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EL FREPASO NO CONSIGUIO LA JEFATURA DE GABINETE Y QUEDO AFUERA
Chacho no llegó al final de la escalera

De la Rúa vetó al Frepaso para la Jefatura de Gabinete. No quiso a Chacho Alvarez y tampoco a Darío Alessandro. Por eso, los frepasistas decidieron no discutir más por cargos y apoyarán al Ejecutivo analizando cada medida.

Carlos “Chacho” Alvarez en la Casa del Frente, donde deberá seguir luego del rechazo.

Por Fernando Cibeira

Ayer, los frepasistas todavía comentaban la anécdota. Decían que el domingo, Fernando de la Rúa estaba reunido con Domingo Cavallo en Olivos cuando por una de las puertas laterales apareció el secretario privado del Presidente, Leonardo Aiello, quien, desorbitado, se dirigió hacia un grupo de dirigentes delarruistas –algunos del grupo sushi, liderado por el hijo Antonio de la Rúa– que esperaban noticias en los jardines. “¡Sonamos, muchachos! Chacho vuelve como jefe de Gabinete”, les anunció. Pero el fantasma nunca terminó de corporizarse. En buena medida por la presión sushi, otro poco por el rechazo de algunos radicales que visitaron la quinta y, en definitiva, por la propia aversión de De la Rúa a tener de vuelta a Carlos “Chacho” Alvarez como compañero de gobierno.
Tras analizar la posibilidad de dejarle dos ministerios al Frepaso, el Presidente terminó ofreciendo sólo Interior, algo que la fuerza de Alvarez consideró escaso: quería la Jefatura de Gabinete, primero para Chacho y luego para Darío Alessandro, con el argumento de que ese puesto, junto con la Presidencia y el Ministerio de Economía, era una de las tres posiciones fuertes de la estructura del gabinete y la única que quedaba libre.
El alejamiento del Frepaso del Ejecutivo fue un dato festejado por el entorno delarruista que equipara cualquier triunfo de Chacho a una derrota suya y viceversa.
Luego de la conferencia de prensa que De la Rúa ofreció en la madrugada del martes para anunciar que le daba a Cavallo el manejo de la economía, siguió una reunión que duró hasta pasadas las 3 de la mañana y en la que se delinearon las decisiones de ayer. Junto al Presidente, permanecieron sólo los más cercanos: Chrystian Colombo, Patricia Bullrich, Nicolás Gallo, Rafael Pascual y Cecilia Felgueras, entre otros.
Atrás había quedado el encuentro con la delegación frepasista conformada por el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, más los diputados Darío Alessandro, Rodolfo Rodil y José Vitar. Según contaron, a su propuesta de poner a Alvarez como jefe de Gabinete, De la Rúa les respondió con un “déjenmelo pensar”. A lo que luego les retrucó con el ofrecimiento de Interior para Alessandro, que cuenta con el extraño don de gozar de la máxima confianza de Alvarez y de la simpatía del Presidente.
“Entregar Economía y jefatura de Gabinete es lo mismo que dejar el Gobierno”, le dijo a De la Rúa uno de sus consejeros nocturnos en Olivos. También le decían que Chacho sería el peor negociador oficial que podrían presentarle a los gobernadores peronistas, amén del enfrentamiento que mantiene con varios radicales a partir del escándalo del Senado.
Quienes se esforzaban por mantener al Frepaso en el gobierno –como Pascual y Felgueras– proponían alternativas. Se barajó la posibilidad de dos ministerios frepasistas: Interior para Alessandro y Desarrollo Social que se le ofrecería a Rodil. Pero De la Rúa opinó que poner a Rodil al frente de la ayuda social sonaría muy parecido a mantener a Graciela Fernández Meijide, con quien el diputado mantiene una relación cercana.
El ofrecimiento, entonces, comenzó y terminó con Interior, un lugar que a algunos contertulios de Olivos les pareció muy apropiado para que “el Frepaso pueda hacer pie en algunas provincias”. “Al fin y al cabo, el que nos volvió locos para que Cavallo vaya a Economía fue Chacho, así que un ministerio para el Frepaso es suficiente”, dicen que opinó el ex ministro Enrique “Coti” Nosiglia. “Ellos estaban pidiendo la renuncia de López Murphy antes de que llegara a proponer una sola medida”, agregó otro.
Ayer, De la Rúa y Pascual mantuvieron varios contactos con Ibarra para mantener viva la posibilidad de incorporar frepasistas al gabinete. En el primer llamado, De la Rúa le reprochó a Ibarra que los funcionarios del Frepaso que designa le renuncian enseguida. Más tarde, hubo un segundo llamado de De la Rúa hacia Ibarra en que quería dejar en claro que, pese a todo, consideraba que las negociaciones seguían abiertas. Cuando el jefe de Gobierno volvió a la carga por la jefatura de Gabinete, el Presidente lo cortó. “Es que ahora Colombo está en medio de todas las negociaciones”, se excusó.
Era una forma de decir no sin decirlo con todas las letras, pero casi. A esa altura, los frepasistas tenían claro también que Cavallo había dejado de pelear por la presencia del Frepaso en la que tanto había insistido en los últimos meses. “En algún momento debe haber pensado que seguir defendiendo una presencia importante nuestra le iba a generar una pelea con gente que todavía ni conoce”, comentaba anoche un dirigente del Frepaso.
Rápidamente Chacho Alvarez dio por terminado el tira y afloje. “Liberamos al Presidente. No queremos estar un minuto más discutiendo el tema de los cargos”, anunció Alvarez cerca de las 21. Con todo, aseguró que su partido seguiría “poniéndole el hombro” al momento de crisis.
Los frepasistas adjudicaban su desplazamiento a los sushies de Antonio de la Rúa, Coti Nosiglia, Fernando de Santibañes y sus aliados en el gabinete, Colombo y Bullrich, todos de gran protagonismo durante las discusiones en Olivos. En su defensa, un funcionario cercano a la juventud antoniana evaluaba que sólo Andrés Delich, el nuevo ministro de Educación, podía considerarse legítimamente un triunfo sushi, mientras que también tenían en su haber derrotas como la vuelta de uno de sus enemigos, Nicolás Gallo. “Acá el único que ganó fue Cavallo, nadie cercano al Presidente puede sacar de todo esto una victoria”, agregaba.
En el racconto faltaban algunos datos. Por ejemplo, el mantenimiento de Colombo en lo más alto del gabinete pese a la cantidad de interesados que tenía su cargo. También la pretensión de extender las atribuciones de Bullrich al área social, idea que terminó provocando un blooper memorable en la jura de ayer. O el rumor de que Lautaro García Batallán fuera a Desarrollo Social. Pero, lo más importante, que la alarma que lanzó Aiello el fin de semana no se concretó y que Alvarez, como nunca antes, quedó muy lejos del lugar donde se toman decisiones.

