Estamos
acá para mantener viva la memoria colectiva. Con esta frase,
coronada por el aplauso de casi doscientas personas, la Madre de Plaza
de Mayo-Línea Fundadora Enriqueta Maroni abrió una noche
con dos presentaciones: la del periódico Locas de la Plaza, de
esa asociación, y del libro Leyendas contemporáneas de un
triste lugar. Historias de la militancia de base durante la dictadura,
de María Morelli. El auditorio de la librería de Corrientes
y Callao estaba completo, con los clásicos pañuelos blancos
de las Madres en las primeras filas, y con el periodista de Página/12
Horacio Verbitsky y el dramaturgo Roberto Tito Cossa, entre
otros, escoltando a Enriqueta en el escenario.
En una semana que estará cargada de actos recordatorios del golpe
militar de 1976, y que culminará el sábado con una marcha
de Congreso a Plaza de Mayo, anoche les tocó el turno a las novedades
literarias. Por un lado, las Madres-Línea Fundadora presentaron
su periódico, que en realidad ya va por su segundo número
y tiene un valor de un peso. El sábado se repartirá un suplemento
especial de Locas de la Plaza, que será gratis.
El periódico no se repliega sólo sobre la problemática
de los desaparecidos, aunque obviamente ocupa un lugar importante; también
toca temas como las protestas de los obreros portuarios rosarinos, notas
sobre víctimas del gatillo fácil, las protestas
contra el modelo económico, artículos sobre historia argentina
y hasta comentarios sobre folklore.
Nuestra forma de producción es bastante caótica, pero
rescatamos el trabajo colectivo y además tenemos un profundo espíritu
antiautoritario, señaló Eduardo Toljanín, uno
de los responsables periodísticos del emprendimiento de las Madres.
En el diario tratamos de rescatar acciones como la de los obreros
portuarios de Rosario, que lograron parar la privatización y mantener
todos los puestos de trabajo.
La otra presentación tenía que ver con el libro de Morelli,
que consiste en una serie de cuentos basados en los recuerdos de la ex
militante de Montoneros Marisa Saadi. Es un libro sobre los combatientes
ignotos, sobre los perejiles. Es un libro sobre los soldados,
y la tropa siempre tiene que decir algo distinto de lo que dicen los jefes,
aseguró Tito Cossa. Y resaltó el planteo que se hace en
el libro sobre aquellos años: ¿Por qué las
organizaciones que luchan por la igualdad caen después en los vicios
de las organizaciones privilegiadas?. Por su parte, Saadi recordó
a sus compañeros del Frente de Psicología, muchos de ellos
militantes y muchos de ellos desaparecidos por la dictadura.
Ante un auditorio en donde predominaba la gente de más de cuarenta
años, aunque también se hacían notar varios veinteañeros,
le tocó su turno a Verbitsky, que vinculó el doble lanzamiento
con el aniversario número veinticinco del golpe. También
hay que recordar el fallo del juez Gabriel Cavallo, que declaró
nulas e inconstitucionales las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Durante algunos años, la lucha contra la impunidad había
perdido cierta fuerza consideró el periodista, pero
la confesión de un ex militar (Adolfo Scilingo), la impresionante
convocatoria de la marcha a veinte años del golpe, y los juicios
por la verdad y los procesos judiciales en el exterior reforzaron ese
reclamo. Verbitsky afirmó que, pese a todos los contratiempos,
esta historia no ha terminado.
Al final, se abrieron las preguntas de rigor en las presentaciones, pero
que estuvieron más vinculadas con la actualidad nacional, cosa
que aprovechó Verbitsky para recordar que Carlos Ruckauf fue uno
de los firmantes del decreto que en 1975 les transfirió a los militares
la lucha contra la guerrilla. No quedó tiempo para más:
ahora, para los organismos de derechos humanos comienza la cuenta regresiva
hasta el sábado.
Informe: Alejandro Cánepa
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