Por
José Natanson
Pasada la una de la mañana,
Fernando de la Rúa salió a anunciar la renuncia de Ricardo
López Murphy al Ministerio de Economía. El Presidente aseguró
que se anularía el ajuste dispuesto el viernes, anunció
que Domingo Cavallo se hará cargo de la conducción
de la economía, pero increiblemente dijo que aún no
decidió desde qué cargo lo hará. Las opciones eran
tres y dependían de una negociación con el Frepaso. La primera:
Cavallo en Economía, Crhystian Colombo como jefe de Gabinete y
un frepasista importante en Interior. La segunda: Cavallo jefe de Gabinete,
el Ministerio de Economía dividido en dos o más reparticiones
y Colombo en Interior. La tercera, resistida por el Presidente y defendida
por Cavallo: Carlos Chacho Alvarez como jefe de Gabinete,
Cavallo en Economía y Colombo en Interior. Cualquiera sea el esquema
final, De la Rúa estaba cerca de conseguir las piezas fundamentales
del Gobierno de unidad nacional con el que busca evitar la
débacle definitiva de gestión, aún al costo de ceder
casi todo su poder político.
La sorpresiva aparición de De la Rúa se produjo ayer a la
madrugada, en medio de una larga serie de reuniones en Olivos. Visiblemente
cansado, el Presidente dijo que resignó el recorte al ver
que tenía rechazos, confirmó el alejamiento de López
Murphy, adelantó que Cavallo se hará cargo de la economía
pero sin aclarar desde qué puesto. El Presidente continúa
en pleno liderazgo, autorretrató.(ver aparte). Las dudas
sobre el cargo que ocupará Cavallo se explican por una razón
elemental: el futuro rol del Frepaso y de Chacho Alvarez. El tema se discutió
en una mesa a la que se sentaron De la Rúa, Cavallo, Crhystian
Colombo y una delegación del Frepaso integrada por Aníbal
Ibarra y los chachistas Darío Alessandro, Rodolfo Rodil y José
Vitar.
Había tres posiciones:
1) La que con más énfasis defendía De la Rúa
era que Colombo, a quien valora como uno de sus mejores funcionarios,
permaneciera en la jefatura de Gabinete, posiblemente secundado por el
cavallista Armando Caro Figueroa. En este caso, Cavallo ocuparía
un Ministerio de Economía con todas sus funciones. Alessandro,
un dirigente cercano a Chacho y de buena relación con el Presidente,
quedaría como ministro del Interior.
2) Había una segunda alternativa con la que De la Rúa parecía
de acuerdo: Cavallo asumiría la Jefatura de Gabinete, en cuyo caso
el Ministerio de Economía quedaría dividido en dos o más
organismos. En uno de ellos, la secretaría de Hacienda, podría
quedar Marcos Makón, un ex cavallista que ahora forma parte del
Frepaso. En este esquema, Colombo podría quedar en Interior.
3) La tercera posición en lo que podría ser el preanuncio
de una unión táctica a futuro era la que defendían
Cavallo y los dirigentes del Frepaso contra la opinión del Presidente
y de su entorno. Para el ex ministro, la mejor forma de garantizar el
compromiso del Frepaso con el Gobierno es con Chacho como jefe de Gabinete.
En este caso, el economista de Harvard asumiría al frente del Palacio
de Hacienda y Colombo quedaría en Interior.
En la discusión, De la Rúa resistía este esquema,
que implicaría una cesión de poder casi total a Cavallo
y Alvarez. Además, Colombo se resistía a asumir en Interior
porque implicaría una disminución de su importancia dentro
del gabinete y quedaría a cargo de la ingrata tarea de manejar
las fuerzas de seguridad. No tengo ganas de reprimir, sostenía.
