Por Julián Gorodischer
Hay un Gran Hermano
en Internet, además de las propuestas televisivas. Es un sitio,
en Internet, que respeta las reglas básicas de una revista del
corazón: un título inflado, una foto robada, un texto breve
que sugiere sin pruebas el comienzo de un romance. Los doce
habitantes de la casa son presentados como famosos: se los sigue a todas
partes, se les sospechan amores y odios. Todo transcurre con cierta previsibilidad,
excepto si se elige una de las opciones. Foros, dice en un ángulo
de la pantalla: aquí el tono es otro. Los mensajes expresan una
opinión e inventan u omiten una firma. Hay, en este
espacio, pocos relatos de fans o adoradores de ídolos televisivos
tal vez el target que se esperaba convocar y en cambio fluye
el odio racial, sexual y xenófobo.
Pésima madre, ¿cómo vas a dejar a tu hijo solo?
En cambio, te meneás ante millones en pelotas, escribe una
autodenominada madre de verdad. La destinataria es Lorena, nominada esta
semana entre , alias La Cardone, por su parecido físico,
y su condición de rionegrina. El reproche, que domina entre los
más de 400 mensajes, apunta a la semidesnudez, la seducción
a un varón, el baile junto a la pileta. Siempre se ampara en lo
que una madre debería estar haciendo. Lorena, como antítesis
de ese modelo, se convierte en la puta y eso da lugar a otra avalancha
de acusaciones. La mujer que debería estar cuidando a su
hijo es calificada como atorranta en más de 300
textos. No es la única razón para agredirla: hay, según
parece, un motivo más fuerte para que estalle el desprecio de estos
televidentes medios de Gran Hermano: Sos la típica
nyc, hija de chilenos, una negra que avergüenza a los sureños.
Más de 20 mensajes atribuyen a Lorena la amenaza de una invasión
cordillerana.
La ola xenófoba, entre la masa de mensajes, apunta también
a Patricia. Sos una cordobesa ignorante, la descalifica un
porteño hasta la médula. Una increíble
puja de Buenos Aires versus las provincias se actualiza en los monitores.
Go home, basta de invasión cordobesa, apoya otro cibernauta,
parte de una arenga que convoca a más de diez escribas.
Las dos agredidas, enfrentadas en la tele, se unen aquí como blanco
de los mismos dardos: la levedad virtual, la falta de una firma para los
mensajes (que llegan a más de 700 en el caso de Patricia) las encontró
favoritas para la condena pública. Así, el programa (que
algunos promocionan como una vía para volver familiares a los modos
de vida plurales) se convierte en la excusa para otro efecto, menos grato.
Negrita barata en el foro de Córdoba es
el título de una de las arengas más leídas.
Un recurso que se extrema, a la hora de manifestar la intolerancia, es
recrear historias que huelen a inventadas. Natalia, la participante marplatense,
encabeza el ranking de elegidas. En su foro, circulan anécdotas
de un pasado como acompañante de lujo, como stripper, como oveja
negra de una familia de plata. ¿Su pecado? Haberse presentado el
primer día con un vestido muy corto y furiosamente rojo, declarar
un premio como reina de belleza, apodarse Pampita como la modelo. Curiosamente,
la más moderada entre las chicas, la que nunca fue sorprendida
por el ojo del Gran Hermano en actitud sospechosa, en el foro
es muy castigada: De profesión amante, es el título
de un mensaje ultravisitado, que desarrolla jugosas supuestas anécdotas
sexuales sobre Natalia (Esto sí que vale la pena, diría
el voyeur), y remata: Es una puta.
La furia cibernética elige, entre los varones, al más joven.
Gastón encabeza el listado de agredidos con más de 600 mensajes.
En uno, alguien (que firma Boludo) inventa: La madre
no fue al programa por culpa nuestra; por todo lo que estamos diciendo
sobre su sexualidad. La autorreferencia es casi una manifestación
de orgullo: ellos, ya conformados como grupo o club de aficionados, consiguieron
que el ciclo se modificase, incidieron sobre la trama. Para eso, descargaron
munición gruesa sobre el supuesto pasado gay de uno de los participantes,
curiosamente el que más flirtea con las chicas y a quien ellas
prefieren (para acariciar, mirar, o espiar sus cartas) entre la oferta
de varones.
Ese éxito a los 23 da lugar a no pocos detractores: Un día
lo internaron con una botella atravesada, fantasea un tal ex novio,
y es el comienzo de una avalancha de historias inverosímiles sobre
diversas prácticas sexuales. En la madrugada de ayer, ajeno a todo,
Gastón y la más joven de las chicas bailaban muy apretados,
mientras el resto de los habitantes de la casa danzaban separados, o solos.
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