Por Diego Schurman

Primero intentó con Carlos Ruckauf. Después con José Manuel De la Sota. Pero no fue suficiente. Domingo Cavallo no logró el respaldo de los gobernadores justicialistas para obtener del Congreso la delegación de poderes especiales, que le permitiría manejar a piacere la economía del país. Es más, los mandatarios le negaron una foto y le transmitieron que para iniciar cualquier tipo de diálogo primero deberá conseguir la anulación del paquete de medidas de Ricardo López Murphy, algo que anoche parecía un hecho tras la renuncia del ministro de Economía.
Cavallo se comunicó con los gobernadores bonaerense y cordobés para hacerles llegar dos pedidos de máxima: que intercedan en el PJ para que el Congreso le autorice la delegación legislativa, prevista en el artículo 76 de la Constitución nacional. Y que, posteriormente, le abran la puerta al encuentro de mandatarios, que finalmente se realizó en el Consejo Federal de Inversiones (CFI).
Pero le fue mal. Ruckauf se mostró bastante frío, algo que no ocurrió con De la Sota. El fin de semana, el bonaerense obtuvo el compromiso de Cavallo de anular el paquete de López Murphy. Pero ayer el panorama era tan confuso –el vocero presidencial, Ricardo Ostuni, llegó a ratificar las nuevas medidas económicas– que prefirió terminar con los buenos modales con quien había ayudado a retornar al poder.
Junto al resto de los gobernadores, decidió cerrarle la puerta a la reunión del CFI. “No tiene cargo definido y no tiene plan definido. Lo único concreto son los anuncios de López Murphy”, fue la razón que, unos con tono de bronca, otros con exceso de racionalidad –y remarcando que “no hay nada en contra de Cavallo”– esgrimieron para tomar la decisión vespertina.
Había también razones estratégicas. El PJ no quiere aparecer más cerca del Gobierno que Carlos “Chacho” Alvarez y Raúl Alfonsín. Ni tampoco endiosar la figura de Cavallo, quien de aliado podría pasar a convertirse en el principal competidor electoral, tanto en octubre como en el 2003.
Puertas adentro, en un encuentro donde, además de los 12 gobernadores del PJ –solo faltaron a la cita el tucumano Julio Miranda y el puntano Adolfo Rodríguez Saá– participaron los jefes de las bancadas de diputados y senadores del partido, Humberto Roggero y José Luis Gioja, se acordó el discurro para explicar por qué le negaron las facultades especiales a Cavallo. Palabras más palabras menos, todos repetían:
u “Un gobierno de unidad es un gobierno de consenso. Si De la Rúa le quiere dar todos los poderes a Cavallo es que no busca consensuar nada sino imponernos todo.”
u “Que no digan que no hay voluntad de colaborar porque el año pasado le votamos todas las leyes que nos pidieron. Lo que pasa es que buscan que le demos un cheque en blanco a Cavallo y eso no va a suceder.”
La reunión sirvió para mostrar una postura homogénea, con algunos matices, contra la incorporación de cualquier dirigente justicialista en el Gobierno. “Si alguien lo hace es a título personal”, dijeron.
La danza de nombres, de todos modos, no pudo evitarse. Incluso se hizo correr una versión sobre el ascenso de Eduardo Menem a la presidencia provisional del Senado en reemplazo de Mario Losada. Se interpretó como una manera de garantizar –en la línea de la sucesión presidencial– la presencia del PJ en Gobierno. Un colaborador del senador justicialista negó la versión. “No recibió ninguna oferta ni tocó el tema con nadie”, le dijo a Página/12.
Gobernadores y legisladores volverán a verse la cara durante esta jornada para analizar los cambios de gabinete dispuestos al filo de la medianoche por De la Rúa.

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