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EL FONDO MONETARIO LANZO UNA AMENAZA AL ALA POLITICA DEL GOBIERNO
“Hay que tomar las riendas”

El jefe de la misión del Fondo Monetario lanzó una advertencia directa al Presidente y a la dirigencia de la Alianza para que apoyen sin reparos el ajuste que anunciará Ricardo López Murphy mañana. �Se está discutiendo mucho a nivel político�, avisó, zanjando a favor del ministro de Economía la interna desatada en el Gabinete.
Tomás Reichman (centro), nuevo jefe de las misiones del FMI a Argentina, con sus colaboradores. Dice que el mundo está esperando “un golpe de timón" en Argentina, y no le hizo falta aclarar la dirección.

Por Maximiliano Montenegro

Como hace tiempo que no ocurría de manera tan abierta, el Fondo Monetario lanzó ayer una advertencia directa al Presidente y a los principales dirigentes de la Alianza para que apoyen sin reparos las medidas de ajuste que anunciará Ricardo López Murphy mañana por la tarde. “El mundo está esperando que Argentina tome las riendas y dé un golpe de timón”, declaró Tomás Reichman, jefe de la misión del FMI que monitorea en estos días las cuentas fiscales. Dijo, además, que el ministro de Economía “necesita el apoyo de todos los argentinos” y, como si el sistema político argentino no se tratara de una democracia, avisó que “se está discutiendo mucho a nivel político” las futuras medidas. Fue sobre el final de una jornada en la que corrieron versiones sobre la renuncia de López Murphy y recrudeció su enfrentamiento con otros miembros del gabinete y la Alianza por la magnitud del ajuste.
Ayer se acabó de licuar el “efecto López Murphy”, basado en la supuesta confianza que generaba en los mercados la llegada al Ministerio de uno de sus economista favoritos, de genuina estirpe liberal ortodoxa.
El riesgo país (la sobretasa de interés que paga el Gobierno para endeudarse) alcanzó un nivel superior al día final de Machinea, quien pese a sus denodados esfuerzos por congraciarse con los mercados siempre fue considerado un “converso” por parte del establishment financiero, que nunca terminó de confiar en él.
Esta nueva disparada del riesgo país significa que los inversores se desprenden de títulos de la deuda argentina y en consecuencia el Gobierno debe pagar una tasa de interés más alta para que lo sigan financiando. Un factor que influyó en esta situación fue la crisis financiera, que hace que los inversores institucionales pierdan dinero en las bolsas de los países centrales, retiren sus fondos de los países llamados emergentes, considerados de alto riesgo, por temor a perder todavía más y opten por colocaciones menos rentables pero más seguras. Sin embargo, como sucedió en los últimos días, en la fuga de capitales a Argentina le fue peor que al resto de los países latinoamericanos.
Por eso, la interpretación predilecta en los mayores bancos de inversión era que la falta de apoyo político a López Murphy y las peleas internas en la Alianza echaban sombras sobre el rumbo de la política económica. “Hay un proceso de salida de fondos de Argentina. Nos encanta López Murphy, pero el problema es otro: el Presidente, que no termina de avalar su propuesta. Las medidas no nos van a sorprender, pero además así no van a pasar”, dijo a este diario el economista jefe de uno de los principales bancos.
El propio López Murphy aprovechó el fantasma latente de una nueva crisis financiera para allanar el camino del ajustazo que se viene en el seno del Gobierno, donde recrudeció su disputa con el ministro del Interior, Federico Storani, por el manejo de los ATN (Aportes del Tesoro Nacional) a provincias, y el ministro de Educación, Hugo Juri, por los posibles recortes en el presupuesto universitario. Más aún, aunque su vocero desmintió su renuncia a última hora de la tarde (ver aparte), lo cierto es que el ministro quiso dejar en claro que si no tenía libertad para maniobrar con la tijera daría un portazo. Así lo dijo públicamente el director de FIEL, Juan Luis Bour, quien obviamente habló con su consentimiento, y, según pudo saber Página/12, el propio López Murphy lo mencionó en más de una charla privada con banqueros.
Pero si quedaban dudas de la pulseada que están librando Economía y el establishment con el ala política de la Alianza, que se resiste a mortificar una vez más a su base electoral en un año de elecciones, las declaraciones del jefe de la misión del FMI terminaron de despejarlas. “El problema es serio y se van a tomar medidas serias. La situación escomplicada, pero el punto importante es que el mundo espera que ustedes cumplan con la ley de responsabilidad fiscal”, aseguró Tomás Reichman, tras reunirse en Hacienda con el viceministro Daniel Artana, con quien pasó revista en detalle al paquete de medidas, que todavía es desconocido en su totalidad por la mayoría del gabinete nacional.
Reichman, de nacionalidad chilena, debutó ayer como jefe de la misiones del Fondo al país, cargo en el que reemplazó a la italiana Teresa Ter Minassian. Prudente, como suele especificar el manual de buena conducta del Fondo, conoce a la perfección el juego político en Argentina, porque durante la última década vino en muchísimas ocasiones al país, como segundo de Ter Minassian. Según cuentan ex funcionarios de Roque Fernández, siempre se diferenciaba en las conversaciones por su visión más comprensiva de las limitaciones políticas frente a los inflexibles reclamos de su ex jefa, quien solía lanzar metas fiscales en la mesa de negociación que no dejaban de sorprender a los funcionarios argentinos por lo incompatibles con un sistema de gobierno democrático.
Que Reichman haya subido tanto el tono de sus declaraciones, por lo tanto, difícilmente no haya sido acordado con los integrantes del equipo de Murphy. En particular, porque el apriete parece tener como destinatorio directo en primer lugar al Presidente (“el mundo está esperando que Argentina tome las riendas y se dé un golpe de timón”) y en segundo lugar a los dirigentes de la Alianza, porque remarcó que “se está discutiendo mucho a nivel político”. De paso, exhortó, una vez más, a los “argentinos a poner el hombro”, una manera de reconocer que el ajuste golpeará una vez más a los que votan en las urnas y no en los mercados financieros.

