Página/12
en Francia
Por
Eduardo Febbro
Desde París
La
izquierda francesa ganó ayer dos perlas urbanas y perdió
en masa varias ciudades importantes de la provincia. Al cabo de la segunda
vuelta de las elecciones municipales que se celebraron este domingo, el
socialista Bertrand Delanoë, aliado con los ecologistas, se impuso
en un apretado duelo a la derecha y conquistó la capital francesa
por primera vez en la historia. Los socialistas (PS) ganaron también
la segunda ciudad de Francia, Lyon, feudo del centrismo francés,
pero fracasaron en su intento de arrebatarles a los conservadores la localidad
de Toulouse, su tercer bastión provincial situado en el sur del
país. Al término de un suspenso que recién se aclaró
a las 11 de la noche, el PS le arrebató París a una derecha
dividida consiguiendo así una indiscutible victoria histórica
que, junto a la obtenida en Lyon, consagra la implantación de los
progresistas en los centros urbanos. Sin embargo, si la conquista de París
y Lyon, impensable hace apenas tres meses, constituye éxitos indiscutibles
y de amplio alcance, resulta imposible no constatar las severas y repetidas
derrotas sufridas por el Partido Socialista en por lo menos 20 ciudades
del interior.
La lectura de los resultados es tan compleja y alentadora tanto para la
izquierda como para la derecha. La tan anunciada ola rosa
resultó todo lo contrario y los éxitos urbanos no deben
ocultar la realidad final de la consulta: hubo ola rosa en la capital
de Francia y en Lyon pero en el resto del país la ola fue más
bien azul. Al lado del estrepitoso ocaso de los comunistas que perdieron
hasta Nîmes, la única ciudad de más de 140.000 habitantes
que administraban, la lista de localidades que pasaron de izquierda a
derecha es impresionante. La más espectacular por el renombre del
derrotado es la ciudad de Blois, donde Jack Lang, intendente saliente,
actual ministro de Educación y ex titular de la cartera de Cultura,
perdió por 34 votos la administración de una ciudad que
lo había electo más de una vez. La segunda y más
inesperada fue la pérdida de la norteña Estrasburgo, sede
del Parlamento Europeo, que pasó de izquierda a derecha tras haber
estado en manos de Catherine Trautmann durante más de 12 años.
A estas dos localidades se le agrega una notoria letanía de municipios
que se mudaron de mano y que sin dudas va a complicar la estrategia de
los socialistas para las próximas elecciones legislativas y presidenciales
del 2002: Aix en Province, Rouen, Quimper, Orléans, Chartres y
Cahors estarán en adelante administradas por los conservadores.
Ayer se produjo una masiva sanción a la gestión local de
la izquierda. Si bien las elecciones municipales están estrictamente
enmarcadas en lo local, los porcentajes obtenidos, las ciudades ganadas
y perdidas dan la imagen de un país menos rosa de lo
que los estudios de opinión pronosticaron. La derecha francesa
respiraba anoche aliviada. Las urnas dibujaron una Francia con dos países:
uno socialista, el de las ciudades, y otro netamente conservador, el del
interior.
No demos vueltas inútilmente: esto es una mala noche para
la izquierda, declaró sin rodeos el secretario general del
Partido Comunista francés, Robert Hue. La victoria socialista en
París esconde un poco los demás resultados. Estos equivalen,
en su mayoría, a un significativo retroceso del PS, al derrumbe
casi definitivo del comunismo francés, al avance de los ecologistas
y el afianzamiento de la extrema izquierda. Las elecciones redistribuyeron
las cartas de la geografía política municipal al tiempo
que mezclaron de otra manera las cartas de la coalición rosaverde-rojo
que gobierna Francia desde 1997. Los verdes son hoy la segunda fuerza
progresista del país, detrás de los socialistas y muy por
delante de los comunistas. Confirmados por sus electores, los ecologistas
nopueden sino reclamar lo que vienen exigiendo desde hace mucho, es decir,
una presencia más fuerte en el gobierno y en el sistema de decisiones
del primer ministro Lionel Jospin. A su vez, los comunistas, que asistieron
impotentes a una auténtica sangría municipal, se ven ahora
confinados a pedir limosna y a atacar más de frente la política
de la coalición de la que forman parte.
Cálculos aparte, la victoria en París representa un hito
sin precedentes en la larga historia del PS. Los progresistas se impusieron
anoche en por lo menos 4 distritos capitales de los 20 con que cuenta
Francia. Los distritos 9, 12, 13 y 14 inclinaron definitivamente la balanza
a favor del PS y, de paso, dieron vuelta una de las páginas más
largas de la derecha francesa que gobernó la capital como reina
absoluta. No sólo es el fin de la influencia del actual presidente
francés, Jacques Chirac, sino también el de un sistema donde
la corrupción, el fraude, las comisiones de todo tipo, los chanchullos
y los favoritismos ocuparon el lugar de la gestión política.
La esperanza que generó Bertrand Delanoë es enorme. Su personalidad,
la honestidad del personaje, su lento pero trabajoso ascenso al primer
plano, su estilo y sus propuestas le han dado a París un sentimiento
de renacimiento. A Lionel Jospin le queda, no obstante, una
doble emoción: festejar París y Lyon, y llorar la otra mitad
del país.
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