Alfredo Bravo, Héctor
Polino, Jorge Rivas, Oscar González, diputados del Socialismo Democrático:
Esta es una nueva vuelta de tuerca sobre la política
del ajuste perpetuo que recomiendan el establishment y los organismos
financieros internacionales, y un nuevo ataque a los trabajadores y al
pueblo en general. El Partido Socialista Democrático abandona la
Alianza en el orden nacional en consonancia con la actitud adoptada
por sus diputados nacionales y trabajará para la recreación
de la alternativa progresista que recupere el mandato otorgado por la
sociedad el 24 de octubre de 1999.
Luis Farinello, candidato
a senador Polo Social:
Más medidas de ajuste, más profundización
del modelo neoliberal, más pensamiento único. Nos va cercando
cada vez más a un sistema de exclusión y muerte. Se nos
quita la alegría, los proyectos, las ilusiones. Es urgentísimo
tener la valentía de buscar alternativas que refunden la Patria.
Las propuestas de López Murphy tienden a cumplir con el pago de
la deuda externa, pero no permitirán reactivar la economía,
sino que profundizarán la recesión. Nuevamente los sectores
productivos y los trabajadores cargarán con el peso de las políticas
neoliberales implementadas por el menemismo a través de Cavallo
y profundizadas por la Alianza. No es cierto que el camino del ajuste
sea el único camino. El verdadero camino para la recuperación
se alcanzará con políticas que prioricen el desarrollo regional,
la producción y el trabajo. Hay que terminar con la destrucción
del mercado interno, debe crecer generando una mayor capacidad de demanda
de la población y terminar con la constante invasión de
productos extranjeros. Es imprescindible para ello modificar la injusta
distribución de la riqueza para crecer, y que el costo de este
crecimiento lo paguen los que se enriquecieron con el modelo, como los
sectores financieros y de los servicios privatizados.
Esto no es un problema técnico, se requiere voluntad política,
se requieren políticos con una profunda convicción de respetar
el mandato popular. Puede parecer utópico, puede parecer que el
pensamiento único ha ganado la guerra, pero tengo la profunda convicción
de que se trata de una batalla, larga pero sólo una batalla. Un
pueblo unido y con dirigentes que respeten su decisión pueden darnos
una patria nueva para todos los argentinos.
Jorge Altamira, legislador
porteño del Partido Obrero:
López Murphy ha amenazado con un golpe de mercado. Ha
dicho si no me cumplen esto. Exigió un cheque en blanco
para estas medidas y para todo lo que sea necesario, según él.
Y, por lo tanto, efectivamente va a haber un golpe de mercado. Porque
las medidas que anuncian no tienen la capacidad para sacar a la Argentina
de la cesación de pagos. Después el ajuste se descarga sobre
la educación y sobre los jubilados. Y un anuncio de reducción
de costos laborales que no dejó claro, pero que es un nuevo ajuste
de tuerca para los trabajadores. Porque él anuncia una reducción
de costos laborales. Entonces, esto es un ataque a los trabajadores, a
los jubilados y a la Educación. Se profundiza la crisis política:
ya renunció Storani, pero en síntesis, lo más importante,
es lo siguiente: lo que él anuncia no tiene capacidad de salida,
estas medidas van a agravar la recesión. El problema del déficit
fiscal es terrible. Con el tema Pou y lavado, ha quedado claro que hay
que nacionalizar el sistema financiero, porque los bancos no prestan a
ningún sector productivo, lavan el dinero. La crisis es declarada,
esto no tiene plafond. Yo en nombre del Partido Obrero repito que tiene
que renunciar De la Rúa y convocar a Asamblea Constituyente.
Horacio González,
sociólogo:
Había épocas en que el riesgo era una forma de
existencia, una invención de biografías. Ahora es un índice
estadístico, una opinión de consultoras, una sobretasa,
incluso una forma de gobierno, un sueño dictatorial, una oscura
amenaza. ¿Querían gobernabilidad, previsibilidad? Ahí
la tienen, es una nueva derecha que procede por cuchilladas de largo
plazo, es el pensamiento de brokers, pensamiento por variables
que no cierran, pensamiento de autocracias financieras que retuercen
la idea misma de gobierno para convertirla en una gran extorsión.
Golpean las últimas instituciones públicas, agrietan con
saña las memorias sociales, castigan los proyectos de vida, se
ríen con necesidad y urgencia de las reservas vivas de justicia.