 


 

HAMBRIENTOS Y LLOROSOS, ESPERAN LAS MEDIDAS
Los dos bebés del ministro

Por Julio Nudler

Ricardo López Murphy es como una madre de mellizos: los dos están llorando a gritos y, en lo posible, debe alimentarlos al mismo tiempo y lograr que se duerman satisfechos. Un bebé es el mercado financiero, y el otro, el sector político. La restricción del ministro es que para conformar a los dos cuenta con una única política, que es la que pondrá dentro del paquete que anunciará mañana. Y la pregunta que se hacía ayer un economista de la Alianza, en diálogo con Página/12, es, primero, si existe un conjunto de medidas que sea hoy capaz de atender las demandas de los mercados y ser simultáneamente potable para los políticos, y, segundo, si el sucesor de José Luis Machinea será capaz de encontrar la zona de compatibilidad entre esos dos conjuntos de intereses aparentemente opuestos entre sí.
Los días de silencio que guardó el ministro le hicieron suponer a bebé mercado que mamá LM prodigaría sus mejores cuidados a bebé política, y expresó su desagrado con un drástico rebote del riesgo país. Pero otros observadores más serenos temen, contrariamente, que el hombre de FIEL se sienta prisionero de su imagen de halcón fiscal y sobreactúe el ajuste, profundizando así la recesión. Pero admiten que la adopción de un programa más blando podría ser leído por los mercados como una capitulación de López Murphy ante los políticos.
Los liberales más impacientes vienen pensando, sin necesidad de aguardar las medidas, que la única manera de aplicar la estrategia económica que se requiere es prescindir de los políticos, remover ese obstáculo, tomar las decisiones sin estar consultándolas con jefes partidarios, ministros de otras áreas, legisladores y caciques provinciales. No es que estén añorando la vieja manera de hacerlo, que era un golpe militar. Pero un golpe de mercado no vendría mal. En otros términos: de acuerdo con esa visión, sólo una situación extremadamente traumática recrearía en la Argentina el espacio necesario para redireccionar la política económica, como ocurrió con las hiperinflaciones. En condiciones extremas, ningún dirigente se atreve a trabar decisiones heroicas, aunque duelan.
También es verdad, sin embargo, que después de algunos volantazos históricos, como los de José Martínez de Hoz, Juan Sourrouille y Domingo Cavallo, la economía argentina sigue en la banquina, mirando hacia los carriles por donde avanzan las otras. Y que entre los economistas hay poco acuerdo en cuanto al nuevo derrotero a tomar. Unos creen que la Convertibilidad está agotada y el Gobierno debe recuperar los instrumentos cambiarios y monetarios. Otros piensan que equilibrar las cuentas públicas bastaría para desatar el nudo. Para los cavallistas, en cambio, el ajuste fiscal es una condición necesaria, pero no suficiente. Hay quienes insisten en que sin estimular la demanda de consumo no podrá salirse de la deflación, mientras otros responden que antes del consumo debe venir la inversión, poniendo delante del carro el crecimiento y no la mera reactivación.
Mientras tanto, los dos bebés le siguen llorando a López Murphy, y no hay certeza de que después del atardecer de mañana viernes, cuando promete darles el pecho, le permitirán disfrutar de una temporada tranquila, que se prolongue más allá del fin de semana. Luego habrá que ver hasta qué punto atendió los problemas de competitividad, para asegurar que el rumbo inicial se autosustente.

