Por Alfredo Zaiat
José Luis Machinea tuvo
ayer su pequeña e irrelevante revancha. Al día hábil
siguiente a su renuncia, lo que se denomina mercado festejó su
alejamiento y el desembarco de Ricardo López Murphy en Economía.
En esa eufórica jornada, las acciones líderes subieron poco
más del 8 por ciento. Tanto entusiasmo no se prolongó en
las ruedas posteriores. Ayer, el ex ministro pudo mostrar, en el caso
que tenga un poco de resentimiento, una carta mejor frente al actual titular
del Palacio de Hacienda. El nuevo morador del despacho principal de Economía
pagó una tasa de interés por Letras del Tesoro superior
a la que tuvo que afrontar Machinea hace un mes. ¿Tan corta ha
sido la luna de miel de los mercados con López Murphy? Ayer, además,
las acciones bajaron 0,5 por ciento y el riesgo país se disparó
hasta los 781 puntos, nivel cercano que precipitó la renuncia de
Machinea.
Economía convalidó una tasa del 8,88 por ciento nominal
anual en la licitación por 350 millones de dólares en Letras
del Tesoro a 182 días, frente al 7,35 por ciento que había
pagado el mes pasado. O sea, López Murphy pagó 1,53 punto
más de tasa que la abonada por Machinea, pese a que en ese momento
los analistas de la city ya empezaban a cuestionar las debilidades del
ex ministro para sacar la economía de la recesión. Incluso
esos mismos operadores sostenían que la Argentina no podía
bajar el costo de financiamiento por la falta de confianza que emanaba
del anterior equipo económico. ¿Y ahora qué van a
decir? Esa suba de la tasa implica no sólo elevar el piso del costo
para las empresas que están endeudadas sino que también
significa engrosar la cuenta de los intereses a pagar por el Tesoro nacional.
Esa diferencia de tasa entre las dos últimas licitaciones (Machinea
vs. López Murphy) equivale a un gasto adicional por intereses de
2,7 millones de dólares.
La licitación de Letes que estuvo bajo el control del siempre dispuesto
a seguir como funcionario público Daniel Marx y su segundo, Julio
Dreizzen, también incluyó otra serie por 500 millones de
dólares a un año, definiendo una tasa del 11,75 por ciento
anual. El secretario de Finanzas explicó a los inversores, según
relató uno de ellos a Página/12 preocupado por el salto
que describió la tasa, que ese costo refleja las expectativas
del mercado por conocer las medidas económicas.
En total, por esa colocación de 850 millones de dólares
de Letes a tasas elevadas, estrategia financiera que probó que
sólo genera incertidumbre en el mercado durante la gestión
de la dupla Marx-Dreizzen cuando el ministro era Machinea y que repite
ahora con López Murphy, el rubro intereses en las cuentas del Tesoro
se engrosará en 74,3 millones de dólares. Desde la Secretaría
de Finanzas dejaron trascender que estaban al tanto de que pagaría
más tasa porque en los últimos días hubo un aumento
del riesgo país, destacando como un logro que ese costo ha estado
en línea con los rendimientos que ofrecen el resto de los bonos
en el mercado. Si así no hubiera sido, obviamente, López
Murphy estaría en problemas.
Lo que no mencionaron los funcionarios es que los bancos tienen un excedente
de fondos impresionante por el aumento constante de depósitos y
la casi nula demanda de créditos. Ese exceso de dinero en el circuito
financiero deprimió la tasa del call al 5,7 por ciento anual. Entonces,
la colocación de parte de esos fondos en Letes resultó un
excelente negocio para los bancos. Hemos cumplido el cronograma
de financiamiento a rajatabla hasta en las situaciones más difíciles
de noviembre pasado, recordó uno de los viejos-nuevos integrantes
del equipo económico, sin precisar cuál es el beneficio
para la economía de cumplir con un plan si acatarlo implica demorar
la salida de la recesión por aumento de las tasas.
Una de las apuestas de los ahora Murphy boys está jugada en el
casillero de la Reserva Federal (banca central estadounidense). El próximo
martes, Alan Greenspan decidirá una baja de la tasa de interés
y, de acuerdo conel consenso que existe en Wall Street, ese ajuste sería
de medio punto. Esa apuesta también la hacía Machinea.
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