Por Maximiliano Montenegro
Como hace tiempo que no ocurría
de manera tan abierta, el Fondo Monetario lanzó ayer una advertencia
directa al Presidente y a los principales dirigentes de la Alianza para
que apoyen sin reparos las medidas de ajuste que anunciará Ricardo
López Murphy mañana por la tarde. El mundo está
esperando que Argentina tome las riendas y dé un golpe de timón,
declaró Tomás Reichman, jefe de la misión del FMI
que monitorea en estos días las cuentas fiscales. Dijo, además,
que el ministro de Economía necesita el apoyo de todos los
argentinos y, como si el sistema político argentino no se
tratara de una democracia, avisó que se está discutiendo
mucho a nivel político las futuras medidas. Fue sobre el
final de una jornada en la que corrieron versiones sobre la renuncia de
López Murphy y recrudeció su enfrentamiento con otros miembros
del gabinete y la Alianza por la magnitud del ajuste.
Ayer se acabó de licuar el efecto López Murphy,
basado en la supuesta confianza que generaba en los mercados la llegada
al Ministerio de uno de sus economista favoritos, de genuina estirpe liberal
ortodoxa.
El riesgo país (la sobretasa de interés que paga el Gobierno
para endeudarse) alcanzó un nivel superior al día final
de Machinea, quien pese a sus denodados esfuerzos por congraciarse con
los mercados siempre fue considerado un converso por parte
del establishment financiero, que nunca terminó de confiar en él.
Esta nueva disparada del riesgo país significa que los inversores
se desprenden de títulos de la deuda argentina y en consecuencia
el Gobierno debe pagar una tasa de interés más alta para
que lo sigan financiando. Un factor que influyó en esta situación
fue la crisis financiera, que hace que los inversores institucionales
pierdan dinero en las bolsas de los países centrales, retiren sus
fondos de los países llamados emergentes, considerados de alto
riesgo, por temor a perder todavía más y opten por colocaciones
menos rentables pero más seguras. Sin embargo, como sucedió
en los últimos días, en la fuga de capitales a Argentina
le fue peor que al resto de los países latinoamericanos.
Por eso, la interpretación predilecta en los mayores bancos de
inversión era que la falta de apoyo político a López
Murphy y las peleas internas en la Alianza echaban sombras sobre el rumbo
de la política económica. Hay un proceso de salida
de fondos de Argentina. Nos encanta López Murphy, pero el problema
es otro: el Presidente, que no termina de avalar su propuesta. Las medidas
no nos van a sorprender, pero además así no van a pasar,
dijo a este diario el economista jefe de uno de los principales bancos.
El propio López Murphy aprovechó el fantasma latente de
una nueva crisis financiera para allanar el camino del ajustazo que se
viene en el seno del Gobierno, donde recrudeció su disputa con
el ministro del Interior, Federico Storani, por el manejo de los ATN (Aportes
del Tesoro Nacional) a provincias, y el ministro de Educación,
Hugo Juri, por los posibles recortes en el presupuesto universitario.
Más aún, aunque su vocero desmintió su renuncia a
última hora de la tarde (ver aparte), lo cierto es que el ministro
quiso dejar en claro que si no tenía libertad para maniobrar con
la tijera daría un portazo. Así lo dijo públicamente
el director de FIEL, Juan Luis Bour, quien obviamente habló con
su consentimiento, y, según pudo saber Página/12, el propio
López Murphy lo mencionó en más de una charla privada
con banqueros.
Pero si quedaban dudas de la pulseada que están librando Economía
y el establishment con el ala política de la Alianza, que se resiste
a mortificar una vez más a su base electoral en un año de
elecciones, las declaraciones del jefe de la misión del FMI terminaron
de despejarlas. El problema es serio y se van a tomar medidas serias.
La situación escomplicada, pero el punto importante es que el mundo
espera que ustedes cumplan con la ley de responsabilidad fiscal,
aseguró Tomás Reichman, tras reunirse en Hacienda con el
viceministro Daniel Artana, con quien pasó revista en detalle al
paquete de medidas, que todavía es desconocido en su totalidad
por la mayoría del gabinete nacional.