 

OPINION
Por Alfredo Zaiat

Las agujas del reloj

Estos prolongados e irritantes días de silencio de Ricardo López Murphy se parecen mucho a las también dilatadas y fastidiosas jornadas de José Luis Machinea previas al lanzamiento del primer paquete económico de la Alianza. Durante esos días, lo que se denomina mercado fue subiendo en cada una de las ruedas de incertidumbre el monto esperado del ajuste de las cuentas públicas. Ahora, con LM sucede lo mismo. La suma inicial de un recorte por 800 millones de pesos ha ido creciendo hasta los 2100 millones. Todo parece poco, como si un programa económico sería bueno o malo dependiendo de si se bajara más o menos el gasto público. En esa lógica cerrada, y por cierto poco original y con resultados desalentadores, la economía sólo podría salir del pozo recesivo en que se encuentra solamente con la poda de egresos estatales. El simple obstáculo que enfrenta esa receta, aplicada con saldo frustrante por el antecesor de LM en el Palacio de Hacienda, reside en que no ha mostrado efectividad para impulsar el proceso de crecimiento que todos esperan. Más bien, agudiza tensiones que terminan por sumergir en un círculo vicioso de deterioro la economía. Pese a ello, se viene más de lo mismo.
Si no fuera que LM es el hombre que el establishment quiere en el Ministerio de Economía, los casi quince días de demora para conocer el contenido del paquete habrían provocado una reacción histérica del mercado. La respuesta, en cambio, ha sido diferente, reflejando los financistas una paciencia desconocida, aunque no se quedan quietos y a medida que pasan los días suben la apuesta del ajuste. El riesgo para este nuevo intento de aplicar el esquivo shock de confianza es que terminen desilusionados. Lo que esperan, en definitiva, es que LM haga honor a sus antecedentes y exhiba sus pergaminos de ortodoxo. Después, vendrá el problema.
Superado ese test, le seguirá el que ha de definir el futuro de LM, que será el del crecimiento. El consenso que existe entre los principales analistas de los bancos de inversión de Wall Street que se ocupan de Argentina es que si en los próximos seis meses no hay crecimiento que permita incrementar los recursos fiscales que aseguren cumplir con los compromisos de deuda, el fantasma de la cesación de pagos volverá con fuerza. El blindaje que rescató a los acreedores, en última instancia, sólo permitió ganar tiempo, cronómetro que a Machinea le avanzó más rápido que lo pensado. Y LM también quiere ganar tiempo con su plan de ajuste. ¿Cómo le girarán las agujas del reloj?

