Por Claudio Scaletta
Yo les agradezco mucho
por los aplausos, pero vivimos en un sistema institucional, así
que a escribir cartas a los legisladores, solicitó Ricardo
López Murphy a la crema del establishment económico, que
celebró entusiasmado el paquete de ajuste ayer por la mañana
en la Bolsa de Comercio. Esta semana y este fin de semana seguramente
el Gobierno hará el esfuerzo de reconstruir sus filas, de reagrupar
fuerzas y de fortalecerse para poder llevar adelante su programa,
afirmó luego el ministro, dando a entender que el respaldo político
del plan de ajuste podía dar lugar a una nueva alianza en el poder.
Y disparó que la alternativa de no enfrentar los problemas
era suicida.
La Bolsa de Comercio ya no es lo que era. Los cotidianos movimientos de
fondos son insignificantes en comparación con los de cualquier
mercado desarrollado. Sin embargo, su tradicional salón principal
todavía conserva los fastos demandados para el respaldo de
los empresarios, verdaderas horcas caudinas que crecieron en tamaño
durante la década del 90, cuando Domingo Cavallo elevó a
los líderes de las principales empresas a las luces de la vida
pública.
Pero, debe reconocerse, los empresarios son generosos. Más allá
de reparos puntuales, nunca niegan su cálida bienvenida a ningún
ministro de Economía. El propio José Luis Machinea, a quien
su pasado condenaba, tuvo sus cinco minutos de aplausos de la flor y nata
del establishment. Los asientos vacíos en las primeras filas aparecen
después, con el desgaste, cuando merma la bolsa de ofertas del
funcionario otrora aclamado.
Ayer a la mañana, el espíritu de cuerpo del poder económico
fue impecable. No importó que fuera sábado y temprano. Estaban
todos los que tenían que estar: los presidentes de los principales
bancos, de las firmas automotrices, de los servicios privatizados y los
hombres de campo, como gustan ser llamados los terratenientes.
Los perdedores del modelo, muchos de ellos agrupados en la Unión
Industrial Argentina, acordes con sus circunstancias, faltaron a la cita.
Pero aunque los empresarios son generosos en bienvenidas, lo de ayer con
Ricardo López Murphy fue especial. La inversión de largo
plazo en FIEL finalmente rendía su fruto más preciado: el
acceso directo al Ministerio de Economía. Las amortizaciones, en
cambio, habían llegado en sucesivas cuotas de mayor influencia
en el main stream del pensamiento económico local. Así,
tras la explicación de rigor del nuevo viejo programa, los aplausos
fueron persistentemente prolongados. Los rostros de los segundos de LM
no ocultaban su satisfacción. El ministro, siempre menos expresivo,
también disfrutó del ritual iniciático. Sin embargo,
tras las prolongadas loas a la reducción del gasto, López
Murphy pareció recordar de pronto que también debía
conquistar otros consensos. Yo les agradezco mucho por los aplausos,
pero vivimos en un sistema institucional, así que a escribir cartas
a los legisladores. La invocación a la cruzada postal redobló
los aplausos. La simbiosis entre el expositor y el auditorio llegaba a
su clímax.
Después vinieron las preguntas. Además de las tradicionales
preocupaciones impositivas hubo empresarios preocupados por la política.
El andamiaje político sosteniendo a este gobierno ha colapsado
en las últimas horas. ¿Su sensación es que todavía
hay lugar para dar batalla? le preguntaron.
Imagínense lo que sería una respuesta negativa comenzó
a explicar entre aplausos. Creo que vamos a vivir una semana compleja,
de definiciones. La alternativa de no enfrentar los problemas para evitar
las crisis de sustento político era suicida, sostuvo. Confieso
que, como ministro de Economía no me quedaba más plazo.
Indudablemente se estaba generando una situación de desequilibrio
potencial de muy difícil reversión. Esta semana y este fin
de semana seguramente el Gobierno haráel esfuerzo de reconstituir
sus filas y de fortalecerse. Vamos a hacer lo que tenemos que hacer: Analizar,
persuadir y buscar los apoyos necesarios. En primer término, en
la opinión pública.
