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La city fue un hervidero de versiones y de miedos

La tasa del call se disparó al 40 por ciento; los ahorristas buscaron cambiar pesos por dólares, y el riesgo país trepó a 900 puntos. Rumores de devaluación y reestructuración de la deuda.

Jornada de miedo, incertidumbre y rumores dominaron ayer la operatoria en la city. Ahorristas nerviosos se quejaban de que bancos de primer nivel les renovaron automáticamente los plazos fijos, impidiendo así su retiro. Otros aseguraban que algunas entidades no les cambiaban los pesos por los apreciados dólares. Los bancos no se prestaban entre sí, y cuando alguno necesitaba recursos en pesos le pedían tasas de hasta el 40 por ciento anual y del 25 por ciento en dólares en el circuito del call money. Fuga de capitales, dolarización, caída de reservas y pérdida de depósitos era el escenario temido por los financistas, que no lo descartan en caso de que se prolongue en los próximos días la indefinición política. Esa situación de desconcierto que se vivió en la city tuvo su reflejo en la plaza bursátil: el riesgo país se disparó a 898 puntos, luego de tocar un máximo de 911, y las acciones cayeron 1,9 por ciento. Toda esta rueda de histeria financiera estuvo marcada por las versiones de una inminente reestructuración de la deuda y un pronta devaluación vía una cesta de moneda en un esquema de convertibilidad.
Esas dos iniciativas son atribuidas al plan que Domingo Cavallo se trae bajo el brazo. Como es de suponer, esas medidas pusieron en guardia a los grandes inversores, pero también a los pequeños y medianos. Cada uno buscó lo que considera su mejor trinchera financiera para superar la presente crisis. El momento de mayor tensión se registró a las 14, cuando el bono Brady FRB se derrumbó 4 dólares, bajando a 84 dólares, para cerrar finalmente a 86,5. La volatilidad de las cotizaciones fue impresionante, en un mercado donde las operaciones fueron escasas. Los inversores más asustados eran los de afuera; fondos de Londres y Nueva York liquidando sus carteras de bonos argentinos. Los títulos globales de más largo plazo con vencimiento en el año 2027 retrocedieron 4,3 por ciento.
El jefe de estrategia latinoamericana de Merrill Lynch, Ed Cabrera, fue quien mejor resumió el diagnóstico que hacen los bancos de inversión sobre la situación local: “El futuro de la Argentina depende de la política de la Reserva Federal y de Cavallo. Si la Reserva Federal rebaja las tasas en tres cuartos de punto y Cavallo se las arregla para lograr un apoyo político amplio, los mercados deberán ganar terreno”.
Por lo pronto, la FED se reunirá hoy para decidir un ajuste bajista de la tasa. Existe coincidencia entre los operadores más importantes de Wall Street de que Alan Greenspan, titular de Reserva Federal, retocará medio punto la tasa. Pero varios apuestan a que esa modificación se ampliará a 0,75 por ciento, debido a la debilidad que está mostrando la economía norteamericana. Obviamente que esa medida, para una economía fuertemente endeudada como la argentina, le implicaría un alivio para las exhaustas finanzas. Como si el destino jugara a favor de Cavallo, ese recorrido bajista de la tasa lo encuentra a un paso de ingresar al gobierno de Fernando de la Rúa. Cuando asumió como ministro de Economía de Carlos Menem, la tasa internacional estaba en el piso del 3 por ciento anual, nivel que lo ayudó a lanzar con éxito el Plan de Convertibilidad. Ahora la tasa no se ubica en un escalón tan bajo, pero igualmente por debajo del 5 por ciento habilita un horizonte financiero más desahogado para las cuentas fiscales.
A la espera de ese movimiento de la FED, el mercado sufrió ayer la decisión de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s que colocó a todas las notas de la deuda argentina en “alerta de crédito, con tendencia negativa” (ver nota aparte). En la city, además de recibir con entusiasmo el desembarco de Cavallo en el Gobierno, se comentaba que De la Rúa necesita buscar, además, un Arminio Fraga, actual presidente del banco central brasileño y anterior ejecutivo de las compañías de inversión de George Soros. La llegada de Fraga fortaleció al ministro Pedro Malán cuando la crisis por la devaluación del real parecía que no tenía fin. Para los analistas de bancos de inversión internacionales, el “Fraga argentino” podría corporizarse en el consultor Pedro Lacoste, en Pablo Guidotti o en Miguel Kiguel.

 

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