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LUIS BALAGUER DA LOS NOMBRES DE LOS QUE OPERABAN CON EL BANCO DE MONETA
Todos los bancos que lavaban con Federal

Es el hombre que investigó las redes de los bancos de Raúl Moneta y que fue llamado por el Senado norteamericano para que los asesorara en el tema. En este reportaje descubre la trama de bancos que participaron de las operaciones de lavado y la responsabilidad del Banco Central.
Contador Luis Balaguer. También pone la mira sobre el Intercontinental Bank of Uruguay, del Banco Mercurio, investigado en el caso Perel.

Por Susana Viau

Luis Balaguer, quien junto a Elisa Carrió y Gustavo Gutiérrez inició las investigaciones sobre lavado de dinero, reveló a Página/12 que tanto la Compañía General de Negocios como el Intercontinental Bank of Uruguay, dos de las vías por las que circuló la coima del contrato IBM-Banco Nación, tenían cuentas en el Federal Bank, por las que “movían cientos de millones de dólares”. La Compañía General de Negocios es la off shore del Banco General de Negocios, propiedad de los hermanos José y Carlos Rohm, dueños también del privatizado Banco de Santa Fe; el Intercontinental Bank of Uruguay es la off shore del Banco Mercurio, centro de atención de los investigadores del asesinato del financista Mariano Perel. Balaguer sostuvo también que en pocas semanas se conocerá “la verdadera naturaleza de las relaciones entre el Federal Bank y el Banco Central”.
–Linda Gustitus, la asesora del senador Carl Levin, sostuvo que Daforel operaba con el Federal Bank. ¿En qué consistían esas operaciones?
–Esa compañía uruguaya cuya titularidad se le atribuye a Emir Yoma y que está unida a los principales hechos de corrupción del menemismo (ventas de armas, contrato IBM-Banco Nación y contrabando de oro) tenía cuenta en el Federal Bank y operaba fuertemente. Además de ello inyectó en el Federal Bank importantes sumas a través de American Exchange Co., la sociedad panameña que pertenece a Raúl Moneta, aunque él niegue su titularidad.
–Usted dice que “operaban fuertemente”. ¿De qué sumas está hablando?
–Y... hablamos de unos cuantos millones de dólares.
–¿Pudo observar si en los movimientos del Federal Bank aparecen otras firmas involucradas en escándalos de corrupción?
–Yo diría que casi todas. De los 21 millones de dólares de coimas generadas por el contrato IBM-Banco Nación que fueron depositados en el Banco General de Negocios, 10,5 millones fueron transferidos a su off shore en el Uruguay, la Compañía General de Negocios; desde allí pasaron a varios bancos, entre otros al Citibank de Zurich y al de Nueva York. Así llegaron a las cuentas de sus destinatarios finales: los hermanos Aldo y Mario Dadone, Alfredo Aldaco, Genaro Contartese. Una segunda parte de la coima del contrato IBM-Banco Nación –520.000 dólares– fue transferida por la Compañía General de Negocios a Intercontinental Bank of Uruguay, una off shore no declarada del Banco Mercurio que Página/12 sacó a luz mostrando las triangulaciones sospechosas que se hacían entre ella, el Mercurio y, fíjese usted qué casualidad, el Citibank. Una tercera parte –800.000 dólares– fue remitida por la Compañía General de Negocios a la compañía norteamericana Brown Brothers Harriman, donde apareció como beneficiaria la Cooper National Corporation, una sociedad atribuida a los hermanos Dadone. Esa fue la ruta de las coimas: Banco General de Negocios, Intercontinental Bank of Uruguay, Brown Brothers Harriman. Ahora bien, lo que venimos a saber ahora es que la Compañía General de Negocios tenía cuenta en el Federal Bank y a través de ella movió cientos de millones de dólares desde diciembre de 1992 hasta octubre de 1998; el Intercontinental Bank of Uruguay tenía cuenta en el Federal Bank y operó importantes sumas de dinero y, por último, Brown Brothers Harriman también tenía cuenta en el Federal Bank, registrándose sus primeros movimientos en marzo de 1993.
–¿Qué responsabilidad le cabe al Banco Central en todas estas operaciones de lavado de dinero?
–La responsabilidad del directorio del Central en el lavado de dinero del Federal Bank y el grupo Moneta es total. Por acción y por omisión. Seguramente en poco tiempo más se conocerá la naturaleza de las relaciones entre el Central y el Federal Bank, igual que los verdaderos motivos por los que, hace pocas semanas, Javier Bolzico, miembro del directorio del Central, presentó la renuncia a su cargo. También hay responsabilidad activa del BCRA en las operaciones de lavado de dinero de otros bancos.
–¿Cuáles?
