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EL GOBIERNO BUSCA PALIAR SU DEBILIDAD
POLITICA TRAS EL AJUSTE ANUNCIADO POR LOPEZ MURPHY
Cavallo está en todos los planes, pero no decidió

Mientras De la Rúa espera que un grupo de dirigentes radicales termine de delinear una alternativa al capítulo educativo del ajuste, quiere incorporar a Cavallo, aunque manteniendo a López Murphy. El Frepaso también desdea verlo en el Gobierno, pero sin López Murphy, al que otorga un mal pronóstico por la crisis y la falta de respaldo político.

Por José Natanson

En un movimiento desesperado y tardío, Fernando de la Rúa y un puñado de dirigentes radicales comenzaron a buscar alguna alternativa para evitar el recorte educativo que el Presidente dispuso hace apenas 24 horas como parte del ajuste fiscal que provocó un virtual quiebre de la Alianza. Hasta ahora, la hipótesis más posible era establecer algún nuevo impuesto, algo que Ricardo López Murphy aceptaría siempre y cuando se mantuviera el monto total del recorte. Paralelamente, desde la Quinta de Olivos se aceleraban las negociaciones con Domingo Cavallo para incorporarlo no al Banco Central sino a algún lugar destacado del Gabinete como la Jefatura o el Ministerio del Interior, cuestión de ampliar la base de sustentación política del Gobierno. Pero el Frepaso imagina otro escenario: en lugar de Cavallo más López Murphy, Cavallo sin López Murphy.

Operación marcha atrás

El recorte de 1130 millones de pesos en el área educativa anunciado el viernes fue la causa del terremoto político: el ministro de Educación, Hugo Juri, y el de Interior, Federico Storani, renunciaron a sus cargos; el Frepaso retiró a sus funcionarios del Gabinete; Franja Morada comenzó a planear una estrategia de lucha; y una parte importante del radicalismo le declaró la guerra al Gobierno.
Como si alguien hubiera pensado antes que semejante ajuste sería políticamente inocuo, la búsqueda de algún mecanismo para evitarlo comenzó en la madrugada del sábado, pocas horas después de su anuncio. La operación continuó ayer, cuando los radicales Leopoldo Moreau y Jesús Rodríguez fueron a Olivos. Allí comenzaron a estudiar cómo suplir el recorte en educación con alguna medida que garantizara las metas de déficit, cuestión de no emitir una señal de esquizofrenia a los mercados. Aunque no será fácil, la idea es buscar una compensación por vía de ingresos. Es decir, crear (o aumentar) impuestos.
–¿Por qué no gravamos los plazos fijos con el impuesto a las ganancias? –sugirió Moreau.
–Estás loco. (José Luis) Machinea ya lo quiso hacer y le hicieron un mini golpe de mercado –le respondieron.
Entonces, siguiendo una lógica simpática a López Murphy, comenzaron a analizar la mejor manera de eliminar el Fondo del Tabaco y los subsidios a las naftas de la Patagonia, de donde podrán salir unos 360 millones. Se estudió también la posibilidad de aumentar los impuestos a los grandes contribuyentes, un punto que no figura en las publicaciones de FIEL.
Un integrante del Gabinete que participó de la discusión explicó a este diario que la prioridad sería recomponer el Fondo de Incentivo Docente, que Economía decidió transferir a las provincias y, en segundo término, los presupuestos de las universidades. Cualquiera sea la solución, la idea es consensuar una estrategia con el Frepaso y sancionar una ley que garantice los fondos para compensar el recorte. Este fue el eje de la extensa conversación telefónica que mantuvieron ayer el jefe de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, y el titular del bloque de diputados, Darío Alessandro. “Eso le daría validación política a las medidas”, fue la explicación de Pascual. Pero el Frepaso no participó de las reuniones para cambiar la orientación del recorte.
Desde luego, nada tendría sentido sin el aval de López Murphy. Cuando le transmitieron la idea, el ministro se limitó a asegurar que respetaba la independencia de los poderes. Y agregó: “Si ustedes encuentran una alternativa de financiación en el Congreso, yo no tengo ningún problema”.
Envalentonados con lo que definen como una “solución imaginativa”, anoche comentaban en Olivos los interlocutores de De la Rúa que el viceministro de Educación, Andrés Delich, aceptaría la cartera en caso de encontrar una salida. Algo que empezó a conversar ayer con la cúpula de la FUA, acuartelada en el Comité Nacional de la UCR (ver en página 5). “Si resolvemos esto desactivamos el principal foco de conflicto dentro de la Alianza”, se entusiasmaba ante Página/12 un ministro que participó paso a paso de las negociaciones. Y agregaba que, en un intento por garantizar un compromiso de la UCR con el Gobierno, se analizaban los nombres de diferentes dirigentes de la UCR para llenar los casilleros vacíos en los ministerios. Para Interior se mencionaba a Moreau, a Carlos Becerra y a Juan Manuel Casella. Para Desarrollo Social, a Moreau o a Marcelo Stubrin. Para la secretaría General de la Presidencia, a Nicolás Gallo. Todos ellos estuvieron ayer en Olivos.