Reichman, de nacionalidad chilena, debutó ayer como jefe de la
misiones del Fondo al país, cargo en el que reemplazó a
la italiana Teresa Ter Minassian. Prudente, como suele especificar el
manual de buena conducta del Fondo, conoce a la perfección el juego
político en Argentina, porque durante la última década
vino en muchísimas ocasiones al país, como segundo de Ter
Minassian. Según cuentan ex funcionarios de Roque Fernández,
siempre se diferenciaba en las conversaciones por su visión más
comprensiva de las limitaciones políticas frente a los inflexibles
reclamos de su ex jefa, quien solía lanzar metas fiscales en la
mesa de negociación que no dejaban de sorprender a los funcionarios
argentinos por lo incompatibles con un sistema de gobierno democrático.
Que Reichman haya subido tanto el tono de sus declaraciones, por lo tanto,
difícilmente no haya sido acordado con los integrantes del equipo
de Murphy. En particular, porque el apriete parece tener como destinatorio
directo en primer lugar al Presidente (el mundo está esperando
que Argentina tome las riendas y se dé un golpe de timón)
y en segundo lugar a los dirigentes de la Alianza, porque remarcó
que se está discutiendo mucho a nivel político.
De paso, exhortó, una vez más, a los argentinos a
poner el hombro, una manera de reconocer que el ajuste golpeará
una vez más a los que votan en las urnas y no en los mercados financieros.
HAMBRIENTOS
Y LLOROSOS, ESPERAN LAS MEDIDAS
Los dos bebés del ministro
Por Julio Nudler
Ricardo López Murphy
es como una madre de mellizos: los dos están llorando a gritos
y, en lo posible, debe alimentarlos al mismo tiempo y lograr que se duerman
satisfechos. Un bebé es el mercado financiero, y el otro, el sector
político. La restricción del ministro es que para conformar
a los dos cuenta con una única política, que es la que pondrá
dentro del paquete que anunciará mañana. Y la pregunta que
se hacía ayer un economista de la Alianza, en diálogo con
Página/12, es, primero, si existe un conjunto de medidas que sea
hoy capaz de atender las demandas de los mercados y ser simultáneamente
potable para los políticos, y, segundo, si el sucesor de José
Luis Machinea será capaz de encontrar la zona de compatibilidad
entre esos dos conjuntos de intereses aparentemente opuestos entre sí.
Los días de silencio que guardó el ministro le hicieron
suponer a bebé mercado que mamá LM prodigaría sus
mejores cuidados a bebé política, y expresó su desagrado
con un drástico rebote del riesgo país. Pero otros observadores
más serenos temen, contrariamente, que el hombre de FIEL se sienta
prisionero de su imagen de halcón fiscal y sobreactúe el
ajuste, profundizando así la recesión. Pero admiten que
la adopción de un programa más blando podría ser
leído por los mercados como una capitulación de López
Murphy ante los políticos.
Los liberales más impacientes vienen pensando, sin necesidad de
aguardar las medidas, que la única manera de aplicar la estrategia
económica que se requiere es prescindir de los políticos,
remover ese obstáculo, tomar las decisiones sin estar consultándolas
con jefes partidarios, ministros de otras áreas, legisladores y
caciques provinciales. No es que estén añorando la vieja
manera de hacerlo, que era un golpe militar. Pero un golpe de mercado
no vendría mal. En otros términos: de acuerdo con esa visión,
sólo una situación extremadamente traumática recrearía
en la Argentina el espacio necesario para redireccionar la política
económica, como ocurrió con las hiperinflaciones. En condiciones
extremas, ningún dirigente se atreve a trabar decisiones heroicas,
aunque duelan.
