Por Fernando Cibeira y José Natanson
Hoy, cuando Ricardo López
Murphy anuncie su paquete de medidas, se definirá el futuro inmediato
del Gobierno y de la Alianza. En su raid de consultas para conseguir el
apoyo político necesario para concretar el recorte, el ministro
de Economía consiguió ayer una declaración favorable
de los diputados radicales. Poca cosa si se compara con el estado de asamblea
que vive el Frepaso, con las diferencias de los gobernadores radicales
y con la postura del chaqueño Angel Rozas, que advirtió
como vicepresidente del radicalismo que su partido no tolerará
buena parte de las medidas que se vienen. La discusión se prolongaba
al cierre de esta edición en Olivos, en un encuentro del que participaban
los gobernadores, algunos ministros y un puñado de legisladores.
Fue la última reunión de un jornada difícil: el riesgo
país alcanzó récords históricos, volvieron
a circular versiones sobre un portazo de López Murphy y hasta hubo
rumores de devaluación, redondeando el peor día del Gobierno
de la Alianza.
Aunque no se descartan modificaciones de último momento, un funcionario
que participó de las discusiones con Economía explicó
anoche a Página/12 hasta dónde llegará la tijera
de López Murphy: incluiría la eliminación del subsidio
a los combustibles líquidos en la Patagonia y al Fondo del Tabaco
o, al menos, el establecimiento de algún mecanismo de control para
evitar fraudes en su aplicación; una profunda transformación
en la Anses, que incluirá recortes a las jubilaciones de más
de 3100 pesos; y una ley (o un decreto) para hacer caer todas las pensiones
graciables y someterlas a una revisión caso por caso.
El funcionario, que coincidió con otras fuentes de la Rosada, explicó
que el eje de la discusión estaba centrada en la magnitud de la
poda al presupuesto educativo. El ala política del Gabinete, integrada
por el ministro del Interior, Federico Storani, y por el jefe de Educación,
Hugo Juri, tironeaba para disminuir el impacto del ajuste. Aunque es probable
que la reducción sea menor, el objetivo de máxima de López
Murphy era lograr un recorte de 1120 millones de pesos, transfiriendo
el Fondo de Incentivo docente a las provincias, recortando el presupuesto
universitario y eliminando los fondos para los institutos de formación
docente y para infraestructura escolar (ver
página 5).
El recorte educativo se llevaba buena parte de la discusión de
ayer en Olivos. No sólo porque se trata de una de las banderas
de campaña de la Alianza sino también por la penetración
de la UCR en las universidades y por la figura de Oscar Shuberoff: el
poderoso rector de la UBA ha amenazado con sacar los estudiantes a la
calle si se tocan los fondos de la universidad (ver página 5).
Es más: dos ministros Storani, un ex dirigente de Franja
Morada, y Juri, ex rector de la Universidad de Córdoba tienen
su raíz política en la universidad y están dispuestos
a hacer todo lo posible por evitar un recorte en esa área.
En Olivos estaban, además de Fernando de la Rúa, casi todo
el Gabinete, tres gobernadores radicales, el interventor de Corrientes
Ramón Mestre, los diputados radicales Rafael Pascual y Horacio
Pernasetti. Antes de que comenzara el encuentro, el Presidente llamó
a Carlos Chacho Alvarez para pedirle que mandara como delegados
a un par de dirigentes frepasistas, cuestión de no dejar a nadie
fuera de la discusión. Poco después, ingresaban a Olivos
Darío Alessandro y Rodolfo Rodil.
Fue la última de una serie de reuniones en otro día largo
y agitado para el Gobierno. Al mediodía, comenzó un extenso
encuentro del bloque de diputados radicales que terminó con una
trabajosa declaración de apoyo político a las medidas, algo
que reclama López Murphy como condición para que su programa
tenga el efecto buscado.
Mientras los radicales debatían en el Congreso, De la Rúa
seguía buscando apoyo al paquete que se viene: se comunicó
con Carlos Ruckauf, que se encontraba con el resto de los gobernadores
del PJ en La Pampa,para reclamarle un respaldo por anticipado. Ruckauf
respondió que antes quería conocer el contenido de las medidas
(ver asimismo página 10).
En otros ámbitos se repitieron los tironeos entre diferentes sectores
de la Alianza y la voluntad podadora de López Murphy. Uno de los
momentos más tensos ocurrió por la tarde, cuando Rozas se
reunió en la Casa Rosada con De la Rúa, Storani y López
Murphy. Allí, el gobernador chaqueño que además
es vicepresidente primero de la UCR informó que unas horas
antes se había comunicado con el presidente del partido Raúl
Alfonsín, quien se encuentra en Estados Unidos. El partido
no va a apoyar ninguna medida que vaya en contra de la gente, advirtió
Rozas. Y aclaró que no hablaba como gobernador sino como presidente
en ejercicio del radicalismo.
