Por Claudio Zlotnik
Renunció López
Murphy. La versión se instaló desde temprano en la
city, y daba cuenta del escaso respaldo político con que contaría
el titular del Palacio de Hacienda para llevar adelante un nuevo ajuste
en la economía. Sin ese apoyo, el ministro se iría con un
portazo. Desde que el hombre de FIEL juró en su nuevo cargo, esas
versiones con matices se volvieron un clásico entre los financistas.
Con la diferencia que ayer, tal cual lo sucedido hace justo una semana,
esos rumores provocaron un desplome de los títulos públicos.
El riesgo país se disparó 46 puntos, cerrando en los 842,
nivel similar al que mostraba a principios de diciembre último,
cuando todavía no se había confirmado el blindaje y duraban
los efectos de la renuncia de Carlos Chacho Alvarez.
En la city hubo una especie de histeria colectiva. Al mediodía,
durante 30 minutos, y desde la media tarde hasta el final de la rueda,
los bancos líderes dejaron de operar en el mercado electrónico
de bonos, que diariamente mueve unos 1000 millones de dólares.
En medio de la incertidumbre sobre la suerte que termine corriendo López
Murphy se produjo una ola de ventas y no había valores de referencia
para ciertos títulos de deuda, en especial aquellos que están,
mayoritariamente, en manos de las entidades financieras, como las Letras
y Bonos del Tesoro. Sin un panorama claro de lo que ocurrirá, los
bancos prefirieron cubrirse apartándose del mercado.
El nerviosismo de los mercados afectó a las tasas de interés
por segundo día consecutivo. El call en pesos (tasa a la cual los
bancos se prestan dinero) saltó del 6,4 al 6,9 por ciento anual
a un día de plazo, acumulando un alza de un punto y medio en 48
horas. Y del 7,25 al 7,75 por ciento en el caso de los préstamos
a una semana. Otro signo de la inquietud fue el aumento del dólar
futuro. A un año de plazo, la cotización trepó a
1,09 peso por dólar, cuando en jornadas tranquilas es de 1,03.
La caída de los bonos fue muy fuerte. Los Globales retrocedieron
entre 1 y 2 por ciento, mientras que el Brady FRB cedió 2,5 por
ciento. A su vez, los Bontes de mediano plazo bajaron hasta 3,5 por ciento
(fue el caso del que vence en 2003). Las acciones quedaron a salvo del
ajuste. Los papeles líderes subieron 0,4 por ciento en promedio,
con un volumen de operaciones de apenas 24 millones de pesos. El contexto
negativo incluyó otra devaluación del real, que cerró
a 2,09 gracias a la intervención del Banco Central brasileño.
El antecedente más próximo a lo ocurrido ayer hay que encontrarlo
el jueves de la semana pasada. Ese día, el rumor de un inminente
alejamiento de López Murphy también disparó la prima
de riesgo país, dando por finalizada la luna de miel entre los
mercados y la designación del economista ortodoxo. Para disipar
el malhumor, el Gobierno adelantó los nombramientos en el equipo
económico, que incluían a reconocidos economistas del liberalismo
como Daniel Artana y Manuel Solanet. Ahora, pocas horas antes del anuncio
del paquete económico, dio inicio la segunda pulseada. Los mercados
volvieron a mostrar los dientes advirtiendo lo que podría suceder
si López Murphy no logra imponer su receta ortodoxa de ajuste en
el gasto público.
En este contexto, la mayoría de los bancos de inversión
internacionales recomendaron a sus clientes disminuir su cartera de activos
argentinos. Y esta mañana, Morgan Stanley Dean Witter, una de las
entidades de mayor reputación en Wall Street, emitiría un
informe negativo sobre la Argentina haciendo hincapié en la incertidumbre
ya no sólo económica sino también política.
Incluso, algunos fondos de inversiones europeos dejaron trascender que
se acercaría Domingo Cavallo a Economía.
Los inversores nos tienen en la mira. Nos ven como los peores entre
los emergentes. Además de la crisis política están
evaluando la posibilidad de que la Argentina ingrese en cesación
de pagos de su deuda, aun cuando López Murphy lance un ajuste.
Estamos en una situación muy crítica porque,mientras siga
la incertidumbre y no se disipen las dudas sobre la marcha del plan económico,
continuará el derrape de los bonos y habrá un fuerte aumento
de las tasas de interés, tal como sucedió a inicios de noviembre,
señaló a Página/12 un conocido economista de la city.
Las medidas dolorosas
Algunas de las medidas que anunciará Ricardo López
Murphy implicaran dolor, consideró el secretario
de Finanzas, Daniel Marx. En todo plan, cuando hay que corregir
algunos desvíos, siempre existen aspectos que
implican dolor y esto es lo que se está tratando de minimizar,
destacó el siempre funcionario. Las declaraciones también
apuntaron a disuadir opositores. El secretario advirtió que
si no se hacen algunas correcciones, podría haber una
serie de circunstancias que se tornarían más adversas
al país. Frente a las persistentes versiones sobre
la renuncia del flamante ministro de Economía, Marx se limitó
a decir que Ricardo López Murphy está en otra cosa:
trabajando mucho tiempo y muy profundamente en su plan.
Trabajo que también incluye rondas de consulta
para ver cómo podría afectar a algunos sectores la
reducción de gastos que programa. Sobre el golpe de
timón demandado por funcionarios del Fondo Monetario
Internacional, Marx fue escueto esas preocupaciones son las
mismas que se tienen acá en varios ámbitos,
concluyó.
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Bajó el índice
de confianza
Lejos de provocar un shock de confianza, la llegada de Ricardo
López Murphy al Palacio de Hacienda retrajo a los consumidores.
Al menos eso es lo que revela el índice de confianza que
mensualmente elabora la Universidad Torcuato Di Tella. Según
la medición de marzo, la confianza de la gente se deterioró
un 10 por ciento en relación al mes anterior. Y ahora se
ubica en los niveles que mostraba en agosto y setiembre del año
pasado. La encuesta del Centro de Investigación en Finanzas
de la universidad se realizó entre los días 9 y 12
de este mes, una vez que López Murphy ya había reemplazado
a José Luis Machinea. E incorporando, seguramente, la expectativa
de un nuevo ajuste, provocó que la desconfianza se note respecto
de las perspectivas económicas que los consumidores tienen
para el corto plazo. Con respecto a la confianza que había
un año atrás, el índice cayó un 9,6
por ciento (ahora se sitúa en 42,57). El deterioro de la
confianza se había detenido junto con el anuncio del blindaje.
Pero, como sucedió en los mercados financieros, el fervor
se diluyó rápidamente dándole paso a la incertidumbre
sobre el porvenir. El 24 por ciento de los 303 casos encuestados
espera que su situación económica empeore en los próximos
12 meses. Y casi la mitad, el 45 por ciento, piensa que las cosas
empeorarán en ese lapso. También aumentaron las expectativas
negativas para el largo plazo, tanto a lo que refiere a la situación
económica en general como a la percepción individual.
Por otra parte, sólo siete de cada cien encuestados dijeron
que su situación actual era mejor que la de hace un año.
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