–Hubo un puñado de bancos autodenominados mayoristas, sin sucursales, con pocas cuentas corrientes, cuyos depósitos provenían mayoritariamente de paraísos fiscales, que eran bancos lavadores como era el caso del Banco República. Cuando la crisis del Tequila, cayó la mayoría de los bancos oficiales de provincia y el Estado creó el Fondo Fiduciario Nacional, financiado con un paradójico “bono patriótico” aportado por los principales bancos y a tasas de interés muy altas, que les significó un pingüe negocio. Ese fondo fue utilizado para financiar el saneamiento de los bancos provinciales a condición de ser privatizados. Los procesos de privatización fueron dirigidos por el Banco Central, que hasta les impuso a las consultoras que prepararan los pliegos de las licitaciones a medida. En el caso de Mendoza fraguaron un concurso de precios y contrataron a Merril Lynch, donde estaba un hijo de Moneta. Merril Lynch está involucrada en las operaciones del Federal Bank, por lo menos desde el año 1993, o sea, mucho antes de la privatización de los bancos mendocinos. En el resto de las provincias resultaron beneficiarios de las privatizaciones bancos mayoristas de similares características: el Banco Macro en las provincias del norte, Banco General de Negocios en Santa Fe. Todos ellos están involucrados en las operaciones del Federal Bank.
–Un tema que tiene en agenda la comisión que debe dictaminar sobre la gestión de Pou es el de los bancos caídos.
–No es casual que muchos de ellos operaran con el Federal Bank a través de sociedades off shore. Esa fue la situación del Banco Feigin, que lo hacía a través de Feigin Investment por cifras significativas, al igual que sus directivos y accionistas, quienes siguieron operando con el Federal Bank aún después de la caída del Feigin. Los directivos de ese banco eran muy amigos de Moneta y con él hacían operaciones cruzadas para violar las normas del BCRA en materia de préstamos a vinculadas. Cuando cayó el Feigin, el directorio del Banco Central designó como administrador del fideicomiso Feigin al Banco República, el banco de Moneta. Era poner al zorro a cuidar el gallinero, lo cual demuestra una vez más la complicidad del directorio del Central con Moneta. En fin... hay que tener en cuenta que el directorio del BCRA es menemista. Si hasta el síndico sigue siendo Raúl Menem, sobrino del ex presidente.
–¿Qué bancos caídos operaron con el Federal Bank?
–El Argemofin, el Banco Mayo a través de su off shore Mayflower International Bank Ltd., utilizada en su vaciamiento, y el Extrader a través de un banco off shore, Banque du Crédit et Investissement (BCI), también utilizado en el vaciamiento de dicho banco, por mencionar sólo algunos casos. Vale la pena recordar que la totalidad de las sucursales y la tarjeta de crédito del Banco Mayo-Patricios fueron entregadas por Pou al Citibank, pese a que había ofertas superiores del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Bueno, su propio diario contó que Pablo Maggio, abogado del Citibank, era hasta hace unos días asesor del director del Central Manuel Domper y que el hermano de Maggio, el contador Federico Maggio, integrante del mismo estudio jurídico, fue nombrado por Pou como perito en la causa penal contra Moneta radicada en el Juzgado de Literas.
–Casi todos los protagonistas argentinos de la investigación han sufrido algún tipo de hostigamiento. ¿Usted fue presionado?
–Los socios mendocinos de Moneta, el grupo Vila-Manzano, está hecho a su imagen y semejanza. Tiene sus jueces y sus legisladores amigos y me han armado una infame denuncia penal. Por esa razón acabo de pedir el juicio político de tres magistrados: el camarista Arlington Uliarte, ex empleado del Grupo Vila, ex interventor del correo por designación de Roberto Dromi y despedido del Banco Mendoza porque, aprovechando su condición de abogado de la entidad, pasaba información al Grupo. El otro es el juez Carlos Parma, amigo de Daniel Vila y ex director de Cubas de Roble, la empresaque tenía el general Noriega a través de un testaferro español, Blas Martínez, procesado en su país por relación con el narcotráfico. Ellos y el fiscal Eduardo Mathus fabricaron una causa. Después, Vila me ofreció sus buenos oficios para arreglar las cosas siempre y cuando yo “me tranquilizara”. Eso, en el plano judicial. También se aparecieron por el hotel en el que me alojaba en Buenos Aires unos señores que dijeron ser de la SIDE. Presenté una denuncia en el juzgado de Claudio Bonadío y a pesar del tiempo transcurrido todavía no sé qué pasó con eso.
–¿Qué le dejó de bueno esta investigación?
–Conocer una persona del calibre de Linda Gustitus. Es una abogada de Chicago, casada con un uruguayo que, no obstante, no habla español. La decisión de intervenir en este caso la tomó ella y ella personalmente llevó adelante la investigación y se encargó de elaborar el informe. Fue un trabajo enorme, puesto que si bien saben mucho de esos movimientos financieros no conocían ni la legislación argentina en la materia ni los personajes. Lo que más le asombró, a Gustitus y a todo el equipo, fue que el Citibank fuera socio de Moneta en el CEI y hacía allí derivara todo el flujo de dinero. Es más: el día de la sesión dedicada a este tema, el senador Carl Levin tenía preguntas para una hora y media más y referidas a la relación con el CEI. La senadora republicana Susan Collins, que copreside con Levin el subcomité, decidió que no había más tiempo para que los ejecutivos del Citi contestaran sobre este asunto.

