Por Mariano Blejman
Si se mira de frente, Nicolás
Repetto tiene una cara capicúa. Su corte de pelo convenientemente
ordenado en el medio, y sus pómulos profundos y flacos, se abren
hacia los costados como uno de esos dibujos hechos con témpera,
doblados por la mitad y vueltos a abrir. Es probable que esas facciones
tan televisivas le hayan dado el margen suficiente como para
pasar de la ironía punzante de La Noticia Rebelde a
la conducción de un programa tan masivo como Sábado
Bus. Su cara es, a esta altura, una cara amiga del televidente.
Hace dos años, el ex conductor de Fax lanzaba al aire
su criatura televisiva más exitosa convencido de que iba a revalorizar
el sábado a la noche, que hoy parece muerto. No se equivocó.
Durante las dos temporadas siguientes el programa de Repetto se transformó
en un coloso del rating, llegando a picos de 30 puntos en un horario antes
marginal. De tal manera que ahora, describe, todos quieren ser parte
del sábado a la noche, como si fuera un nuevo Puerto Madero.
El retorno de Sábado Bus le pondrá sal y pimienta
a la competencia entre canales: es que el sábado, de 21 a 23, enfrentará
a dos reality shows: Gran Hermano, de Telefé, una de
las producciones más ambiciosas de la historia de la televisión
argentina, y El Bar, el desembarco en el género de
la productora Cuatro Cabezas, por América. Para Repetto, el desafío
es triple, ya que debe demostrar que su potencial de rating, en un nuevo
canal, sigue intacto.
¿Considera un mérito suyo que ahora todos los canales
consideren el sábado a la noche como un día importante de
competencia?
El horario estaba ahí. El horario de los sábados a
la noche era como Puerto Madero, donde el río y los docks estaban,
sólo que nadie les daba pelota. Pero, como ocurre con casi todo
en este país, si alguien viene y le pone una onda al espacio, en
poco tiempo ese espacio se convierte en el lugar más caro de Latinoamérica.
En la televisión estaban dadas las condiciones para el sábado
antes de que yo largara. Había gente haciendo televisión
en ese horario, pero que no inyectaba producción, pensando que
no iba a resultar. Nosotros lo hicimos y anduvo. Entonces ahora todos
quieren estar en ese espacio.
¿Qué tuvo Sábado bus de distinto
que funcionó tan bien?
El producto fue hecho para ese horario y funcionó. La gente
estaba el sábado a la noche para ver televisión. El programa
empezó a caminar, aparecieron los auspiciantes y se convirtió
en Puerto Madero.
¿Qué puede pasar este año con un producto así
vs. los reality shows?
No sé. ¿Usted qué piensa? Yo estoy desesperado.
Pienso que va a haber mucha competencia, sobre todo en este primer trimestre.
Se va a convertir en un día central, porque además de nosotros
y los dos reality shows nuevos, está Petinatto, y a eso hay que
sumar el cable. El sábado a la noche será tan competitivo
como un martes o un lunes.
¿No pensó en irse, entonces, al horario del martes?
Ahora estoy embarcado en el sábado...
La otra posibilidad es convertirse en un reality show...
En realidad hay detrás suyo una camarita que lo está
filmando para hacer la vida de Nicolás Repetto... No, hablando
en serio, pienso que el tema de los reality shows no en vano funcionó
bien en muchas partes. Es una competencia muy difícil, ya que el
apoyo que tiene es tremendo. Es un enemigo muy poderoso. En verdad es
un rival, enemigo no es. Pero tengo fe en lo que hago. Me gusta mi programa.
¿Va a seguir haciendo lo de siempre?
Tengo que hacer lo que sé hacer, pero cambiando cosas. Habrá
secciones nuevas, con un piso siempre distinto, para que sea entretenido.
Las secciones del año pasado no van a estar.
¿No va más la sección Macho Bus?
No va más. El primer año fue el almanaque femenino,
que desapareció en el segundo. Ahora no habrá ni Villanas
ni Macho Bus. Los dos años hice la entrega del premio Remo. Pero
ya entregué demasiados. Lo hacemos de onda, pero ya estuvo bien.
No vamos a repetir secciones. Habrá escenografía nueva,
un Saracatunga remixado por DJ Deró y tendremos una apertura hecha
con una big band.
¿Cómo influyó en su programa la protesta de
los actores que no querían actuar?
