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Viaje fatal para
un taxista porteño
El cuerpo del peón de taxi apareció con dos disparos en el asiento trasero, cerca de una villa. Lo habría matado un ladrón.

El cadáver de un hombre con un disparo en la cabeza y otro en el tórax fue hallado en el asiento trasero de un taxi, en inmediaciones de la villa Los Eucaliptus, de Quilmes Oeste. El caso pudo conocerse a partir de un llamado anónimo a la Policía, alrededor de las tres de la madrugada de ayer. Los investigadores pudieron determinar que se trataba del peón del taxi, de nombre Gustavo Rubén Medina. El móvil tiene licencia para operar en Capital. No existen, por el momento, demasiados indicios para resolver el caso. La hipótesis inicial que barajan los investigadores es que el taxista levantó un viaje en Capital y que lo fueron desviando hacia Quilmes, donde le habrían dado muerte.
Gustavo Rubén Medina, de alrededor de 40 años, vivía en Villa Lugano y trabajaba como peón de taxis para la empresa mandataria La Sociedad SRL, inscripta como tal en julio del año pasado, pero conformada hace alrededor de 10 años por un grupo de amigos, ex choferes de colectivos, que decidieron probar suerte en otro rubro. Medina trabajaba con ellos, como peón, casi desde el inicio de las actividades de la cooperativa. Ayer, según presumen los investigadores, Medina fue abordado por uno o varios pasajeros pasada la medianoche, aparentemente en Capital. El inicio del paro de actividades y la adhesión de los colectiveros había transformado las calles porteñas en una boca de lobo aunque la alicaída recaudación quizás haya llevado a Medina a aceptar el pedido. El viaje a Quilmes era una oferta tentadora.
Pasadas las dos de la madrugada de ayer, un llamado telefónico alertó al Comando de Patrullas de Quilmes Oeste. El dato que pasaba el denunciante anónimo determinaba que en la esquina de Lamadrid y Ricardo Rojas, de esa localidad, muy próxima a la villa Los Eucaliptus, había un taxi porteño con un hombre acostado en su asiento trasero. El llamado tenía un sentido: el hombre estaba muerto.
Acudió un móvil de la comisaría 3ª para constatar que la denuncia era cierta. Los uniformados encontraron en el lugar a un Peugeot 504, patente CEH-410, licencia de taxi 15.727 de la Capital Federal. Y, efectivamente, en su asiento trasero, acostado, se encontraba un hombre. Presentaba dos impactos de bala calibre 22 en su lado derecho. Uno en el parietal, otro en el tórax. “Se determinó que era el peón del taxi, su nombre Gustavo Rubén Medina, domiciliado en Villa Lugano, de Capital”, señaló a Página/12 el comisario Martínez, de la 3ª. El hecho se produjo, según los investigadores entre la 1.52 y las 2.30. Tanta precisión surgió del reloj del taxi: “El último registro que tenía era de la 1.52”, sostuvo Martínez. “Se supone que habrá llevado unos veinte minutos llegar hasta el lugar, con un recorrido de unos 20 kilómetros. Creemos que fue un asalto porque le robaron todo, y que fue más de uno porque recibió los balazos desde el costado del asiento del acompañante, y porque después cargaron el cuerpo al asiento trasero. Sabemos que fue dentro del auto, pero no en qué lugar lo mataron”.

 

Vacas locas en el bar

El café porteño es, acaso, una de las pocas costumbres de la ciudad que sobrevive de las prácticas iluministas del siglo XVIII francés. A pesar de que proliferan los bares en los que predomina la imagen –casi siempre de espectáculos deportivos–, aún se mantienen algunos donde está vivo el diálogo, esa costumbre que inauguraron los griegos hace 2500 años. La idea de que se puede obtener conocimiento a partir de la charla con especialistas es una de las premisas del ciclo de Café Científico que, organizado por el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, se inauguró el martes pasado. La charla, por cierto inquietante, rondó en torno de priones, vacas locas y cuerdas. Los encargados de llevar adelante la exposición inicial y responder las preguntas del público fueron los doctores Alberto Baldi y José Latorre, investigadores del Conicet. La experiencia –hasta ahora inédita en Argentina– reconoce símiles en Europa, cuyo café científico más famoso es el de Lyon. El, por ahora hipotético, control del mal de la vaca loca atrajo a un público que llenó la Casona del Teatro, en la avenida Corrientes 1979, preocupado por las consecuencias y posibilidades concretas de que la enfermedad llegue al país. Señoras, productores agropecuarios, estudiantes y egresados de las carreras de Ciencias Médicas y Biológicas, parejas y aficionados a la ciencia en general que compartieron las mesas y la charla, conformaron el exigente público que el 17 de abril podrá presenciar en el mismo lugar la charla titulada “Clonación: ama a tu clon como a ti mismo”.

 

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