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Un trío que demuestra que el jazz
sigue permitiendo las sorpresas

Ernesto Jodos en piano, Martín Iannacone en cello y Sergio Verdinelli en percusión parten de los modelos del jazz para crear una música propia. El pianista también se presenta hoy en Notorious, al frente de su sexteto.

Ernesto Jodos culmina hoy su ciclo
de tres jueves en Notorious, con tres grupos diferentes.

Por Diego Fischerman

Algo había dejado de pasar en las décadas anteriores. El jazz “moderno” seguía siendo el que era en los 60 y 70. Había pasado el viento fugaz (y fugazmente pasado de moda) del jazz rock, habían pasado los dos o tres imitadores del sonido de Pat Metheny y cualquier observador casual no demasiado informado podría haber pensado que estaba en Jazz & Pop, en La Oreja, en la vieja Trastienda de Thames y Gorriti o, más atrás, en el Jamaica. Los nombres, más gastados, con menos ideas y en muchos casos sufriendo la competencia desleal de la llegada en masa de músicos extranjeros de primer nivel, seguían siendo los mismos. Y algo empezó a pasar en los últimos años.
Una importante cantidad de discos nacionales de jazz capaces de ser comparados de igual a igual con los extranjeros, nuevos lugares donde tocar, mayores intercambios y, sobre todo, nueva música. Ernesto Jodos es uno de los emergentes más claros de esa movida. En proyectos junto al contrabajista Hernán Merlo, el guitarrista Guillermo Bazzola o con sus propios grupos, este pianista notable viene mostrando no sólo una técnica y un dominio instrumental capaces de asombrar al propio Michael Brecker -a quien acompañó en su clínica de la semana pasada– sino, sobre todo, que no le teme al riesgo estético y que el género tiene todavía mucho para decir, aunque sea en un lugar tan marginal para la historia del jazz como Buenos Aires.
Una muestra de esa capacidad de aventura es el ciclo de tres jueves que Jodos culminará hoy a la noche en Notorious al frente del mismo sexteto con el que grabó el año pasado un álbum excepcional (con Enrique Norris en corneta, Natalio Sued en saxo alto y clarinete, Carlos Lastra en saxo tenor y soprano, Merlo en contrabajo y Sergio Verdinelli en batería). Hace dos semanas fue un trío con Merlo y Verdinelli (con Lastra como invitado) y hace siete días fue el turno de uno de los grupos más originales e interesantes surgidos en los últimos tiempos, su trío con Martín Iannacone en cello y Verdinelli en percusión. El concepto camarístico ya aparece preanunciado en la propia configuración tímbrica. Un cello tiene, en teoría, las mismas posibilidades de un contrabajo y puede ceñirse perfectamente a la función que es habitual en este instrumento. Pero, obviamente, sería poco interesante tener un cello para eso y tanto Jodos como Iannacone lo saben. El cellista, con afinación impecable tocando con arco y pizzicato, imaginativo en sus solos y tan creativo como solidario en el papel de acompañante, se mueve con comodidad en los bajos y se dispara sin dificultad hacia un rico contrapunto con el piano y la percusión. La función de Verdinelli, en ese sentido, va mucho más allá de la mera marcación rítmica, jugando no sólo a seguir a los demás sino también a proponer y servir de guía.
El dato principal, no obstante, lo aporta el pianista, en particular porque su genealogía es totalmente distinta de la habitual en Argentina. Sus fuentes parecen estar más cerca del Paul Bley de principios de los 60 (melodías angulares, interválica amplia, regodeo en el cromatismo, subdivisiones rítmicas inesperadas, armonías sumamente laxas) que de los boppers de los 40 o de los dos o tres iconos de los 60 y 70 que aquí llegaron a ser populares (Hancock, Corea, Jarrett). Y, sobre todo, en su concepción aparece una relectura del free (formas libres, atonalidad, independencia rítmica entre los distintos instrumentos) que en este paísprácticamente no tuvo tradición propia. Son varios los grupos con cello que aportaron lenguajes nuevos al jazz (Abdul Wadud con Anthony Davis o con James Newton, algunos de los workshops de Charlie Mingus, el Clusone Trío). Este grupo –llamado de manera inquietante Cambio de Celda– no sólo no desentona en esa compañía sino que pone en escena hasta dónde el jazz sigue siendo un lugar posible para las sorpresas.

PUNTOS

 

Los deseos y Beckett

En una nueva avanzada sobre el teatro, el Centro Cultural de España (ICI) acaba de concretar una primera coproducción entre una sala teatral independiente española y otra local. Participan de este acuerdo la prestigiosa Sala Beckett de Barcelona y la siempre activa El Callejón de los Deseos, de Humahuaca 3759, donde el jueves 19 se estrenará el primer trabajo conjunto auspiciado por el centro. El título de la obra es Fuera de cuadro; su autor, Javier Daulte y la dirección, de éste y la actriz Gabriela Izcovich. A manera de anticipo del debut, el español Toni Casares, titular de la sala barcelonesa, dictará hoy a las 19 una conferencia alusiva en la sede del ICI (Florida 943), con entrada libre y gratuita. Según Casares, el ideario de la programación de la Beckett radica en la palabra: “Una especie de confianza ciega en la palabra y en su ilimitada capacidad de hacerse acción”. Fundado por la Compañía Teatro Fronterizo, del dramaturgo valenciano José Sanchís Sinisterra, el espacio se ha convertido en lugar de encuentro de importantes autores y directores. Entre otros, estrenaron y presentaron obras propias los catalanes Joseph Bernet i Jornet y Sergi Belbel, el inglés Steven Berkoff, los argentinos Roberto Cossa, Javier Daulte y el alemán Botho Strauss.

 

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