No fue un momento grato para nosotros, ya que contábamos
con los actores en nuestra mesa. Hicimos dos meses sin problema, pero
yo prefiero tener los actores toda la vida. La gente quiere ver a los
actores en otro ámbito. Yo quiero que los actores actúen,
pero que coman conmigo. Y a algunos los quiero actuando en mi programa.
¿Qué puede pasar con los reality shows?
Como productor independiente, no sé cuánto reality
show resiste la televisión, ni por cuánto tiempo. En algunos
lados se paró el país y la gente dejó de vivir su
propia vida. En otros lados, como en Estados Unidos, nadie se interesó.
Es un cajón con muchos compartimentos. Es como decir programa con
actores. Depende de muchos factores.
Para usted, ¿son la realidad misma o una representación
de una supuesta realidad?
Los reality shows no son más que una vuelta de tuerca de
la ficción. Son un recurso válido, una manera distinta de
hacer televisión. Como realizar cine según el Dogma. Pero
el reality es una convención. Nadie actúa espontáneamente
frente a una cámara. De una u otra manera uno queda condicionado.
¿Es una búsqueda de identidad reflejada?
Puede ser. Puede ser que la gente se entretenga con la vida de otros.
Siempre pasó. La gente dice Dame una ventana que miro al
vecino, o ahora dame una tele para mirar al vecino.
La televisión siempre entretiene.
La tele debe informar y entretener, y así estás cultivando
si se le exige cultura. El problema es si entretenés bien e informás
bien.
Jorge Guinzburg dice que incluirá en el nuevo Peor
es nada pizcas de la ironía que caracterizaban a La
Noticia Rebelde. Usted que viene de ese estilo, ¿no siente
que con Sábado Bus, perdió algo de aquel espíritu?
Yo soy la misma persona. Lo que ponía en esos programas lo
sigo poniendo ahora en éste. Lo que voy cambiando son los productos.
No me gustaría estar haciendo siempre el mismo programa. No digo
que esté mal, pero en mi caso no quiero hacerlo. Fui cambiando
el formato con más o menos suerte. Con este formato aquel espíritu
de La Noticia Rebelde no sé si está más
o menos implicado, pero no me preocupa esa referencia. No tengo miedo
de haber perdido un toque progresista. Hago lo que hago, confiado en lo
que estoy haciendo. Si lo hago como La Noticia Rebelde o Semanario
Insólito vale, o si lo hago con mecanismos como Nico
al mediodía o Sábado Bus también vale.
¿Está fastidiado con algunas de las críticas
que recibió el año pasado?
Yo no vi tantas críticas. No creo, por otra parte, haber
perdido ferocidad. Al revés. Lo que sí puede mostrar es
mayor ductilidad. Ahora puedo ser irónico o despellejar a un tipo
en un reportaje, o ser su anfitrión y no despellejarlo. Yo lo veo
como una virtud: me entretiene ser cordial. Es mucho más fácil
tirar piedras con un diálogo más exacerbado que entretener.
Sobre todo para llegar a niveles del triple de audiencia.
Puede pensarse que la crítica otorga credibilidad.
No lo creo. Sobran los críticos y faltan los que hacen. Me
encanta que me critiquen. Yo digo: tomá vos la noche, tomá
el sábado, tomá la mesa, tomá... y hacelo mejor.
De hecho, ahora los canales mueren por tener algo igual o mejor que mi
programa. Ahora, me ponen dos reality shows enfrente. Pero estoy acostumbrado
y me gusta competir. Cada vez que digo algo soy consciente de que tendré
gente a favor y detractores. Sin embargo, llega un momento en que se aprende
a dormir igual.
EXPORTAR
PROGRAMAS A ESPAÑA ES UN NEGOCIN
El problema de ser empresario
¿Va a influir en
su programa el cambio de canal?
No siento que influya directamente. Al que le gusta Sábado
Bus va a poner el 13 como antes ponía Telefé. Canal
13 vende los programas de un modo diferente, tiene otro tipo de pantalla.
Pero el programa va a ser igual.
La productora y el programa nacieron juntos, ¿qué
pasaría si desapareciera Sábado Bus?
Nosotros queremos crecer despacito. Este año termina 1,
2, 3 Out, que se hizo en un mes y duró un año y medio
y fue un éxito relevante. Va a pasar a cuarteles de invierno porque
no resistiría otro invierno. MdQ para todo el mundo
es una propuesta que ya existía, que estamos abriendo a un público
más amplio. Habrá alguna otra producción más
no bien pase esta tormenta de lanzamiento.
