Por Emanuel Respighi
El sueño adolescente
de tener el bar propio se le hará realidad a doce personas, de
entre 21 y 38 años, desconocidas entre sí. Y no deberán
invertir un solo peso en el proyecto. Pero en estos tiempos, se sabe,
son pocas las cosas que se otorgan gratuitamente. En El bar,
el reality show que América pondrá al aire a partir del
lunes a las 21, el costo que deberán pagar los participantes parece
ser demasiado alto: desnudar su intimidad ante millones de personas durante
doce semanas, un recorrido cuyo final sólo conocerán los
últimos dos participantes. El ganador embolsará, además
de una pequeña cuota de fama, 100 mil pesos.
El bar es de origen sueco, tiene producción de Cuatro
Cabezas, y un formato ya mostrado en otros programas: seis mujeres y seis
hombres deberán convivir junto a 30 cámaras y 50 micrófonos
indiscretos. Pero no es un reality show más. Los participantes,
además de convivir en un pequeño departamento, tienen la
responsabilidad de regentear un bar que estará abierto al público.
De las ganancias que dejará el bar saldrá el dinero que
tendrán los participantes para mantenerlo en funcionamiento y financiar
sus gastos personales. Por lo que indefectiblemente tendrán que
dividirse las tareas y acordar, entre otras cosas, quiénes se encargarán
de la cocina, quiénes atenderán a los clientes, quiénes
negociarán los precios con los proveedores, etc. Aspectos que posiblemente
generarán los primeros focos de conflicto.
América emitirá un resumen diario de lunes a jueves y los
sábados a las 21, mientras que cada viernes a la misma hora el
programa tendrá una emisión especial llamada La gala
del bar, conducida en vivo por Andy Kusnetzoff, en la que se eliminará
a uno de los participantes.
Es un reality show diferente a los demás porque tiene un
condimento adicional: la interacción de los participantes con la
gente. El bar va a estar abierto todos los días, por
lo que la gente va a poder venir a tomar algo y encontrarse con los participantes.
Surgirán historias de todo tipo, ya que es imposible controlar
las acciones de los que vengan al bar. Será algo totalmente impredecible,
explica entusiasmado Kusnetzoff antes de agregar que el otro componente
que lo hace interesante es que los participantes podrán salir del
bar, no estarán encerrados en una casa como bichos de laboratorios.
Aunque siempre habrá una cámara a sus espaldas.
Debido a que los participantes tendrán que ponerse al tanto del
manejo del bar, durante la primera semana las instalaciones se encontrarán
cerradas al público. El sistema de eliminación es simple:
todos los miércoles los participantes otorgarán un cartón
positivo (+) a quien consideren el mejor compañero y uno negativo
(-) al peor. El compañero que reciba más negativos se convierte
en uno de los candidatos a ser expulsado. Luego serán los televidentes,
vía teléfono e Internet, quienes decidan el participante
semanal que debe marcharse.
Para todos aquellos que quieran visitar a los participantes y/o cumplir
el deseo de aparecer tan sólo un instante frente a la cámara,
el bar está ubicado en San Isidro, a orillas del Río de
la Plata, y permanecerá abierto todos los días a partir
de las 19, a excepción de los lunes que no abrirá sus puertas.
Por otro lado, se podrán seguir las 24 horas del programa a través
del Canal 11 de Cablevisión y el 188 de Sky.
Nuestra intención no es mostrar gente desnuda. Queremos contar
historias de personas comunes que jamás se hubiesen cruzado en
su vida por diversas cuestiones. La microsociedad que armamos es bien
heterogénea, cercana al estereotipo del hombre común argentino
y no a modelitos de TV. Hay un gordo, un flaco, un travesti, aclara
Pergolini.
La tercera expedición
La llegada de El Bar constituye el tercer reality
show que desembarca en la televisión argentina, después
del exitoso Expedición Robinson en Canal 13 (lanzará
su segunda edición a partir de abril) y de Gran Hermano
en Telefé. El programa, cuya idea y formato pertenecen a
la compañía sueca Strix televisión, se emite
en estos momentos en varios países de Europa y ya va por
la tercera saga en Noruega, Dinamarca y Suecia, lugares donde se
convirtió en el más visto en del segmento de televidentes
que va desde los 15 hasta los 34 años. Además, según
lo informado desde Cuatro Cabezas, productora del ciclo, El
Bar cuenta con el auspicioso antecedente de haber sido el
único programa que en Suecia y en Noruega le ganó
al poderoso Gran Hermano, el reality show con el que
competirá en el mismo horario los días sábados,
a partir de la semana que viene, también en la Argentina.
|
El sueño del
boliche propio
uLa estructura metálica que se levantó en San Isidro
para la puesta en marcha de El Bar demandó 48
días ininterrumpidos de construcción y su superficie,
entre la casa y el bar, es de casi 1200 metros cuadrados.
uLa casa cuenta con un pequeño living-comedor, dos habitaciones
con seis camas cada una, un inodoro, un bidet y dos duchas. También
posee una computadora con la que los participantes podrán
chatear con el público y un jacuzzi al aire libre.
uEl bar es de estilo moderno, con grandes ventanales apuntando al
río. Tiene una barra de seis metros de largo en el centro
del salón, varias mesas a su alrededor y un pequeño
escenario en el que tocarán bandas musicales contratadas
por los participantes.
uEntre la casa y el bar se construyó especialmente una isla
de control con 30 monitores (uno por cámara) en el que se
editarán las historias que saldrán al aire. El editor
responsable es Ricardo Pichetto, jefe de edición de Cuatro
Cabezas.
|
|