 


 

AIELLO LE PIDIO LA RENUNCIA A LA SINDICATURA
De la Rúa quiere que Bielsa se vaya

Por Irina Hauser

El titular de la Sindicatura General de la Nación, Rafael Bielsa, se convirtió ayer en el primer funcionario –de esta tanda de retiradas– a quien el presidente Fernando de la Rúa le pidió explícitamente la renuncia. El constitucionalista tiene a cargo el control interno de todas las áreas, empresas y sociedades del Estado. En el ejercicio de esas funciones denunció, entre otras cosas, que el ex jefe de la Side y amigo personal del jefe de Estado, el banquero Fernando de Santibañes, había reportado como gastos de la central de inteligencia 22.300.000 pesos que estaban ocultos en una cuenta clandestina. Ese informe fue incorporado a la causa de las coimas del Senado. El pedido de renuncia le llegó ayer al síndico a través de la secretaria del secretario privado del Presidente, Leonardo Aiello. Bielsa replicó que no se va, a menos que se lo pida el jefe de su partido, Carlos “Chacho” Alvarez.
Aquel informe sobre el dinero negro de la Side le costó a Bielsa un enfrentamiento tácito con el primer mandatario, quien “no parece muy tolerante con los mecanismos de control y transparencia que tanto proclamó”, según comentan desde hace tiempo los colaboradores del síndico. “Está claro que De Santibañes, no sólo sigue manejando la Side sino que es uno de los que recobra poder con el cambio de gabinete”, les dijo el lunes un ministro saliente a sus íntimos, invitándolos a sacar sus conclusiones.
Ayer a la mañana, cuando el secretario general de la Sigen, Aníbal Gutiérrez, atendió el teléfono, se encontró la voz de una mujer que se presentaba como “Cristina, la secretaria de Aiello”.
–Buenos días, lo llamo porque necesitamos la renuncia de Bielsa, porque estábamos revisando los archivos y está la de todos los funcionarios menos la de él –le dijo la secretaria simulando cordialidad.
–No entiendo lo que me pide –contestó el funcionario.
–La renuncia del síndico –insistió la mujer.
Gutiérrez le explicó que si se refería al intríngulis desatado cuando renunció el ex ministro de Economía, José Luis Machinea, “quería aclararle que el en ese momento jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, le indicó a Bielsa que no se fuera”.
–Está bien, cuando me pregunten ya sé qué contestar–dijo Cristina, con escaso tacto, antes de colgar. Pero a los cinco minutos volvió a llamar y le advirtió a Gutiérrez: “Necesito igual la renuncia del doctor Bielsa, porque todos los funcionarios la han puesto a disposición”.
Al conversar con Chacho Alvarez, Bielsa recibió la instrucción de atornillarse a la silla. “Esto es una operación, no renuncies”, le indicó el líder del Frepaso.
A las ocho menos diez de la noche, la secretaria de Aiello se volvió a comunicar con Aníbal Gutiérrez, le reclamó la renuncia del titular de la Sindicatura y le aclaró que se trataba de una instrucción del Presidente.
Después Bielsa se comunicó directamente con ella.
–Mire, yo ya intenté hablar con el Presidente y no lo encontré, y quise hablar con Aiello y tampoco lo encontré. Tengo la expresa instrucción del jefe de mi partido de no renunciar. Así que en todo caso, si quieren que me vaya, que me dejen cesante –le disparó Bielsa a la secretaria Cristina.
Consultado sobre todo este episodio, un vocero autorizado del Gobierno evitó hacer cualquier tipo de declaración.
En el fondo, nada sorprendió al principal auditor de las cuentas del Estado. A principio de mes, el procurador del Tesoro, Ernesto Marcer, firmó un dictamen que le impedía a la Sigen, que estructuralmente depende de la Presidencia de la Nación, auditar la Side. A raíz de un pedido del juez Gabriel Cavallo, quien investiga los sobornos en el Senado, De la Rúa debió haberse pronunciado para que la Sigen le pudiera girar los informes. Pero no lo hizo, por eso el magistrado terminó secuestrando toda la documentación del organismo por su cuenta. Con todo, aquel pronunciamiento de Marcer no fue la primera señal adversa. De la Rúa ya le había hecho llegar a Bielsa su malestar cuando sus huestes elaboraron un informe que desaconsejaba al Poder Ejecutivo la creación por decreto del multimedios Télam–Canal 7–Radio Nacional, porque hacía falta una ley del Congreso; algo similar sucedió cuando la Sigen cuestionó la privatización de la emisión de los DNI y cuando se opuso a la liquidación del Instituto Nacional de Reaseguro (Inder) advirtiendo que se pagaría dos o tres veces más de lo que el Estado debía.

