Por Martín
Pérez
Desde Mar del Plata
Música folklórica,
empanadas de carne y bailarines de danzas autóctonas. ¿El
regreso de Julio Mahárbiz al Festival? Nada de eso. Con el director
del Incaa, José Miguel Onaindia, y el secretario de Turismo de
la Nación, Hernán Lombardi, como anfitriones, el tradicional
almuerzo criollo realizado ayer al mediodía en la estancia Santa
Isabel en las afueras de Mar del Plata funcionó como
el comienzo del fin del 16º Festival de Cine de esta ciudad. Hoy
a las 20 será la ceremonia de clausura en el Auditorium, con la
entrega de los Ombú y la exhibición del film Besos para
todos, de Jaime Chávarri.
Algunos rostros conocidos se dejaron ver en el multitudinario almuerzo,
entre ellos Pino Solanas y esposa que tiene un proyecto para filmar
este año, con aportes del Incaa, Ana María Picchio,
Martha Bianchi y Ulises Dumont. También estaban presentes todas
las delegaciones extranjeras. En el centro de todo, Onaindia lucía
un cómodo impecable sport, sonriendo hacia el final del Festival
como no lo pudo hacer en su problemático comienzo. Los únicos
ausentes con aviso entre empanadas, ensaladas y carnes fueron los integrantes
del jurado oficial, reunidos desde ayer al mediodía para entregar
su veredicto con respecto a los Ombú marplatenses.
Dentro de una competencia oficial lo suficientemente mediocre como para
estar a la altura de la tradición de las más recientes ediciones
del Festival de Mar del Plata, los comentarios previos situaban a las
dos películas francesas en competencia claramente por sobre las
demás: Les blessures assassines, de Jean-Pierre Denis; y Confort
moderne, de Dominique Choisy. La primera es la historia de las hermanas
Papin, las famosas mucamas asesinas de la Francia de los años 30.
Y la segunda cuenta la historia de una esposa y empleada de banco a la
que el misterioso asesinato de una mendiga altera tanto su vida que le
hace replanteárselo todo. Las protagonistas femeninas de ambos
films también son firmes candidatas al Ombú.
Detrás de las películas francesas, figuran la iraní
Shahr-E-Zanan, de Ataollah Hayati, y la española Anita no perd
el tren, del catalán Ventura Pons. Muy diferente de lo que se ha
visto de esa procedencia en la Argentina, el film iraní es una
farsa familiar sobre un matrimonio entre los hijos de dos familias vecinas.
Detrás de su costumbrismo yace una rebeldía palpable en
un diálogo entre padre e hija. Será lo que Dios quiera,
dice el padre, a lo que la hija responde: Dios quiere lo que yo
quiero. Por su parte, el film catalán exhibido en competencia
con un imperdonable doblaje al español mostró un humor
simpático pero sencillo al narrar con toda la libertad del mundo
el romance entre una recién despedida boletera de cine, una mujer
de 50 años, y el operador de una excavadora.
Los dos films argentinos en competencia Rosarigasinos, de Rodrigo
Grande, y Contraluz, de Bebe Kamín defraudaron cada uno a
su manera. Presentado ayer en competencia, Contraluz se pretende como
una reflexión sobre la juventud actual, pero no es más que
un impresentable rejunte de personajes de cartón filmados como
si se tratase de un radioteatro. Protagonizado por jóvenes estereotipados
que sólo saben hablar a los gritos y excederse con las drogas,
e incapaz de enhebrar algún discurso o siquiera una mirada honesta
sobre su entorno, el film de Kamín terminó calificando entre
lo peor de la de por sí floja competencia oficial.
El film del debutante Grande, por su parte, sorprendió al estar
más cerca del cine de Fernando Ayala que de La ciénaga,
el film premiado en Berlín de la debutante Lucrecia Martel, que
inauguró el Festival. Pero ante la ausencia de personajes masculinos
no puede descartarse algún Ombú para los protagónicos
de Ulises Dumont o de Federico Luppi. Y en tren de recorrer hasta el mero
asomo premiable de la competencia, no hay que dejarde señalar a
la exótica pero algo inconexa y vacía Immatriculation temporaire,
del ghanés Gahité Fofana, o la polaca To Ja, Zlodziej, de
la que se ha escuchado algún que otro comentario favorable detrás
de bambalinas.
Un estreno patagónico
En la ciudad neuquina de Cutral-Có, tuvo ayer su estreno
nacional el largometraje Agua de fuego, codirigido por Candela Galantini,
Sandra Godoy y Claudio Remedi, integrantes del grupo Boedo Films.
A la función asistieron más de 300 personas que colmaron
la sala de cine del Centro Cultural del municipio, entre las que
se encontraban los intérpretes no profesionales de la película.
No esperaba que fuera así, fue una sorpresa señaló
Violeta Reyes, una de las protagonistas, quien asistió a
la función acompañada de sus siete hijos. En tanto
Albino, otro de los pobladores de Cutral-Có, confesó
que el filme refleja la realidad de nuestro pueblo, conflictos
que están presentes en la actualidad y desgraciadamente siguen
profundizándose. La emoción de los vecinos se
reflejaba en las lágrimas que se mezclaban con el dolor y
la bronca por la desesperante situación social que persiste
en la ciudad, después de la privatización de YPF.
Para muchos de los espectadores, como Albino, la historia
que cuenta la película se relaciona no sólo con Cutral-Có,
sino también con la realidad de muchos pueblos del país
que sufren problemas que se generaron por las privatizaciones y
el desempleo.
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Recomendados para
hoy
Con un nominado al Oscar al mejor actor como protagonista y
también como director, esta trasnoche en Mar del Plata
tal vez sea la última oportunidad de ver Pollock (Colón,
a la 1 del domingo), la biografía del gran pintor abstracto
norteamericano Jason Pollock. El film aún no ha sido comprado
para su distribución local. Otros titulos recomendados para
la trasnoche son State and Maine, la farsa de David Mamet (Ambassador
1, a la 1) y el Tarantino chileno Monos con navaja, con música
de Cerati (Del Paseo 1, a la 1). Por la tarde también se
exhiben el Sade francés de Benoit Jacquot (Cinema 1, a las
14) y el drama Trolösa de Liv Ullmann (Colón, a las
19.30). Por la noche se exhibe la farsa política mexicana
de La ley de Herodes (Del Paseo 1, a las 22) y el intrigante nuevo
opus de Raúl Ruiz sobre un niño con dos madres, Comedie
de linnocence, con Isabelle Huppert.
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