¿El mercado de las productoras ya se asentó?
En la Argentina no hay mercado asentado. Ni el de la carne. No veo
ninguna medida que me ayude demasiado a abrir una productora. Ahora descubrí
lo que sufren los empresarios. Todo está mal instrumentado. Todo
son trámites del arbolito. En aras de defender supuestas banderas
te las sacan de circulación. Es muy difícil ser empresario.
Tomar un empleado, manejar los impuestos, lo financiero. En otro país,
por el solo hecho de tener una empresa exitosa, uno tendría a favor
al Estado, para tomar más gente, para otorgar facilidades impositivas,
créditos. Como empresario estoy tratando de esquivar el palo. Yo
antes escuchaba a los ejecutivos diciendo Por favor, no suban los
impuestos, no me hagan esto con los contratos laborales y no entendía.
Ahora veo que tomar empleados en este país es lo mismo que colgarte
un candado de las bolas.
Pero las productoras se fueron acomodando...
El mercado va depurando. También hay mil productoras de un
solo programa en el cable. El mercado es el que regula si los canales
desean producir ellos o tomar horas de productoras independientes. En
todas partes conviven.
¿No se le ocurrió vender la idea afuera?
Sí, pero no tengo la prioridad de vender afuera. Es más
divertido leerlo en los diarios que lo que el negocio significa. No es
un negocio espectacular. Es un negocín, que te da patente y orgullo
de vencer aquella cosa del Tercer Mundo vendiéndole al primero.
Pero yo tengo una empresa muy joven y lo que necesito es consolidarla.
De hecho me han ofrecido vender el formato de Sábado Bus,
pero no me divierte vender un formato. Lo que me divierte es producirlo
yo.
No tiene miedo de depender de su cara.
Bueno, ése es el desafío.
OPINION
Por Carlos Polimeni
|
Perfil de un número
uno
El número uno de sus adláteres profesionales, Pablo
Codevilla, dice que Nicolás Repetto tiene una combinación
difícil de elementos: es un tipo con mucha calle y a la vez
un tipo cultivado. Repetto tiene, bien puede decirse, una cara pública
y una cara privada. En cámaras es el tipo más entrador
de un barrio de clase media sin problemas; en privado, un hombre
que se edita muy bien, pero de temperamento fuerte. La relación
de Repetto con los medios está cargada de resonancias: los
conoce por dentro, está al tanto de su lógica. En
las entrevistas suele cuidarse de dar títulos
y es capaz de batallar con los cronistas y reporteros para que no
lo hagan decir lo que no quiere, o debe. Conserva, al respecto,
una serie de tics de cuando trajinaba redacciones, en Atlántida
y en Perfil. En Atlántida llegó incluso al puesto
de yerno de redacción al casarse con la hija
de Carlos Fontanarrosa, cuando era un pibe. En Perfil, a donde llegó
sin padrinazgos, escribió una serie de notas que recuerda
con cariño. Aunque en la época de Malvinas se haya
ido de mambo.
El año pasado, cuando en un arranque sorpresivo decidió
irse de Telefé rumbo al 13, Nico mostró otro de sus
perfiles: el del tipo calentón, capaz de gestos impensables
en hombres cautos. Lo que no se bancó de entonces, una serie
de distratos, luego de un largo retraso en los pagos, que complicaron
su estructura, no se lo bancará mañana, dicen sus
amigos. Telefé no se lo perdonó, como bien dejó
claro programando durante el verano una serie de sus viejos Sábado
Bus, como intentando saturar al público. Repetto sabe
que ha perdido apoyo de un holding pero ya ha disfrutado del apoyo
de otro, que tiene por detrás al diario Clarín. Sin
embargo, difícilmente deje de ser un tipo cosquilloso: cuando
algo no le guste, o le parezca injusto, encontrará el modo
de quejarse.
Posando en las fotos, por el tamaño de su humanidad, suele
mirar desde arriba a todos. A veces se siente así respecto
al resto de la tele. Pero sabe que en ese mundo impiadoso, donde
también fracasó, hace no tanto, pero años,
al que no trabaja con pasión y adrenalina en su producto
le pasan por encima. El problema de los número uno es que
suelen sentir a una jauría mordiéndoles los talones.
|
|