Por Santiago Rodríguez
La declaración de Liliana
Chiernajowsky acerca de que el Frepaso debe dejar el Gobierno no cayó
nada bien en la administración porteña. No porque sea la
esposa de Carlos Chacho Alvarez, sino sobre todo porque se
trata de la subsecretaria de Coordinación de Gabinete de Aníbal
Ibarra. Tal fue el malestar que el mismo jefe de Gobierno sintió
frente a los dichos que salió a aclarar que su funcionaria hablaba
a título personal. El Frepaso porteño
ratifica su compromiso con la Alianza y con el éxito de la gestión
del gobierno nacional, señaló Ibarra, además,
en su condición de titular del partido en el distrito. Es que las
palabras de Chiernajowsky crisparon los ánimos de los radicales
y no ayudaron en nada a la estrategia de Ibarra de tratar de mantener
la coalición en la ciudad aun cuando se rompa a nivel nacional.
Y, Liliana es así, reaccionó Ibarra entre los
suyos y sin ocultar su fastidio al enterarse de que Chiernajowsky
había dicho en una entrevista a la revista 3puntos que ella se
retiraría de la administración nacional.
En ese reportaje la esposa de Alvarez dijo también que la
marcha general del Gobierno no es de mi agrado y que los cambios
no me gustan ni tampoco el perfil de la política económica
que seguramente surgirá.
Las declaraciones de Chiernajowsky también dieron pie a un sinnúmero
de especulaciones en el gobierno nacional, donde se planteó el
interrogante de si Chiernajowsky habló por la suya o si debe leerse
que está anticipando el próximo movimiento de Chacho. Aunque
en el entorno del líder frepasista aclararon que Liliana
es Liliana y Chacho es Chacho con la intención de despejar
todo tipo de dudas, en el gobierno porteño tampoco pudieron evitar
ese análisis.
Frente a cada crisis de la Alianza, Ibarra apostó firmemente a
su continuidad y ha dado señales de que aun cuando la sociedad
nacional entre frepasistas y radicales se termine, su decisión
es mantenerla en la ciudad. Lo que incomodó a Ibarra de las declaraciones
de Chiernajowsky es su impacto en la política de contención
a los radicales que se ha trazado y las consecuencias que podrían
llegar a tener en su gestión.
De hecho, las críticas más ácidas a los dichos de
Chiernajowsky llegaron de parte de los radicales que comparten a su lado
responsabilidades en el gobierno porteño. No se puede cambiar
cada semana. Liliana debería fijar posiciones hacia adentro del
Frepaso, porque la idea es la continuidad de la Alianza, advirtió
el subsecretario de Gobierno de la comuna, Agustín Zbar, y destacó
que se es oficialismo o se es oposición.
Hubo otros radicales que coincidieron en la crítica y confirmaron
la preocupación de Ibarra. Acá estamos todos los días
trabajando juntos para resolver los problemas de la gente. No sé
cómo Liliana va a presidir ahora, por ejemplo, una reunión
con subsecretarios para tratar de impulsar alguna iniciativa cuando dice
que se quiere ir del Gobierno, se preguntó un funcionario
cercano a la vicejefa de Gobierno, Cecilia Felgueras.
Ibarra ratificó su vocación aliancista y agregó que
el Frepaso tiene que acompañar con responsabilidad al presidente
De la Rúa en el objetivo de sacar al país de la compleja
situación en que se encuentra en el marco de un Encuentro
de Mercociudades en el que participó en Mar del Plata. La idea
inicial fue un comunicado para aclarar que las declaraciones de Chiernajowsky
corrían por su exclusiva cuenta, pero después evaluó
con sus principales operadores políticos que no era prudente alimentar
el debate ni comprarse un problema que los ibarristas consideran de índole
nacional y con el no quieren tener nada que ver.
Antes de que Ibarra saliera, a última hora de la tarde, a marcar
distancia, muchos radicales ya habían recibido mensajes tranquilizadores
de dirigentes de su entorno. Lo grave sería que eso lo hubieran
dicho Raúl Fernández o Ariel Shifrin, fue el discurso.
Fernández, desde la Secretaría de Gobierno, y Shifrin, desde
la presidencia del bloque delegisladores de la Alianza, son los dos pilares
de Ibarra en el plano político.
Sin embargo, pese a disgustos y gestos, más de un ibarrista quedó
satisfecho: Queda claro que no es la posición del gobierno
de la ciudad, pero Liliana expresa la opinión de mucha gente del
partido, analizó un ibarrista. Entre los radicales, sobre
todo los que no están en la gestión ni pertenecen al oficialismo
partidario, también hubo algunos que no vieron del todo mal las
palabras de la subsecretaria. Fue el caso del vicepresidente del bloque
de legisladores, el terragnista Cristian Caram, quien sostuvo que me
pareció inoportuno el tono de las declaraciones, aunque haya muchos
en el radicalismo que podamos compartir muchas de las cosas que Liliana
dijo.
Familiares ycascos
azules
La agrupación Familiares de las víctimas de la AMIA
reclamó ayer al Gobierno que le pida a las Naciones Unidas
que despliegue cascos azules en la zona de la Triple Frontera, comprendida
por Ciudad del Este, en Paraguay, Foz de Iguazú, en Brasil,
y Puerto Iguazú en la Argentina. Familiares sostiene que
por esa frontera no sólo se mueven el contrabando, las camionetas
robadas y las drogas, sino que es la puerta de entrada de explosivos
y terroristas. Dos imputados en la causa AMIA Carlos Telleldín
y el ex comisario Juan José Ribelli registran viajes
a esa zona en los días previos o posteriores al atentado
contra la mutual judía. También ayer, Familiares presentó
a su nuevo abogado, Julio Federik, quien los representará
durante el juicio oral. Se trata de uno de los letrados con mayor
experiencia en juicios orales del país y actuará en
conjunto con la abogada de la DAIA, Marta Nercellas, y el de la
AMIA, Juan José Avila. La otra querella, encarnada por los
familiares de Memoria Activa, será llevada adelante por Alberto
Zuppi y Pablo Jacoby. Tenemos confianza que el juicio oral
va a develar incógnitas sobre el atentado, señaló
Federik. No sólo estamos convencidos de que Carlos
Telleldín y los policías bonaerenses fueron partícipes
necesarios del ataque, sino que esperamos encontrar nuevos elementos
para determinar quién proveyó los explosivos, quién
financió el atentado y quiénes lo llevaron a cabo.
Hay que acordarse de que en un juicio oral hay preguntas, careos
y se producen significativas sorpresas. La investigación
se pudo haber hecho mejor, pero es fácil decirlo ahora, cuando
ya se hizo. Es distinto vivir el vértigo y tomar decisiones
sobre la marcha. De todas maneras, las pruebas que existen nos hacen
acusar con convicción: Telleldín y los policías
sabían que se iba a perpetrar el atentado con la Trafic.
¿Qué organización hizo el trabajo? ¿Quiénes
integraron la conexión local? Tenemos hipótesis.
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