Operación Cavallo

El otro tema que se llevó buena parte de las discusiones fue Cavallo, que ayer por la mañana viajó a Chile. Anoche, la versión que circulaba en la Alianza es que De la Rúa le habría ofrecido un lugar en el Gabinete. Aunque sin precisiones, las variantes indicaban que:
Asumiría como ministro del Interior, puesto desde el que se ocuparía de buscar acuerdos con las provincias y el Congreso (aunque también de la represión de las protestas por el plan de López Murphy, cosa poco apetecible para Cavallo).
O podría hacerse cargo de la Jefatura de Gabinete y Colombo pasaría a Interior.
En cualquier caso, lo cierto es que la búsqueda por parte de De la Rúa de sumar a Cavallo responde a una doble necesidad: ampliar la base de sustentación política de la Alianza y comprometer con el Gobierno a un hombre confiable para el establishment y a la vez capaz de recrear cierta esperanza en la sociedad.
Pero una cosa es que le ofrezcan algo y otra muy distinta que Cavallo lo acepte. Ayer, cerca de Cavallo explicaban que, antes de desembarcar en el Gobierno, el ex ministro exigiría un pacto de apoyo por parte de Chacho Alvarez y Raúl Alfonsín. Y agregaban que es dudoso que acepte compartir el poder con López Murphy, con quien –aunque lo une una buena relación personal– mantiene diferencias económicas fuertes. “Ahora no va a aceptar nada. Va a esperar a que López Murphy fracase y entonces exigirá todo. Para que entre, De la Rúa le va a tener que dar la suma del poder público”, vaticinaba un importante dirigente frepasista.
No es el único problema. Aunque casi todos coinciden en que el ingreso del ex ministro es inevitable, en el entorno de De la Rúa no hay un consenso sobre el marco político más adecuado. Un sector, el que se encuentra afectivamente más cerca del Presidente, preferiría sumar a Cavallo dentro de un gran pacto con los gobernadores del PJ y hasta con Carlos Menem. Integran este grupo su hijo Antonio, su amigo Fernando de Santibañes y Enrique “Coti” Nosiglia, que ayer abandonó las sombras para participar de las reuniones de Olivos. El grupo suele aparecer en situaciones de crisis (y a veces las provoca). Ayer se mostró especialmente activo: De Santibañes, por ejemplo, fue personalmente el encargado de sondear la posición de varios gobernadores del PJ.
El otro núcleo del entorno –integrado por Cecilia Felgueras, Enrique Olivera y Rafael Pascual– recomienda que el ingreso del ex ministro se concrete dentro de un acuerdo con el Frepaso y la UCR. En el Frepaso no descartan esta hipótesis, aunque la oponen a la permanencia de LM. Cerca de Chacho Alvarez sostienen que la salida de López Murphy se producirá en el corto plazo y que ya comenzaron a buscar una salida: un “gran acuerdo nacional” que incluya a De la Rúa, Alfonsín, Alvarez y Cavallo.
Como suele ocurrir, la actitud de Raúl Alfonsín, de viaje por Estados Unidos, será clave. “Va a venir con algo sorpresivo: no una quita de apoyo al Gobierno, sino algún tipo de convocatoria amplia, que podría incluir a Cavallo”, explicaba ayer un funcionario que lo conoce como pocos. Y agregaba que el silencio que ha mantenido hasta ahora es sugestivo. “Es el mismo que mantuvo los días previos a decisiones como el Pacto de Olivos o de la formación de la Alianza”, concluía.

