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La inseguridad en la zona norte
ahora produjo bajas en la policía

Verón descabezó la Departamental de San Isidro. Los intendentes de la zona habían dicho que el lugar fue �liberado al delito�.

La policía de San Isidro
tiene nuevo jefe y subjefe.
Una investigación por corrupción preocupa a la policía.

Una semana después de que cuatro intendentes del norte del Gran Buenos Aires denunciaran, por medio de un comunicado, la existencia en esa jurisdicción de “una inmensa zona liberada al delito”, el Ministerio de Seguridad bonaerense separó de sus cargos al jefe y al subjefe de la Departamental de Seguridad de San Isidro, con responsabilidad en el área en cuestión. La decisión se conoció luego de varios días de incertidumbre, ya que ninguno de los jefes comunales salió a refrendar ni a desmentir, en declaraciones públicas, lo que se había expresado a través de un fax que llegó a distintos medios de prensa, incluido Página/12. La remoción de la cúpula policial de San Isidro coincide con una ola delictiva en la zona. Según la empresa Sasetech, sobre 21 bancos asaltados en la provincia en lo que va del año, 13 están ubicados en el conurbano norte.
La corrupción policial en la zona norte está siendo investigada en una causa judicial que involucra a por lo menos 18 policías del Comando de Patrullas de Vicente López y de la comisaría de Florida. Según el fiscal Hernán Collantes, el grupo habría funcionado como una “asociación ilícita” que cobraba coimas y posibilitaba la creación de “zonas liberadas”. Ayer, cuatro de los 35 suboficiales de la policía que denunciaron a sus jefes en la causa que lleva Collantes presentaron ante la Justicia un recurso de amparo para evitar sus traslados a otras dependencias. Desde hace varios meses, los policías que acusaron a sus ex jefes vienen denunciando que son objeto de persecución por parte de los nuevos titulares del Comando de Vicente López y la comisaría de Florida.
Ayer, sin explicar las razones de la decisión, el ministro de Seguridad, Ramón Verón, dispuso el relevo del jefe de la Departamental de Seguridad de San Isidro, Reynaldo Coronel, quien fue reemplazado por el comisario José Alberto Cánepa, quien se desempeñaba hasta ahora en la Departamental de Morón. También fue desplazado el segundo jefe de San Isidro, comisario Héctor Paiva. En su lugar se designó al comisario Rubén Bonallutto.
Fuentes de la Municipalidad de San Isidro, a cargo del aliancista Gustavo Posse, admitieron a este diario que el malestar contra la policía existió “a partir de las denuncias de comerciantes y vecinos”. Los otros intendentes que habrían difundido el comunicado son los de San Fernando, Gerardo Amieiro (justicialista); de Tigre, Ricardo Ubieto (partido Acción Comunal), y de Vicente López, Enrique García (Alianza). Ninguno confirmó la autoría de ese texto y Posse, incluso, salió por la radio elogiando el accionar policial, en una virtual desmentida.
Esto ocurrió después de la reunión que los cuatro intendentes mantuvieron con el comisario Verón, el jueves 15 de marzo. Periodistas de dos medios de difusión de la zona norte dijeron a este diario que en la reunión hubo “reproches cruzados” y un clima tenso por la difusión que tuvo el comunicado en medios nacionales. Luego de esa reunión, García admitió su preocupación por la falta de móviles policiales, ya que sobre un total de 25 patrulleros “sólo funcionan seis”. También reclamó nuevos destacamentos en Florida Oeste y en Aristóbulo del Valle.
Ayer, como parte de la situación que se vive en la zona norte, los sargentos Rubén Montenegro, Luis López Lajterman y Luis Flores y el cabo primero Alfredo Rivis presentaron un recurso de amparo ante el juez de Garantías Nº 2 de San Isidro, Orlando Díaz. Los policías piden seguir en sus actuales destinos y dijeron que sufren un “notorio avasallamiento” de sus derechos y garantías por parte de sus actuales jefes, que intentan aplicarles “una medida ejemplificadora para el resto de los compañeros, para que no denuncien a sus superiores como hicimos nosotros”.

 


 

FUERON DETENIDOS CUATRO TAXISTAS
El apriete que salió mal

La mafia de los taxis tuvo otro golpe. Esta vez el blanco fue Constitución. Allí, cuatro taxistas fueron detenidos ayer acusados de “coacción” por amenazas a otros colegas en una disputa por la parada. El procedimiento hecho por la Policía Federal, en Brasil y Lima, intentó desarticular el monopolio que sobre esa área mantiene un grupo de taxistas.
Aunque en el lugar no hay paradas habilitadas, los taxistas las controlan como si lo fuesen. Ese modo de operar fue observado por uno de los policías de la División Robos y Hurtos que intervino en el operativo. El agente, según fuentes policiales, vio cuando se le impedía a un taxi colocarse en la fila de vehículos de alquiler que esperan pasajeros sobre Lima. Los cuatro taxistas detenidos están sospechados de amenazas, en algunos casos de muerte, a otros trabajadores a quienes pretendían cobrarle para poner sus coches ahí.
Según pudo saberse, uno de los autos de la fila tenía pedido de secuestro policial. Las denuncias sobre este tipo de accionar son frecuentes en las comisarías de la zona.

 

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