El Presidente habló de patriotismo. ¿Es una variable definida
por Merril-Lynch o algún otro conglomerado de sabios? Hay un chantaje
sobre todo un país. Debe haber una reacción social.
Beatriz Sarlo, ensayista:
El Gobierno está preso de los poderes económicos
que son insaciables y que piden más cuanto más se les otorga.
La política democrática es una forma institucional para
que los poderes económicos no gobiernen directamente. Eso es lo
que se ha borrado en la Argentina. Pese al gesto de pedirle al Congreso
que decida si el recorte se hace sobre los fondos que subsidian algunas
economías como la del tabaco, o sobre los gastos universitarios,
López Murphy se ha convertido en traductor directo de aquello que
los mercados desearían. Y al otorgarle esa decisión envenenada
al Congreso lo que hace es encerrarlo en una trampa. Este país
ha dejado de respetar los compromisos que fundan la fuerza y la legitimidad
de un gobierno. Ha dejado de respetar, por ejemplo, el pacto educativo.
Ahora, el ministro dice que se realizará una nueva reforma del
Estado. Todo el mundo sabe que el Estado nacional se reformó drásticamente.
No así los estados provinciales. Pero sobre éstos habría
que decir dos cosas contrapuestas: el empleo público toma allí
el lugar de subsidio a la desocupación, por una parte; por la otra,
los ATN y otros fondos girados a las provincias son repartidos de manera
corrupta y patrimonialista. De esa situación no se sale simplemente
bajando los giros nacionales a las provincias. Se sale por medio de instrumentos
políticos que el ministro no tiene tiempo de considerar y que los
mercados no quieren que considere. Ha hablado el capitalismo de la manera
más directa. Lo más patético de todo es que probablemente,
pese a ello, el capitalismo insista en considerar que la Argentina no
es, ni siquiera así, un país confiable.
León Rozitchner,
filósofo:
Estamos llegando, en efecto, al fin de la historia: de la historia
de las fantasías capitalistas. Podrá no ser el fin del capitalismo,
pero al menos es, desembozado, el fin de la historia de las promesas de
un mundo feliz. Lo iniciado por el terror militar genocida triunfa por
el terror económico que produce más muerte que el anterior.
Y la nueva Alianza del radicalismo servil, ahora con la derecha, pone
de relieve que lo que se obtuvo por las malas ahora se lo obtiene por
las buenas: no ya en dictadura sino en democracia.
Porque atrás de ella se esconde, si se osara enfrentarlos, la promesa
de su destrucción. Hacen reverdecer nuevamente el terror. Esto
es con lo que explícitamente nos amenazan. Yo he escuchado en estos
días a un energúmeno, poseso del libre mercado. El efecto
demostración, que la teoría adelantaba sobre el sentido
del capitalismo y que nadie quería escuchar, está, irrefutable
ya, ante los ojos y el cuerpo de todos, en su presencia destructiva. ¿Seremos
capaces de defendernos a la manera civil: haciendo imposible que esta
nueva alianza asesina nos quiere gobernar? Tenemos los argentinos un poder
inédito para enfrentarlos, que el terror pretendió aniquilar:
el ejercicio activo de nuestra libertad.
Patricio Echegaray, legislador
porteño Izquierda Unida:
Se ha consumado el cuarto ajustazo del gobierno de la Alianza
UCR-Frepaso, que hace un relanzamiento fundamentalista del camino de continuidad
con el menemismo que adoptaron en diciembre del año 1999 traicionando
las promesas electorales realizadas a la ciudadanía. En esencia,
la receta es más ajuste y menos democracia, puesto que plantean
decretos de necesidad y urgencia ante cuestiones fundamentales, lo que
deteriora aún más el espacio democrático. La síntesis
es: más ajuste y menos democracia. Este camino profundizará
la recesión y los flagelos de desocupación, pobreza, marginalidad
con un especial énfasis en el deterioro de la educación.
Y promete continuar con la brutal reforma del Estado. Las renuncias de
los renunciantes son evidentemente tardías. Urge un centro coordinador
de la resistencia contra este ajuste y la concertación de esfuerzos
políticos de sectores de izquierda y del movimiento de resistencia
para generar una alternativa política al camino asumido por este
Gobierno.