Y, aunque nadie se animó a decirlo con todas las letras, había
un argumento que fue profusamente difundido por el entorno presidencial
en las horas anteriores a la discusión. Ningún peronista
quiere negociar con Chacho, era la línea que defendían
Fernando de Santibañes, Antonio de la Rúa y Enrique Coti
Nosiglia, deseosos de evitar la vuelta de Alvarez al gobierno. La incógnita
se resolverá hoy. Por lo menos, eso es lo que prometió De
la Rúa, que adelantó que la jura (no dijo de quién)
se realizará a las cinco de la tarde.
Cualquiera sea el esquema, anoche se había confirmado el alejamiento
de López Murphy. Doy un paso al costado para no complicar
las cosas, había dicho un rato antes, delante de Cavallo
y De la Rúa. Yo me hago cargo de Economía, pero lo
quiero a Chacho de jefe de Gabinete, fue la respuesta del ex ministro.
Y a partir de ese momento comenzó la discución.
Si se confirma la reincorporación del Frepaso al Gobierno a través
de Chacho Alvarez o uno de sus lugartenientes quedaría virtualmente
en marcha el Gobierno de coalición. Pero no es tan sencillo. Aunque
sus voceros decían que Chacho estaba dispuesto a sumarse al nuevo
Gabinete, planteaba dos condiciones:
La primera, según anunció
De la Rúa, estaba cumplida: marcha atrás con el recorte
educativo de 1100 millones de pesos.
La segunda era conocer los
puntos básicos del programa del ex ministro. No vamos a comprar
un plan llave en mano, como hizo De la Rúa con López Murphy.
Hasta ahora, todo indica que Cavallo quiere plantear un nuevo esquema
de negociación de la deuda y la baja de algunos impuestos. En principio
parece bien, pero antes queremos saber cuáles son los puntos de
un consenso mínimo, aseguraba el senador frepasista Pedro
del Piero.
Lo único que quedaría por confirmar sería el respaldo
del radicalismo. Desesperado luego de la reacción frente al recorte,
De la Rúa hizo intentos durante el fin de semana para incorporar
a alguna destacada figura de la UCR al Gabinete. Ayer, la mesa directiva
del Comité Nacional radical se reunió y emitió un
documento que expresa su respaldo al gobierno de unidad nacional
convocado por De la Rúa. Por supuesto, antes de apoyarlo del todo
y digerir en ingreso de Cavallo pretenden lo mismo que el Frepaso: discusión
de un programa mínimo.
Cuando finalizó la extensa reunión, el vicepresidente de
la UCR, Angel Rozas, se acercó a Olivos junto a otros gobernadores
radicales para transmitirle la posición al Presidente. De todos
modos, la gran definición se producirá hoy, cuando Raúl
Alfonsín aterrice en Buenos Aires. A pesar de su oposición
al ajuste y de sus reparos a la incorporación de Cavallo, es probable
que el jefe del radicalismo acepte el ingreso del ex ministro siempre
y cuando se dé en el marco de un gran acuerdo nacional
(un término que, por otro lado, siempre figuró en su pensamiento
político).
El fondo del debate era cómo garantizar el apoyo del Frepaso. Cuando
se resuelva, De la Rúa tendrá listo el gran acuerdo que
pensó para evitar la caída de su Gobierno pero que implicaría
la virtual cesión de casi todo su poder real.
Tarjeta
roja al periodismo
Cavallo
volvió a vivir ayer una postal de los viejos tiempos. Como
cuando era ministro de Economía de Carlos Menem, los periodistas
le hicieron una guardia en la puerta de su casa en la calle Libertador.
El líder de Acción por la República salió
cerca de las ocho, pero no quiso hacer declaraciones. Por favor
no vengan a mi casa. Cuando yo quiera hablar con los periodistas los
voy a llamar, dijo, poco diplomático. Algunas allegados
indicaron que Cavallo estaba de mal humor porque De la Rúa
había ratificado en su cargo al todavía ministro Ricardo
López Murphy.