Con matices, la escena se repitió un rato después, cuando
los cuatro gobernadores radicales se encontraron con Colombo en la jefatura
de Gabinete, donde le manifestaron su oposición anticipada a algunas
de las medidas. Desde luego, los dos mandatarios de la Patagonia el
rionegrino Pablo Verani y el chubutense José Luis Lizurume
dijeron que no aceptaban que se eliminara el subsidio a las naftas en
el Sur.
En el Frepaso la situación era igual de tensa. Desconcertados,
los principales dirigentes no tenían del todo claro el contenido
del paquete. Nuestra posición depende de las medidas. Nuestra
permanencia en el Gobierno está atada a las medidas, explicaban
ayer. Sin embargo, esto no implica una coincidencia exacta con la posición
del ala política del Gabinete ni con la del radicalismo. Un ejemplo:
cerca de Chacho Alvarez explicaban que, mientras no se amenazara la gratuidad
de los estudios, aceptaban un recorte de los privilegios del rectorado
de la UBA, algo que a la UCR le costará digerir.
Mientras, volvían a circular rumores sobre un alejamiento de López
Murphy y el riesgo país llegaba a 842 puntos, nivel sólo
comparable a los peores días de diciembre, antes del anuncio del
blindaje financiero.
En síntesis: el recorte de López Murphy podría acabar
con el Fondo de Incentivo Docente, una de las pocas banderas de la gestión
delarruista; amenaza con enfrentar al Gobierno con la universidad, uno
de sus apoyos más elementales (amén del soporte político
de sus ministros de Educación e Interior; abre dudas sobre el respaldo
del radicalismo en el futuro; y ha instalado un interrogante sobre la
permanencia del Frepaso en el Gobierno. Una situación inédita,
comparable quizás a la zozobra que se vivió luego del portazo
de Chacho Alvarez. Con un par de diferencias: en ese momento la UCR cerró
filas detrás de De la Rúa y la economía había
acumulado cinco meses menos de recesión. Y no había quemado
ningún ministro.
La convertibilidad
no se toca
Ayer por la noche, Chrystian Colombo debió salir a disipar
el fantasma de una devaluación. El Gobierno no estudia
una salida de la Convertibilidad, ni directa ni indirecta,
aclaró el jefe de Gabinete en una rueda de prensa en Olivos.
Colombo, que ayer participó de casi todas las reuniones para
discutir el paquete de medidas que estudia Economía, también
descartó la posibilidad de que Ricardo López Murphy
renuncie si no consigue el apoyo político necesario para
el ajuste. El ministro lo ha dicho el día que asumió:
no pone condiciones. Nadie le pone condiciones al Presidente de
la Nación, sostuvo. Además, el funcionario aclaró
que el paquete no se instrumentará a través de una
ley o un decreto ómnibus.
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Sin calma, radicales
El bloque de diputados radicales hizo su catarsis frente al nuevo
ajuste que anunciará hoy el Gobierno en una reunión
de cinco horas que terminó con una declaración de
apoyo político. Damos un claro respaldo al presidente
De la Rúa, al equipo económico y a las medidas necesarias
para salir de la crisis, expresó el jefe de la bancada,
Horacio Pernasetti. No le resultó sencillo encolumnar a los
diputados detrás de la declaración de sostén
político al recorte. Tanto los legisladores del noroeste
a quienes afecta la eliminación del Fondo de Tabaco
como los de las provincias patagónicas que se oponen
al fin del subsidio a las naftas plantearon su oposición
al paquete. No se necesita más ajuste sino un programa
para el crecimiento, opinó el bonaerense Alfredo Allende.
Pero un núcleo duro entre los que estuvieron Marcelo
Stubrin, Juan Pablo Baylac, Gabriel Dumón, Pedro Calvo y
Beatriz Nofal consiguió acallar las voces críticas
y convencer a los 33 diputados presentes (sobre un total de 60)
de los peligros que podía traer aparejado no otorgar una
rotunda señal de respaldo al Presidente.
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Negativa de Storani
El ministro del Interior, Federico Storani, aclaró ayer
que no estaba en sus planes renunciar luego de que Ricardo López
Murphy dé a conocer hoy su plan. Incluso, Storani aseguró
que lo que el equipo económico estaba preparando no eran
medidas de ajuste sino de saneamiento del déficit.