 


 

Pou quedó en preembarque a la actividad privada

Comenzó citando a Kafka. Pidió no ser interrumpido. Habló durante horas. Se erigió en fiscal de sus interrogadores y de Carrió. Pero no convenció y salió debilitado. Hoy vuelve.

Pedro Pou entra al Congreso, casi solo, casi sin sonreír. Y lo espera un cartel alusivo.

Por Felipe Yapur

Habló durante más de cinco horas, leyó párrafos de la introducción del libro El proceso de Franz Kafka y se opuso a ser interrumpido. Centró su extenso discurso en la falta de control del lavado de dinero que, según él, no es una facultad suya sino de otros funcionarios del Banco Central y recomendó que habría que revisar otros organismos del Estado. Por último, y antes de decidir que su testimonio continuará hoy, el titular del BCRA, Pedro Pou, se permitió advertirle a la comisión bicameral que evalúa su gestión que, “si me remueven del cargo, van a contribuir a profundizar la mala imagen del país, que actualmente está pasando por una situación delicada”. Sin embargo, no logró modificar la opinión de los legisladores: aconsejarán su remoción.
Consejo unánime. La primera evaluación realizada por los integrantes de la comisión, poco después de que finalizara la extensa exposición del funcionario, es que “Pou logró empeorar su imagen al no esclarecer su responsabilidad en el trato preferencial hacia los bancos República y Mendoza”, propiedad del banquero menemista Raúl Moneta. “Arrogante”, fue el calificativo utilizado por tres integrantes de la comisión, al tiempo que destacaron el consenso existente para “apresurar” el debate sobre el dictamen final para el viernes y cuya primera redacción quedaría en manos del diputado Raúl Baglini (UCR).
Tiempo. La arrogancia fue interpretada por la comisión como “una clara intención de ganar tiempo”, fruto de la falta de resolución de la medida cautelar que había interpuesto ante el juez Martín Silva Garretón. Lo que no sabían ni Pou ni los legisladores era que el magistrado había rechazado por improcedente la petición del cuestionado funcionario (ver nota aparte).
Puntual. Tal como lo había anunciado, Pou llegó un par de minutos después de las 10 de la mañana. Se bajó de su auto, retiró unas carpetas y se acercó a la puerta del Senado de la Nación. Hizo caso omiso de las decenas de preguntas que le disparó la guardia periodística allí apostada. Nada, ni una sola palabra, apenas una sonrisa. Unos minutos después, Juan José Canals, secretario de la comisión bicameral, lo invitó a pasar al Salón Gris. Allí lo esperaban los cinco legisladores. El saludo fue absolutamente protocolar, frío. Tras una pequeña introducción a cargo del senador Mario Losada, titular de la comisión, comenzó su exposición.
Pou versus comisión. Sin dudarlo, Pou la emprendió contra la “constitucionalidad” de la comisión. Dijo que no había sido convocada correctamente y remarcó que no se le estaba respetando su derecho de defensa. Esto generó el primer choque con los legisladores. Losada, sin perder la calma, le refutó sus términos asegurando que el órgano bicameral sólo lleva adelante un proceso administrativo y que como corolario emitirá un consejo no vinculante al presidente Fernando de la Rúa.
Versus Lilita. Sin abandonar su voz baja, Pou ingresó al terreno de los ataques que estaba sufriendo. Acusó directamente a la diputada Elisa Carrió de haberlo “juzgado mediáticamente”, la calificó de “inconsciente” por las denuncias que realizó y tras minimizarlas pronosticó que la diputada “nunca las presentará ante la Justicia”.
Versus Peláez. “Usted, Peláez, ya me juzgó. Dijo que debía ser removido. Está en los diarios”, dijo Pou mirando fijamente al diputado radical. El legislador se incorporó en su asiento y visiblemente molesto le retrucó: “No, no. Usted está transfiriendo la responsabilidad a otros funcionarios y organismos del Estado. Usted parece (Raúl) Moneta. Está desviando el tema por el cual se lo convocó: la desatención de las advertencias de las auditorías realizadas al Banco República sobre supuestas maniobras de lavado de dinero efectuadas a través del Federal Bank y el Citibank, los redescuentos otorgados a bancos que se encontraban a punto de cerrar como el Patricios, Mayo e Integrado Departamental”. La discusión no prosperó, fruto de la intervención del justicialista Carlos Verna, que había asumido la presidencia de la comisión por la ausencia momentánea de Losada: “Espero que retire esos dichos”, dijo.
Pou recomienda. Sin inmutarse por el primer entredicho, el funcionario sacó de unas de las carpetas un organigrama del Central. Lo desplegó, para sorpresa de los legisladores, en la mesa de la comisión y con el dedo señaló lo alejado que está su cargo del responsable de monitorear las posibles maniobras de lavado de dinero. A renglón seguido, recomendó a los legisladores centrar también su interés en la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico y en la AFIP.
La basura. Cansado de la monótona lectura, el senador Alcides López interrumpió al funcionario. “Por favor, no matemos a los taquígrafos. Entregue sus escritos que serán incorporados más tarde...” Pou, molesto, no lo dejó terminar: “No, de ninguna manera, porque esa es una maniobra para que terminen en la basura”. Esta vez el que no lo dejó concluir fue Verna, quien una vez más le pidió que se retracte: “Confío que retirará sus dichos”, dijo. El titular del Central aceptó a regañadientes.
Cansancio. Los legisladores estaban ansiosos por comenzar con las preguntas. Algunos abrían sus carpetas, Baglini encendía su laptop, pero Pou los sorprendió. Dijo que estaba cansado. Verna le ofreció un receso de media hora. “No, mejor continúo mañana (por hoy)”, le respondió. Preguntó si estaba bien a las 10. Nadie se opuso.