Poco después, fue a sus oficinas de la calle Tagle y tuvo que
soportar las cargadas de los suyos, que no dejan de asombrarse por
la repentina fama de salvador que no aplica recetas ortodoxas que
adquirió el ex ministro. Se viene Karl Marx. Con Cavallo,
la izquierda se incorpora a la Alianza, le dicen. Y él
sonríe. |
Una
conferencia sección trasnoche
Con
el único objetivo de llevar algo de calma a la apertura de los
mercados de hoy, el presidente Fernando de la Rúa apareció
en la sala de prensa de Olivos pasada la 1 de la mañana para confirmar
lamentablemente la renuncia de Ricardo López Murphy
y anunciar que Domingo Cavallo se hará cargo de la conducción
de la economía, aunque eso no necesariamente signifique que
sea desde la jefatura de Hacienda. Puede ser como jefe de Gabinete
o ministro de Economía, explicó el Presidente, dejando
en claro el nivel de imprecisión que tiene sobre la conformación
de su futuro elenco ministerial. El Presidente continúa en
pleno liderazgo, aseguró De la Rúa hablando en tercera
persona sobre sí mismo.
Poco antes se habían marchado de Olivos los dirigentes frepasistas
con los que no consiguieron llegar a un acuerdo total con respecto a la
conformación del gabinete. Dado lo mal que le había ido
al país ayer en los mercados financieros, De la Rúa y Cavallo
resolvieron que aún con imprecisiones lo mejor era anunciar que
López Murphy era pasado la noticia ya circulaba desde hacía
unas tres horas y que el ex ministro de Menem se pondría al frente
del manejo de la economía, un dato que supuestamente tranquilizará
la Bolsa.
Pese a que hacía segundos había dicho que Cavallo podía
ser a partir de hoy jefe de Gabinete, dijo que trabajaría en colaboración
con quien hasta anoche todavía mantenía ese puesto, Chrystian
Colombo, quien también participó de la rueda de prensa aunque
no habló y se mantuvo serio. Además, hoy Cavallo dará
a conocer los nombres de los integrantes de su equipo. De la Rúa
explicó que la salida de López Murphy se debía a
que su propuesta tiene rechazos, por lo que Cavallo formulará
una propuesta que no afectará a los sectores educativos.
Entonces Cavallo tomó la posta. Si conseguimos el apoyo de
los legisladores para tratar un grupo de leyes simples pero importantes,
la educación, la Patagonia y las provincias tabacaleras van a tener
los fondos que fueron contemplados en el Presupuesto, dijo el nuevo
hombre fuerte del Gobierno que, al igual que De la Rúa, reclamó
un compromiso patriótico del resto de los partidos políticos.
Como ejemplo, recordó que en el 91 la Cámara de Senadores
se reunió un domingo para votarle la Ley de Convertibilidad, claro
que en ese momento tenía mayoría el PJ.
Fiel a su estilo bravío, Cavallo ya habló anoche de la necesidad
de tomar el toro por las astas. E insistió en la necesidad
de dejar los intereses sectoriales de lado en pos de privilegiar las necesidades
de la gente en este momento difícil.
De la Rúa se enojó cuando le preguntaron si la nueva propuesta
significaba dar marcha atrás con el ajustazo. No hay marcha
atrás de nada, dijo el Presidente, seguramente enojado por
esa expresión casi derrotista. Pero después no tuvo más
remedio que admitir que, efectivamente, estaba echando por tierra el recorte
que poco antes había reivindicado en su viaje a Chile, al igual
que había confirmado a López Murphy en su puesto.
Resultó notorio que De la Rúa no podía dar más
precisiones sobre su nuevo gabinete. Sobre los otros ministerios
voy a dar información mañana, prometió. También
dijo que la jura de los nuevos funcionarios serían hoy alrededor
de las 17. Y que el radicalismo y una delegación del Frepaso
le habían llevado su apoyo en Olivos. Como casi todo lo que protagoniza
el gobierno en los últimos tiempos, fue una conferencia de prensa
accidentada. De la Rúa quiso terminarla en un momento pero los
periodistas siguieron preguntando y se alargó. Además, un
estornudo le cortó al Presidente una frase en la que aseguraba
que los pasos que estaban dando eran lo mejor para... el país.
