos, exámenes al final del secundario, al comienzo de la
universidades o lo que fuere. Alternativas, hay muchas. Pero tampoco
hay que darles ideas, confió.
|
OPINION
Por Aníbal Y. Jozami *
Una
oportunidad invalorable
|
La decisión
del gobierno nacional de propiciar un sistema de evaluaciones universitarias
sobre la base de exámenes que deberían rendir aquellos
que logran su título de grado, vuelve a poner en el centro
del debate público la crisis de oportunidad que enfrenta
el sistema universitario argentino: la trama de relaciones necesarias
entre la sociedad civil y sus instituciones dedicadas específicamente
a transitar la sociedad del conocimiento.
Desde cierto punto de vista reformista tradicional,
no faltarán aquellos que crean ver en esta iniciativa un
avance serio y preocupante en el terreno de la autonomía
universitaria. Se trata de una visión restringida a la tarea
de proteger los antiguos valores de las universidades
públicas, entendiendo por tales más el autismo y la
autarquía que la independencia del poder político
de turno. En la vereda de enfrente, aparecen las opiniones de aquellos
que también se oponen a los controles y las evaluaciones
impulsadas desde el Estado, pero no por razones ligadas al principio
de la autonomía universitaria, sino porque aspiran a transformarse
en islas de conocimiento en medio de un mar de exclusiones sociales.
Desde 1989 hasta 1999, en moneda constante, el presupuesto universitario
nacional creció de 900 a 1800 millones de dólares.
Este compromiso con el sistema universitario no tuvo su correspondencia
más allá de la importancia del accionar de la
CONEAU, que, perfectible como todo, es extremadamente útil
al sistema universitario en la instrumentación de un
sistema de evaluaciones que permitiera a la vez elevar la calidad
y generar una especie de norma de calidad para los egresados
universitarios.
La evaluación que se propone desde el Ministerio de Educación
debería transformarse en la herramienta para mejorar radicalmente
el sistema universitario argentino.
En el complejo mundo del nuevo siglo no es irrelevante tener o no
tener universidades de excelencia. Por lo tanto el esfuerzo para
conseguir ese objetivo no puede estar infectado por el virus del
sectarismo. Las universidades argentinas son las instituciones que
deben permitir a crecientes cantidades de ciudadanos un acceso ordenado
y fecundo a la sociedad del conocimiento. Esa es la verdadera revolución
universitaria que tenemos por delante.
* Rector
de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
|
DEBATE
POR LAS INSCRIPCIONES ARANCELADAS
Económicas
cotiza los bochazos
Por
C. S.
Desde
este cuatrimestre, los bochazos se cotizan en la Facultad de Ciencias
Económicas. Para poder inscribirse, los 62 mil alumnos deben pagar
2,4 pesos por cada aplazo y 4,8 por cada ausente. Para el pago, las autoridades
implementaron un moderno sistema a través de una tarjeta electrónica.
Se trata de un arancel encubierto. De ahí a cobrar 150 pesos
por mes hay un solo paso. Es absolutamente anticonstitucional, cuestionó
Iván Heyn, consejero directivo de la agrupación independiente
TNT. El caso llegó a la Justicia. Y la facultad deberá responder
hoy por escrito.
En diálogo con Página/12, el decano de la facultad, Carlos
Degrossi, adelantó la respuesta. No es un arancel. Es un
derecho de tipo administrativo que desde hace tiempo existe en la UBA.
La resolución que hemos tomado es cobrar en tiempo y forma. En
todo caso, tendrá que responder el Rectorado de la UBA, dijo.
En total, se recaudaron 203 mil pesos. Todo será destinado
a perfeccionamiento docente y a mejorar la biblioteca, aseguró
el decano. El cobro por materias desaprobadas o ausentes no es nuevo en
la UBA. Pero en la mayoría de las facultades el cobro se realiza
al final de la carrera, como requisito para obtener el título.
Las deudas con la facultad son retroactivas al primer año
de la carrera.
Pagar al final de la carrera no era un condicionante para cursar
libremente. Ahora si no pagás no podés cursar ninguna materia.
Ni siquiera te podés inscribir, argumentó Joaquín
Farina, estudiante de Economía y uno de los demandantes. La
resolución es ilegal desde el punto de vista administrativo. Viola
el principio de igualdad que está reglamentado tanto en la Constitución
como en la Ley de Educación Superior, indicó Julio
Teisera, abogado de los estudiantes. Hoy empiezan con los aplazados
y mañana seguirán con los demás. Ahora el valor es
mínimo, pero después se actualizará. El que no paga
debe someterse a un sistema vejatorio y presentar un certificado de pobreza,
agregó.
En diálogo con este diario, la secretaria de Asuntos Académicos
de la UBA argumentó: El pago de los bochazos en la universidad
es inmemorial. Ahora estamos intentando que se cobre cada cuatrimestre.
Si hay que pagarlo al final, la cifra se abulta más. Y agregó:
La enseñanza es gratuita para el estudiante que vaya cumpliendo
con el cursado regular. Los bochazos y ausencias también tienen
un costo adicional para la facultad. Además argumentó
un empleado de la Secretaría de Hacienda, que no se identificó
si se cobraba todo al final, con la gran cantidad de abandonadores,
la facultad perdía un montón de plata.
Según las autoridades, los que no pudieron pagar las deudas
fueron exceptuados. Nuestro principio es la gratuidad y a aquel
que no pudo pagar se le extendió un plazo, dijo el decano.
Una de las razones por las que la facultad impuso el pago cuatrimestral
fue evitar la filtración de abonantes.
|