Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


ESTA ULTIMO EN EL CLAUSURA
La desoladora realidad de este Boca colista

Para el entrenador Bianchi, la apuesta quedó sobre el tapete de la Libertadores, mientras se sigue hablando de su reemplazo.

Por F.M.

Cuando a fines del año pasado Carlos Bianchi abrió el paraguas y vaticinó un 2001 de transición, nadie imaginó la rapidez con la que esa idea profética iba a concretarse. Boca está hoy último en la tabla y no da muestras de mejoría, al menos en lo inmediato. Sigue con titulares, suplentes, juveniles y todo, sin jugar bien y sin encontrar claridad para el gol, porque no tiene todos los elementos que conformaban su fórmula del éxito. El entrenador dijo que “la gente debe acostumbrarse a ver a los juveniles porque la institución no está para comprar”, y aseguró que en la Libertadores los jugadores estarán más enchufados porque “no es lo mismo un partido local que uno internacional”.
Desorientación, indecisión, falta de sorpresa, son algunos de los males que están atacando a este Boca, que sale a la cancha eufórico, esperando la oportunidad de resurgir, y se va arrastrando los pies y con la cabeza baja, por más que su hinchada se desarme en gritos y aplausos consoladores. Pasa que a Boca le falta algo, llenar las ausencias que quedaron en eso, porque a Bianchi le falló el experimento de la rotación de sus promesas y no encontró aún ningún sustituto de ley.
Mientras, los dirigentes están alertas y buscan un reemplazo para Bianchi, que termina su contrato a fin de año y de tener una oferta del Barcelona podría irse antes. Se habla de Miguel Brindisi, de una dupla conformada por Mario Zanabria y Carlos Veglio, y hasta de Carlos Ischia, si es que Bianchi no encuentra club y decide descansar alguna temporada. Pero por el momento no hay nada seguro.
“Esta es una situación que no nos gusta. Estar últimos no le da placer a nadie. Pero tenemos que ser realistas porque aquí hubo muchos cambios, y se incorporaron muchos chicos nuevos que son el futuro de Boca”, comentó el entrenador tras la derrota ante Almagro. Y enseguida le tiró la pelota a los dirigentes: “El hincha debe comprender que estos chicos son el futuro y que la institución no está para comprar un jugador que vale 5 millones de dólares, porque no los tiene y esto es así de simple”.
A Boca le falta gol y le falta también gracia. Ni Barijho ni Pandolfi, ni el juvenil Herrera, andan derechos. Al primero cuesta entenderlo, el segundo no encuentra su lugar en la cancha y el tercero, que está mejor parado que los otros dos, desperdicia situaciones increíbles, quizás debido a los nervios o a la presión. El problema es que a Boca le cuesta generar juego y no crea muchas situaciones por partido, lo que hace que se extrañe mucho más la efectividad en el área rival. Riquelme está muy solo en el medio, porque sus compañeros por los laterales, Pérez y Marchant, no logran asociarse con él y encima dejan espacios en el medio, que Serna logra cubrir exigiéndose más de la cuenta, lo que provoca que después reaccione mal o violentamente ante situaciones menores. Y cuando esta maquinaria del error se pone en marcha, Riquelme parece sentirse a disgusto y se entrega a la desidia, y Boca desaparece.
Tampoco se salvan de este momento los defensores, aunque estén mejor que las otras líneas, quienes se muestran confundidos cuando los rivales los atacan con insistencia, algo a lo que Boca se había desacostumbrado.
Ultimo en la tabla y sin chances reales, el equipo apostará lo poco que tiene a la Libertadores. Bianchi, por su parte, volvió a cargarse al grupo sobre los hombros. La discusión que tuvo con Burdisso tras la derrota es demostrativa. El defensor se equivocó en el gol de Almagro, y cuando se iba al vestuario Bianchi lo obligó a salir nuevamente para saludar a los hinchas, aunque el jugador se resistía.
En el certamen internacional, dice Bianchi, los jugadores cambian la mentalidad. Habrá que ver hasta cuándo Boca puede sostener su mística ganadora en estas condiciones

 

PRINCIPAL