LA
CONDUCCION DEL FREPASO AVALO EL REGRESO DE CHACHO
Sentir
que es un soplo la vida
Por
Eduardo Tagliaferro
Yo
me incorporo al gobierno pero te quiero adentro, le dijo durante
la agitada noche de anteayer Domingo Cavallo al líder frentista,
Carlos Alvarez. Desde que lo escuchó Alvarez estuvo dispuesto a
acompañar al ex ministro de Economía del menemismo. Ayer
consiguió, tras mucha charla pero sin mucha polémica, el
apoyo de sus compañeros de la conducción del Frepaso.
La reunión fue en la Casa del Frente. Fue a la tarde y nada se
sabía aún de la renuncia de Ricardo López Murphy.
Una veintena de dirigentes escuchó la larga exposición con
la que arrancó Alvarez. Sentados a la misma mesa estaban el jefe
de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, el senador Pedro del
Piero, los renunciados Marcos Makón, Ricardo Mitre, Nilda Garré
y Graciela Fernández Meijide, los legisladores, Juan Pablo Cafiero,
Darío Alessandro, Rodolfo Rodil, José Vitar, Irma Parentella,
Fernando Melillo y Marcelo Vensentini entre otros. Alvarez se explayó
sobre un tema que lo desvela desde que renunció a la vicepresidencia,
la posible cesación de pagos. Tras cartón analizó
los posibles escenarios futuros. Y dio por hecha la retirada de López
Murphy. El ex vice evaluó que se imponía definir un nuevo
programa económico que apuntara al crecimiento del país.
Ninguno de los frepasistas puso reparos al escenario que había
descripto Chacho. Antes bien, Ibarra destacó que coincidía
en todo con el ex vicepresidente.
Todos se cuidaban de mencionar nombres o cargos. Se hablaba de ampliar
la base política del Gobierno. Pero todos sabían que lo
que se analizaba era el regreso de Chacho al Gabinete. Eso sí,
con la condición ineludible de que hubiera un programa económico
de crecimiento que sustituyera al propuesto, tijera en mano, por López
Murphy. En este marco Chacho debería incorporarse al Gobierno,
sostuvo Cafiero cuando se retiró del local partidario. Alessandro
y Del Piero, concordaron.
Las críticas a atar el destino futuro a Cavallo estuvieron ausentes
en las cuatro horas que duró el cónclave. Todos privilegiaron
el regreso a la Rosada, pensado como un medio ineludible para garantizar
buenas perspectivas en la conformación de las listas para las elecciones
de octubre. Las discusiones sobre los costos futuros o sobre la licuación
de la identidad fueron dejadas de lado. Por ahora.
OPINION
Por Martín Granovsky
Por
qué la Mingodependencia siempre vuelve
|
Poco antes
de irse, Carlos Menem definió como nadie su pragmatismo ante
los factores establecidos. Gobernar es cabalgar sobre lo inevitable,
dijo. No es la única alternativa en la vida de un político,
pero es una buena caracterización si un político solo
quiere conservar el mando sin generar ningún conflicto con
el establishment. Esta madrugada, poco después de la una,
Fernando de la Rúa dejó en claro que la licuación
de poder lo obliga a una definición distinta. Desde ahora,
gobernar sigue siendo cabalgar sobre lo inevitable, es decir sobre
el Cavallo, pero a destiempo: en medio de una crisis, el Presidente
no logró plasmar un ejercicio de autoridad suficiente como
para alumbrar un nuevo gabinete. Solo el pánico a que hoy
se dispare el riesgo país a niveles de catástrofe
lo forzó a anunciar que Cavallo será el eje de su
gobierno y que controlará la economía ya sea desde
la Jefatura de Gabinete o desde el ministerio que hasta ayer detentaba
Ricardo López Murphy, quien intentaba restaurar el fundamentalismo
fiscal luego de haber reanimado la participación del Ejército
en la política.
