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LA COMPETENCIA OFICIAL PRESENTA POCOS FILMS DESTACABLES
El Ombú todavía está verde

A excepción de la argentina �Rosarigasinos�, de Rodrigo
Grande, y de �Confort Moderne�, de Dominique Choisy, la selección oficial del Festival sigue estando por debajo de las muestras paralelas.

Natalie Richard, la notable protagonista de “Confort Moderne”.
Es candidata a llevarse el Ombú a la mejor interpretación femenina.

Por Martín Pérez
Desde Mar del Plata

Siempre fue así. Popular, espontáneo e inexplicable. Cada vez que se apagaban las luces y aparecía el corto presentando al Festival de Mar del Plata antes de cada película, se dejaba escuchar un orgulloso aplauso. Y más aún en las funciones nocturnas del Auditorium. Pues bien, la contundente y electrónica presentación de este 16º Festival ya no despierta aplausos. Tal vez porque sea puro diseño –a la manera del film Pi– y no incluya imágenes de La Feliz. O quizá porque desde el vamos se ha insistido en que este festival será distinto a los anteriores.
Lo cierto es que la conexión popular del público local con el Festival parece haberse perdido, y muchos eran de la idea de que el precio de las localidades (a 3,50 todos los días) fue una de las razones principales de dicha indiferencia. Luego de que el propio intendente de Mar del Plata Elio Aprile, cargase contra este nuevo precio (“Es un error de buena fe”, dijo, educado), ayer se hizo efectiva una rebaja: la entrada general quedó en 3 pesos, y a 1,50 para los jubilados. Queda por ver si esta decisión, tomada a mitad del Festival, cambia en algo el panorama para lo que queda de él.
Eso mismo se puede decir de la competencia oficial, que al promediar su exhibición aún no ha presentado ningún film que deslumbre a quienes vienen dedicándose a ella. “El que apuesta al Auditorium, pierde”, siempre ha sido la frase de cabecera del Festival de Mar del Plata desde que Mahárbiz lo resucitó hace casi un lustro. Y esta edición continúa la tradición. Lo hace, eso sí, sin exagerados bochornos selectivos como los tuvo Mar del Plata en otras ocasiones. Pero con una mediocridad que aún no ha sido sacudida por ninguna revelación, un detalle que aceptan en voz baja algunos seleccionadores, pero al mismo tiempo recuerdan lo que el mexicano Ripstein señaló ante las quejas por la competencia del año en que vino a Mar del Plata. “Es un mal de todos los festivales. No saben las cosas que tuve que ver yo en San Sebastián.”
Por lo que se ha visto hasta ayer en la competencia por el Ombú, los films a destacar son muy pocos. Por un lado conviene no dejar de lado la ópera prima del argentino Rodrigo Grande, Rosarigasinos. Aunque más no sea por el show interpretativo protagonizado por Federico Luppi y Ulises Dumont, que se ponen en la piel de dos convictos rosarinos que salen de la cárcel después de mucho tiempo y van a buscar un tesoro escondido que ya no está allí. La gran decepción del film de Grande, sin embargo, fue que su trabajo remite al cine argentino más clásico, el de las largas puteadas y –precisamente– los papeles recurrentes de Luppi y Dumont.
Pero el film que se destaca entre los exhibidos en el Auditorium es decididamente Confort Moderne, de la francesa Dominique Choisy. Muy bien protagonizado por la actriz Natalie Richard (a tener en cuenta para los Ombú), el film cuenta la historia de una mujer que trabaja en un banco y no se lleva precisamente bien –pero tampoco mal– ni con su marido ni con sus hijos. Sumida en una suerte de limbo existencial, su vida se cruza mínimamente con la de una mendiga que la obsesionará con su posterior muerte al punto de cambiar su vida cotidiana radicalmente.
Si las películas que compiten por el Ombú aún no entusiasman a nadie, no sucede lo mismo con los ciclos del Festival. Al buen nivel de las retrospectivas de los directores franceses Benoit Jacquot y Oliver Assayas, se le suma el lujo de la retrospectiva de Clint Eastwood así como las funciones de homenaje a films locales. El ciclo “La Mujer y el cine” homenajeó a Bárbara Mujica con la exhibición de Las Ratas, y el público aplaudió de pie a Jorge Luz, Rafael “Pato” Carret y Guillermo Rico, los tres sobrevivientes de “Los Cinco Grandes del Buen Humor”. “Me emocionaron esos aplausos”, le comentó a Página/12 el productor Al Rubén, responsablede los films de Cassavetes y Bogdanovich. “No tenía ni idea de quiénes eran ellos antes de ir a ver esa función, pero fui porque me encantan las películas de esa época. Y me satisface ver cómo la gente no se olvida y homenajea a quienes los hicieron reír, o llorar”.