También es verdad, sin embargo, que después de algunos volantazos
históricos, como los de José Martínez de Hoz, Juan
Sourrouille y Domingo Cavallo, la economía argentina sigue en la
banquina, mirando hacia los carriles por donde avanzan las otras. Y que
entre los economistas hay poco acuerdo en cuanto al nuevo derrotero a
tomar. Unos creen que la Convertibilidad está agotada y el Gobierno
debe recuperar los instrumentos cambiarios y monetarios. Otros piensan
que equilibrar las cuentas públicas bastaría para desatar
el nudo. Para los cavallistas, en cambio, el ajuste fiscal es una condición
necesaria, pero no suficiente. Hay quienes insisten en que sin estimular
la demanda de consumo no podrá salirse de la deflación,
mientras otros responden que antes del consumo debe venir la inversión,
poniendo delante del carro el crecimiento y no la mera reactivación.
Mientras tanto, los dos bebés le siguen llorando a López
Murphy, y no hay certeza de que después del atardecer de mañana
viernes, cuando promete darles el pecho, le permitirán disfrutar
de una temporada tranquila, que se prolongue más allá del
fin de semana. Luego habrá que ver hasta qué punto atendió
los problemas de competitividad, para asegurar que el rumbo inicial se
autosustente.
OPINION
Por Alfredo Zaiat
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Las agujas del reloj
Estos prolongados e irritantes días de silencio de Ricardo
López Murphy se parecen mucho a las también dilatadas
y fastidiosas jornadas de José Luis Machinea previas al lanzamiento
del primer paquete económico de la Alianza. Durante esos
días, lo que se denomina mercado fue subiendo en cada una
de las ruedas de incertidumbre el monto esperado del ajuste de las
cuentas públicas. Ahora, con LM sucede lo mismo. La suma
inicial de un recorte por 800 millones de pesos ha ido creciendo
hasta los 2100 millones. Todo parece poco, como si un programa económico
sería bueno o malo dependiendo de si se bajara más
o menos el gasto público. En esa lógica cerrada, y
por cierto poco original y con resultados desalentadores, la economía
sólo podría salir del pozo recesivo en que se encuentra
solamente con la poda de egresos estatales. El simple obstáculo
que enfrenta esa receta, aplicada con saldo frustrante por el antecesor
de LM en el Palacio de Hacienda, reside en que no ha mostrado efectividad
para impulsar el proceso de crecimiento que todos esperan. Más
bien, agudiza tensiones que terminan por sumergir en un círculo
vicioso de deterioro la economía. Pese a ello, se viene más
de lo mismo.
Si no fuera que LM es el hombre que el establishment quiere en el
Ministerio de Economía, los casi quince días de demora
para conocer el contenido del paquete habrían provocado una
reacción histérica del mercado. La respuesta, en cambio,
ha sido diferente, reflejando los financistas una paciencia desconocida,
aunque no se quedan quietos y a medida que pasan los días
suben la apuesta del ajuste. El riesgo para este nuevo intento de
aplicar el esquivo shock de confianza es que terminen desilusionados.
Lo que esperan, en definitiva, es que LM haga honor a sus antecedentes
y exhiba sus pergaminos de ortodoxo. Después, vendrá
el problema.
Superado ese test, le seguirá el que ha de definir el futuro
de LM, que será el del crecimiento. El consenso que existe
entre los principales analistas de los bancos de inversión
de Wall Street que se ocupan de Argentina es que si en los próximos
seis meses no hay crecimiento que permita incrementar los recursos
fiscales que aseguren cumplir con los compromisos de deuda, el fantasma
de la cesación de pagos volverá con fuerza. El blindaje
que rescató a los acreedores, en última instancia,
sólo permitió ganar tiempo, cronómetro que
a Machinea le avanzó más rápido que lo pensado.
Y LM también quiere ganar tiempo con su plan de ajuste. ¿Cómo
le girarán las agujas del reloj?
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El
primer anuncio de López Murphy fue que no renuncia
La versión llegó a la TV y
obligó al equipo económico a dejar el enclaustramiento, donde
elabora las medidas, para salir a desmentirla. Mañana por la
tarde se harán los anuncios, y prometen que no serán sangrientos.