Vilma Ripoll, legisladora
porteña Izquierda Unida:
Lo primero es el repudio total a estas medidas y la necesidad
de salir a enfrentarlas para que no salga el paquetazo. Hay que empezar
a utilizar la calle como forma de lucha. Hay un problema: ellos nos quieren
convencer de que sin ellos no hay salida, que se cae el mundo porque renuncia
uno, renuncia otro. Aquí no hay espacio para mitad de camino, el
Frepaso intentó la mitad de camino y los arrastró ese tipo
de medidas, que no son ni una cosa ni otra. Pero esa política de
mitad de camino los terminó llevando a la calle, ellos afuera y
López Murphy en Economía. ¿Cuál es la salida?
Movilizarse y organizarse para cambiar el modelo. No es fácil,
pero es mucho más difícil seguir viviendo con este ajuste.
OPINON
Por Mempo Giardinelli
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Otro marzo maldito
Cruzo la frontera por el desvencijado puente sobre el río
Pilcomayo, y la Argentina me recibe con 42 grados y rumores de tormenta
en el cielo. Vengo de Asunción, donde la Universidad del
Norte distinguió a Doris Sommer (catedrática de Harvard),
Augusto Roa Bastos y este servidor con sendos profesorados honoris
causa. Son las doce del mediodía y los titulares de los diarios
formoseños me dejan paralizado. Lo hicieron nomás,
comenta un policía, no sé si perversamente esperanzado.
Esto es el fin, dice el remisero y masculla palabrotas.
Las radios argentinas, en el coche, desgranan angustia y rabia sobre
la candente Clorinda, como si el borde mismo del país fuera
metáfora de lo que se viene.
Tres horas después, en Resistencia y bajo un tormentón
tropical, hablo con algunos dirigentes locales y la desolación
es común denominador. Angel está amargado y
desconcertado admite uno de sus íntimos refiriéndose
al gobernador Rozas. Está agobiado moralmente porque
en el Chaco más ajuste no se puede hacer y así lo
va a plantear el lunes en el Comité Nacional. En Corrientes,
el panorama no es mejor: Esto augura la renovación
de todos los conflictos, que teníamos sosegados, comenta
uno de los más cercanos amigos del interventor Ramón
Mestre. Y cuando pregunto sobre el previsible corte del puente interprovincial,
frunce el ceño y cierra los ojos: No quiero ni pensar
lo que va a ser esto el miércoles, suspira con fuerte
acento cordobés.
Me pregunto si con lo impolítico de sus medidas sólo
aplaudidas por el llamado establishment y los ex funcionarios
de la dictadura López Murphy no habrá querido
también cumplir con los deseos ocultos de sus amigos militares,
a los que tanto ayudó últimamente, para que pase lo
más inadvertida posible la recordación del golpe de
Estado de hace 25 años, aquel otro marzo maldito. Hoy como
entonces, gran parte de la clase política viene suicidándose.
Claro que la diferencia está en el hartazgo de la ciudadanía,
desencantada prácticamente de todo.
De lo que se trata, entonces, es de transformar la desazón
en oportunidad. Porque si hay algo que une a la inmensa mayoría
de los argentinos este fin de semana, aquí en el nordeste
como en todo el país, es la sensación de límite.
Esto no da para más y sólo una feroz represión
logrará imponer tan perverso plan económico.
El límite también puede ser una oportunidad para salir
adelante. Porque sí hay opciones. Es mentira que este plan
es el único camino para la reactivación. La reactivación
depende de que paguen impuestos los que hoy no pagan, o sea los
ricos, los empresarios evasores y parasitarios, y los financistas
y banqueros que siguen haciendo negocios a costa del pueblo. Es
mentira que terminar con la paridad dólar será escandaloso:
el Estado puede perfectamente cubrir a los sectores populares y
las clases medias endeudadas y hacer que los costos del fin de la
convertibilidad recaigan sobre los que se beneficiaron durante la
fiesta. Son un par de decisiones políticas que finalmente
habrá que tomar. Entonces sí, pero de veras, otro
país será posible.
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OPINION
Por Atilio A. Borón
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¡Disparen sobre Buda!
Días pasados los talibanes de Afganistán horrorizaban
al mundo al ordenar la destrucción de dos gigantescas estatuas
de Buda consideradas como un precioso patrimonio cultural de la
humanidad. El viernes, los talibanes de aquí no escucharon
la voz de Alá sino la de sus mandantes y financiadores y
decidieron dinamitar la educación pública y descargar
todo el peso de la crisis fiscal sobre los trabajadores. Había
que cerrar sí o sí la brecha de dos mil millones de
dólares y para ello no había otra alternativa que
atacar con resolución ese engendro demoníaco que nuestros
fundamentalistas identifican como la fuente de todos los males:
el gasto público.
