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Brasil aceptó suspender el Mercosur por la crisis

Desde ayer, Brasil y la Argentina no comparten más un arancel externo común, núcleo del Mercosur, pero Cavallo aseguró que eso es transitorio. Los brasileños quieren que la Argentina crezca.

Rodríguez Giavarini y Cavallo
vuelven de desayunar en Brasilia.
Los brasileños temen un escenario
de crisis financiera regional.

Por Martín Granovsky

El Virus A (la A es por la Argentina, y el virus lleva el germen del default) funcionó. Por miedo a la cesación de pagos del vecino, que podría convertirse en una catástrofe suya, el gobierno brasileño apoyó la iniciativa de Domingo Cavallo de cambiar los aranceles de importación con un argumento que el canciller Celso Lafer explicó con gran claridad: “El tiempo del comercio exterior es más lento que el de los flujos financieros. El gobierno argentino tiene que lidiar ahora con su credibilidad financiera ante el mundo. Ya habrá tiempo de evaluar con ellos los temas de comercio exterior”.
El acuerdo significa de hecho la suspensión temporaria del Mercosur y su conversión, también transitoria, en un área de libre comercio sin arancel externo común de la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay para productos que ingresen de países que no integren el club.
Cavallo y el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini desayunaron ayer con Lafer, el ministro de Hacienda Pedro Malán y el de Desarrollo y Comercio Exterior, Alcides Tápias, que no dieron muchas vueltas al momento de preguntar.
Quisieron confirmar si, como suponían, la rebaja de aranceles del 35 por ciento para la importación de máquinas desde la Argentina regiría solo para países que no fueran socios del Mercosur.
Los argentinos lo confirmaron.
–El perdón que ustedes piden para cambiar ahora aranceles, ¿es temporario o permanente? –interrogaron después los brasileños.
–Temporario –contestó Cavallo, que estos días contesta lo mismo a todo el mundo en todo el mundo.
–Y una pregunta de fondo: ¿la Argentina apunta a movimientos más complejos o cambios en el diseño del Mercosur?
–De ninguna manera –dijo Cavallo, y tanto él como Rodríguez Giavarini aclararon que se trataba de “medidas para salir del pozo”.
La preocupación de Brasil surgía de una expresión de Cavallo el miércoles por la noche, cuando dijo que veía la relación con Brasil y con Chile dentro de un área de libre comercio. Como el Mercosur es un mercado en construcción, con un arancel común para gravar productos de terceros países, el área de libre comercio sería un retroceso, y podría directamente esfumarse dentro de áreas de libre comercio más amplias como la que proyecta toda América bajo la batuta de los Estados Unidos o, en simetría, la que busca Europa con América latina.
“No se puede tener un Mercosur en el que sólo un país crece mientras los otros tres sufren el estancamiento de sus economías”, dijo el embajador brasileño para el Mercosur, José Botafogo Gonçalves. “Todos tienen que crecer”, afirmó.
“La comprensión brasileña fue extraordinaria, y éste es el fruto de la mejora de las relaciones políticas con ellos”, comentó a Página/12 Rodríguez Giavarini, y aprovechó para subrayar que es partidario de un Mercosur más desarrollado. Cavallo dijo que dejaba Brasil “con una gran alegría”, confirmando aquello de que la alegría no es solo brasileña.
Al menos por lo que pudo saber este diario tras consultar a funcionarios argentinos y brasileños no hubo discusión entre el canciller y el ministro de Economía, pero en el pasado Cavallo no era amigo de dotar de instituciones centrales al Mercosur.
De todos modos, el viaje relámpago que ambos iniciaron el jueves por la noche, un tour que podría llamarse café da manhá na Brasilia, desayuno en Brasilia, buscaba solo la solución de las necesidades urgentes. A tal punto Brasil está preocupado por el Virus A que el tema no necesitó ser planteado en términos de peligro explícito frente a los pocillos de café y los jugos. El peligro estaba implícito, como surge de las declaraciones de Lafer tras el encuentro. Claro como el académico que es, Lafer hizo esta síntesis: “El plan de Cavallo tiene dos vertientes: una es la sustentación de la convertibilidad de la moneda argentina; la otra es la sustentación de una competitividad compatible con esa convertibilidad”.
Después definió el interés de Brasil en sintonía con Botafogo. “Una Argentina que supere la crisis es fundamental para nosotros y para el Mercosur”, dijo. Y agregó que cuando hablaba de crisis también lo hacía incluyendo la “crisis especulativa mencionada por Cavallo”. Era, sin duda, una manera de decir que Brasil teme el contagio de un default y por eso está dispuesto a mirar para el costado.
Alberto Pfeifer, director ejecutivo del Consejo de Empresarios de América Latina, recordó desde San Pablo que “inclusive la propia Organización Mundial de Comercio permite que un país quiebre las reglas de la organización por un plazo determinado, en caso de emergencia económica”. Pfeifer no dudó de que Cavallo privilegiaría medidas favorables para la Argentina, y no para el Mercosur, pero no se espantó. “Todo es superable, basta con negociar”, dijo.

 


 

Dinero de las privatizadas A España, a pasar la gorra

El ministro de Economía Domingo Cavallo afirmó que uno de los propósitos fundamentales de su próximo viaje a España, donde llegará el lunes, es “ampliar las posibilidades” de que lleguen nuevos capitales de ese país a Argentina. Página/12 pudo saber que Cavallo estudia una ayuda especial de las empresas españolas con base en la Argentina. Algo así como un impuesto encubierto, y amistoso, a las grandes privatizadas.
Cavallo viajará mañana a Madrid y se entrevistará con el presidente del gobierno español, José María Aznar, y con el vicepresidente segundo del gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato. Además, celebrará una reunión con empresarios españoles y dictará una conferencia en la Casa de América.
En una rueda de prensa ofrecida tras reunirse con el gobernador de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, el ministro argentino afirmó que desde hace tiempo tenía previsto dictar la conferencia y que, después de su toma de posesión, el martes pasado, decidió aprovechar su viaje a España para reunirse también con “los inversores directos” en la Argentina.
España fue en 1999 y en el 2000 el principal inversor en Argentina, desbancando a Estados Unidos, que tradicionalmente ocupaba ese puesto.
España contribuyó con 1.000 millones de dólares al “blindaje financiero” de 39.700 millones de dólares otorgado en diciembre a Argentina, al que aportaron también el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, la banca privada y fondos de pensiones.
El ministro señaló que en Madrid explicará a empresarios las posibilidades de inversión que ofrece Argentina y que los invitará “a crear empleos y a seguir generando riqueza en este país”.
Las inversiones españolas abarcan un amplísimo abanico que incluye el sector bancario, el petróleo, la electricidad, las autopistas y la telefonía. En buena medida se trata de los servicios públicos que antes de la presidencia de Carlos Menem estaban controlados por el Estado, y a los que las empresas españolas accedieron asociándose con bancos que tenían los títulos de la deuda externa y operadores locales con acceso al poder político.

 

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