 

Recomendadas para hoy

El nuevo cine mexicano tiene su lugar entre las películas recomendables para hoy en el Festival: a las 11.30 se exhibe la polémica La Ley de Herodes (Del Paseo I) y a las 12 le toca a Por la libre (Del Paseo 2), que –junto a Amores Perros– fue el gran film del año pasado en México. Al mediodía de hoy también se exhibe Les acteurs, del francés Bertrand Blier (Colón, a las 12). Considerado por el boca a boca como uno de los mejores films del Festival, la española Krampack se presenta a la noche en el Ambassador 2 (a las 21). A las 19, en el Cinema 1, es el turno de La comunidad, de Alex de la Iglesia. Por la noche, en el Colón, Subiela presenta su último film, Las Aventuras de Dios (a las 22). Allí mismo, pero a las 17, está anunciado uno de los films más esperados del Festival: Scarlet Diva, de Asia Argento.

 

Los ritos de Ben Gazzara

El rito de las manos en el cemento tuvo su capítulo internacional, cuando tanto Alex de la Iglesia como el actor Ben Gazzara dejaron su firma en la vereda frente al Hotel Hermitage. La sorpresa fue que, junto a Gazzara también lo hizo su perro salchicha, que puso sus patitas en el cemento ante la ovación del público. Maxi, adorado como un hijo por Gazzara y su mujer, tiene su propia credencial de prensa como “Official Dog”. En charla con Página/12, Gazzara se sorprendió cuando se le informó que uno de sus films más recientes, Happiness, estuvo en competencia en Mar del Plata dos ediciones atrás. “Seguro que no sacó ni un premio”, comentó Gazzara, que aclaró que siempre supo que era una película difícil. “Una de las razones por las que acepté hacerla fue porque quería saber si el director era capaz de filmar semejante guión. Y así fue. Lo que demuestra que aún es posible el arte en el cine”.

 

Los errores de Onaindia

El titular del Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales (INCAA), José Miguel Onaindia, reconoció ayer que “hubo errores” en el desarrollo del 16º Festival Internacional de Cine pero consideró que su importancia fue aumentada por el periodismo. “Reconozco los errores cometidos desde la organización, pero los mismos fueron muy resaltados por los medios capitalinos que no rescataron las cosas positivas que fueron muchas”, intentó explicar el funcionario. Onaindia subrayó que los errores de programación tuvieron que ver con los cambios de días y horarios de algunas películas extranjeras, que “por cuestiones administrativas quedaron retenidas por unas horas en la Aduana”. Por otra parte, agregó que “esto no volverá a ocurrir y esas películas se verán en el festival en días distintos a los previamente acordados para su proyección”. Ante las críticas recibidas, el titular del INCAA reiteró que “nos sobrepasó la cantidad de películas e invitados que debíamos atender”. El funcionario aclaró, además, que para este festival de Mar del Plata se requirió de un presupuesto de dos millones de pesos, un cincuenta por ciento inferior al que tuvo la muestra el año anterior, que se utilizó para el alquiler de salas, los gastos de hospedaje de invitados extranjeros y del país, y para el desarrollo en general del evento.

 

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