El jefe del Ejecutivo se comportó como si este fuera un régimen
parlamentario, como si la Argentina tuviera el margen de maniobra
de Suiza, como si las decisiones pudieran regirse por los tiempos
letárgicos del patrón oro. Y, sobre todo, como si
ya no tuviera el pudor de mantener siquiera una cobertura institucional
para disimular la más veloz cesión de poder a tan
poco tiempo de asumir la Presidencia que registra la historia democrática
argentina.
Por este patrón de conducta, hasta ahora De la Rúa
siempre terminó cabalgando como un jinete que se obstina
en no acompañar el movimiento del animal que lo transporta,
o en acompañarlo marcando un desfasaje de tiempos y golpes
hasta cansarlo y, así, hacer imposible su propia marcha.
De la Rúa anunció anoche el final de un día
que calificó de muy positivo. Tenía el
rostro de quien daba la peor noticia de su vida, y acaso lo fuera
dentro de su carrera política. Su economista de mayor confianza
en los últimos 19 años había durado solo 14
días en el Gobierno, 12 de ellos dedicados a formar un equipo
en el que terminó integrando a sus amigos de FIEL y dos a
soportar el embate político contra un recorte destinado a
jibarizar la estructura del Estado con la convicción refundacional
del equipo de José Alfredo Martínez de Hoz. Y tanto
la salida de López Murphy como la entrada de Cavallo terminaban
con la idea mítica, alimentada por su hijo Antonio, de que
el Viejo es un fondista. Para De la Rúa, ahora,
el desafío es completar el mandato hasta el 2003 y confiar
en un milagro económico que, además, sea capaz de
capitalizar políticamente en competencia con Cavallo y, en
menor medida, con Chacho Alvarez, por no hablar del peronismo.
En cuanto al Frepaso, también sufrió el alud de lo
inevitable sin siquiera haber podido administrar su llegada. Vuelva
al Gobierno o no, Alvarez solo consiguió recuperar protagonismo
sobre la base del pánico a una crisis económica aún
mayor, al desgaste de De la Rúa y a la llegada del propio
Cavallo. Es verdad que Chacho quiere por lo menos desde noviembre
que Cavallo se incorpore al Gobierno como la única receta
posible para salir de la recesión. Pero no hizo nunca una
propuesta pública y, más aún, jamás
quiso quedar como la locomotora política de la vuelta de
Cavallo a la administración. La doble definición de
algunos de sus colaboradores disfrazaba el entusiasmo cavallista
de su jefe señalando que Chacho no buscaría a Cavallo
pero que, al mismo tiempo, ante el riesgo de un incendio imparable
de la Argentina no se opondría a la reaparición del
ex ministro de Carlos Menem. Por eso hoy necesita impostergablemente
volver, encerrado en la lógica que él mismo tejió.
Ahora, las cartas políticas ya están jugadas y son
francamente pocas. La Alianza dilapidó su capital en poco
más de un año y solo puede prenderle una vela a la
audacia de Cavallo, en una Mingodependencia que ya quedó
de manifiesto anoche: el nuevo zar económico dejó
en claro que el recorte educativo solo puede evitarse, y de paso
pueden evitarse el fin de lossubsidios al gas y al tabaco, si el
Congreso discute el gasto fiscal en su conjunto.
En tanto, los argentinos habrán constatado dos cosas. Una:
la política, aquí, más que un desafío
sigue siendo un acercamiento a lo inevitable. La otra: a menudo,
ese acercamiento se produce con la habilidad de los mastodontes.
Si la primera clave despierta escepticismo, la segunda alimenta
directamente una perceptible sensación de zozobra. Igual
que en 1991, una fecha que recordó esta madrugada, casualmente,
SuperMingo.
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