El caluroso día de ayer fue una nueva pesadilla para el ministro
de Seguridad bonaerense, Ramón Orestes Verón. Fue la quincuagésima
vez que los rumores sobre su renuncia retumbaron más allá
del bunker ministerial. Y él mismo salió al cruce de las
versiones poniendo virtualmente su renuncia en manos del gobernador Carlos
Ruckauf. Si es necesario pongo mi cargo a disposición de
Ruckauf, dijo cuando salía de una reunión con los
intendentes de la zona norte del conurbano, para luego asumir públicamente
que no le sorprenden los rumores. Por la mañana, del
seno de la policía que maneja se hizo trascender que había
llegado finalmente el momento de alejarse de la conducción de la
fuerza. Tras las desmentidas extraoficiales, por la tarde los vientos
de cambio regresaron. Junto al temblor en el ministerio, fuentes de Gobierno
se encargaron ya de lanzar dos nombres como posibles sucesores de Verón:
el del juez de garantías platense César Melazo y el del
ex juez federal Adolfo Bagnasco. Aunque durante toda la jornada en las
radios resonó con fuerza el del intendente Luis Patti, quien se
encargó de asegurar que si asume, tras las elecciones, un año
bajaría el delito en un 60 por ciento.
La fortaleza de Verón ante la masa policial bonaerense está
en jaque hace ya varios meses y ayer una decena de fuentes consultadas
por este diario tampoco se sorprendieron de la pregunta del millón:
¿Cuándo se va del cargo? Y quién lo sucedería.
No son menores las incógnitas teniendo en cuenta que ayer nada
de lo que se afirmaba desde la gobernación y desde el propio ministerio
era tajante. Los voceros de Ruckauf insistieron en que Ruckauf lo
banca, dicho en criollo. Es un hombre honesto y el gobernador
aprecia su actitud, publicitó un hombre cercano a Ruckauf.
Pero también es cierto que no da pie con bola, dijo
luego para relativizar y reconocer esa especie de anarquía al interior
de la policía más cuestionada del país.
Verón cortó por lo sano a la mañana. Después
de haberse reunido con los intendentes de San Isidro, San Fernando, Tigre
y Vicente López reconoció tangencialmente su inseguridad
al frente del Ministerio de Seguridad. Si el gobernador Ruckauf
cree que todo lo que hago no es suficiente, tiene todo el derecho de removerme,
sostuvo ante los periodistas que esperaban el resultado del encuentro.
Ese cónclave fue pedido por los jefes comunales del territorio
que, según ellos mismos lo denunciaron, funciona como una
inmensa zona liberada del delito. De los 21 asaltos a bancos ocurridos
desde enero, 13 fueron en sus municipios. Verón ayer aprovechó
para responderle a Patti: No se puede hacer magia, dijo. Hay
gente que dice sin saber que esto se puede resolver en 30, 60 o 90 días,
pero no es así, lanzó sobre la autopropaganda del
intendente de Escobar.
Lo cierto es que además de las sospechosas regiones
en que se concentra el delito, el problema que acucia al Ministerio de
Seguridad sería en realidad la ruptura de la cadena de mandos entre
la suboficialidad y la oficialidad policial. Ya no saben qué
hacer con los tradicionales acuerdos que no se están respetando.
Los de abajo están recaudando la plata negra de siempre pero ya
no la suben, le dijo a este diario un asesor de Seguridad bonaerense.
Esa brecha luego fue confirmada por fuentes judiciales en contacto con
la policía que trabaja en la instrucción de las causas penales.
De allí la dificultad para responder la segunda gran pregunta,
quién reemplazaría a Verón. Tiene que ser alguien
que cambie las cosas pero que subordine a la fuerza, transmitió
un vocero oficial.
DOS
HERIDOS EN UN COLECTIVO
La guerra de las combis
La batalla entre las combis
de media distancia y los colectivos truchos tuvo un nuevo episodio, a
plena luz del día y en una de las zonas más transitadas
de Laferrère: ayer, cerca de las 9, dos hombres a bordo de una
moto atacaron a balazos a un minibus, pero en medio de la línea
de fuego quedó un colectivo de la línea 86, que viajaba
completo desde González Catán a la Boca. La luneta trasera
del micro quedó destrozada por los disparos y dos pasajeros resultaron
heridos por las astillas del vidrio.
El ataque se produjo en la ruta 3, a la altura del kilómetro 29,
cerca del cruce con la ruta 21. Según indicaron fuentes de la Jefatura
Departamental de La Matanza, los agresores habrían discutido con
el chofer de la combi, quien se negó a dejar de trabajar en el
lugar. Cuando el conductor subió al vehículo y arrancó,
los hombres lo siguieron a bordo de una moto Kawasaki y abrieron fuego,
con una pistola tipo ametralladora 9 milímetros. En ese momento
se cruzó entre la moto y la combi el colectivo de la línea
86. Los vidrios estallaron con los balazos; dos personas sufrieron cortes
leves en el rostro y fueron trasladadas a un hospital.
Acá hay algo orquestado, señaló el dueño
de un grupo de minibuses, que no quiso identificarse por temor a represalias.
La lucha es totalmente despareja; nosotros nos blanqueamos y ponemos
en regla todos los papeles, pero seguimos perseguidos y señalados
como transportes truchos, agregó.
Una pasajera que viajaba en la combi atacada desestimó la posibilidad
de un robo: ¿Quién haría tantos disparos sólo
para robar? Esto es parte de la mafia.
Los atacantes fueron detenidos a pocas cuadras del lugar, en el cruce
de las rutas 21 y 23, por dos policías que habían presenciado
la escena. Fueron trasladados a la comisaría de Laferrère,
donde quedaron detenidos.
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