Como despedida, el ministro volvió a recordar la cruzada postal
para presionar a los legisladores. No se olviden de las cartas,
llamados y demás tareas que tienen que realizar, para persuadir
a los legisladores para que apoyen sus medidas, insistió. Ahora
sólo resta esperar que el lunes, cuando abran los mercados, los
empresarios sean fieles a sus aplausos antes que a su animal spirit.
Medidas muy
buenas
Eduardo Escasany Presidente de ABA (Asociación
de Bancos de la Argentina)
Me parecen medidas muy buenas. Por el camino que íbamos,
el problema social no se resolvía. Este paquete está
muy bien orientado. Es una decisión de firmeza que la Argentina
estaba necesitando. Este paquete tiene el apoyo del presidente Fernando
de la Rúa, pero va a necesitar del apoyo de otras fuerzas
políticas y espero que se produzca. No tengo dudas de que
el ajuste del gasto y la baja de impuestos es la fórmula
para que la Argentina vuelva a crecer. Me parece importante, como
signo, la decisión de que las empresas satélites del
Banco Nación sean privatizadas. Pero la Asociación
de Bancos no pidió la privatización del BN. Incluso
dentro de la ABA hay opiniones dispares: algunos opinan que sí
mientras otros que no.
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La firmeza de
De la Rúa
Jorge Aguado Vicepresidente de Socma
El paquete me pareció muy serio, razonable, meditado
y profundo. Creo realmente que va a ayudar a que a partir de ahora
haya mayor coherencia y firmeza en el gobierno del presidente Fernando
de la Rúa. La reactivación del mercado interno poco
a poco va a ir ocurriendo, pero no hay ninguna duda que hay que
empezar a poner orden en las cuentas fiscales. Las medidas en favor
de la producción ya ocurrirán, todo no puede ser tan
rápido. Pero estas medidas eran absolutamente necesarias.
Argentina no puede gastar más de lo que tiene. Si esto no
se hiciese la crisis social sería mucho más grave.
Sería un desastre que Argentina deje de pagar su deuda, los
efectos serían impredecibles. Esto sólo afecta a una
porción muy pequeña de la sociedad.
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Todo va para el mercado
José Ignacio de Mendiguren Secretario de
la UIA
El desafío para el gobierno de la Alianza no es entusiasmar
a los mercados financieros, sino a los argentinos. Las inversiones
van donde se gana dinero, y con el problema de los precios relativos
en el país no hay una sola actividad productiva rentable.
De las medidas que vimos no encontramos ninguna que vaya contra
los grandes protegidos en la década pasada en Argentina,
y contra ellos no se ha hecho nada. Está el sector financiero,
el sector de servicios que no compitieron en la última década.
Sube el riesgo país y sube la tasa de interés, baja
el riesgo país a los 200 y pico de puntos y para las Pymes
la tasa de interés nunca bajó de un 30 por ciento.
Los bancos le cobran 62 por ciento anual a las empresas en Argentina
con efecto blindaje de por medio.
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La opción
era Cuba
Enrique Pescarmona
La Alternativa a este plan económico es Cuba cuando
desaparece el subsidio de los soviéticos, que era del 20
por ciento del PBI. Acá estamos haciendo un ajuste de 2 mil
o 3 mil millones, mientras que el ajuste de un 20 por ciento en
el PBI sería de 60 mil millones y eso es impensable. Es la
clase política quien mira las medidas anunciadas con reserva,
mientras que la población se adapta con mayor facilidad a
ellas. Por eso yo soy un gran admirador de la gente. Los empresarios
también se están apretando el cinturón: sólo
hay que mirar los balances de las empresas argentinas; no estamos
ganando plata. El gran problema argentino es la desocupación
y la única forma de resolverlo es teniendo la casa en orden,
con un Gobierno que baje las tasas de interés.
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