Por Adrián De Benedictis
La década del 80
parece estar lejísimo. Ferro lograba dos títulos en el fútbol
argentino, el club era modelo institucional, con cerca de 45 mil socios.
La realidad lo golpeó como a la clase media: hoy jugará
contra Arsenal luego de haber padecido, la semana pasada, su segundo descenso
consecutivo en nueve meses, y la próxima temporada participará
en el torneo de la B Metropolitana. La entidad acumula un pasivo de 21
millones de dólares, y pagan la cuota social un poco más
de 7 mil personas. El actual presidente, Arnoldo Bondar, un médico
clínico que asumió el cargo después de la renuncia
de Santiago Leyden, confía en el crecimiento del país para
que Ferro vuelva a recuperar posiciones.
¿Qué sensaciones le provoca ver a Ferro en esta situación?
Una sensación amarga. A nadie le gusta perder la categoría
y, sobre todo, no nos gusta perder el club.
Después del empate con Tigre, que significó el descenso,
¿qué fue lo primero que pensó?
Estaba muy triste. Es algo muy duro. Pero acá teníamos
opciones de hierro: o salvábamos al club, y volcábamos los
recursos que requiere el fútbol profesional para desarrollarse
y ascender, o nos rendíamos ante los pedidos de quiebra. Y optamos
por salvar la institución. No sé si vamos a llegar, pero
estamos en camino; por lo menos, los acreedores están empezando
a creer en nosotros.
¿Por qué se llegó a esta situación?
Errores de administración. Acá se gastó más
de lo debido. Si vos ganás 1,2 millón de pesos, que eran
los derechos de televisión del año pasado, y firmás
contratos por 1,5 millón de pesos, estás perdiendo plata
de arranque. Además, si para levantar esas pérdidas empezás
a cargarte de recursos financieros, en vez de buscar recursos genuinos
del club, estás peor que al principio. Eso sucedió durante
las dos comisiones anteriores.
El descalabro se fue dando bajo las presidencias de (Felipe) Evangelista
y (Marcelo) Corso, y en ese período se vendieron jugadores por
más de 12 millones de dólares. ¿No le resulta sospechoso?
Bueno, el año pasado nosotros tuvimos siete asambleas, y
creemos que los socios se dieron cuenta de que íbamos cambiando
la reforma administrativa del club. Por ejemplo, si no conseguimos a alguien
que sostenga económicamente los deportes como el básquetbol
y el vóleibol, a partir de las próximas ligas no nos inscribiremos,
o venderemos la plaza.
¿Se va a investigar?
Sí, ya hay una denuncia penal. La asamblea determinó
que la última Comisión debía ser investigada. Incluso
hubo ventas de chicos de cuarta, quinta, sexta división. La anterior
Comisión ya había sido denunciada y el proceso está
en curso.
¿Le encuentra alguna salida?
Estamos buscando salidas. Alguna del tipo de ejecución de
algún bien de Ferro, o de préstamo de alguna parcela para
desarrollar otro proyecto, gerenciamiento de los deportes profesionales
o desaparición de esos deportes, menos el fútbol.
¿Cómo vislumbra el futuro?
Difícil, porque Ferro está convocado y con pedidos
de quiebra inminentes. Cuando nosotros tomamos el club, en diciembre de
1999, el déficit operativo era de 450 mil dólares mensuales,
y hoy con orgullo podemos decir que el déficit es cero. Hemos generado
algunas deudas nuevas, pero son sin cargas financieras que puedan ejecutar
al club. El error de la Comisión Directiva anterior fue haber firmado
una gran cantidad de cheques y documentos, y ahora tenemos que aguantar
una numerosa cantidad de juicios ejecutivos, con sentencia firme en algunos
casos. Yo creo que la gente está viendo que hay una intención
más seria, que no trae técnicos del exterior y 14 jugadores
con sueldos altos. Así nos va deportivamente, pero la institución
sigue en pie.
¿Cómo comenzaron la reducción? Tratamos
de ajustar el presupuesto de gastos a los ingresos. Todavía no
lo hemos conseguido, pero la Comisión anterior funcionaba con cerca
de 2 millones de dólares de déficit. Por ejemplo, el fútbol
amateur tenía un gasto anual de 786 mil pesos, en el 2000 fue reducido
a 363 mil pesos. Y hoy estamos funcionando con unos 27 mil pesos mensuales.
¿Se podrá volver a ver a Ferro como institución
modelo?
Con otro modelo. Con actividades explotadas comercialmente de otra
manera, y con un crecimiento del club únicamente destinado a los
socios. Si la economía del país mejora un 10 por ciento,
Ferro va a crecer rápidamente. Por ahora estamos apagando incendios.
En el ámbito clínico, ¿cuál es el síntoma
de Ferro?
Ferro tiene una peritonitis, que es quirúrgica. Acá
hay que hacer realmente cirugía mayor. Reducir el déficit
operativo, y demostrar que ésta es otra conducción.
Leyden nos defraudó
Por A.D.B.
Usted llegó como vicepresidente acompañando
a Santiago Leyden y él decidió no continuar. ¿Se
sintió defraudado?
En un primer momento sí, porque yo tenía expectativas
de que Leyden era el mismo de los últimos años. Pero
en el hecho de abandonar el ring en el primer round, me sentí
muy molesto. Enseguida, yo no dudé un minuto en que iba a
continuar. Entendimos las razones que nos dio él, es muy
difícil para una persona que está acostumbrada a manejar
un superávit, y diez años después manejar un
déficit enorme. Nos tomó por sorpresa y nos impactó
a todos.
En un momento se habló de la llegada del empresario
Gustavo Mascardi para manejar el fútbol. ¿Aceptaría
la inserción de un intermediario?
Siempre que sea conveniente para el club, sí. Tuvimos
conversaciones con Mascardi, y veremos si hay posibilidades de encararlo
por él o por otra persona. Pero el negocio tiene que ser
negocio para las dos partes, de lo contrario, no.
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