Por Raúl
Dellatorre
Desde Santiago
Las primeras reacciones de
los hombres del Fondo Monetario, ayer por la mañana, dan cuenta
de la incertidumbre generada por los vertiginosos cambios en el gobierno
argentino. ¡Qué país el de ustedes!, fue
el primer comentario realizado por el vocero del FMI muy temprano al primer
cruce con este periodista. Unos metros más allá, Claudio
Loser, director del Departamento Hemisferio Occidental del Fondo, al encontrarse
con Página/12 se anticipó a cualquier pregunta y poniendo
una mano sobre el hombro del cronista, largó con una forzada sonrisa:
Dios me libre y me guarde... y siguió su paso apurado.
A esa hora, ya se conocían las primeras declaraciones de Domingo
Cavallo de la mañana, pronunciadas en la conferencia de prensa
en el Palacio de Hacienda. Loser enfrentó el encuentro con periodistas
ya programado con anterioridad dominado por la presencia de enviados
de Argentina, donde tenía previsto hablar sobre las perspectivas
del FMI para la región. Prudente, pidió empezar haciendo
una síntesis de la información que tenía sobre Argentina,
en la que centralmente resumió los anuncios hechos por Cavallo
apenas una hora antes. No va a haber sorpresas: se mantendrá
la convertibilidad y la disciplina fiscal, es el principal mensaje
que transmitió.
¿Usted cree que la pauta de déficit de 6500 millones
de pesos fue demasiado dura? fue la primera pregunta con la que
se inició el debate sobre Argentina.
No fue una determinación del Fondo, la pauta la pone cada
país. Lo que sucedió es que hubo un desvío en el
primer trimestre relacionado con problemas de contabilidad, por gastos
al 30 de diciembre (del 2000) que se registraron el 2 de enero, que provocó
algún ruido. También hubo sorpresas con algunos gastos mayores
a los previstos.
¿Cómo piensa que será la reacción de
la comunidad financiera ante la renuncia del ministro de Economía,
el mismo día que el presidente de la Nación lo presentó
y le dio su apoyo frente a la Asamblea del BID?
El presidente De la Rúa vino a darle su apoyo a López
Murphy, pero lo más importante es que respaldó una línea
económica, que hoy (por ayer) fue confirmada. López Murphy
presentó un plan muy duro, pero evidentemente hubo un desarrollo
de hechos políticos que van más allá de cuestiones
de la economía, que lo obligaron a renunciar.
¿Qué información tiene acerca de que Cavallo
recurriría directamente al respaldo del gobierno de Estados Unidos
para conseguir una reprogramación de la deuda, evitando la intermediación
del FMI?
El señor Cavallo tiene buena entrada en la comunidad financiera
internacional, eso lo sabemos. Pero yo creo que también tiene en
claro que el FMI no es un organismo separable de esa comunidad financiera.
Somos una cooperativa que expresa a esa comunidad y, como tal, no vamos
ni queremos obligar a ningún país a negociar con nosotros.
Pero veo muy difícil que la comunidad financiera aceptara negociaciones
que no incluyeran a los organismos internacionales.
Después de esta crisis en Argentina, que no fue provocada
por un golpe de mercado, ni por el contagio de otra región en debacle,
y que sin ninguna duda reconoce su raíz en la recesión prolongada
y la caída de ingresos por recaudación tributaria, ¿no
se plantea el FMI que llegó el momento de revisar su receta del
ajuste, que agudiza las tendencias recesivas? preguntó Página/12.
En términos de recetas, le diría que no hay fórmulas
fijas, sino un trabajo artesanal país por país, en el que
cada cual elabora sus propias soluciones. El problema de Argentina ha
sido evidentemente por la recesión, pero también se origina
en que se vio afectado en 1999 por la situación en Brasil (devaluación
en enero) y el nerviosismo de losmercados. Y hay un problema serio de
indefinición política, por los acontecimientos que todos
conocen de los últimos meses (a partir de la renuncia de Carlos
Alvarez). Estas mismas fórmulas en otros países han funcionado
bien. Según entiendo, no es una cuestión de recetas, sino
de mantener las finanzas en orden. Lamentablemente, hubo señales
en el pasado, a partir de estas políticas, que han descorazonado
a muchos argentinos. Pero el efecto positivo de tener finanzas fuertes,
es más importante que cualquier ayuda.
Algunas frases que
harán historia
Por R. D.
Algunas frases dichas al pasar por los ahora ex funcionarios
del gobierno argentino van a quedar en el recuerdo de los que asistieron
a la XI Asamblea Anual del BID.
Lo importante es
que hoy todos saben que Argentina es un país previsible,
señalaba a las 17.30 horas de Argentina en Santiago, Chile,
Ricardo López Murphy, frente a un millar de banqueros, inversores,
dirigentes políticos y empresarios en general que seguían
atentamente su palabra. Seis horas después, nadie podía
afirmar con certeza que Argentina aún tuviera gobierno y
cuál era el destino del país en las horas inmediatas.
Los problemas no
se resuelven pegando un portazo, decía con suficiencia
Daniel Artana, ahora ex viceministro, el domingo aludiendo a los
que desertaron del gabinete (Storani, Meijide, Makón
y Juri) al mismo tiempo que López Murphy anunciaba las medidas
del programa nonato. En su defensa, algunos aseguran que los talibanes
de FIEL no pegaron un portazo, sino que salieron eyectados por la
ventana.
Es una dupla que
va a funcionar, porque ambos se necesitan, afirmaba con total
seguridad Guillermo Calvo, economista jefe del BID, en el mediodía
del lunes, con respecto a la convivencia Murphy-Cavallo.
Es el mismo analista que supo anticipar la crisis mexicana, pero
ni siquiera sospechó la que se venía en apenas unas
horas en Argentina.
En Santiago, Chile, quedó demostrado algo que ya todos sospechaban:
los economistas también se equivocan. Más difícil
será aceptar que cometen
errores porque son humanos.
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Un soberbio
insoportable
Por R. D.
No hay ningún individuo, en los últimos
2000 años, que por sí solo haya sido la solución
a todos los problemas, respondió Claudio Loser, director
para el Hemisferio Occidental del FMI, cuando lo consultaron si,
a su juicio, la designación de Cavallo como ministro era
la solución al problema argentino. Pero eso fue hasta
que llegó Cavallo, acotó este enviado. En
ese caso, tendríamos que hablar de a. C. y d. C. (pronunció
las siglas en inglés), antes de Cavallo y después
de Cavallo, replicó riendo.
Más allá de la broma circunstancial, los funcionarios
del FMI no ocultan su inquietud por la vuelta al ruedo del iracundo
cordobés, a quien en privado definen como un soberbio
insoportable y se imaginan, ahora, que llegará con
más ínfulas que las que tenía entre 1991 y
1996. La que está en crisis, en definitiva, es la economía
argentina, no Cavallo, que está en el momento de su apogeo
político.
Hubo otra alusión indirecta de Loser a la personalidad de
Cavallo durante la conferencia de prensa. Fue cuando un periodista
argentino le recordó que alguna vez, setiembre de 1994, el
mediterráneo había cortado relaciones con el Fondo,
anunciando que no necesitaba el apoyo del organismo porque tenía
crédito abierto en el mercado internacional, hasta que tres
meses después estalló la crisis mexicana y lo obligó
a cambiar de opinión. Sí, lo recuerdo, México
también decía lo mismo que Cavallo para la misma época,
respondió Loser con una sonrisa de costado. Si fue una advertencia
para el viejo-nuevo ministro con respecto de cómo tratar
al FMI, no fue precisamente de las más delicadas que se hayan
escuchado.
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