Por Claudio Scaletta
Las exportaciones de carne se
encuentran seriamente amenazadas. Estados Unidos y Canadá cerraron
el ingreso a las importaciones provenientes de Argentina y el Comité
Veterinario Permanente (CVP) de la Unión Europea (UE) también
recomendó la prohibición, la que se hará efectiva
en pocos días más. El Gobierno debió reconocer oficialmente
ayer la sospecha de la existencia de aftosa en el país.
Superada por los acontecimientos, la estrategia inicial de ocultamiento
del rebrote de la enfermedad se encamina hacia el peor final. El cierre
de los mercados europeo y norteamericano implica la pérdida de
casi el 90 por ciento del volumen total de ventas al exterior. La persistencia
temporal de las restricciones acarrearía graves consecuencias a
la industria frigorífica local.
En una actitud poco habitual, el Comité Veterinario europeo dio
a conocer su recomendación de prohibir las importaciones de carne
argentina. La razón invocada fue la reaparición de fiebre
aftosa en el país. Sin embargo, no es normal que este tipo de sugerencias
trascienda públicamente antes que se cumpla la secuencia burocrática
interna de la Unión. A saber: la elevación de la recomendación
al Consejo de Ministros de Agricultura y la posterior aceptación
de la máxima autoridad, el Comisario de Agricultura. La trascendencia
pública de la información lleva entonces a suponer que el
CVP ya contaba con el visto bueno de los ministros.
Según pudo saber Página/12, desde Argentina se barajaba
esta posibilidad, aunque no se preveía un desenlace tan inmediato.
Se esperaba que, como paso previo, arribara una misión específica
que analice in situ la evolución de la enfermedad. Estas misiones
suelen estar integradas por dos eurócratas del comisariado
y un grupo de veterinarios, generalmente de Alemania, Inglaterra y España,
los principales importadores de carnes argentinas. Es este el informe
técnico que se eleva luego al Consejo de Ministros, pero esta vez
los trámites se abreviaron.
Especialistas consultados por este diario indicaron que el apuro en la
definición podría encontrarse en resquemores comerciales
surgidos tras el problema de la vaca loca. Esta enfermedad
afectó seriamente las exportaciones de carne europea y generó
una psicosis entre los propios consumidores de la UE. Argentina aprovechó
parcialmente la oportunidad comercial y realizó una promoción
de sus carnes destacando la ausencia de la patología. La publicidad
habría herido susceptibilidades en Inglaterra y Alemania, que vieron
en la campaña una implícita descalificación de sus
productos y una supuesta falta de lealtad comercial.
A pesar de la autorrestricción que Argentina decidió el
lunes sobre sus embarques a Chile, Estados Unidos y Canadá, estos
países decidieron también prohibir los ingresos de la carne
argentina. Los dos últimos luego de que las autoridades del Senasa
reconocieran ayer oficialmente la sospecha de la existencia
de la enfermedad dentro del territorio.
Más allá de las disputas comerciales, en caso de que la
limitación al ingreso de las carnes argentinas persista, los efectos
económicos podrían ser desastrosos para los productores
y exportadores locales. Argentina exporta entre 320 y 340 mil toneladas
de carne, con un valor promedio de 2000 dólares la tonelada. Sin
embargo, los cortes enviados a Europa por la cuota Hilton, 28.000 toneladas,
más la cuota GATT asignada a las importadores europeos, otras 25.000
toneladas, son los llamados Rump and loin, básicamente,
lomo y cuadril, cuyo costo promedio asciende a los 8000 dólares
la tonelada. Los mercados de América del Norte más Chile,
por su parte, superan los 250 millones de dólares.
El problema, además, no se limita a las pérdidas de segmentos
de mercado, sino también alcanza a la integración de la
producción. Los frigoríficos locales exportan diferentes
cortes a distintas regiones. Así, su funcionamiento requiere de
la existencia de la totalidad de los mercados. Según dijo a Página/12
uno de los especialistas consultados, existe el serio riesgo de desaparición
de la industria: Si estasprohibiciones se mantienen no quedará
un solo frigorífico en pie, fue la conclusión.
LA
CONVERTIBILIDAD, SEGUN CAVALLO
De aquí a la eternidad
La Argentina va a tener
Convertibilidad de aquí a la eternidad, vaticinó ayer
Domingo Cavallo, quien, sin embargo, eludió precisar si ese presunto
trayecto incluiría o no una canasta de monedas.
Más concretos resultaron los economistas próximos al ex
ministro de Economía, como Adolfo Sturzenegger, de Acción
por la República, y Guillermo Mondino, de la Fundación Mediterránea,
dos admiradores del nuevo equipo económico. Hay que rebajar
impuestos, recomienda el primero. Hay que negociar políticamente
un programa económico, sugiere el otro. Desde afuera del
espectro cavallista, Miguel Angel Broda aconseja al Gobierno casi lo opuesto:
avanzar en su plan, aunque no tenga consenso.
Domingo Cavallo: No se
puede hablar de la aplicación de una canasta de monedas en un pasillo.
Pero Argentina tendrá Convertibilidad de aquí a la eternidad.
Guillermo Mondino: Todo
programa económico necesita de al menos una negociación
política previa y cuidadosa, en la cual debe haber algún
mínimo consenso por parte del Ejecutivo que va a respaldar el programa.
Adolfo Sturzenegger: En
el equipo de (José Luis) Machinea había cierta carencia
de ideas. Estoy mucho más esperanzado con el nuevo gabinete.
Miguel Angel Broda: Es
posible hacer el ajuste sin tocar salarios públicos, pero es imposible
hacerlo sin recortar personal y suprimiendo contratados.
|