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LA CEREMONIA POR LOS NUEVE AÑOS DEL ATENTADO A LA EMBAJADA
Otro aniversario, sin promesas

El gobierno porteño estuvo presente, el nacional ausente. Poca gente y un duro reclamo de familiares de las víctimas.

Cecilia Felgueras representó a Ibarra, que no pudo llegar por
un paro que suspendió su vuelo.

Por Sergio Kiernan

El desgaste de nueve años sin resultados en la investigación fueron claramente visibles en la ceremonia conmemorando otro aniversario del atentado contra la embajada de Israel. La esquina de Arroyo y Suipacha, que hasta el año pasado apenas alcanzaba para los centenares que se acercaban a rendir homenaje, este año sobraba: hasta los adolescentes de las escuelas de la comunidad judía, que en otros tiempos desbordaban el lugar, fueron casi escasos. El palco, que en el 2000 lució al recién electo presidente Fernando de la Rúa y a su plana mayor prometiendo “todo el peso, el empeño, el esfuerzo y la voluntad para que se investigue el atentado”, este año fue ocupado por un funcionario del Gobierno de la Ciudad con un discurso sin promesas. La nota que rompió la calma entristecida fue el duro discurso de Carlos Susevich, padre de una víctima y presidente de Familiares de las Víctimas del Atentado.
El jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, no pudo llegar al acto. El vuelo que lo traería desde Mar del Plata no salió por un paro y el automóvil en el que finalmente viajó llegó después del final. Su segunda, Cecilia Felgueras, lo representó y su subsecretario de Gobierno, Agustín Zbar, fue el único orador oficial. “El 17 de marzo de 1992 se registró el primer atentado terrorista internacional en el país. Advertimos que se reinstalaba la impunidad, y la falta de voluntad de esclarecer el atentado, la falta de castigo, posibilitó la masacre de la AMIA”, dijo Zbar.
El Gobierno de la Ciudad acababa de recibir en propiedad la plazoleta que ocupa el terreno donde se alzaba la embajada. Un grupo privado que compró el lote donde se iba a levantar un apart hotel construyó el memorial, plantó los árboles y, esta semana, hizo la donación a Buenos Aires. “Debemos luchar todos juntos contra la discriminación, el racismo, el odio y la falta de justicia: ése es el espíritu con el que esta plaza por la memoria fue recibida por la Ciudad, como un legado moral”, definió Zbar.
El embajador de Israel, Benjamín Orón, leyó un mensaje de Shimon Peres, actual canciller de su país, que expresaba “nuestras esperanzas y expectativas de que, a pesar del tiempo transcurrido, las autoridades argentinas incrementarán los esfuerzos y tomarán todas las medidas para descubrir a los asesinos dentro y fuera del país”.
Carlos Susevich no compartió estas esperanzas. “En Argentina se ha negociado o se negocia gobernabilidad por impunidad”, comenzó pegando el representante de los familiares, que afirmó que el atentado fue un pase de “facturas políticas pendientes internacionales”. Para Susevich, no hace falta “ni hablar del concepto que tenemos de la total inoperancia, incapacidad y posible encubrimiento o conocimiento de los integrantes de la Corte Suprema de la Nación. En los tres primeros años, la causa permaneció cajoneada completamente, no supieron, no pudieron o no quisieron iniciar la más simple acción investigativa para lograr la identificación de los autores de este brutal y masivo crimen”.
Tal vez recordando el discurso presidencial del año pasado, Susevich pidió a De la Rúa: “No queremos más escuchar sólo manifestaciones de solidaridad con nuestro dolor, no queremos más palabras de compasión, queremos hechos concretos y veraces, y acción inmediata”.
Entre los legisladores y funcionarios presentes en el acto se encontraba el diputado frepasista Juan Pablo Cafiero, que ayer asumió la presidencia de la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Investigaciones de los Atentados. Horas antes de la ceremonia, Cafiero y otros miembros de la Comisión se reunieron en la embajada israelí con Susevich y otros representantes de los familiares de las víctimas para renovar su compromiso de “no abandonar la investigación de la conexión local”.

 

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