Por Victoria Ginzberg
Ni la lluvia, ni el paro, ni
el amparo judicial impidieron que los HIJOS (Hijos por la Identidad y
la Justicia contra el Olvido y el Silencio) escracharan ayer al cuñado
del presidente Fernando de la Rúa, el contraalmirante Basilio Benito
Pertiné. La marcha partió de Callao y Las Heras y realizó
una escala frente al domicilio del flamante ministro de Economía,
Domingo Cavallo. Cada escrache es un acto de repudio al represor
y a la vez una reivindicación de los desaparecidos, presos y exiliados
durante la dictadura; una reivindicación a su lucha por un país
sin excluidos. Eso no cambia nunca, por más que el escrachado se
llame Pertiné y su cuñado De la Rúa, dijeron
los HIJOS al terminar.
Al grito de Como a los nazis, les va a pasar a donde vayan los iremos
a buscar, se inició la marcha. Detrás de la bandera
de HIJOS se encolumnaron el Partido Obrero, el Movimiento Socialista de
los Trabajadores, la juventud de CTA y el PC. Los HIJOS llevaban varios
carteles que simulaban señales de tránsito y que quedaron
en el camino anunciando que a 500, 100 y 50 metros vivía el
genocida Basilio Pertiné.
La semana pasada Página/12 reveló que el cuñado del
Presidente intentaba impedir la manifestación frente a su casa:
presentó un recurso de hábeas corpus a la Justicia y utilizó
al titular de la SIGEN como intermediario para sugerir que se suspendiera
la actividad. Entre los papeles que llegaron a HIJOS a través de
Rafael Bielsa había informes de inteligencia sobre miembros de
la agrupación de derechos humanos.
Desde los parlantes de una camioneta blanca salían las acusaciones
contra Pertiné: Fue secretario privado del dictador Jorge
Isaac Anaya, miembro de la segunda Junta Militar. Trabaja para la SIDE.
Fue señalado por participar en los vuelos de la muerte, donde los
desaparecidos eran arrojados vivos al mar. Es presidente de la constructora
San José y se benefició con licitaciones truchas.
A causa del paro, abundaban las bicicletas. Había muchos paraguas
y pilotos pero también chicas que desafiaban a la lluvia en mangas
cortas y sandalias. A medida que la marcha avanzaba, bajo la puerta de
los edificios de la Recoleta iban quedando los volantes que convocaban
a la marcha del sábado, el acto central de las actividades de repudio
al golpe de Estado del 24 de marzo. En Libertador y Ortiz de Ocampo, los
HIJOS hicieron una parada en la casa de Cavallo, el ex y nuevo ministro
de Economía. Che Domingo, Che Domingo, la deuda externa,
pagala vos, gritaban, entre otras cosas frente al edificio donde
vive el funcionario, quien siendo presidente del Banco Central en 1982
estatizó la deuda.
Al llegar a la casa de Pertiné, en Coronel Díaz 2625, se
encontraron con una valla, un cordón policial y una estructura
de caños cubierta por una tela celeste que tapaba el edificio hasta
el segundo piso. ¿Pertiné vive acá? Me estoy
enterando. ¿La marcha? Me parece perfecto, comentó
Graciela, que formaba parte del grupo de vecinos que vive enfrente del
cuñado presidencial y se congregó para ver el escrache.
Mientras la mujer hablaba, los manifestantes extendieron sobre la valla
policial una bandera con la leyenda al servicio de la impunidad
y arrojaron pintura roja sobre el edificio donde vive Pertiné.
Antes de la desconcentración, habló Osvaldo Barrios de la
Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y los HIJOS leyeron un
documento en el que señalaron que Pertiné no es un
genocida más; conoce de memoria los jardines de la Casa rosada
y de la quinta de Olivos. Allí lo espera para hablar el presidente
Fernando de la Rúa.
JUICIOS
EN LA PLATA Y MENDOZA
Militares en tribunales
Tres ex jefes militares de la
última dictadura declararon ayer en Mendoza y La Plata, en el marco
de los llamados Juicios por la Verdad. Sus testimonios no
aportaron nada: dos de ellos, el ex titular de la 8ª Brigada de Infantería
de Montaña, general Juan Pablo Saa, y el ex jefe del Liceo Militar
General Espejo, Juan Avelino Rodríguez, dijeron no
recordar qué pasó en aquellos años y negaron haber
tenido participación alguna en casos de desaparecidos. Y en La
Plata, el coronel Pedro Durán Sáenz, ex jefe del campo clandestino
de detención El Vesubio, se negó a declarar
alegando que ya lo había hecho en 1984 ante la Conadep.
Saa y Rodríguez fueron citados por la Cámara Federal de
Mendoza para ofrecer testimonios voluntarios para testimoniar
sobre la desaparición de 25 mendocinos a partir de una denuncia
de Isabel de Pérez, quien reclama por la desaparición de
su esposo y dos miembros más de su familia. En el juzgado, el general
Saa señaló que nunca ordenó detenciones
y que no sabe nada sobre desaparecidos.
El coronel Durán Sáenz, por su parte, se negó a declarar
y luego se retiró de la Cámara Federal platense en medio
de una catarata de insultos. Dentro del Tribunal, el militar tuvo que
escuchar varios testimonios de sobrevivientes, como el de Elena Alfaro,
quien dijo ante la Conadep que eran habituales los abusos a prisioneras
por parte del mayor Durán Sáenz.
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