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Ahora te abro, ahora te cierro.
dice Sharon a la entidad palestina

La Unión Europea reclamó ayer a Israel un alivio en el cierre de los territorios palestinos autónomos, la nueva-vieja política con que Ariel Sharon intenta detener los atentados terroristas.

Los palestinos cruzan uno de los puntos de comunicación entre Cisjordania y Gaza, e Israel.

La primera semana del gobierno del super halcón Ariel Sharon no vio ni el asesinato en masa de palestinos ni la reconquista a sangre y fuego de Cisjordania y Gaza. Sin embargo, la política de seguridad que impulsa su gobierno de unidad nacional parecería ser casi tan dañina para su imagen en el exterior como estas medidas más dramáticas. Al menos, su gobierno está recibiendo cada vez mayor presión desde Europa y Estados Unidos para que aligere el bloqueo económico contra los territorios palestinos. Durante su visita ayer a Israel, el comisionado de la Unión Europea (UE) Chris Patten enfatizó a Sharon que “si la situación económica palestina sigue deteriorándose, entonces será más difícil relanzar el proceso de paz”. Como un gesto hacia estos reclamos, el premier permitió un levantamiento parcial del asedio a la ciudad de Ramalá. Pero al mismo tiempo ordenó cercar otras cuatro ciudades. Y tanto él como su canciller laborista Shimon Peres recalcaron que el bloqueo era crucial para impedir atentados y posibilitar la reanudación de las negociaciones.
La lógica de esta estrategia se remonta varias décadas en la memoria institucional del Estado israelí, y de hecho fue implementada por el mismo Sharon a fines de los ‘60 para pacificar la recientemente conquistada Franja de Gaza. La proliferación de puestos de control impedía la coordinación de operaciones terroristas, y obligaba a potenciales insurgentes a salir de sus refugios y ser detectados por el ejército israelí. El actual bloqueo general había comenzado con la Intifada, y luego de la elección de Sharon, cuando ya se registraba una escalada terrorista, las barreras israelíes comenzaron a extenderse para subdividir los territorios, partiendo la ciudad de Gaza en dos, por ejemplo, o aislando la ciudad de Jericó tras una enorme trinchera. Naturalmente, esto sólo empeoró la crisis económica, y actualmente la mitad de la población palestina vive debajo de la línea de pobreza y aún más depende de la ayuda internacional.
Este espectáculo de estrangulación económica está causando la primera gran confrontación entre Sharon y la comunidad internacional. Incluso la administración norteamericana, que se mostró muy favorable al nuevo gobierno, enfatizó ayer que “esperamos un alivio en la crítica situación económica de los palestinos”. El comisionado Patten enfatizó que por lo menos debía reanudarse la transferencia de fondos para que la Autoridad Palestina sea capaz de pagar los salarios de sus fuerzas y evitar que “no pueda hacer valer su autoridad”. El canciller francés Hubert Vedrine hablaba ayer de suspender acuerdos de cooperación económica si no se levanta el bloqueo, sugirió que “sólo los enemigos de la paz pueden buscar este deterioro de económico”. Patten, cuyo informe influirá en lo que decida la UE, consideró ayer que “no creemos que las medidas de seguridad en los territorios se justifican”.
Sus interlocutores israelíes no le prestaron mucha atención. Contra el argumento de que no debía erosionarse la autoridad de Arafat, el canciller Peres respondió que “sus fuerzas de seguridad participan de la violencia y el dinero que le enviemos se convertirá en sus salarios”. Y Sharon subrayó que “pagar el salario de quienes lanzan atentados terroristas es inmoral”. En los hechos, la presión europea no está surtiendo mucho efecto en la estrategia israelí. El levantamiento ayer del bloqueo de Ramalá fue parcial, tanto es así que la AP denunció que era “cosmético”. Y las ciudades de Tulkarem, Kalkiliya y Hebrón amanecieron cercadas por tropas israelíes.

