Por Ana Bianco
A 25 años del golpe militar,
el cine aporta su capacidad de memoria. Mañana se estrena en
los cines Cosmos y Tita Merello el documental (H) Historias cotidianas,
opera prima de Andrés Habbeger, hijo de Norberto Habbeger, periodista
y militante político secuestrado-desaparecido en agosto de 1978
en Brasil, como resultado del siniestro Operativo Cóndor. El realizador
que tenía nueve años cuando su padre cayó en
manos de los grupos paramilitares posa una mirada sobre aquellos
años de plomo a través de seis relatos de hijos de militantes
políticos desaparecidos durante la última dictadura militar.
Quienes fueron niños en aquellos años relatan sus vidas
a un cuarto de siglo del golpe en la Argentina. Guiada por sus testimoniantes,
la película recorre lugares atravesados por ausencias. Los relatos,
a veces con la voz cascada por la emoción, transitan los espacios
de la memoria: una calle, una plaza, el último encuentro, los sueños,
el modo de hacer política en los setenta.
La película producida por David Blaustein, el realizador
de Cazadores de utopías y Botín de guerra, presenta a sus
protagonistas en la época actual, en medio del trajín de
la vida cotidiana con sus hijos, en sus trabajos, estudios y militancias,
viviendo sin perder de vista el pasado e intentando mirar siempre hacia
adelante. Con guión del mismo director y Lucía Puenzo, (H)
Historias cotidianas se exhibió en el Festival de Mar del Plata
y está por viajar a Amsterdam y París, donde se proyectará
en los festivales de Amnesty International y de Cinéma du Réel.
Con look diferente al que aparece en el film, de pelo corto y en el local
de H.I.J.O.S. donde se asoman unos tachos de pintura, vestigio de los
arreglos, Florencia Gemetro comparte sus opiniones sobre el documental:
La película revela las emociones de los hijos, que pueden
ser contradictorias por momentos, o entrar en el terreno de la fantasía
o ser más reales. Quizá no aborda un lugar meramente político,
aunque uno nunca deja de ser político. Rescato de la película
ese lugar tan emocional que nunca se había rescatado desde el cine.
Quizá me hubiera gustado ver reflejados más testimonios
de H.I.J.O.S. para rescatar un lugar más político e intentar
dar una respuesta más colectiva. Me emocionaron los testimonios.
Descubrí que esos chicos sienten lo mismo que yo. Lo que había
creído que era un relato que habíamos construido entre todos
en H.I.J.O.S. en estos años, en realidad reflejaba los sentimientos
que sentimos todos, más allá de estar o no en H.I.J.O.S.
Esto me impresionó mucho y me enfrentó con mi propio dolor.
Todo el tiempo estoy trabajando sobre mi historia, pero verme en la pantalla
relatando mi testimonio con el dolor en mi rostro es otra cosa.
En un tramo del film, Florencia verbaliza su unión con sus pares:
Entrar a H.I.J.O.S fue como transformar ese dolor que durante mucho
tiempo había sido dolor en soledad, en acción. Fue llegar
y ver caras conocidas, pero no eran las caras las conocidas, sino las
miradas. Era como reconocerte en la mirada del otro.
Florencia tenía una año y medio cuando secuestraron a su
papá, José María Gemetro, de la veterinaria donde
trabajaba. Luego de permanecer tres meses desaparecido, el 25 de mayo
de 1977, fue asesinado. En la película aparecen fotos, cartas y
algunos otros vestigios cuidadosamente guardados por los entrevistados.
Florencia expresa con claridad esa búsqueda que los ayuda a encontrar
algún dato más para reconstruir esa historia que quedó
trunca: La integridad de los luchadores es lo que se trató
de silenciar. Cuando se reivindica la memoria de esa época, se
reivindica un lugar político, una aspiración, un anclaje
en el pasado, una elaboración del presente y un plan a futuro.
El gobierno de la Alianza trata de apropiarse de la palabra memoria e
intenta rescatar una memoria congelada una instantánea
que recuerda a los desaparecidos desde un lugar de víctimas y no
rescata el proyecto político que ellos opusieron al modelo hegemónico.
OPINION
Por Andrés Habegger
|
Frente al espejo
(H) Historias cotidianas surge como un grito, como un llanto.
Surge desde la ilusión, la bronca y el dolor e intenta ser
la conjunción de todas estas sensaciones... La idea del documental
nació hace tiempo, quizá pocos años después
de la desaparición de mi padre, Norberto Habegger, en Río
de Janeiro, Brasil, en agosto de 1978. Surgió de la necesidad
de contar nuestras vivencias y nuestras historias y poder explicar
eso de serhijo de desaparecidos. Particularmente me motivaba la
idea de indagar sobre hechos históricos pero en tiempo presente.
No quería hacer un documentalpolítico
e intenté despegarme de la frase hecha, el panfleto y el
discurso estructurado. Quería hablar de nuestra generación,
de los que sufríamos la violencia cotidiana, el secuestro
y demás atrocidades siendo niños. Entonces, junto
al equipo decidimos poner el foco en lo singular, lo cotidiano,
lo pequeño, hablar en presente, hablar desde hoy, desde la
marcas y las huellas que llevamos dentro y que nos acompañaran
siempre porque cada uno de nosotros es su propia historia. En lo
personal, con este documental mi historia encontró un lugar,
un pequeño lugar. Ojalá sea un espejo para muchos.
|
|