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Las hogueras medievales del laborista Tony Blair

Los granjeros británicos resistirán el sacrificio de 100.000 ovejas ordenado por el premier Blair en respuesta a la aftosa. Ayer entró en vigencia el ultimátum ganadero de paralizar el país.

Página/12
en Gran Bretaña

Por Marcelo Justo
Desde Londres

Un importante grupo de granjeros declaró la guerra al gobierno de Tony Blair. En un claro ultimátum, los granjeros indicaron que resistirán por todos los medios el sacrificio de más de 100 mil ovejas ordenado el pasado jueves por el Ministerio de Agricultura para contener el vertiginoso avance de la aftosa. Y se trata de los mismos granjeros que paralizaron Gran Bretaña durante una semana en setiembre del año pasado en protesta contra el precio del combustible. Por el momento, algo queda claro. Como consecuencia de la crisis desatada por la enfermedad, el gobierno podría postergar la convocatoria a elecciones anticipadas que todos los analistas políticos predecían para el próximo 3 de mayo.
El gobierno laborista tiene un punto a favor: los granjeros están divididos. La dirigencia sindical, nucleada en torno del National Farmers Union (NFU), apoya el polémico anuncio gubernamental, aunque la mayoría de las ovejas que se sacrifiquen estén sanas. “Por supuesto que esto es devastador para los granjeros que se pasaron años criando a sus ovejas y que de golpe se ven obligados a sacrificarlas, aunque no sean portadoras del virus de la aftosa. Es como pedirle a Rembrandt que destruya sus cuadros favoritos”, indicó Ian Gardiner, subsecretario general de la NFU. Pero estas palabras y la programada visita a las zonas más afectadas del ministro de Agricultura, Nick Brown, no consiguieron hasta ahora ablandar el ala dura de los granjeros, nucleada en torno de la organización Farmers for Action (FFA). “Los granjeros no vamos a tolerar esta situación. No hay ninguna razón científica para sacrificar animales que ya están en un período de cuarentena y que se encuentran en perfecto estado de salud. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para evitarlo. Si es necesario, defenderemos a nuestro ganado con nuestro propio cuerpo para evitar que sea sacrificado”, indicó David Handley, presidente del FFA.
Las palabras de Handley retumban con un eco amenazador en las oficinas del gobierno laborista. En setiembre del año pasado, Handley fue uno de los líderes de la revuelta de camioneros y granjeros que sitió los depósitos de gasolina y virtualmente paralizó el país. La visita que hará esta semana el ministro Nick Brown al noroeste de Inglaterra y al sur de Escocia, las zonas más afectadas por el problema, es un intento de impedir que el líder ganadero gane simpatizantes a su línea dura. El Ministerio de Agricultura ha trazado planes de emergencia con la policía para llevar a cabo el sacrificio de animales por la fuerza si es necesario. Los planes contemplan la intervención del ejército.
En juego está el futuro de la ganadería en Gran Bretaña. Desde el descubrimiento del primer caso de aftosa a mediados de febrero, medio millón de reses ha sido incinerado en hogueras medievales –o lo serán en los próximos días– para evitar que la epidemia se vuelva incontrolable. Aunque es virtualmente imposible que se transmita a los humanos, la aftosa es extremadamente contagiosa en el mundo animal. El viento lleva el virus en un radio de 60 kilómetros. Y aunque no es inmediatamente mortal, el virus debilita al animal y lo expone a todo tipo de infecciones.
El gobierno de Tony Blair quiere evitar que la crisis se vuelva una incontenible bola de nieve. El ministro de Economía, Gordon Brown, anunciará hoy un paquete de medidas de ayuda para los afectados, que incluirá créditos blandos para la industria turística, igualmente golpeada por la crisis. Más complicado para los estrategas del Nuevo Laborismo será el to be or not to be de la convocatoria a elecciones anticipadas. Hasta hace una semana se descontaba que, con una mayoría de 26 puntos en las encuestas, el laborismo llamaría a elecciones el 3 de mayo. Aunque los sondeos dan al gobierno ventaja, la aftosa puso un interrogante sobre las elecciones. “Si lacrisis no se soluciona, y tenemos una campaña electoral en medio de cientos de miles de animales incinerados y granjeros en ruinas, el gobierno parecerá cínico y arrogante, dispuesto a todo para ser reelecto”, señaló en el dominical The Observer Andrew Rawnsley.

 

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