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Estados Unidos y Europa bloquean
la entrada de carnes argentinas

La extendida �sospecha� de la existencia de aftosa provocó el cierre del mercado norteamericano y una recomendación en igual sentido de organismos sanitarios de la Unión Europea.

Víctor Savanti, secretario de la Producción. Un debut agitado.

Por Claudio Scaletta

Las exportaciones de carne se encuentran seriamente amenazadas. Estados Unidos y Canadá cerraron el ingreso a las importaciones provenientes de Argentina y el Comité Veterinario Permanente (CVP) de la Unión Europea (UE) también recomendó la prohibición, la que se hará efectiva en pocos días más. El Gobierno debió reconocer oficialmente ayer la “sospecha” de la existencia de aftosa en el país. Superada por los acontecimientos, la estrategia inicial de ocultamiento del rebrote de la enfermedad se encamina hacia el peor final. El cierre de los mercados europeo y norteamericano implica la pérdida de casi el 90 por ciento del volumen total de ventas al exterior. La persistencia temporal de las restricciones acarrearía graves consecuencias a la industria frigorífica local.
En una actitud poco habitual, el Comité Veterinario europeo dio a conocer su recomendación de prohibir las importaciones de carne argentina. La razón invocada fue la reaparición de fiebre aftosa en el país. Sin embargo, no es normal que este tipo de sugerencias trascienda públicamente antes que se cumpla la secuencia burocrática interna de la Unión. A saber: la elevación de la recomendación al Consejo de Ministros de Agricultura y la posterior aceptación de la máxima autoridad, el Comisario de Agricultura. La trascendencia pública de la información lleva entonces a suponer que el CVP ya contaba con el visto bueno de los ministros.
Según pudo saber Página/12, desde Argentina se barajaba esta posibilidad, aunque no se preveía un desenlace tan inmediato. Se esperaba que, como paso previo, arribara una misión específica que analice in situ la evolución de la enfermedad. Estas misiones suelen estar integradas por dos “eurócratas” del comisariado y un grupo de veterinarios, generalmente de Alemania, Inglaterra y España, los principales importadores de carnes argentinas. Es este el informe técnico que se eleva luego al Consejo de Ministros, pero esta vez los trámites se abreviaron.
Especialistas consultados por este diario indicaron que el apuro en la definición podría encontrarse en resquemores comerciales surgidos tras el problema de la “vaca loca”. Esta enfermedad afectó seriamente las exportaciones de carne europea y generó una psicosis entre los propios consumidores de la UE. Argentina aprovechó parcialmente la oportunidad comercial y realizó una promoción de sus carnes destacando la ausencia de la patología. La publicidad habría herido susceptibilidades en Inglaterra y Alemania, que vieron en la campaña una implícita descalificación de sus productos y una supuesta falta de lealtad comercial.
A pesar de la autorrestricción que Argentina decidió el lunes sobre sus embarques a Chile, Estados Unidos y Canadá, estos países decidieron también prohibir los ingresos de la carne argentina. Los dos últimos luego de que las autoridades del Senasa reconocieran ayer oficialmente la “sospecha” de la existencia de la enfermedad dentro del territorio.
Más allá de las disputas comerciales, en caso de que la limitación al ingreso de las carnes argentinas persista, los efectos económicos podrían ser desastrosos para los productores y exportadores locales. Argentina exporta entre 320 y 340 mil toneladas de carne, con un valor promedio de 2000 dólares la tonelada. Sin embargo, los cortes enviados a Europa por la cuota Hilton, 28.000 toneladas, más la cuota GATT asignada a las importadores europeos, otras 25.000 toneladas, son los llamados “Rump and loin”, básicamente, lomo y cuadril, cuyo costo promedio asciende a los 8000 dólares la tonelada. Los mercados de América del Norte más Chile, por su parte, superan los 250 millones de dólares.
El problema, además, no se limita a las pérdidas de segmentos de mercado, sino también alcanza a la integración de la producción. Los frigoríficos locales exportan diferentes cortes a distintas regiones. Así, su funcionamiento requiere de la existencia de la totalidad de los mercados. Según dijo a Página/12 uno de los especialistas consultados, existe el serio riesgo de desaparición de la industria: “Si estasprohibiciones se mantienen no quedará un solo frigorífico en pie”, fue la conclusión.

 


 

LA CONVERTIBILIDAD, SEGUN CAVALLO
“De aquí a la eternidad”

“La Argentina va a tener Convertibilidad de aquí a la eternidad”, vaticinó ayer Domingo Cavallo, quien, sin embargo, eludió precisar si ese presunto trayecto incluiría o no una canasta de monedas.
Más concretos resultaron los economistas próximos al ex ministro de Economía, como Adolfo Sturzenegger, de Acción por la República, y Guillermo Mondino, de la Fundación Mediterránea, dos admiradores del nuevo equipo económico. “Hay que rebajar impuestos”, recomienda el primero. “Hay que negociar políticamente un programa económico”, sugiere el otro. Desde afuera del espectro cavallista, Miguel Angel Broda aconseja al Gobierno casi lo opuesto: avanzar en su plan, aunque no tenga consenso.
Domingo Cavallo: “No se puede hablar de la aplicación de una canasta de monedas en un pasillo. Pero Argentina tendrá Convertibilidad de aquí a la eternidad”.
Guillermo Mondino: “Todo programa económico necesita de al menos una negociación política previa y cuidadosa, en la cual debe haber algún mínimo consenso por parte del Ejecutivo que va a respaldar el programa”.
Adolfo Sturzenegger: “En el equipo de (José Luis) Machinea había cierta carencia de ideas. Estoy mucho más esperanzado con el nuevo gabinete”.
Miguel Angel Broda: “Es posible hacer el ajuste sin tocar salarios públicos, pero es imposible hacerlo sin recortar personal y suprimiendo contratados”.

 

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