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�No se puede hipotecar el futuro por la coyuntura�

El secretario de Educación porteño, Daniel Filmus, criticó en diálogo con Página/12 el ajuste del sector. Dijo que la Ciudad no está en condiciones de hacerse cargo del pago del incentivo.

Por Santiago Rodríguez

“No puede ser que la solución de la coyuntura sea hipotecar el futuro”, advirtió ayer el secretario de Educación porteño, Daniel Filmus, y destacó que “la educación tiene que ver con la construcción de una Argentina con desarrollo, igualdad y equidad”. Filmus, quien reclamó alternativas al ajuste junto a los demás ministros aliancistas del área (ver aparte), sostuvo también que la Ciudad de Buenos Aires “no está en condiciones de hacerse cargo de los 96 millones de pesos” que le recortó Ricardo López Murphy. A los docentes que paren se les descontará el día.
–Algunos estudian la posibilidad de crear un impuesto a los grandes contribuyentes y otro a los padres con hijos en la universidad para evitar el recorte en Educación. ¿Le parece una alternativa adecuada?
–La verdad es que no sé de la factibilidad o no de una alternativa de esa naturaleza, pero por supuesto me parece mucho más adecuada esa salida.
–¿A cuánto asciende el recorte en la Ciudad de Buenos Aires?
–Anualizado suma 96 millones de pesos, pero son 127 millones porque hay deudas no saldadas del año pasado: el incentivo docente lleva 53 millones de pesos; los sueldos de nivel terciario 42 millones; y varios proyectos que tienen que ver con formación docente, equipamiento y con el plan social algo más de 3 millones de pesos.
–¿Se va a pagar el incentivo en la ciudad o no?
–La ciudad es la única jurisdicción que pagó completo el incentivo a cuenta de lo que iba a pagar Nación. Con las próximas cuotas habrá que ver qué pasa; en principio la jurisdicción no está en condiciones de hacerse cargo. Lo primero a pagar es el sueldo de los terciarios a fin de mes.
–Por un lado Aníbal Ibarra siempre destaca que la ciudad tiene superávit, por otro López Murphy dice que recorta en educación porque es la única forma que tiene de que las jurisdicciones hagan el ajuste y en ambos lados gobierna la Alianza. ¿Aun así no se va a pagar?
–No dije que no se vaya a pagar, sino que en principio no estamos en condiciones de pagarlo. Habrá que ver qué es lo que ocurre con las medidas de López Murphy, si avanzan o no. El pedido de todos los ministros es que se vuelva atrás con esas medidas. El mismo López Murphy dijo, además, que si hubiera alternativas diferentes estaría en condiciones de estudiarlas.
–¿Le parece que es posible dar marcha atrás con estas medidas?
–Sí, sí, no puede ser que la estabilidad de las cuentas fiscales dependan de la merma de la educación. No puede ser que la solución de la coyuntura sea hipotecar el futuro; la educación tiene que ver con la construcción de una Argentina con desarrollo, igualdad y equidad.
–¿Y por qué la tijera de los ajustes siempre pasa por educación?
–Habría que ver qué pasa con las otras cuentas, que aparentemente son totalmente inflexibles a los ojos de los economistas. La verdad es que no podría decir por qué, quizás también haya sectores que vean esto en forma doctrinaria desde la perspectiva de que es conveniente reducir el costo educativo y que la comunidad se haga cargo.
–A propósito de eso, Domingo Cavallo propuso en su momento las escuelas charter y arancelar la universidad. ¿Cómo evalúa su ingreso al Gobierno?
–No creo que en este momento la propuesta de Cavallo sea ésa, pero estoy en contra de cualquier proyecto que tenga que ver con las escuelas charters o los vouchers. En Argentina tenemos un sistema de educación privada con subvenciones proporcionales a la cuota y es una modalidad muy equitativa de transferencia de recursos públicos a la capacidad de los padres para elegir la escuela de sus hijos.
–Desde Economía se dice que las universidades no han hecho nada para adecuarse a la crisis. ¿Qué opina?
–No conozco el tema universitario en particular. Si dicen que el 80 o el 90 por ciento se dedica a salarios, es bastante difícil hacer algo, pero la verdad es que desconozco el tema.
–¿Van a descontar los dos días de paro a los maestros?
–La verdad es que ni sé cómo funciona eso. Creo que por una cuestión reglamentaria se descuenta el día, pero habría que preguntar en Hacienda.

OPINION

No digas que no te avisé

Por Nora Veiras

“El hecho de que el Estado deba ‘asegurar la enseñanza primaria’ en los términos constitucionales no significa que necesariamente deba proveer los servicios educativos a través de escuelas estatales.”
“El acceso gratuito de toda la población a los estudios universitarios es un caso notable de redistribución regresiva del ingreso. Conforme a esta visión proponemos en materia de educación universitaria una combinación de arancelamiento y becas. Todos los estudiantes, también los becados, tendrán el poder de decidir qué carreras cursar y en qué universidades, públicas o privadas, con lo que es de esperar una sana competencia entre todas las instituciones y un mejoramiento de la calidad de la enseñanza.”
“Los docentes podrán elegir libremente si trabajar en el actual sistema o en uno nuevo con fuertes incentivos económicos bajo un esquema en que los sueldos estén asociados directamente a una mejor gestión, antecedentes académicos, a la capacitación y al presentismo, y no prioritariamente a la antigüedad. Los salarios de los maestros también podrán mejorar si se acortan los largos períodos de inactividad laboral (71 días aproximadamente) y se amplía la jornada laboral de 30 a 40 horas semanales.”
“El reemplazo del mecanismo de financiamiento de la oferta (que es el actual, por el que se asignan fondos a las distintas unidades basándose en presupuestos históricos) por uno basado en un subsidio por alumnos. Es decir, vincular los recursos financieros, que las instituciones reciben del fisco al número de alumnos que logren captar (sic).”
“Cada escuela tendrá tantos recursos como alumnos haya logrado captar. Si los resultados son buenos, las escuelas atraerán más matrícula y con ello tendrán más recursos. Si los resultados son pobres, los padres reclamarán mejores resultados, o incluso, cambiarán a sus hijos de colegio.”
Estas son algunas de las propuestas que realizó Domingo Felipe Cavallo en 1999 cuando se presentó como candidato a presidente. En ese momento sacó el 10 por ciento de los votos. En ese momento, la Alianza no sólo derrotó al ex ministro de Relaciones Exteriores y Economía del menemismo que había mandado “a lavar los platos a los científicos” sino también al peronismo.
La Alianza no proponía ni las escuelas charters (concesionadas), ni la competencia entre escuelas, ni la derogación del Estatuto Docente y menos aún el arancelamiento universitario. Eso pasó en el siglo pasado: hace eternos 15 meses. Ahora ese hombre que en 1982 asesoró a Fernando de la Rúa en temas económicos, cuando el ahora presidente fue derrotado por Raúl Alfonsín, se presenta como el salvador de un gobierno a la deriva. Jaqueado por el ajuste brutal que recayó prioritariamente sobre la educación. Los radicales y frepasistas horrorizados por la magnitud del recorte del ortodoxo afiliado Ricardo López Murphy se escudan en Cavallo -un “heterodoxo” lo califican– para revertir la mutilación al presupuesto educativo. Los antecedentes del ex ministro son claros. Eso sí, los aliancistas no hacen hipótesis sobre las políticas: se escandalizan ante los anuncios.

 

 

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