López Murphy y sus colaboradores insisten en que su plan
es de naturaleza técnica y no política,
como si la redistribución de bienes escasos, de costos y
beneficios, y la consagración de ganadores y perdedores no
fuesen cuestiones eminentemente políticas. La falacia del
razonamiento queda en evidencia cuando se ponen sobre la mesa algunas
otras opciones técnicas que los fieles seguidores
del credo neoliberal tal vez por distracción omitieron considerar.
Por ejemplo, ¿por qué no atacar la evasión
tributaria? Se estima que este año la misma rondaría
en torno de los 20.000 millones de pesos, diez veces más
que los 2000 millones causantes del nuevo ajuste. Claro que en ella
no incurren los desocupados o quienes viven en las cercanías
de la tenebrosa línea de la pobreza sino los
dueños del capital, el sector social a cuyo servicio el ministro
y su equipo han venido trabajando durante décadas.
¿Por qué en vez de destruir a la educación
pública y agravar la crisis en las provincias no se instituye
un módico impuesto a las transferencias de activos comerciales?
Este país fue testigo de una verdadera monstruosidad jurídica
y económica, que en menor escala se repite día a día:
la venta de YPF a Repsol por 14.000 millones de dólares,
operación efectuada sin que generara un centavo de ingreso
al fisco. El pobre diablo que vende su R-12 del año 1978
o sus dos ambientes debe pagar un impuesto; los que transan fortunas
no. ¿Por qué no gravar la renta financiera, insólitamente
exenta del pago de impuestos a las ganancias? ¿Será
que el modelo prefiere los especuladores a los productores? ¿Por
qué no restituir a sus anteriores niveles los aportes patronales
de las grandes empresas, disminuidos este año por el Gobierno
a una cifra cercana a los mágicos 2000 millones de pesos?
¿Por qué no acabar con los subsidios a los concesionarios
de peajes, ferrocarriles y canales fluviales, que absorben casi
500 millones de dólares por año? ¿No era que
estaban en contra de los subsidios? ¿Y todos éstos
qué son?
¿Por qué no reformar el régimen tributario,
cuya regresividad avergüenza hasta a los tecnócratas
del FMI que durante décadas dictaron las orientaciones fundamentales
de la política económica de este país? Investigaciones
de dicho organismo comprueban que, en una muestra de 41 países,
la Argentina tiene el dudoso honor de ser aquél en el cual
menor es la proporción que los impuestos a los ingresos,
ganancias y patrimonio constituyen en relación con el PBI.
La presión tributaria de la Argentina es tremenda para quienes
apenas perciben ingresos y no tienen ni ganancias ni patrimonio
alguno; los ricos y poderosos, por el contrario, se ven convenientemente
eximidos de sus obligaciones fiscales.
Una última observación, anticipándonos a la
previsible réplica de los talibanes: Si hacemos todo
eso se fugan los capitales. Ante lo cual respondo: más
de 100.000 millones de dólares ya se fugaron desde inicios
de los noventa, tal vez huyendo de la inseguridad jurídica
o las amenazas que representaban las expropiaciones y estatizaciones
del gobierno socialista de Menem. Durante esos mismos años
se estima que ingresaron al país unos 180.000 millones de
dólares, la gran mayoría de los cuales, fiel a su
vocación parasitaria y especulativa, permaneció por
unos pocos días o semanas para apostar en el casino financiero
local. Si no, ¿dónde está el parque industrial
desarrollado con esa inversión, o las grandes obras públicas
financiadas con esos ingresos? La eventual huida de alguna gran
empresa privatizada es una hipótesis descabellada: ¿Hacia
dónde podrían Telefónica o Telecom orientar
sus negocios? Queda a nivel mundial un solo mercado potencial: el
Africa negra, pero allí hay menos teléfonos que en
la Argentina y más de la mitad de la población jamás
efectuó o recibió una llamada telefónica. ¿Dónde
irían Edesur, Edenor, Metrovías? Ergo: no se trata
de decisiones técnicas sino de opciones políticas,
basadas en los intereses de una alianza social que gobierna para
los mercados (es decir, los ricos) y que condena al resto a la indigencia
y la opresión.
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