Era uno de los hombres más influyentes del Gabinete, un amigo íntimo
de Fernando de la Rúa, uno de los pocos que se animaban a discutir
de frente con el Presidente y con los ministros más importantes,
con cuyas ideas casi siempre disentía. Hasta que el año
pasado, en un movimiento destinado a fortalecer a José Luis Machinea,
De la Rúa decidió eliminar el Ministerio de Infraestructura
que había creado apenas un año antes. Y resulta que ahora
está de vuelta: ayer se conoció a través del Boletín
Oficial la designación de Nicolás Gallo como asesor presidencial,
sin sueldo pero con rango de secretario de Estado. Se va a ocupar
de monitorear el Plan de Infraestructura, dicen en el Gobierno.
Cualquiera sea su función, lo cierto es que se trata de la vuelta
de un peso pesado del delarruismo, que en los próximos días
inaugurará su despacho en la Casa Rosada.
Se conocen desde hace décadas. Gallo llegó a la función
pública cuando su amigo De la Rúa asumió como jefe
de Gobierno porteño y lo designó secretario de Obras Públicas.
Desde ese cargo acumuló cuotas enormes de poder, se enfrentó
con Adalberto Rodríguez Giavarini, y le ganó: el entonces
secretario de Hacienda se fue del Gobierno de la Ciudad. Gallo siguió
en su cargo hasta que el Frepaso lo objetó porque al mismo tiempo
se encargaba de la recaudación de campaña. Renunció.
En diciembre de 1999, el flamante Presidente concretó un proyecto
que Gallo venía estudiando desde hacía meses: modificó
la Ley de Ministerios y creó la nueva cartera de Infraestructura.
Quiere agarrar todo lo que encuentra. Es un pulpo, lo definía
en aquella época uno de sus compañeros de Gabinete. Es que
Gallo había logrado convertirse en una pieza fundamental del Gabinete:
manejaba los fondos de obra pública, se ocupaba de temas claves
como la situación de Aerolíneas y discutía de igual
a igual con Machinea: sus ideas, de tono más productivista, chocaban
a menudo con las del ministro de Economía. Para colmo, el hombre
conservaba intacta su llegada a De la Rúa. Aunque desde la campaña
presidencial se llevó pésimo con el Grupo Sushi, ni coincidía
con el pensamiento de Fernando de Santibañes (el otro amigo presidencial
con sillón en el Gabinete), Gallo era un hombre de consulta permanente.
Integraba, junto a Rafael Pascual y José María García
Arecha, el pequeño grupo de políticos radicales que acompañan
a De la Rúa desde los comienzos de su carrera.
Dicen que Gallo insultó al Presidente el 5 de octubre del año
pasado, cuando lo llamó por teléfono para decirle que había
decidido desarmar Infraestructura para fortalecer a Machinea. Y que tras
las palabrotas, redondeó: Estás tirando por la borda
un año de trabajo. Y le cortó. Con el paso del tiempo,
versiones de todo tipo indicaban que De la Rúa estaba un poco arrepentido
de su decisión. En realidad, nunca eliminó formalmente la
cartera sino que la dejó vacante, a cargo interinamente de Economía.
A fines del año pasado los dos viejos amigos volvieron a juntarse.
Comieron un asado en la quinta de Pilar y se reconciliaron. Aunque la
decisión de reincorporarlo estaba tomada desde hace días,
recién ayer se informó oficialmente la designación
de Gallo como asesor presidencial ad honórem, cargo que ocupaba
hasta hace poco Federico Polak.
El puesto no tiene ninguna función específica, pero garantiza
libertad de acción y cercanía al Presidente. Por lo menos
física: el despacho está ubicado en la Rosada. Va
a ser un trabajo de bajo perfil. Se va a ocupar de monitorear el Plan
de Infraestructura, comentaban ayer en el Gobierno. Y, aunque el
espíritu ultraortodoxo de Ricardo López Murphy presagia
choques más que interesantes, por ahora Gallo se muestra tranquilo.
Según decían cerca del ingeniero, el ministro de Economía
ya les habría mandado mensajes aclarando que el nuevo recorte del
gasto público no llegará al Plan de Infraestructura.
LOS
LEGISLADORES ESPERAN AL TITULAR DEL BCRA
Dictamen, conmigo o sinmigo
Por Felipe Yapur
No hubo contacto directo, pero
los legisladores que integran la comisión bicameral que evalúa
la gestión del presidente del Banco Central se enteraron, por
interpósita persona, que Pedro Pou se presentará hoy
a brindar su testimonio a pesar de la medida cautelar que presentó
ante la Justicia. De no concretarse o de no existir una razón de
peso que justifique su ausencia, los legisladores creen que a más
tardar el viernes tendrán listo su dictamen.
Dos son las razones que llevaron a los diputados y senadores que participan
de la comisión a creer que Pou llegará a las 10 al Salón
Gris de la Cámara de Senadores. La primera de ellas fue la comunicación
a través de terceras personas que confirmaron que se presentaría
ante los legisladores. La segunda se basa en la información que
surgió del propio Central y que dice que Pou estuvo todo la tarde
encerrado en su despacho con sus asesores. Desde allí solicitó
material y documentación que piensa utilizar durante su exposición
que, según trascendió, será extensa.
El podrá hablar todo lo que quiera. Pero nosotros estamos
preparados y tenemos una buena cantidad de preguntas. Así que creo
que su exposición no será todo lo extensa que él
pretende, indicó a este diario un miembro del órgano
bicameral. Se prevé que de presentarse Pou, el presidente de la
comisión, el senador radical Mario Losada, lo invitaría
a exponer para luego invitar a los demás legisladores a realizar
preguntas.
Fuentes cercanas a la comisión aseguraron que la batería
de preguntas girará alrededor de las razones por la que el
Central le otorgó al menemista Raúl Moneta, propietario
del Banco República, un redescuento por 80 millones de pesos tres
días antes de que cerrara la entidad bancaria. Por otra parte,
tienen previsto abordar la desatención de las advertencias de dos
auditorías realizadas en el República sobre supuestas maniobras
de lavado de dinero efectuadas a través del Federal Bank de Bahamas
y el Citibank. También lo indagarán sobre los redescuentos
otorgados a bancos que se encontraban a punto de cerrar como Patricios
y Mayo.
Ayer, tras escuchar dos testimonios, los legisladores comenzaron a hablar
del dictamen final. Todo indica que las cuatro radicales promoverán
la remoción y éstos, a su vez, creen que el justicialista
Carlos Verna, presentará un dictamen en disidencia: No creo
que se incline por la absolución, pero debe diferenciarse un poco,
sobre todo porque el PJ respaldó a Pou, recordó uno
de los legisladores.
Pero más allá de que Pou se presente o no ante a la comisión
y que sus integrantes emitan dictamen, lo que todavía no está
resuelto es qué harán frente a la medida cautelar presentada
ante el juez Martín Silva Garretón. Si bien uno de sus integrantes
reconoció que habría consenso para esperar durante
un plazo prudencial la resolución del magistrado, también
es cierto que en la comisión creen que la denuncia no prosperará
porque reclama como si se tratara de una instrucción judicial
cuando sólo hacemos una tarea administrativa que expone un consejo
y no un fallo.
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