 


 

NUEVO EPISODIO DE VIOLENCIA RACISTA EN ESPAÑA
A los golpes con los inmigrantes

Por M. J. López Díaz *
Desde Almería

Un año y medio después de la ola de ataques racistas contra trabajadores agrícolas extranjeros en Andalucía, una nueva agresión parecería sugerir que el síntoma ha llegado para quedarse. Tres menores de edad fueron detenidos por la Guardia Civil tras la agresión a última hora del viernes contra dos inmigrantes, uno de nacionalidad búlgara y otro ecuatoriana, en la localidad murciana de Alquerías. Los agresores, una veintena de jóvenes, iban encapuchados y portaban bates de béisbol, cadenas y otros objetos contundentes. Todo apunta a que los autores, que previamente incendiaron un depósito industrial que era utilizado por inmigrantes para su alojamiento, tenían la agresión perfectamente planificada, porque ocultaron sus rostros con pasamontañas.
El ataque xenófobo se produjo horas después de que los vecinos se manifestaran contra la delincuencia en Alquerías, que ha aumentado en el último año. Los incidentes xenófobos del viernes tuvieron lugar poco después de terminar una concentración de protesta contra la delincuencia en Alquerías –que ha aumentado en el último año– y a la que se dotó de una vigilancia especial por parte de la policía local y de la Guardia Civil. Terminado el acto, pacífico en todo momento, un grupo de jóvenes que se desplazaba en ciclomotores y motocicletas se trasladó hasta un depósito abandonado situado en las afueras de la localidad y usado por algunos extranjeros como lugar de residencia. Una vez allí, lanzaron una botella de agua mineral llenada previamente con gasolina contra una caseta contigua al depósito.
Tras provocar un incendio que requirió la presencia de una dotación de los bomberos, dos inmigrantes, un búlgaro de nombre Demetrio, y un ecuatoriano llamado Wilson, fueron agredidos con bates de béisbol y cadenas que portaban los adolescentes. Ninguna de las víctimas residía en el lugar, que se incendió, y en donde fueron golpeados. Fuentes de la investigación dijeron a este diario que los vecinos del lugar llamaron a la policía para denunciar la golpiza.

* De El País de Madrid, especial para Página/12.

 


 

CONFLICTO ENTRE AUSTRIA Y LA COMUNIDAD JUDIA
La última travesura de Joerg Haider

”Una parte del gobierno austríaco desea aparentemente liquidar a la comunidad judía”, dijo el lunes por la noche el presidente del consistorio israelita, Ariel Muzicant. Esta declaración confirma que el conflicto entre el gobierno de coalición de la derecha con la extrema derecha y la comunidad judía no ha hecho más que profundizarse desde las declaraciones antisemitas formuladas en febrero por el líder neonazi Joerg Haider. Muzicant acusó al gobierno de querer “confinar a la comunidad judía sólo en los museos”, en una entrevista en la noche del lunes en la televisión.
El canciller conservador Wolfgang Schuessel respondió ayer señalando que “nadie en el gobierno austríaco desea que la comunidad sea liquidada”.
El diferendo gira en torno a una cuestión de dinero. Wolfgang Schuessel se niega a entregar a la comunidad judía indemnizaciones suplementarias a las previstas en dos acuerdos internacionales de indemnización de víctimas del nazismo. Y la querella fue reencendida por el ultraderechista Joerg Haider, que a finales de febrero pasado hizo un juego de palabras, señalando que “no entiendo cómo alguien que se llama Ariel puede tener las manos tan sucias”, asociando el nombre de Muzicant y una marca de detergente, para aludir a las deudas de casi 40 millones de dólares que pesan sobre la comunidad judía austríaca, y para pagar las cuales necesita ayuda estatal.
Distanciándose de las declaraciones de Joerg Haider, Schuessel rechazó este jueves las bromas “sobre los apellidos”. Pero se frenó mucho antes de reconocer que las declaraciones de Haider, su socio en el gobierno, eran antisemitas. Por su parte, el secretario general del FPOE (partido de Haider), Peter Sichrovsky, miembro de la comunidad judía, contraatacó a Muzicant acusándolo de utilizar una “terminología nazi”.
Austria se comprometió a pagar indemnizaciones por un monto de 436 millones de euros (unos 400 millones de dólares) a los trabajadores forzados durante la segunda Guerra Mundial y 520 millones de euros por los bienes robados a los judíos. Muzicant, que se negó a firmar el acuerdo sobre la indemnización de los bienes robados, señala que sólo 3% de los bienes de la comunidad judía destruidos por los nazis fueron reembolsados por el Estado después de la guerra. La comunidad judía tenía antes de la guerra de 55 sinagogas, decenas de escuelas, obras sociales, y administraba 700 asociaciones y fundaciones.

 

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