 

El Congreso, vallado

Los esfuerzos del Gobierno por morigerar las protestas de los sectores educativos no se concentraron sólo en la búsqueda de mecanismos de financiación alternativos. Ayer, por orden del secretario de Seguridad Enrique Mathov, la Policía Federal valló la Plaza del Congreso para prevenir la eventual instalación de una nueva Carpa Blanca Docente. Emblema de la lucha de los maestros, la Carpa Blanca fue desarmada cuando, a comienzos de su gestión, Fernando de la Rúa decidió incluir una partida de unos 600 millones de pesos para garantizar el Fondo de Incentivo Docente. Sin embargo, el último recorte anunciado por Ricardo López Murphy incluyó la transferencia de la carga presupuestaria a las provincias. Indignados, los dirigentes de la Ctera convocaron a un paro para el martes y el miércoles que viene y, aunque aún no tomaron una decisión, aseguraron que las condiciones para instalar una nueva carpa están dadas.

 

Claves

De la Rúa quiere a Cavallo como parte del Gobierno, manteniendo a López Murphy.
El Frepaso también, pero sin López Murphy, a quien da poca vida.
Cavallo no resolvió su actitud. Pide respaldo político. Los cavallistas dicen que su oferta hubiera sido menos ortodoxa.
De la Rúa habilitó al secretario de Educación Andrés Delich para pilotear una alternativa de ajuste que no perjudique la educación.
El Gobierno recibió el apoyo de los grandes empresarios y los organismos internacionales de crédito.
La CTA, la CGT de Moyano y Ctera pararán el miércoles.
El lunes comenzará la toma de facultades en todo el país.
Carlos Ruckauf dijo que De la Rúa “debe retractarse en 48 horas”.
Duhalde dijo a Página/12 que “el Presidente está groggy”.
Manuel Solanet redobló su propaganda sobre la reforma del Estado.

 

