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MAS DE 30.000 PERSONAS EN EL FESTIVAL DE LAS MADRES LINEA FUNDADORA
Las canciones de la buena memoria

Bajo la lluvia, Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Jaime Roos y Víctor Heredia le pusieron música a un encuentro emotivo que fue la primera movilización masiva para repudiar el golpe del �76.

Jaime Roos abrió el festival, que
se desarrolló en un estadio repleto.
Todo lo recaudado anoche será destinado
a la Fundación Pro-Casa de las Madres
Línea Fundadora.

Por Roque Casciero y Fernando D’Addario

La jornada desapacible que lastimaba inoportuna, apenas alcanzaba a dejar testimonio de su crudeza frente al clima de emotividad que abrazaba el estadio de Ferro. Eran las 24, la hora que marcaba el inicio de un día nefasto para la historia argentina y, sin embargo, pese a la bronca, a los insultos dirigidos hacia los militares, las más de treinta mil personas que llenaron la cancha hacían prevalecer una sensación de confraternidad, de mística envolvente, lo cual, de por sí, bastaba para garantizarle un signo distintivo a la noche. Palabras grabadas del Subcomandante Marcos, consignas del tipo “El que no salta es un militar” (hizo temblar literalmente el estadio), un video que mostró imágenes previas y posteriores al golpe (y a partir de las cuales fueron abucheados Videla, Menem, Ruckauf, Alfonsín, Cavallo y De la Rúa), una bandera con la foto de los desaparecidos que recorrió todo el campo ante un aplauso cerrado e interminable, ayudaron a constituir, con ese plus de épica militante, una jornada que fue mucho más que un festival de música.
Para entonces, ya habían actuado Jaime Roos y Víctor Heredia. Poco después lo hicieron Joan Manuel Serrat y Pablo Milanés, y al cierre de esta edición se esperaba que los cuatro músicos subieran nuevamente al escenario para entonar juntos el himno “Todavía cantamos”. El lema del festival, “A 25 años del golpe, 30.000 razones nos convocan - Por la memoria, la verdad y la justicia”, tuvo en cada momento su correlato en la actitud de la gente. Los que fueron, de todas las edades, sabían por qué estaban allí: en repudio a los militares golpistas, en homenaje a los desaparecidos y, también, como una manera de ayudar a Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, que con lo recaudado anoche están mucho más cerca de tener por fin su casa propia. Los más jóvenes con banderas de H.I.J.O.S. o de diversas juventudes políticas, con remeras blancas que lucían la inscripción “¿Dónde están?”, las fotos de los desaparecidos reflejadas a través de una pantalla gigante, el telón de fondo del escenario (que fue diseñado por ocho artistas plásticos) transmitiendo la lucha de las Madres en la Plaza, generaron una sintonía unánime. Y afuera, un clásico futbolero-musical en Ferro: la gente apostada en los balcones de los dos edificios de avenida Avellaneda con vista a la cancha, y una bandera alusiva a Maradona.
Jaime Roos le puso fuerza y calor rioplatense a la noche. “Nos pueden sacar muchas cosas, pero la alegría y el amor no, no lo lograrán nunca”, dijo antes de arremeter con “Los futuros murguistas”, y después llegaron los clásicos “Los olímpicos”, “Amándote”, “Brindis por Pierrot” y “Colombina”. Porque la de ayer fue una jornada de clásicos. También Heredia cantó los suyos (“Sobreviviendo”, “Informe de situación”, “Razón de vivir”, entre otros), en un set que dejó sobrevolar el recuerdo de María Cristina, su hermana desaparecida. Los locutores Quique Pesoa y Liliana Daunes leían consignas y adhesiones, la gente gritaba: “El pueblo unido jamás será vencido”. Después llegaron Milanés y Serrat, y los gritos siguieron, indefinidamente, como la memoria.

 

Las razones del catalán

“Mi razón particular son las 30.000 razones juntas”, sintetizó Joan Manuel Serrat cuando se le preguntó por qué había aceptado la invitación de Madres. Antes de que comenzara el recital que cerraría, el catalán afirmó que guardará las imágenes del show para siempre en su memoria, por “la alta dosis de emoción” que lo envolvía. El catalán fue un testigo privilegiado de la evolución política argentina, en su condición de español perseguido por la dictadura de Franco. “Repudiamos a los militares que iniciaron un proceso de oscuridad y horror para la Argentina, pero también queremos decir que el camino del terror y del crimen había sido diseñado unos años antes”, señaló al respecto, aludiendo a la Triple A, organización que amenazó su vida en varias oportunidades. Serrat llegó ayer por la mañana desde Madrid, hacia donde partirá hoy, ya que al aceptar la invitación de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, interrumpió una gira que concretaba por España.

 

UN PUBLICO PARTICIPATIVO COLMO LAS INSTALACIONES
“Estoy como en un ritual”

Algunos testimonios del público que abarrotaba anoche el estadio de Ferro:
“Esto es una manera de decir que los Videla, los Massera, los Astiz, van a ser toda la vida, y aún después de muertos, objeto de nuestro repudio. Y del de nuestros hijos y nuestros nietos. Pero mucho más importante que eso es que vinimos a reivindicar a los desaparecidos, no sólo por su condición de tales sino porque marcaron con su lucha un camino. Fueron parte de otra manera de entender la vida, que hoy parece fuera de época. Acá estamos los que no tenemos nada que ver con los milicos, ni con los que se dicen demócratas y matan de hambre a la gente. Y somos muchos” (Francisco Paz, 39 años, Almagro).
“La lluvia no me importa: estoy aquí como si fuese un ritual, como lo va a ser mañana (por hoy) en la marcha. Son citas ineludibles. Cuando fue el golpe, yo tenía sólo dos años, en mi casa nunca tuve información sobre lo que pasaba, y en la escuela tampoco. Y fue en gran parte a través de artistas como Serrat, como Silvio, que me hubiese gustado que estuviera, que me enteré de la masacre que habían hecho los milicos. Después leí, me informé, pero la música, el cine y el teatro son fundamentales para no olvidar” (Silvina Paz, 26 años, de Flores).
“Soy militante político desde hace muchos años. No tengo familiares desaparecidos, pero sí muchos amigos, y estoy acá por ellos, por los demás y por mí. Me emociono cada vez que escucho que nombran a compañeros desaparecidos y dicen ‘presente’, porque los imagino aquí, cantando a su vez por otros, o cuando oigo hablar a algunas de las Madres, que están viejitas y no se rinden. También quiero destacar la actitud de estos músicos, que viajaron hasta acá sin cobrar un peso, por solidaridad” (Cristian Sayegh, 48 años, Palermo).
“A mí no me seducía demasiado la programación artística, pero igual sentí la necesidad de venir. Sabía que iba a haber mucha gente y que eso iba a ser contagioso. Hay tan poca onda en la calle, todos los días, que encontrarse con gente que todavía tiene un poco de dignidad, da ganas de seguir adelante” (Julieta Risso, 24 años, de Paternal).

 

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