Por Gabriel
Levinas
El reportaje muestra en manos de quién estuvimos.
Bueno, yo no diría estuvimos; de hecho estamos. Estamos con
facsímiles, con variantes... Están arrepentidos de que haya
salido mal, pero no de que hayan ocurrido estas cosas; están arrepentidos
de las consecuencias, pero no de los actos.
Pero esta Ley de Amnistía...
Bueno, pero es para salvarse ellos.
De alguna manera es un reconocimiento de que hubo delito.
Cuando una amnistía está propuesta por la delincuencia,
es muy sospechosa...; si temo que me arresten, soy partidario de la amnistía...
Eso empobrece nuestra imagen.
La cuestión es que nosotros le hemos dado espacio al tema
de los derechos humanos.
¡Con toda razón! Ellos hablan tanto de la imagen argentina;
la imagen que de Argentina se tiene en todo el mundo es la de un país
donde es frecuente la violación de los derechos.
Su respuesta no se hizo esperar; la otra noche pusieron una bomba
en la redacción.
La verdad que uno siente nostalgia del tiempo de Rosas... la edad
de oro. Ahora disponen de un instrumental más adelantado. Antes,
los puñales de parra, de troncoso...
Hemos tenido bastante apoyo; por supuesto la gente del gobierno
no mandó su repudio.
Claro que no.
Aunque sea para guardar las apariencias. Me imagino que un gobierno
tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos y la libertad
de prensa.
La libertad de prensa no existe. La autocensura ha agravado las
cosas, claro. Si todo el país está acobardado... ¿Qué
puedo hacer yo por ustedes?
El motivo por el cual nos interesó hablar de los derechos
humanos...
¡Es que es una cosa terrible! ¿Cuánta gente
ha sido secuestrada y luego asesinada? Creo que 27.000 ¿no?
Dicen que alrededor de 30.000
Aunque fueran tres, estaría mal.
Estaría mal uno.
Estaría mal uno, claro. Hay otra cosa que sería peor
aún: que fueran menos y ellos se jactaran de que son más.
Quizás no son 27.000 sino 27, pero a ellos les gusta mostrarse
así, como terribles. La imagen que ellos tienen clara es ésa.
Si ellos hubieran sido certeros en lo que buscaban, mucha gente
no hubiera tenido miedo, pero como no eran certeros, daban miedo.
No, porque eso se hace indiscriminadamente. A mí me dijeron
esto, no sé si es cierto: que cuando arrestaban a alguien, en poder
de ese alguien había en general una libreta con direcciones, con
números de teléfono, y entonces esas personas eran secuestradas
también. Me dijeron que en Rosario había una especie de
rivalidad entre el Ejército y la policía, a quién
se llevaban primero, a quién secuestraban, quién se llevaba
la radio, el saqueo de la casa... Y eso ocurrió en Rosario, habrá
ocurrido aquí también, en todo el país.
Lo que motivó este atentado aparentemente, yo no puedo
meterme en el cerebro de esta gente fue...
Hablar de cerebro... es una metáfora muy arriesgada.
... fue una nota sobre niños desaparecidos. Narramos historias
en que habían torturado a niños para que los padres hablaran.
La verdad que realmente es persuasivo eso. Es horrible. Y pensar,
señor, que su destino personal y el mío está en manos
de esos insensatos, ¿no? Nosotros y tanto millones de argentinos...
Y no se arrepienten de nada; han pasado 6 años, 7 y no se han arrepentido
de nada de lo que han hecho, no han confesado un solo error. Y además,
como hay complicidadentre ellos... lo que hace un aviador será
acordado por todos los marinos y militares, aunque sin duda es un mundo
de rivalidades.
Lo más extraño del atentado es que yo estoy a 20 metros
del Comando de Inteligencia del Ejército. Que un cobarde tenga
la valentía de poner una bomba a 20 metros del Comando, con tres
comisarías cerca, es una contradicción rara.
Bueno, cuenta con la complicidad general. Es lo más terrible
de todo, si se cuenta con que hay comisarías y comandos de inteligencia,
y todo eso... Bueno, el hecho de colocar una bomba es inverosímil.
Lo que me parece terrible es que una cosa que sale escrita sea contestada
con una bomba, en lugar de ser contestada con tinta.
Si usted afirma la realidad de esos actos violentos, el hecho de
arrojar una bomba es más una confirmación que una refutación,
una lógica muy rara. Es como darle la razón de un modo terrible.
¡Qué horror! ¿Qué reacciones hubo, señor?
En Estados Unidos esto salió en el Washington Post, en el
New York Times, en la CBS, en toda la cadena de radio de allá.
Salió también en la televisión para la United Press
para Europa... en México también se le dio amplia difusión.
Acá salió en todos los diarios. Clarín inclusive
editorializó netamente a favor de la libertad de prensa...
La Nación ha sido como siempre bastante floja ¿no?
(Publicado en El Porteño en setiembre 1983.)
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