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ENTREVISTA A NICOLAS REPETTO, QUE EL SABADO VUELVE CON “SABADO BUS”
“Los reality show son una forma de ficción”

Es �el padre� del auge del horario del sábado a la noche. Pero cuando arranque con la temporada 2001 de su programa, ahora en Canal 13, se encontrará con �Gran Hermano�,
por Telefé, y �El Bar�, en América.
La competencia, dice, le encanta.

“Me gusta competir”, dice Repetto
en el bunker de su productora.

Por Mariano Blejman

Si se mira de frente, Nicolás Repetto tiene una cara capicúa. Su corte de pelo convenientemente ordenado en el medio, y sus pómulos profundos y flacos, se abren hacia los costados como uno de esos dibujos hechos con témpera, doblados por la mitad y vueltos a abrir. Es probable que esas facciones –tan televisivas– le hayan dado el margen suficiente como para pasar de la ironía punzante de “La Noticia Rebelde” a la conducción de un programa tan masivo como “Sábado Bus”. Su cara es, a esta altura, una cara amiga del televidente. Hace dos años, el ex conductor de “Fax” lanzaba al aire su criatura televisiva más exitosa convencido de que iba a “revalorizar el sábado a la noche, que hoy parece muerto”. No se equivocó.
Durante las dos temporadas siguientes el programa de Repetto se transformó en un coloso del rating, llegando a picos de 30 puntos en un horario antes marginal. De tal manera que ahora, describe, “todos quieren ser parte del sábado a la noche, como si fuera un nuevo Puerto Madero”. El retorno de “Sábado Bus” le pondrá sal y pimienta a la competencia entre canales: es que el sábado, de 21 a 23, enfrentará a dos reality shows: “Gran Hermano”, de Telefé, una de las producciones más ambiciosas de la historia de la televisión argentina, y “El Bar”, el desembarco en el género de la productora Cuatro Cabezas, por América. Para Repetto, el desafío es triple, ya que debe demostrar que su potencial de rating, en un nuevo canal, sigue intacto.
–¿Considera un mérito suyo que ahora todos los canales consideren el sábado a la noche como un día importante de competencia?
–El horario estaba ahí. El horario de los sábados a la noche era como Puerto Madero, donde el río y los docks estaban, sólo que nadie les daba pelota. Pero, como ocurre con casi todo en este país, si alguien viene y le pone una onda al espacio, en poco tiempo ese espacio se convierte en el lugar más caro de Latinoamérica. En la televisión estaban dadas las condiciones para el sábado antes de que yo largara. Había gente haciendo televisión en ese horario, pero que no inyectaba producción, pensando que no iba a resultar. Nosotros lo hicimos y anduvo. Entonces ahora todos quieren estar en ese espacio.
–¿Qué tuvo “Sábado bus” de distinto que funcionó tan bien?
–El producto fue hecho para ese horario y funcionó. La gente estaba el sábado a la noche para ver televisión. El programa empezó a caminar, aparecieron los auspiciantes y se convirtió en Puerto Madero.
–¿Qué puede pasar este año con un producto así vs. los reality shows?
–No sé. ¿Usted qué piensa? Yo estoy desesperado. Pienso que va a haber mucha competencia, sobre todo en este primer trimestre. Se va a convertir en un día central, porque además de nosotros y los dos reality shows nuevos, está Petinatto, y a eso hay que sumar el cable. El sábado a la noche será tan competitivo como un martes o un lunes.
–¿No pensó en irse, entonces, al horario del martes?
–Ahora estoy embarcado en el sábado...
–La otra posibilidad es convertirse en un reality show...
–En realidad hay detrás suyo una camarita que lo está filmando para hacer la vida de Nicolás Repetto... No, hablando en serio, pienso que el tema de los reality shows no en vano funcionó bien en muchas partes. Es una competencia muy difícil, ya que el apoyo que tiene es tremendo. Es un enemigo muy poderoso. En verdad es un rival, enemigo no es. Pero tengo fe en lo que hago. Me gusta mi programa.
–¿Va a seguir haciendo lo de siempre?
