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LA MIR CAERA AL PACIFICO EL PROXIMO JUEVES
Un símbolo al fondo del mar

La estación orbital rusa, emblema de la carrera espacial de ese país, será destruida en 1500 trozos. Caerán al Pacífico pedazos de hasta 700 kilos. Australia se declaró en alerta.

El comandante de la Mir, Anatoly Solovyev (izquierda), abraza a un visitante, Terrence Wilcutt.

Uno de los símbolos del viejo poderío espacial ruso, que en los tiempos de la Guerra Fría competía punto a punto con su némesis americano, ya tiene fecha de defunción: a pesar de la oposición de gran parte de la sociedad rusa, la estación orbital Mir será destruida el 22 de marzo. Si bien la Agencia Espacial de ese país estima que los riesgos de la caída son mínimos, no todo el peligro está absolutamente descartado, por lo que contrató pólizas de seguro para cubrir hasta 200 millones de dólares de eventuales daños. El descenso de la Mir será seguido con suma atención por los países extranjeros, algunos por curiosidad, otros por precaución: en Australia ya prepararon planes de intervención de urgencia, por las dudas, y en Chile planean modificar los vuelos que cruzan el Pacífico, donde caerán los restos de la estación.
Los rusos van a destruir el jueves próximo su estación orbital Mir, que encarna desde 1986 el éxito de su país en la conquista del espacio. La Agencia Espacial confirmó que la estación dejará de existir el 22 de marzo a las 8.00 GMT, a las cuatro de la madrugada hora argentina. La mole espacial pesa 137 toneladas, y es la primera vez que un artefacto de semejante tamaño es sacado de órbita. La operación había comenzado a fines de enero, con el lanzamiento de la nave “Progress”, que será la encargada de darle a la Mir el impulso necesario para hacer que descienda a las capas densas de la atmósfera, donde la mayor parte de la estación orbital se quemará.
El resto, unas 20 toneladas, se romperá en unos 1500 pedazos que caerán en el sur del Pacífico, entre Nueva Zelanda y Chile, en una zona de unos 6000 kilómetros de largo por 200 de ancho. Algunos de esos restos pesarán hasta 700 kilos y caerán a la Tierra a una velocidad que les permitiría “atravesar un muro de hormigón de dos metros de espesor”, explicó Yuri Koptev, director de la Agencia Espacial, pero afirmó que “se han tomado para ello medidas de seguridad sin precedentes”. De todos modos, la Agencia contrató un seguro que cubrirá hasta 200 millones de dólares de eventuales daños que pueda ocasionar la caída. No vaya a ser cosa.
En algunos países ya están tomando precauciones: en Australia, el gobierno tiene previstos planes de intervención de urgencia en caso de que la caída de la Mir no resulte como está calculado, y en Chile las autoridades aeronáuticas planean modificar los vuelos que unen ese país con Nueva Zelanda.
El gobierno ruso anunció su decisión de destruir la estación espacial en octubre pasado, pero generó una serie de rechazos en distintos sectores de la población. A fines de febrero, la Duma aprobó una resolución en la que pedía al gobierno que modificara esa decisión, ya que consideró que la pérdida puede significar la desaparición de todo su sector espacial: “Nos veremos obligados a cerrar la industria espacial y tirar a la basura los frutos de un trabajo único”, afirmó el jefe del Partido Comunista, Guennadi Ziuganov, que acusó al gobierno de “traicionar los intereses nacionales”.
La decisión provocó también protestas entre la gente. Según un sondeo, cerca del 40 por ciento de los rusos estiman que la estación debe permanecer en órbita, y cientos de personas manifestaron en Moscú para oponerse a la destrucción, porque cerca de 200.000 personas trabajan en relación con la estación orbital. Koptev, el director de la Agencia, trató de calmar los temores y aseguró que “no habrá despidos, ya que el proyecto de la Estación Espacial Internacional (ISS) necesita de la participación de todos nuestros especialistas”. Sin embargo, varios científicos, diputados y ex cosmonautas se mostraron sumamente críticos hacia el nuevo proyecto, encabezado por Estados Unidos: “En el proyecto ISS tenemos un papel humillante, de transportar combustible y material a la estación y participamos poco del programa científico”, consideró Guennadi Malychev, del Instituto de Aviación de Moscú.
La Agencia Espacial recalcó que los motivos del abandono de la Mir son financieros –no podía sostenerla económicamente por dedicar sus fondos ala ISS– y técnicos, debido a que la estación fue programada inicialmente para permanecer en órbita 5 años y ya lleva 15: “Dejar a Mir en el espacio equivaldría a jugar a la ruleta, ya que correríamos el riesgo de perder el control de la estación”, declaró Koptev. Sin embargo, los constructores estimaron que podría haber funcionado todavía por dos años más.
“Para nosotros, Mir era una casa en órbita. Es triste ver que una parte de la propia vida arda en pocos minutos”, lamentó Serguei Avdeyev, que pasó 748 días en la estación orbital, un record mundial de estadía en el espacio.

 


 

EN BOGOTA ES LA NOCHE DE ELLOS
Ahora, los hombres

Ahora les toca a ellos. Bogotá le da esta noche la revancha a los hombres: después de que el viernes pasado la ciudad se volviera un reducto sólo para mujeres, el intendente Antanas Mockus les dio paso a los de su género y el toque de queda regirá hoy sólo para ellas entre las 20.30 y la 1. Para el viernes próximo se anuncia “la noche del reencuentro”, aunque aún nadie aclaró exactamente qué quieren decir con eso.
La medida según Mockus –un filósofo y matemático– se enmarca dentro de su estrategia gubernamental de educación ciudadana: en una ciudad violenta y machista, la idea de la noche de las mujeres fue tomarlas a ellas como ejemplo de comportamiento. Y efectivamente, esa noche cayeron los índices de delito. Aunque no regía una prohibición legal para la circulación de los hombres, las burlas y protestas femeninas sirvieron de disuasión. Las mujeres tomaron bares y espacios públicos, mientras los hombres se recluían en sus casas y cuidaban de los chicos.
Pero nadie puede decir qué es lo que pasará esta noche, cuando los hombres copen la ciudad, sin la compañía de las mujeres. Algunos analistas temen que tenga un efecto contrario al buscado: señalan que a diferencia de lo que ocurrió con las mujeres, los hombres posiblemente opten por sentarse a consumir alcohol porque, por ejemplo, no van a bailar entre ellos, como hicieron las mujeres.
La socióloga Florence Thomas, del grupo Mujer y Sociedad de la Universidad Nacional de Bogotá, opinó que “los hombres están obligados a mostrar siempre su condición, las mujeres no. Por eso son agresivos. Las mujeres son menos violentas, se matan menos, beben menos, se suicidan menos y también infringen menos la ley”.
Las cifras respaldan su diagnóstico. Un reporte de Medicina Legal señala que en los últimos cinco años murieron de manera violenta en Bogotá 21.284 personas, de las cuales 18.496 eran hombres. De acuerdo con el balance de la “noche de las mujeres” el pasado viernes sólo se registraron dos hechos de violencia que dejaron un muerto y un herido, ambos hombres.
Pero al contrario de esa jornada, que fue ampliamente defendida por Mockus y promocionada por la prensa, en esta ocasión poco se ha hablado. Los establecimientos nocturnos anuncian programas especiales para “atraer a los hombres”: “Si usted es desinhibido y no es manilargo –dice uno– le aguarda una noche sexy”.

 

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