 


 

Privatizar el cobro de los impuestos

Una de las primeras medidas será transferir el cobro de los impuestos
al sector privado, reservando para el Estado la fiscalización.

Por Cledis Candelaresi

Junto a la bancarización de las operaciones, una de las herramientas con las que Domingo Cavallo intentará robustecer la recaudación será privatizar la cobranza. Con este afán, el flamante equipo económico está puliendo un proyecto de ley que permitiría desdoblar la Administración Federal de Ingresos Públicos en dos sociedades. Sólo una de ellas quedaría en la órbita pública, con la indelegable misión de fiscalizar.
El control de cuánto debe pagar cada contribuyente y de cuán fidedignas son las declaraciones patrimoniales –en base a las cuales se calcula el importe que debe tributar– es una atribución que expresamente la Constitución Nacional confiere al Estado. La fiscalización es, por lo tanto, imposible de privatizar sin el riesgo de que una propuesta en este sentido sea tachada por inconstitucional. Por eso, uno de los futuros desmembramientos de la AFIP estaría destinado a la supervisión policial e investigación, pero desde la órbita pública.
La idea de Domingo Cavallo es privatizar la gestión de cobro propiamente dicha, a través de una sociedad financiera dedicada exclusivamente a esa tarea. Esta función será competencia exclusiva de la otra sociedad en la que resultaría descompuesta la Administración Federal de Ingresos Públicos o, como una probabilidad, sólo la DGI.
Parte de esta tercerización ya está realizada, ya que los bancos tienen la misión de recaudar y cobran por ello una comisión. Pero la propuesta cavallista es mucho más ambiciosa, ya que intentaría delegar íntegramente esta función en manos empresas privadas, que cobrarían por ello un porcentaje sobre la recaudación. Así, algunos bancos, el Correo Argentino u otra firma postal o, tal vez, alguna empresa internacional con experiencia en estos trámites podrían disputarse fragmentos de este negocio.
Un vocero del equipo económico en formación aseguraba anoche que esta misma semana se girará al Congreso el proyecto de ley para avanzar en la tercerización del cobro de impuestos. Sin embargo, la propuesta aún se está discutiendo y tiene varios puntos que se definirán recién cuando esté agotado el debate. Entre ellos, el límite preciso entre la fiscalización –potestad exclusiva del Estado– y la gestión de cobranza a privatizar. Hasta anoche, los técnicos aún discutían la letra fina para precisar, por ejemplo, quién y cómo penalizará a los morosos.
Según se especula en el entorno del nuevo ministro que este desdoblamiento dejaría las manos libres a los miles de empleados de la AFIP para la tarea específica de controlar la evasión. Junto a la bancarización de las operaciones, el cerco contra los que quieren burlar al fisco se cerraría.
De la mano de esta privatización podrían venir otras secundarias o periféricas, como la venta del paquete de juicios más avanzados, que la Administración hubiera iniciado contra deudores impositivos. Esta idea la comenzó a analizar el Gobierno antes de que se conociera la renuncia de Ricardo López Murphy, como alternativa al recorte en Educación y, de ser legalmente viable, podría ser adoptada por el cavallismo.
La idea de confiar a privados algunas funciones de la AFIP ya fue planteada por su titular, Héctor Rodríguez. Falta otra definición sustancial: si la AFIP quedará en la órbita de Jefatura de Gabinete o si volverá a Economía, donde estuvo tradicionalmente. Sin embargo, en un esquema político donde Cavallo tiene un papel protagónico esa dependencia funcional es casi una formalidad menor.

 

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