–Tengo que hacer lo que sé hacer, pero cambiando cosas. Habrá secciones nuevas, con un piso siempre distinto, para que sea entretenido. Las secciones del año pasado no van a estar.
–¿No va más la sección Macho Bus?
–No va más. El primer año fue el almanaque femenino, que desapareció en el segundo. Ahora no habrá ni Villanas ni Macho Bus. Los dos años hice la entrega del premio Remo. Pero ya entregué demasiados. Lo hacemos de onda, pero ya estuvo bien. No vamos a repetir secciones. Habrá escenografía nueva, un Saracatunga remixado por DJ Deró y tendremos una apertura hecha con una big band.
–¿Cómo influyó en su programa la protesta de los actores que no querían actuar?
–No fue un momento grato para nosotros, ya que contábamos con los actores en nuestra mesa. Hicimos dos meses sin problema, pero yo prefiero tener los actores toda la vida. La gente quiere ver a los actores en otro ámbito. Yo quiero que los actores actúen, pero que coman conmigo. Y a algunos los quiero actuando en mi programa.
–¿Qué puede pasar con los reality shows?
–Como productor independiente, no sé cuánto reality show resiste la televisión, ni por cuánto tiempo. En algunos lados se paró el país y la gente dejó de vivir su propia vida. En otros lados, como en Estados Unidos, nadie se interesó. Es un cajón con muchos compartimentos. Es como decir programa con actores. Depende de muchos factores.
–Para usted, ¿son la “realidad misma” o una representación de una supuesta realidad?
–Los reality shows no son más que una vuelta de tuerca de la ficción. Son un recurso válido, una manera distinta de hacer televisión. Como realizar cine según el Dogma. Pero el reality es una convención. Nadie actúa espontáneamente frente a una cámara. De una u otra manera uno queda condicionado.
–¿Es una búsqueda de identidad reflejada?
–Puede ser. Puede ser que la gente se entretenga con la vida de otros. Siempre pasó. La gente dice “Dame una ventana que miro al vecino”, o ahora “dame una tele para mirar al vecino”.
–La televisión siempre entretiene.
–La tele debe informar y entretener, y así estás cultivando si se le exige cultura. El problema es si entretenés bien e informás bien.
–Jorge Guinzburg dice que incluirá en el nuevo “Peor es nada” pizcas de la ironía que caracterizaban a “La Noticia Rebelde”. Usted que viene de ese estilo, ¿no siente que con “Sábado Bus”, perdió algo de aquel espíritu?
–Yo soy la misma persona. Lo que ponía en esos programas lo sigo poniendo ahora en éste. Lo que voy cambiando son los productos. No me gustaría estar haciendo siempre el mismo programa. No digo que esté mal, pero en mi caso no quiero hacerlo. Fui cambiando el formato con más o menos suerte. Con este formato aquel espíritu de “La Noticia Rebelde” no sé si está más o menos implicado, pero no me preocupa esa referencia. No tengo miedo de haber perdido un toque progresista. Hago lo que hago, confiado en lo que estoy haciendo. Si lo hago como “La Noticia Rebelde” o “Semanario Insólito” vale, o si lo hago con mecanismos como “Nico” al mediodía o “Sábado Bus” también vale.
–¿Está fastidiado con algunas de las críticas que recibió el año pasado?
–Yo no vi tantas críticas. No creo, por otra parte, haber perdido ferocidad. Al revés. Lo que sí puede mostrar es mayor ductilidad. Ahora puedo ser irónico o despellejar a un tipo en un reportaje, o ser su anfitrión y no despellejarlo. Yo lo veo como una virtud: me entretiene ser cordial. Es mucho más fácil tirar piedras con un diálogo más exacerbado que entretener. Sobre todo para llegar a niveles del triple de audiencia.
–Puede pensarse que la crítica otorga credibilidad.
–No lo creo. Sobran los críticos y faltan los que hacen. Me encanta que me critiquen. Yo digo: tomá vos la noche, tomá el sábado, tomá la mesa, tomá... y hacelo mejor. De hecho, ahora los canales mueren por tener algo igual o mejor que mi programa. Ahora, me ponen dos reality shows enfrente. Pero estoy acostumbrado y me gusta competir. Cada vez que digo algo soy consciente de que tendré gente a favor y detractores. Sin embargo, llega un momento en que se aprende a dormir igual.