Con muchas medidas que conozco sí estoy de acuerdo
y otras están siendo analizadas, pero no soy un ministro
que ponga vetos porque ésa no es mi tarea, declaró
el ministro. En los días previos se había mencionado
la posibilidad de que Storani diera un paso al costado si Economía
arancelaba la universidad, pero esa iniciativa no estaría
incluida en el paquete aunque sí habrá un fuerte achicamiento
del presupuesto educativo.
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El
peor día en la breve gestión de López Murphy
Las apuestas de los bancos le dan un 20 por
ciento de chance de seguir en el cargo la semana próxima y hablan
del desembarco de Cavallo. El ministro advirtió al ala política
que el blindaje alcanza hasta abril y que después podría haber cesación
de pagos, con crisis de la Convertibilidad.
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Ministro
de Economía, Ricardo López Murphy.
Para
el establishment financiero está atrapado sin salida.
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Por
Maximiliano Montenegro
Ricardo López
Murphy pasó ayer su peor día en su breve carrera de ministro
de Economía. Las apuestas entre los analistas de los principales
bancos de inversiones le daban apenas un 20 por ciento de chance de que
siguiera en el cargo la semana que viene. Y la fuga de capitales fue tan
marcada que el riesgo país se disparó y el fantasma de la
cesación de pagos volvió a instalarse como en diciembre,
cuando Machinea temía un golpe final del mercado a la Convertibilidad.
El propio López Murphy planteó un escenario dramático
al ala política en su intento por conseguir respaldo a un ajuste
que amenaza con dinamitar la Alianza en el año electoral. Dijo
que el blindaje alcanzaba para cubrir vencimientos de la deuda hasta la
tercera semana de abril y que, si no había ajuste, después
no había otra que declarar la cesación de pagos, lo que
detonaría una crisis de dimensión inimaginable. En el establishment
financiero se instaló la idea de que el ministro está atrapado
sin salida; o, mejor dicho, con pronta salida... del Gobierno.
Si hoy anuncia el ajuste que barajaba hasta anoche (fuertes recortes en
educación, universidades, subsidios a provincias, asignaciones
familiares y organismos públicos) se descuenta que buena parte
del radicalismo y el Frepaso se levantarán abiertamente en pie
de guerra, además de la oposición frontal que ya anticiparon
los gobernadores justicialistas. Si, en cambio, matiza el paquete, contemplando
las restricciones de la política, defraudará las expectativas
de los mercados que él mismo alimentó al describir
una situación fiscal alarmante.
Ayer fue el día en que el nerviosismo en los mercados financieros
alcanzó su pico. Todo los operadores vendían papeles de
la deuda argentina y nadie se animaba a comprar, pese a los jugosos rendimientos.
El riesgo país (la sobretasa de interés que paga el Gobierno
por su deuda) trepó a un nivel previo al anuncio del blindaje.
Y, peor aún, la histeria fue tan grande que se quebraron las reglas
más elementales del mercado: la tasa de interés que pagaba
la deuda pública de corto plazo fue más alta que el costo
de la deuda de largo plazo, un indicador de la desconfianza en prestarle
al Gobierno, por miedo a que se declarara en bancarrota. Habitualmente,
cuanto más largo es el plazo del crédito más alta
es la tasa de interés, a menos que el prestamista crea que no va
a poder cobrar.
En ese contexto, las versiones desde las usinas de la city eran de toda
clase. Todas coincidían sobre la cercanía del final de la
era Murphy. Y todas coincidían también que en el desembarco
de Cavallo en el Gobierno, previa redefinición de la alianza en
el poder. Pero variaban sobre lo que vendría después. Por
ejemplo, los ejecutivos de uno de los bancos de inversión más
importantes del mundo llamaron a los principales consultores locales preguntándoles
si conocían la versión de que, además del desembarco
de Cavallo en el Gobierno, habría devaluación este mismo
fin de semana.
Un economista amigo de López Murphy, gurú estrella de la
city, fue quien le dio la mayor chance de permanencia en el cargo durante
las próximas semanas: 50 por ciento de probabilidad; es decir,
su suerte podría ser definida lanzando una moneda al aire. Un pronóstico
generoso si se tiene en cuenta que todas los llamados que recibía
de bancos del exterior le daban al ministro apenas un 20 por ciento de
probabilidad de seguir. Desde el exterior, ahora ya nadie pregunta
por el paquete, sino si después de López Murphy viene directamente
Cavallo o va a haber un ministro de transición, confesó
el consultor.