LOS CHACHISTAS SE PREPARAN PARA EL POST LM
El Frepaso predice la caída

Por Eduardo Tagliaferro

El Frepaso cree que la permanencia de Ricardo López Murphy en el Ministerio de Economía es transitoria y se prepara para convocar a un “gobierno de salvación nacional” en el momento en que caiga. El respaldo a ese capítulo de la administración De la Rúa debería surgir de tres nombres: Carlos “Chacho” Alvarez, Raúl Alfonsín y, sobre todo, Domingo Cavallo.
Esta interpretación estuvo presente en el diálogo telefónico mantenido anteayer por Alvarez y Alfonsín. En esa ocasión se especuló que los tiempos de LM no superarían los cinco días, aunque ayer el plazo pronosticado se extendía a los 15.
El diputado Juan Pablo Cafiero dijo a Página/12 que “se debe recrear el espíritu del Molino”, en referencia a aquella experiencia que luego del Pacto de Olivos reunió a Alvarez, Federico Storani y José Octavio Bordón. Cafiero afirmó que “debería ser convocado Chacho Alvarez, ya que con su renuncia a la vicepresidencia demostró su voluntad de luchar contra la corrupción; Cavallo, porque siendo ministro denunció a las mafias, y Elisa Carrió porque con sus investigaciones desenmascaró la trama de esas mafias”.
El legislador también propuso variantes al reciente ajuste de LM. “Antes de impulsar estas medidas el Gobierno tendría que haber convocado a la Oficina Anticorrupción, ya que ésta conoce los tumores de la corrupción por donde se pierden millones de pesos.” El ejemplo de Cafiero fueron el sistema de reaseguros y la superposición de funciones administrativas en el Ejecutivo. “En reaseguros, por la industria de los juicios contra el Estado hay pérdidas por 500 millones de pesos”, indicó.
El día que se anunciaron las medidas, el titular de la bancada aliancista en diputados, Darío Alessandro y el hasta ese momento ministro de Desarrollo Social, Marcos Makón, se comunicaron telefónicamente con Cavallo. El ex ministro de Economía les dijo que tiene pensadas las medidas necesarias para salir de la crisis económica pero no las explicitó. Habló, eso sí, de un “fuerte apoyo político”, y descalificó el plan de López Murphy: “Es una locura”. También dijo que De la Rúa se había volcado al equipo de Fiel.
Más relajados y tomando cierta distancia, los hombres del Frepaso que dialogaron con este diario mostraban la misma preocupación que manifestaba Cavallo. “No lo escuchó ni siquiera a su amigo Nicolás Gallo”, señalaba con cierta alarma un importante dirigente frentista, quien precisaba que el flamante asesor presidencial intentó infructuosamente “moderar el recorte e incluir algunas medidas industrialistas”. “El Presidente tuvo un viernes tormentoso en lo político, en lo psicológico y en lo teológico”, comentó con conocimiento de causa un conocido frentista.
Cuando el próximo lunes se reúnan los miembros de la mesa nacional del Frepaso junto a los funcionarios renunciados, elaborarán un documento en el que señalarán que “el plan es inviable”. Al mismo tiempo intentarán no personalizar en el Presidente. Preanunciando una nueva polémica, ya dentro de los frepasistas, el titular del PSP, Rubén Giustiniani, dijo a Página/12 que “el socialismo no comparte la propuesta de gobernar con Cavallo”. Los socialistas deliberarán el próximo lunes en el Hotel Savoy en un clima de fuertes críticas. “Hay que resistir las medidas porque es incompatible con lo que se prometió a los votantes”, reseñó Giustiniani.

 