 


 

EXPORTAR PROGRAMAS A ESPAÑA “ES UN NEGOCIN”
El problema de ser empresario

–¿Va a influir en su programa el cambio de canal?
–No siento que influya directamente. Al que le gusta “Sábado Bus” va a poner el 13 como antes ponía Telefé. Canal 13 vende los programas de un modo diferente, tiene otro tipo de pantalla. Pero el programa va a ser igual.
–La productora y el programa nacieron juntos, ¿qué pasaría si desapareciera “Sábado Bus”?
–Nosotros queremos crecer despacito. Este año termina “1, 2, 3 Out”, que se hizo en un mes y duró un año y medio y fue un éxito relevante. Va a pasar a cuarteles de invierno porque no resistiría otro invierno. “MdQ para todo el mundo” es una propuesta que ya existía, que estamos abriendo a un público más amplio. Habrá alguna otra producción más no bien pase esta tormenta de lanzamiento.
–¿El mercado de las productoras ya se asentó?
–En la Argentina no hay mercado asentado. Ni el de la carne. No veo ninguna medida que me ayude demasiado a abrir una productora. Ahora descubrí lo que sufren los empresarios. Todo está mal instrumentado. Todo son trámites del arbolito. En aras de defender supuestas banderas te las sacan de circulación. Es muy difícil ser empresario. Tomar un empleado, manejar los impuestos, lo financiero. En otro país, por el solo hecho de tener una empresa exitosa, uno tendría a favor al Estado, para tomar más gente, para otorgar facilidades impositivas, créditos. Como empresario estoy tratando de esquivar el palo. Yo antes escuchaba a los ejecutivos diciendo “Por favor, no suban los impuestos, no me hagan esto con los contratos laborales” y no entendía. Ahora veo que tomar empleados en este país es lo mismo que colgarte un candado de las bolas.
–Pero las productoras se fueron acomodando...
–El mercado va depurando. También hay mil productoras de un solo programa en el cable. El mercado es el que regula si los canales desean producir ellos o tomar horas de productoras independientes. En todas partes conviven.
–¿No se le ocurrió vender la idea afuera?
–Sí, pero no tengo la prioridad de vender afuera. Es más divertido leerlo en los diarios que lo que el negocio significa. No es un negocio espectacular. Es un negocín, que te da patente y orgullo de vencer aquella cosa del Tercer Mundo vendiéndole al primero. Pero yo tengo una empresa muy joven y lo que necesito es consolidarla. De hecho me han ofrecido vender el formato de “Sábado Bus”, pero no me divierte vender un formato. Lo que me divierte es producirlo yo.
–No tiene miedo de depender de su cara.
–Bueno, ése es el desafío.

 

OPINION
Por Carlos Polimeni

Perfil de un número uno

El número uno de sus adláteres profesionales, Pablo Codevilla, dice que Nicolás Repetto tiene una combinación difícil de elementos: es un tipo con mucha calle y a la vez un tipo cultivado. Repetto tiene, bien puede decirse, una cara pública y una cara privada. En cámaras es el tipo más entrador de un barrio de clase media sin problemas; en privado, un hombre que se edita muy bien, pero de temperamento fuerte. La relación de Repetto con los medios está cargada de resonancias: los conoce por dentro, está al tanto de su lógica. En las entrevistas suele cuidarse de “dar títulos” y es capaz de batallar con los cronistas y reporteros para que no lo hagan decir lo que no quiere, o debe. Conserva, al respecto, una serie de tics de cuando trajinaba redacciones, en Atlántida y en Perfil. En Atlántida llegó incluso al puesto de “yerno de redacción” al casarse con la hija de Carlos Fontanarrosa, cuando era un pibe. En Perfil, a donde llegó sin padrinazgos, escribió una serie de notas que recuerda con cariño. Aunque en la época de Malvinas se haya ido de mambo.
El año pasado, cuando en un arranque sorpresivo decidió irse de Telefé rumbo al 13, Nico mostró otro de sus perfiles: el del tipo calentón, capaz de gestos impensables en hombres cautos. Lo que no se bancó de entonces, una serie de distratos, luego de un largo retraso en los pagos, que complicaron su estructura, no se lo bancará mañana, dicen sus amigos. Telefé no se lo perdonó, como bien dejó claro programando durante el verano una serie de sus viejos “Sábado Bus”, como intentando saturar al público. Repetto sabe que ha perdido apoyo de un holding pero ya ha disfrutado del apoyo de otro, que tiene por detrás al diario Clarín. Sin embargo, difícilmente deje de ser un tipo cosquilloso: cuando algo no le guste, o le parezca injusto, encontrará el modo de quejarse.
Posando en las fotos, por el tamaño de su humanidad, suele mirar desde arriba a todos. A veces se siente así respecto al resto de la tele. Pero sabe que en ese mundo impiadoso, donde también fracasó, hace no tanto, pero años, al que no trabaja con pasión y adrenalina en su producto le pasan por encima. El problema de los número uno es que suelen sentir a una jauría mordiéndoles los talones.

 

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