 

El primer anuncio de López Murphy fue que no renuncia

La versión llegó a la TV y
obligó al equipo económico a dejar el enclaustramiento, donde
elabora las medidas, para salir a desmentirla. Mañana por la tarde se harán los anuncios, y prometen que no serán sangrientos.

Reforma: El plan de Reforma del Estado en el que trabaja Manuel Solanet recién tendría efectos palpables a tres o cinco años, afirman en Economía.

Por Raúl Dellatorre

La versión circulante en torno a la renuncia del ministro de Economía, Ricardo López Murphy, obligó a los flamantes habitantes del Palacio de Hacienda a dejar por un rato las sombras. “No sabemos de dónde salió ese rumor; nunca hubo renuncia y desconocemos el origen de esa versión”, informó Ramiro Costa, designado como vocero del ministro. La versión había estallado al atardecer en la pantalla caliente de Crónica TV: “Renunció López Murphy”. Ya en horas previas, había circulado en tono de murmullo entre los operadores de la city porteña. Allí se mencionaba como origen de la versión un encuentro del ministro con tres legisladores de la Alianza a quienes les habría mostrado su renuncia ya redactada, que presentaría en caso de no lograr apoyo parlamentario del bloque oficialista.
En Casa de Gobierno se asegura que fue el presidente de la Nación, Fernando de la Rúa, quien tomó la iniciativa de reclamarle a López Murphy que desmintiera la versión. Este, a su vez, le encargó la misión a Ramiro Costa, que así tuvo su primera intervención ante la prensa en su nuevo cargo. Darío Alessandro (jefe del bloque de la Alianza), Horacio Pernasetti (titular del sub bloque radical) y Jesús Rodríguez, los tres legisladores mencionados como asistentes a la reunión en la que el ministro habría exhibido su renuncia, no pudieron ser localizados para confirmar o desmentir la versión.
Según el vocero del ministro, los anuncios recién se formularán mañana, día en que López Murphy leería un mensaje a la Nación por cadena nacional acompañado por el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, a las 7 de la tarde. Las medidas siguen siendo meditadas en el encierro autoimpuesto por el ministro y sus colaboradores más cercanos –provenientes de FIEL–, sin participación de los funcionarios de la cartera que sobrevivieron a la salida de José Luis Machinea: Enrique Martínez (Pymes), Daniel Marx (Finanzas) y Aníbal Rothamel (Obras Públicas).
Una fuente del Palacio de Hacienda confirmó que las medidas en estudio se agrupan en dos bloques, unas para el corto y otras para el mediano y largo plazo. Las primeras estarán orientadas a dar una rápida señal de la capacidad y la voluntad de la actual gestión de lograr una importante baja en el déficit fiscal, fundamentalmente por el lado de la reducción del gasto. Pero ayer la misma fuente reconoció las limitaciones para avanzar en ese plano.
“Habrá que respetar los acuerdos firmados con las provincias, no se prevé recortar salarios ni jubilaciones, salvo las de privilegio, ni hacer una carnicería con el personal”, señaló la fuente, que reiteró lo ya señalado por el propio López Murphy: “No hay margen para aumentar impuestos”. En cambio, confirmó que se trabaja en el recorte de beneficios previsionales y en la recuperación de aportes previsionales que se evaden ante los ojos de la propia Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), que el organismo a cargo de Rodolfo Campero ya denunció. “Hay fraude y mala registración, y jubilaciones ilegítimas, que las hay y muchas”, señaló la fuente, que reiteró como una de las prioridades de la nueva gestión “mejorar y depurar la AFIP y la Anses”.
La supresión de organismos superpuestos y la eliminación de cargos en los descentralizados formaría parte de los ahorros que el equipo económico espera obtener en el corto plazo. En cambio, el plan de Reforma del Estado en el que trabaja el secretario para la Modernización, Manuel Solanet, recién tendría efectos palpables a tres o cinco años, según se detalló.
Según un destacado analista independiente que ayer anticipó a Página/12 su impresión sobre los anuncios en danza, “el paquete es más declamativo que lo que resulta como impacto real; de ninguna manera se llegará a una reducción de 2000 millones de pesos en el déficit, ni mejora el cuadro de dificultades de corto plazo que enfrenta la administración nacional”. “La reducción del gasto está planteada en un núcleo de medidas con impacto limitado, pero que busca capitalizar el prestigio de este equipo económico ante el establishment; el problema es que ese ‘efecto prestigio’ se agotóa las 24 horas del nombramiento, en el mercado ya está descontado.”