 


 

LA JUSTICIA NO DIO LUGAR A LA PRESENTACION DE POU
Sin camino a los Tribunales

La Justicia sepultó ayer las ilusiones del titular del Banco Central, Pedro Pou, quien había presentado una medida cautelar para impedir que la comisión bicameral que investiga el lavado de dinero recomiende su remoción al Presidente. El juez en lo contencioso administrativo federal Martín Silva Garretón rechazó por “impropia” la presentación y notificó la decisión al abogado de Pou, Carlos Caride Fitte. El magistrado desestimó el pedido argumentando que la comisión parlamentaria no tiene facultades para despedir al funcionario: sólo puede “aconsejar” al Ejecutivo sobre el tema. En el propio fallo, Silva Garretón explicó que “la petición se presenta como impropia, toda vez que la actuación de la comisión no tiene como efecto jurídico inmediato la remoción del presidente del BCRA”.
Con esta decisión, la Justicia descartó de plano la estrategia de Pou, que apuntó a bloquear la actuación de los legisladores que analizan su gestión en el Central utilizando como argumento “la defensa de la autonomía” de esa institución bancaria. En esa línea, Pou había solicitado al juez que prohibiera el eventual consejo de la comisión porque “la sola emisión del dictamen” podía afectar la autonomía y el “buen nombre y honor” de la entidad. En otra parte de su escrito, además, había afirmado que aunque la opinión no es vinculante para De la Rúa, éste se vería en “dificultades” en el caso de querer “desoír ese consejo” a causa del “contexto político actual”. Ayer, el juez Silva Garretón desestimó esos argumentos y recordó que las funciones de la comisión bicameral “están circunscriptas a la elaboración de la recomendación al Ejecutivo, para la remoción de los miembros del directorio del Banco Central de la República Argentina”.
En otro fragmento de su fallo, Silva Garretón subrayó que –según la Carta Orgánica del BCRA– el Banco debe estar gobernado por un directorio (compuesto por un presidente, un vicepresidente y ocho directores) que puede ser destituido por el primer mandatario, debido a mala conducta o incumplimiento de los deberes de funcionario público. Pero esa remoción, debe estar precedida por una recomendación formulada por los titulares del Senado y de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Economía de la Cámara alta y de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas de la Cámara de Diputados.

 

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