Reforma: El plan de Reforma del Estado
en el que trabaja Manuel Solanet recién tendría efectos palpables
a tres o cinco años, afirman en Economía.
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Por
Raúl Dellatorre
La versión
circulante en torno a la renuncia del ministro de Economía, Ricardo
López Murphy, obligó a los flamantes habitantes del Palacio
de Hacienda a dejar por un rato las sombras. No sabemos de dónde
salió ese rumor; nunca hubo renuncia y desconocemos el origen de
esa versión, informó Ramiro Costa, designado como
vocero del ministro. La versión había estallado al atardecer
en la pantalla caliente de Crónica TV: Renunció López
Murphy. Ya en horas previas, había circulado en tono de murmullo
entre los operadores de la city porteña. Allí se mencionaba
como origen de la versión un encuentro del ministro con tres legisladores
de la Alianza a quienes les habría mostrado su renuncia ya redactada,
que presentaría en caso de no lograr apoyo parlamentario del bloque
oficialista.
En Casa de Gobierno se asegura que fue el presidente de la Nación,
Fernando de la Rúa, quien tomó la iniciativa de reclamarle
a López Murphy que desmintiera la versión. Este, a su vez,
le encargó la misión a Ramiro Costa, que así tuvo
su primera intervención ante la prensa en su nuevo cargo. Darío
Alessandro (jefe del bloque de la Alianza), Horacio Pernasetti (titular
del sub bloque radical) y Jesús Rodríguez, los tres legisladores
mencionados como asistentes a la reunión en la que el ministro
habría exhibido su renuncia, no pudieron ser localizados para confirmar
o desmentir la versión.
Según el vocero del ministro, los anuncios recién se formularán
mañana, día en que López Murphy leería un
mensaje a la Nación por cadena nacional acompañado por el
jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, a las 7 de la tarde. Las medidas
siguen siendo meditadas en el encierro autoimpuesto por el ministro y
sus colaboradores más cercanos provenientes de FIEL,
sin participación de los funcionarios de la cartera que sobrevivieron
a la salida de José Luis Machinea: Enrique Martínez (Pymes),
Daniel Marx (Finanzas) y Aníbal Rothamel (Obras Públicas).
Una fuente del Palacio de Hacienda confirmó que las medidas en
estudio se agrupan en dos bloques, unas para el corto y otras para el
mediano y largo plazo. Las primeras estarán orientadas a dar una
rápida señal de la capacidad y la voluntad de la actual
gestión de lograr una importante baja en el déficit fiscal,
fundamentalmente por el lado de la reducción del gasto. Pero ayer
la misma fuente reconoció las limitaciones para avanzar en ese
plano.
Habrá que respetar los acuerdos firmados con las provincias,
no se prevé recortar salarios ni jubilaciones, salvo las de privilegio,
ni hacer una carnicería con el personal, señaló
la fuente, que reiteró lo ya señalado por el propio López
Murphy: No hay margen para aumentar impuestos. En cambio,
confirmó que se trabaja en el recorte de beneficios previsionales
y en la recuperación de aportes previsionales que se evaden ante
los ojos de la propia Administración Nacional de la Seguridad Social
(Anses), que el organismo a cargo de Rodolfo Campero ya denunció.
Hay fraude y mala registración, y jubilaciones ilegítimas,
que las hay y muchas, señaló la fuente, que reiteró
como una de las prioridades de la nueva gestión mejorar y
depurar la AFIP y la Anses.
La supresión de organismos superpuestos y la eliminación
de cargos en los descentralizados formaría parte de los ahorros
que el equipo económico espera obtener en el corto plazo. En cambio,
el plan de Reforma del Estado en el que trabaja el secretario para la
Modernización, Manuel Solanet, recién tendría efectos
palpables a tres o cinco años, según se detalló.