Otra confesión sorprendente tanto de ex integrantes del equipo
de Machinea, como del actual equipo de Murphy, es que el blindaje
ya se terminó y en realidad era una entelequia.
En concreto sólo había unos 10 mil millones de dólares
disponibles contando el FMI, el Banco Mundial, el BID y el gobierno español.
El resto era un compromiso difuso de AFJP y bancos de aportar fondos que,
en caso de crisis, sería imposible deinstrumentar. Los cálculos
de los hombres de Machinea difieren de los de Murphy sólo por un
par semanas. Pero coinciden que en la tercera semana de abril el blindaje
se habrá gastado. Y la única salvación sería
que Argentina pudiera entonces refinanciar voluntariamente su deuda en
los mercados internacionales, alternativa que hoy está vedada.
Si no lo logra, vendrá inexorablemente una reestructuración
compulsiva de la deuda, la tan temida cesación de pagos. Con ese
fantasma amenazó López Murphy, aunque con su receta tampoco
pueda asegurar que no vaya a ocurrir.
OPINION
Por Julio Nudler
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Sin tregua antes de
la bomba
Primer acto de la obra de terror 2000/2001. Es primavera (austral)
y José Luis Machinea le comunica al Fondo Monetario, primero
en secreto, que la Argentina marcha hacia la cesación de
pagos. El FMI, que conoce tan bien o mejor que él los números,
le cree. Por tanto, como el objetivo del organismo es rescatar a
los acreedores del país, y la prioridad de los tecnócratas
es evitarse problemas, o al menos postergarlos, se acuerda el blindaje,
tras negociar minuciosamente las condiciones de política
económica (reducción de jubilaciones, prepagas por
obras sociales, etcétera). A Machinea y a su jefe, Fernando
de la Rúa, les queda el trabajo de aplicar las medidas. Como
no consiguen respaldo parlamentario, optan por los DNU (decretos
de necesidad y urgencia), y mientras tanto le sobrevenden el blindaje
al público como si se tratara del gran motor que necesitaba
el país para despegar.
En el segundo acto, Machinea ve derrumbarse todo el tinglado, aplastado
por la recesión que no cesa, y antes de que se le caiga encima
abandona abruptamente la escena. Su lugar es tomado por Ricardo
López Murphy, con el objetivo de vencer donde su antecesor
fracasó. Tiene que conseguir de la Alianza el apoyo que ésta
antes retaceó, aunque con el añadido de condiciones
mucho más duras aún, porque la situación siguió
entretanto deteriorándose. Pero convencer a un solo político
puede resultar enormemente más arduo que a todo el directorio
del Fondo. Las credenciales liberal-ortodoxas de FIEL generan más
rechazo que adhesión entre muchos aliancistas. Estos no creen
en el diagnóstico ni comparten la receta.
Si López Murphy no consigue destrabar este atasco, se abren
dos alternativas. Una es la ilusión o fantasía de
otro salvador, de rango aún superior, llamado Domingo Cavallo.
En él se piensa no como el mero reemplazante de un ministro
de Economía, sino en la práctica del propio presidente:
alguien que, a diferencia de De la Rúa, pueda y sepa hacerse
cargo de la situación. Además del cambio de la alianza
política que supondría la entrega del mando a Cavallo,
éste correría el riesgo de sucumbir también
en el intento por culpa de aceptar el puesto demasiado pronto.
La alternativa número dos es que, mientras los dirigentes
discuten, el golpe de mercado que viene retumbando día tras
día termine arrasando la convertibilidad, o al menos provoque
una dolarización de hecho, como primera consecuencia. Esto
en ningún caso detendría la crisis, porque la extinción
del peso no evitaría la cesación de pagos. Pero este
trauma produciría sí un brusco cambio en el escenario
político, abriendo espacio para decisiones que antes del
colapso no pueden imponerse. Sería el decorado ideal para
un Cavallo como piloto de tormentas. Pero en cualquier caso se iniciaría
un proceso largo y doloroso, cuya consecuencia inmediata sería
una drástica contracción de la economía.
Por irracional que sea, los dirigentes políticos no parecen
capaces de anticiparse a este curso calamitoso y limitar el daño.
Pero también es verdad que la economía acumuló
tantos problemas en los últimos años recesión
endémica, desequilibrio fiscal, déficit externo crónico,
inequidad creciente, hiperdesempleo que ningún paquete
puede atender simultáneamente todos los flancos. Se sabe
que la solución es el crecimiento, pero no hay ninguna fórmula
segura para lograrlo. Mientras tanto, los conflictos se encarnizan
y tapan con su ruido todo diálogo posible.
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