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ANOCHE DEBATÍAN EL ACUERDO PARA DAR,
ENTRE HOY Y MAÑANA, SUPERPODERES A CAVALLO
Sacando el supertraje del placard

El Gobierno y senadores y diputados de la Alianza y el peronismo afinaban el lápiz para establecer una serie de recortes a los poderes especiales pedidos por el ministro. La negociación fue aprobada por el propio Cavallo, quien impuso que el proyecto sea aprobado entre hoy y mañana. Las restricciones.
Cavallo, Pascual y Colombo anunciando que la Cámara baja trabajará durante el fin de semana. El ministro de Economía quiere tener sus superpoderes antes del lunes, cuando reabren los mercados.

Por Felipe Yapur y Eduardo Tagliaferro

Cuando Domingo Cavallo llegó al Congreso, diputados y senadores del peronismo, la Alianza y varios representantes del Gobierno intercambiaban sus propios borradores donde se detallaban los alcances de los superpoderes que el Parlamento le otorgará al ministro de Economía. Momentos antes Cavallo había bendecido la negociación que al cierre de esta edición continuaba en el despacho del presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, donde estaban las principales espadas del ministro, del Gobierno y de ambas Cámaras. La letra fina de los superpoderes que le serán otorgados ingresará hoy a la Cámara baja, por lo cual es posible que luego de un domingo de trabajo, los mercados encuentren el próximo lunes a Cavallo transformado nuevamente en Supermingo.
El encuentro de los representantes de los diferentes bloques fue impulsado por el propio Pascual, quien respondía a las órdenes emanadas del Ministerio de Economía. Cavallo había aceptado el desdoblamiento de su proyecto original de la ley de Competitividad, pero se resistía a esperar una semana para que se apruebe los poderes especiales que requería para “renovar la economía”. La orden era una sola: “Consensúen los límites y alcances, pero debe estar aprobada por las dos cámaras a más tardar el domingo”. Pascual se puso manos a la obra.
La convocatoria sorprendió a todos los bloques que se encontraban enfrascados en discusiones internas sobre los peligros y conveniencias de otorgarle al ministro amplios poderes. Pero ya en lo de Pascual las diferencias partidarias hacían peligrar el acuerdo a pesar de que había algunos consensos como el de acotar las atribuciones solicitadas. Los diputados cuestionaban lo genérico del proyecto original y el plazo al que algunos consideraban excesivos, especialmente los hombres de la Alianza.
Todo comenzó a destrabarse cuando el propio Cavallo llegó hasta el Congreso acompañado por Horacio Tomás Liendo, Armando Caro Figueroa y el jefe de Gabinete, Crhystian Colombo. Poco después se sumó la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich. Allí lo esperaban, además de Pascual, los legisladores aliancistas Darío Alessandro, Jesús Rodríguez, Raúl Baglini y Pedro del Piero. El justicialismo estaba representado por Miguel Angel Pichetto y los senadores Carlos Verna y Eduardo Bauzá, quien cada tanto se desplazaba hasta el recinto del Senado que continuaba deliberando para aprobar la ley que grava las operaciones en cuenta corriente. Por el cavallismo parlamentario participaba Alfredo Castañón.
Al cierre de esta edición se avanzaba sobre los límites que tendrían los poderes pedidos por Cavallo, a saber:
Que la reforma del Estado no produzca despidos.
Explicitar la imposibilidad de privatizar el Banco Nación y las Universidades.
No modificar el sistema previsional
No modificar las leyes laborales y los convenios colectivos de trabajo.
La imposibilidad de crear nuevos impuestos. Sin embargo, detrás de este punto había consenso en facilitar la posible privatización del cobro de los impuestos, aunque esto no estaba dicho con todas las letras.
Creación de una comisión parlamentaria de seguimiento de las facultades concedidas. Esta puede solicitar al Parlamento la derogación de algunas de ellas.
Plazos limitados.
Cavallo se lanzó a negociar estos condicionamientos y a la vez exigió que el texto acordado se incorpore a la ley que estaban tratando en ese mismo momento los senadores. El ministro intentaba alcanzar su objetivo de máxima y que era finalizar el día con la sanción del proyecto. Peroencontró un escollo importante en el justicialismo que se oponía a ser la llave de los plenos poderes. El que explicitó esta posición fue el menemista Carlos Corach: “Respetemos la tradición democrática. El oficialismo tiene la mayoría en Diputados y es allí donde debería ingresar este proyecto”, dijo. Los senadores sancionaron la parte de la ley de Competitividad que llegó de Diputados. Ahora, Cavallo va por su objetivo de mínima: consensuar el texto que a más tardar el lunes debe estar aprobado por ambas cámaras. Para alcanzar el primero, Cavallo permaneció en Senadores “espiando” la sesión detrás de las cortinas mientras en el despacho de Pascual continuaban discutiendo el trazo fino de la ley.
Para llegar al despacho de Pascual los bloques debieron superar antes sus propias internas. Los superpoderes dividieron transversalmente a las diferentes bancadas. En el justicialismo el jefe del bloque, el cordobés Humberto Roggero, realiza un intenso trabajo para mantener a la tropa encolumnada en la resistencia, aunque el fin de los mandatos de varios legisladores, mucho de ellos menemistas, opera en su contra. Estos acompañan sin restricciones las exigencias del ministro. A este grupo hay que sumarles los bonaerenses que responden a Carlos Ruckauf, quien ayer dio su respaldo a los superpoderes exigidos. “Son nuestros judas”, dijo a Página/12 un diputado integrante de la mesa de conducción.
En el Frepaso la situación es crítica. La amenaza de fractura es concreta sobre todo si se otorgaran poderes incondicionales. Doce legisladores, enrolados entre los rebeldes, habían manifestado a primera horas de ayer su negativa a delegar facultades. Buscando el consenso, la conducción del bloque proponía tres límites: no otorgar la suma del poder público, oponerse a un reforma del Estado que provoque despidos y a cualquier tipo de privatización. Con estos acuerdos llegó Alessandro al despacho de Pascual. Antes, estuvo reunido con los radicales Margarita Stolbizer, Raúl Baglini y Jesús Rodríguez con quienes consensuó una posición para enfrentar el debate.
En el bloque de la UCR también hay tres líneas bien diferencias. La primera, la más numerosa, está integrada por el alfonsinismo y el grupo que le responde al ex ministro Federico Storani. La segunda, la integran los diputados más cercanos al gobierno, los delarruistas y los que responden a Enrique “Coti” Nosiglia. Además de Pascual, se anotan Juan Pablo Baylac, Marcelo Stubrin y Cristina Guevara. El tercer grupo incluye a los representantes de las provincias chicas que no pertenecen a un línea interna nacional.