Según un destacado analista independiente que ayer anticipó
a Página/12 su impresión sobre los anuncios en danza, el
paquete es más declamativo que lo que resulta como impacto real;
de ninguna manera se llegará a una reducción de 2000 millones
de pesos en el déficit, ni mejora el cuadro de dificultades de
corto plazo que enfrenta la administración nacional. La
reducción del gasto está planteada en un núcleo de
medidas con impacto limitado, pero que busca capitalizar el prestigio
de este equipo económico ante el establishment; el problema es
que ese efecto prestigio se agotóa las 24 horas del
nombramiento, en el mercado ya está descontado.
DEBORA
GIORGI Y HORACIO CEPEDA SE SUMAN AL EQUIPO
Industriales en la banquina
Por
Cledis Candelaresi
A pesar de su empeño
por renovar íntegramente el gabinete económico, Ricardo
López Murphy encomendó a dos figuras próximas a José
Luis Machinea la administración de los temas industriales. Hasta
anoche, Débora Giorgi era número puesto en Comercio Exterior,
y su asesor, el economista Horacio Cepeda el encargado de Industria, degradada
a subsecretaría bajo la órbita del secretario de la Producción,
Víctor Savanti. Aunque se trata de un técnico que trabajó
para la UIA, la inminente designación poco entusiasma a sus dirigentes,
que se sienten ajenos a esa elección e impotentes ante la distancia
que les impone Ricardo López Murphy.
Aunque con menos fuerza, vuelve a sonar fuerte el nombre de Techint. Javier
Tizado, hasta hace días secretario de Industria de Machinea, fue
durante años directivo del holding de los Rocca. Cepeda, en tanto,
trabajó para el Instituto de Desarrollo Industrial, usina de trabajos
académicos de la Unión Industrial Argentina, financiada
por ese grupo económico y presidida por Roberto Rocca.
Fue Machinea quien como director académico del IDI contrató
a Cepeda para que realice detallados análisis de la situación
de la industria. Algunos de esos textos dieron lugar a exposiciones con
las que el ex jefe de asesores de Economía, Pablo Gerchunoff, cosechó
aplausos en conferencias industriales.
Nadie en la UIA parece poner en duda la solvencia técnica ni la
independencia de criterio de Cepeda, a quien ven como una voz más
moderada en el medio de un equipo liberal ortodoxo. Pero de la misma manera
que no objetan su integridad profesional, los hombres de la industria
tampoco le reconocen estatura para ese cargo ni lo consideran un industrialista.
En el camino quedó la designación de Carlos Leone como titular
de Industria, a quien Savanti le ofreció el cargo días pasados.
Pero el hombre de Acindar impuso una condición inaceptable a los
ojos de López Murphy o, quizás, de la propia Casa Rosada:
comandar o, al menos, tener injerencia directa en la negociación
por el ALCA y el Mercosur, dos temas que considera clave para el desarrollo
de la industria argentina.
Aceptar el pedido de Leone hubiera significado un viraje en los planes
oficiales que reservaron a Giorgi un lugar en el organigrama de Economía
como encargada de Comercio Exterior. Este sería su eventual tercer
puesto, después de ser secretaria de Industria y de Energía,
sucesivamente, áreas en las que Cepeda la asesoró.
Desde esos puestos, Giorgi consiguió construir un perfil propio,
independiente de Machinea, y tejer una sólida relación con
De la Rúa, quien se habría transformado en su verdadero
soporte dentro del Gobierno. Ni ella ni Tizado resultaron para los empresarios
interlocutores fáciles, que entendieran desde el Estado los pesares
de la industria. La frustrada designación de Leone tampoco hubiese
representado un cambio drástico de rumbo, al menos a los ojos de
la UIA.
Para los dirigentes de la Unión el panorama ahora se ensombreció
aún más. Primero, porque vislumbran como una amenaza la
política de abrir todavía más la economía
y centrar los esfuerzos en cerrar el déficit fiscal, dejando poco
resquicio para las políticas activas. Pero, además, porque
ni siquiera saben cómo abrir el diálogo con un equipo al
que ven muy ajeno a sus intereses y poco permeable a sus reclamos.
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