 


 

DEBORA GIORGI Y HORACIO CEPEDA SE SUMAN AL EQUIPO
Industriales en la banquina

Por Cledis Candelaresi

A pesar de su empeño por renovar íntegramente el gabinete económico, Ricardo López Murphy encomendó a dos figuras próximas a José Luis Machinea la administración de los temas industriales. Hasta anoche, Débora Giorgi era número puesto en Comercio Exterior, y su asesor, el economista Horacio Cepeda el encargado de Industria, degradada a subsecretaría bajo la órbita del secretario de la Producción, Víctor Savanti. Aunque se trata de un técnico que trabajó para la UIA, la inminente designación poco entusiasma a sus dirigentes, que se sienten ajenos a esa elección e impotentes ante la distancia que les impone Ricardo López Murphy.
Aunque con menos fuerza, vuelve a sonar fuerte el nombre de Techint. Javier Tizado, hasta hace días secretario de Industria de Machinea, fue durante años directivo del holding de los Rocca. Cepeda, en tanto, trabajó para el Instituto de Desarrollo Industrial, usina de trabajos académicos de la Unión Industrial Argentina, financiada por ese grupo económico y presidida por Roberto Rocca.
Fue Machinea quien como director académico del IDI contrató a Cepeda para que realice detallados análisis de la situación de la industria. Algunos de esos textos dieron lugar a exposiciones con las que el ex jefe de asesores de Economía, Pablo Gerchunoff, cosechó aplausos en conferencias industriales.
Nadie en la UIA parece poner en duda la solvencia técnica ni la independencia de criterio de Cepeda, a quien ven como una voz más moderada en el medio de un equipo liberal ortodoxo. Pero de la misma manera que no objetan su integridad profesional, los hombres de la industria tampoco le reconocen estatura para ese cargo ni lo consideran un industrialista.
En el camino quedó la designación de Carlos Leone como titular de Industria, a quien Savanti le ofreció el cargo días pasados. Pero el hombre de Acindar impuso una condición inaceptable a los ojos de López Murphy o, quizás, de la propia Casa Rosada: comandar o, al menos, tener injerencia directa en la negociación por el ALCA y el Mercosur, dos temas que considera clave para el desarrollo de la industria argentina.
Aceptar el pedido de Leone hubiera significado un viraje en los planes oficiales que reservaron a Giorgi un lugar en el organigrama de Economía como encargada de Comercio Exterior. Este sería su eventual tercer puesto, después de ser secretaria de Industria y de Energía, sucesivamente, áreas en las que Cepeda la asesoró.
Desde esos puestos, Giorgi consiguió construir un perfil propio, independiente de Machinea, y tejer una sólida relación con De la Rúa, quien se habría transformado en su verdadero soporte dentro del Gobierno. Ni ella ni Tizado resultaron para los empresarios interlocutores fáciles, que entendieran desde el Estado los pesares de la industria. La frustrada designación de Leone tampoco hubiese representado un cambio drástico de rumbo, al menos a los ojos de la UIA.
Para los dirigentes de la Unión el panorama ahora se ensombreció aún más. Primero, porque vislumbran como una amenaza la política de abrir todavía más la economía y centrar los esfuerzos en cerrar el déficit fiscal, dejando poco resquicio para las políticas activas. Pero, además, porque ni siquiera saben cómo abrir el diálogo con un equipo al que ven muy ajeno a sus intereses y poco permeable a sus reclamos.

 

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