OPINION
Por Julio Nudler

Ahora están los que son

La deuda pública y los déficit gemelos, externo y fiscal, están en el centro de la escena. La estrategia económica se define en función de los acreedores, de cómo ven a la Argentina desde sus pantallas. El juego del poder lo ganará, internamente, quien mejor interprete los intereses de los dueños o administradores del capital. Siempre define el corto plazo, porque el dinero se traslada a gran velocidad. Los planes de largo plazo son siempre interesantes, pero no inciden. Al acelerarse los tiempos, todo entramado puede desmoronarse en horas. Areas trascendentales, como Desarrollo Social o Ciencia y Técnica, se vacían, rellenan y vuelven a vaciar en horas. Con Economía puede pasar lo mismo: muchos se preguntan ahora mismo si Ricardo López Murphy pasará de esta semana. Que cuente con “todo el respaldo presidencial” no significa nada. Que los ejecutivos locales de las transnacionales le griten su apoyo tampoco sirve: pueden ovacionarlo y después, mientras viajan de regreso a sus oficinas, ordenar salirse de los títulos argentinos. Lo decisivo es la tasa del call, el riesgo país o la fluctuación de los grandes depósitos. El ministro diseña sus medidas pensando en estas variables y no en otras, porque de ellas depende su supervivencia.
López Murphy corta ciertos gastos (en educación y otras áreas) buscando liberar los pesos que necesitará para evitar la cesación de pagos. Esta no se refiere a no poder pagar los sueldos de los empleados públicos ni otras cuentas internas, sino los servicios de la deuda externa. Pero una vez que disponga de los pesos, todavía le hará falta que los tenedores de dólares quieran seguir vendiéndoselos a un peso. Es decir, que se mantenga la demanda por la moneda nacional a tan alto valor como el marcado por el uno a uno.
Hasta ahora, y más allá de los brotes de desconfianza expresados en los altibajos de las tasas de interés y algunas ocasionales fugas de capitales, la demanda de pesos fue sostenida por la deflación (un peso compra cada vez más bienes, en promedio) y porque hay fe en que, eventualmente, podrá revertirse la operación (recomprar dólares con pesos) a la misma paridad. La percepción del riesgo cambiario se mantuvo acotada, pero obviamente podría desbordarse si crecieran las dudas sobre la convertibilidad. Por lo pronto, el equipo de FIEL va a defenderla, como la defienden las multinacionales y las empresas que controlan los servicios públicos privatizados. Este tipo de cambio les permite girar muchos dólares afuera al final del ejercicio.
El problema de cada nuevo paquete de ajuste es que, simplemente, puede llevar al próximo, repitiendo el juego una y otra vez. Esta espiral abonaría la tesis de los economistas críticos, que ven al déficit fiscal más como una consecuencia de la crisis del régimen de convertibilidad que como su causa, al revés de lo que piensa FIEL. En realidad, los números que dio López Murphy sobre el desvío del primer trimestre parecen contradecir su propio enfoque: más del 70 por ciento del incumplimiento es achacable a que la recaudación impositiva está resultando inferior a la prevista. Suponiendo que la evasión no haya variado en estos meses, la explicación se halla en la recesión.
Entonces, si contraer el gasto público es recesivo (“procíclico”), López Murphy no estaría caminando hacia la salida sino internándose cada vez más en el pantano. Cada corte de gasto preanuncia el siguiente. Idealmente, puede esperarse que esta circularidad sea cortada en algún momento por algún factor externo, como una significativa mejora en las condiciones internacionales, o porque la deflación logre tarde o temprano que la producción argentina se vuelva competitiva. También está la conocida apuesta al shock de confianza, una esperanza cada vez más devaluada.
Desde los primeros tropiezos de José Luis Machinea, casi un año atrás, los halcones empezaron a plantear dos exigencias. Una, que se necesitaba un equipo económico “creíble”, sin el lastre histórico de haber engendrado la hiperinflación, y, más que nada, sin esos sospechosos matices heterodoxos. Otra, que hacía falta una coalición política depurada, sinpresencia de “izquierdistas” radicales o del Frepaso. La presión resultó exitosa –hasta ahora por lo menos en el primer objetivo– porque contaba a su favor con la extrema vulnerabilidad argentina a los movimientos del capital financiero y a las decisiones de las multinacionales, y también con la propensión conservadora del propio De la Rúa, que había incluido en su gabinete a hombres como López Murphy, Fernando De Santibañes y Adalberto Rodríguez Giavarini. El resto crucial del trabajo lo hicieron las circunstancias externas adversas y el escaso activismo de Machinea, que además cambiaba de estrategia cada dos meses.
Respecto de la estructura económica que resultó de la década menemista, la instalación de FIEL en el ministerio equivale a un sinceramiento. Ahora ocupan sus despachos los economistas que representan a las grandes compañías, la mayoría extranjeras, que se alzaron con las antiguas empresas del Estado y lideraron el proceso de concentración, absorbiendo a las nacionales. El establishment está hoy más poblado de empleados de lujo que de patrones.
Ahora faltaría que también el poder político se “sincere”, sometiéndose a la relación de fuerzas que marca la economía. Esto no ocurrió en octubre de 1999, cuando en las elecciones venció la Alianza, una coalición difusamente reformista que debió enfrentarse con una economía altamente concentrada y jaqueada por la deuda externa. El primer equipo económico aliancista eligió convivir pacíficamente con los grandes conglomerados, sin afectar sus intereses, para administrar la herencia recibida, pero le fue mal. El segundo equipo los representa, lisa y llanamente.

 

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