Por
Claudio Scaletta
La
Unión Industrial Argentina está contenta con la llegada
de Domingo Cavallo al Gobierno. Mientras el ex ministro de Economía,
Ricardo López Murphy, nunca se prestó a concederles una
entrevista, lo que indignó a los industriales, el fin de semana
Cavallo dialogó fluidamente con la cúpula de la entidad.
Los hombres de la UIA dejaron traslucir ayer los efectos del encuentro.
En un comunicado apoyaron el llamado del Presidente de la Nación
a un gobierno de unidad nacional, aunque lo condicionaron a que
el plan económico emergente no se limite al ajuste fiscal.
De la retórica del comunicado surge que el apoyo no es incondicional.
De acuerdo al texto se debe posibilitar un Plan que resuelva en
forma global y simultánea todos los desequilibrios que hoy presenta
la economía, teniendo como eje central la reactivación y
el crecimiento, es decir, no sólo el desequilibrio fiscal.
La reunión del pasado domingo no fue la única, los contactos
informales ocurren desde tiempo atrás. No fueron pocas las oportunidades
en que los dirigentes de la central fabril dejaron entrever su beneplácito
con la figura del ex superministro de Carlos Menem. Si algo no se le puede
negar a Domingo Cavallo es su ascendencia sobre los empresarios. A pesar
de que durante la década del 90 se profundizó el proceso
de desindustrialización iniciado en la Argentina a mediados de
los 70 un hecho no sólo aceptado sino propagandizado
por la UIA, el titular de Acción por la República
parece haber logrado convencer a los industriales sobre su supuesta opción
reactivadora. A favor del eclecticismo industrial vale agregar la contribución
hecha por la ortodoxia en capítulos de José Luis Machinea
y el espanto producido por la opción López Murphy.
Consultada por el cambio de perspectiva sobre el aporte del antiguo superministro,
una fuente de la UIA dijo a Página/12 que nadie está
dispuesto a darle a Cavallo un cheque en blanco, precisamente por su historia.
Simplemente, el ex ministro comprende mucho mejor los problemas
de competitividad que tiene la economía argentina derivados de
la distorsión de los precios relativos. El otro aspecto que
concita la aprobación industrial es que Cavallo no es un
ortodoxo que se resiste a salir de un determinado modelito económico,
sino que es consciente de que la economía tiene también
un problema de demanda. Precisamente sobre estos tópicos
versó la reunión mantenida con Cavallo sólo un día
después de no haber asistido al acto de aclamación de López
Murphy en la Bolsa de Comercio.
Pero lo que parece haber terminado de seducir a los industriales fue,
entre tanta receta ortodoxa, el pragmatismo que el hombre
de Acción por la República les transmitió. Y en particular,
la insistencia del mediterráneo en la necesidad de bajar impuestos.
En esta línea, quienes prefieren recordar sólo los aspectos
positivos de la gestión Cavallo, traen a colación la importante
baja en aportes patronales y el pacto fiscal con reducción de ingresos
brutos y sellos.
Lo que queda claro es que no es el prestigio internacional
lo que hoy prevalece del aporte Cavallo, sino su capacidad de aglutinar
a dos sectores del poder económico local transitoriamente enfrentados:
los fabricante exportadores con la gran banca, las privatizadas y algunas
firmas que se reparten mercados oligopólicos. Frente al ajuste
sin matices de López Murphy, la opción Cavallo trae la esperanza,
aunque no la certeza, de una devaluación ordenada vía una
convertibilidad respecto a una canasta de monedas y una rebaja impositiva
a través de una renegociación de los compromisos externos.
Brasil
sufre la crisis
El
real cayó a 2,17 por dólar y la Bolsa de San Pablo perdió
el 2,6 por ciento. Las depreciaciones se originaron en el temor de
los operadores de que el paquete de ajuste argentino no obtenga respaldo
político. Si algo ocurre en Argentina, va a golpear a
Brasil por contagio, dijo José Carlos Faria, economista
jefe de Deutsche Bank en San Pablo. En tanto, Fernando Figueiredo,
director de Política Monetaria del Banco Central brasileño,
sostuvo que la baja en el valor de la moneda se debió a que
estamos claramente frente a una exageración. Los
paños fríos fueron puestos por Pedro Malán, ministro
de Hacienda: Los sólidos fundamentos de la economía
brasileña llevarán al real a una revalorización,
consideró. |
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