 

Claves

Anoche, una comisión integrada por miembros del Gobierno y de los bloques de la Alianza y el peronismo de Diputados y Senadores negociaba la letra fina de los alcances que tendrán los superpoderes que el Legislativo otorgará a Domingo Cavallo.
El ministro bendijo la negociación y fue con sus principales espadas, Caro Figueroa y Liendo, a defender sus intereses.
El principio de acuerdo imponía restricciones en materia de reforma del Estado, previsional, laboral, privatizaciones y plazos.
Ambas Cámaras están autoconvocadas de urgencia para sesionar durante todo este fin de semana.
Posiblemente, la sesión de superpoderes se concretaría mañana: primero la aprobaría Diputados y, horas más tarde, Senadores.
Así, darían una fuerte señal a los mercados, tal como pidió ayer Cavallo.

 

“El garante soy yo”

El presidente Fernando de la Rúa aseguró anoche que él es “la garantía de la utilización racional” de las facultades especiales que solicitó al Congreso, a la vez que acusó a supuestos “maniobreros” de ser los responsables de las versiones que perjudican a la economía, entre la cuales se indicaba que pensaba renunciar. “Soy la garantía, somos la garantía de la utilización racional de esto (por los poderes especiales) para dictar normas correctas, rápidas y expeditivas que afronten y solucionen la situación”, dijo. De la Rúa indicó que la medida solicitada al Parlamento “es un proyecto de ley para la ejecución por parte del Poder Ejecutivo, por parte del presidente” de medidas para afrontar una situación que definió como “difícil”.

 

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