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CAVALLO BUSCA QUE SU PLAN SEA APROBADO EN EL CONGRESO
La madre de todas las batallas

Se reunió con aliancistas, peronistas y provinciales. Incluso, Caro Figueroa habló con los senadores del PJ. El oficialismo está más cerca que los justicialistas, aunque con reparos.

Cavallo tuvo ayer un día especialmente agitado en el Congreso. Habló con todos los bloques.

Por Fernando Cibeira y Felipe Yapur

Como era de esperar, en su paseo de ayer por el Congreso, Domingo Cavallo no encontró a nadie entusiasmado con su idea de que le otorguen poderes especiales. Los aliancistas le dijeron que no habría problemas en lo referido al tema impositivo pero que no querían extender esas atribuciones a la reforma del Estado para no darle carta blanca para firmar despidos. En cambio, los peronistas le respondieron directamente que no, aunque en privado, algunos de ellos, creen que lo de los impuestos puede caminar. La primera batalla se producirá hoy en el Congreso cuando los representantes del oficialismo intenten cumplir con el deseo de Cavallo de tratar su plan sobre tablas en una sesión especial. El ministro ya les adelantó que no tiene problemas en instalarse en el recinto y dar todas las explicaciones que hagan falta. Incluso los retó a batir “el record de hace diez años” cuando le votaron la Ley de Convertibilidad en una semana. El “Plan de Competitividad” ingresó por mesa de entradas anoche a las 22.
El periplo parlamentario de Cavallo comenzó con los oficialistas. El ministro llegó con el jefe y el vice de Gabinete, Chrystian Colombo y Armando Caro Figueroa, quienes tuvieron una participación más bien discreta. “¿Vos pensás que en algún momento se acordó de que tenía al lado a Colombo?”, comentaba luego un asombrado legislador frepasista. En su maratónico día, Cavallo ratificó en los hechos que llegó para ponerse el gobierno al hombro. Por momentos se convirtió en jefe de Gabinete, ministro de Trabajo o del Interior, lo que hiciera falta con tal de convencer a su interlocutor de turno.
En cuanto a las reformas impositivas, todo anduvo sobre rieles. La docena de legisladores aliancistas –estuvieron las autoridades de las cámaras y de los bloques más diputados especializados en los temas económicos– sostuvieron que ya habían intentado, sin suerte, llevar adelante muchas de las modificaciones que propone Cavallo. El ministro los sedujo hablando sobre políticas activas y crecimiento económico. Y les avisó que lo suyo no era un plan cerrado y que aceptaba sugerencias. “Suena como un canto de sirenas”, graficó luego uno de los legisladores.
Más complicado resultó cuando introdujo el ítem reforma del Estado. Los legisladores le advirtieron que no querían despidos. “No estoy pidiendo poderes especiales para despidos sino para desburocratizar, hay muchos organismos que tienen funciones superpuestas”, explicó, pero no convenció. “Es importante la reforma del Estado, pero al mismo tiempo tenemos que ver cómo se garantizan los derechos de los trabajadores”, advirtió el jefe del bloque de diputados radicales, Horacio Pernasetti.
Pero el problema central para el ministro es la actitud que tome el bloque aliancista. Los rebeldes del Frepaso, unos 14, más Elisa Carrió, no apoyarán sus medidas, por lo tanto le están faltando unos diez votos para obtener el quórum. Cavallo piensa obtenerlos en el río revuelto del peronismo. No será fácil ya que el PJ puso como condición que la Alianza debe conseguir por las suyas el número para sesionar.
Con los provinciales tampoco le fue sencillo. “No se le va a dar un cheque en blanco al ministro”, advirtió el demócrata mendocino Carlos Balter, uno de los provinciales de mejor relación con el jefe de Hacienda.
Con los justicialistas los obstáculos se multiplicaron. Si bien el ministro los conoce a casi todos, y viceversa, la relación ya no es la de antes. Su palabra no es santa como en los tiempos del gobierno menemista. El borrador que Cavallo repartió personalmente no fue del agrado de los legisladores y, a grandes rasgos, coincidieron con sus pares de la Alianza al criticar la propuesta de reforma del Estado. “Sólo falta que incluya el estado de sitio”, se quejó un diputado de la mesa de conducción del bloque.
Pero más allá de la queja generalizada –dicen que durante la reunión del bloque hubo algunos diputados que amenazaron con renunciar al bloque si se votaba el plan de Competitividad a libro cerrado–, no hay unaposición homogénea. Entre los diputados hay diferentes posiciones, muchas de las cuales están directamente relacionadas con las negociaciones que llevan adelante los gobernadores de sus provincias. El ejemplo más claro son los de las provincias del norte y los patagónicos, donde los mandatarios ya dieron “medio sí” a partir de que Cavallo les prometió respetar el fondo especial del tabaco y los subsidios a las naftas del sur (ver página 8). Pero también están las líneas internas, no piensa lo mismo un menemista que los bonaerenses o delasotistas. Y allí es donde reside la esperanza de Cavallo de poder quebrar la resistencia inicial.
Consciente de esas diferencias, Caro Figueroa se desprendió de las reuniones que mantenía Cavallo con los diputados y se dirigió hasta el despacho del titular del bloque de senadores del PJ, José Luis Gioja. Allí lo esperaba la casi totalidad de los senadores. “Esto así como está no lo votamos. Apoyamos si hay reactivación pero no queremos despidos”, le dijo serio el sanjuanino Gioja. Caro Figueroa no se inmutó: “No se preocupen, esto es sólo un borrador. Mañana (por hoy), tendrán el texto completo de la ley y verán que no es tan malo como parece”, le dijo y para agradarlos les repitió una frase que juró que pertenece a Cavallo: “Mingo dice que los prefiere a ustedes antes que a los radicales porque los justicialistas son más prácticos”.

 

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